- Introducción
- Fundamentos de la terapia cognitivo-conductual
- Técnicas para cambiar las creencias irracionales por creencias racionales
- Intervención cognitivo-conductual en los problemas emocionales
- El proceso terapéutico
- Conclusión
- Bibliografía
Introducción
La terapia cognitivo-conductual se basa en la idea de que tanto las emociones como las conductas tienen su origen en el pensamiento, el cual dependiendo si es racional o irracional, determina en gran medida el bienestar o malestar del individuo.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual se considera que, si se modifican los pensamientos del sujeto, en automático cambian la manera de sentir, y por consiguiente de comportarse.
La terapia cognitivo conductual propone una explicación biológica, psicológica y social de la conducta y emociones humanas, partiendo de la premisa de que son el resultado de lo que las personas piensan o creen, desde esta perspectiva no son las situaciones las que determina como nos sentimos y actuamos, sino lo que pensamos acerca de ellas.
La intervención desde la perspectiva cognitivo conductual se aboca a transformar el pensamiento irracional a racional, el cual ocasiona los problemas emocionales, que se presentan porque la realidad la basan en hechos irreales. Conocer la base de los problemas emocionales conlleva a una mejor interpretación de los síntomas y por consiguiente a su intervención eficaz.
El proceso terapéutico es eficaz cuando se logra identificar la causa del problema y no desviarse en problemas prácticos, esto es muy importante, ya que estos no se resuelven en terapia, por eso es muy importante aplicar la metodología adecuadamente para que sea viable.
Fundamentos de la terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo conductual es una fusión de las terapias conductista y las terapias cognitivas, al igual que las terapias conductistas considera que la conducta es aprendida, solo que estas son mediadas por factores cognitivos, es decir, no es una simple asociación estimulo-respuesta, el individuo no reacciona mecánicamente, sino que previo a la emisión de la respuesta, existe un pensamiento que se presenta como producto, muchas veces de las creencias que el individuo va internalizando a lo largo de su vida; cuando los sentimientos negativos son castigados de pequeños, crecemos con la creencia que experimentarlos nos convierte en personas malas y vamos por el mundo tratando de agradar a todos siendo lo que no somos, tratando de ser "buenos" para ser aceptados; es muy común que los padres tiendan a censurar emociones como el enojo, principalmente, porque tienen y a la vez inculcan a los hijos la creencia, que el enojarse hará que los demás se alejen de ellos, que la única manera de tener "amigos" es mostrarse siempre complaciente sin tomar en cuenta sus derechos, incluso, una manera de censurárselos es que, cuando el niño se enoja con ellos con justa razón, (porque el hecho que sean padres no quiere decir que no provoquen situaciones que dañan a los hijos y desencadene el enojo), éstos los castiguen dejándoles de hablar y no atendiendo sus necesidades, entonces, lo que los niños aprenden, es que, para estar bien con los demás lo mejor es reprimir su emoción y mostrarse complaciente.
Las emociones negativas son parte del individuo, es normal que ante un peligro, una pérdida, un acto fallido, etc. se experimente, si el individuo dice que no los tiene, es porque los reprime, y la causa de esta represión es, como ya se vio, por esa creencia que tiene que son malas, que lo hace una mala persona, entonces, al no manifestarlos, están latentes, y es cuando se convierten en inapropiadas para el sujeto, y es cuando presenta conflictos emocionales que se reflejan en su conducta, y todo porque hizo una interpretación errónea de la realidad.
Una de las terapias dentro de la corriente cognitivo-conductual es la terapia racional emotiva conductual de Albert Ellis, que junto con la terapia cognitiva de Aaron T. Beck, se centran en la reestructuración del pensamiento para lograr que el individuo tenga una visión más clara del mundo que le rodea.
Para esta corriente no son las situaciones lo que provocan las emociones y por consiguiente la conducta, sino lo que se piensa de la misma.
Es importante hacer una aclaración respecto a las emociones, todo ser humano posee emociones positivas y negativas, las positivas son las que te dan un grado de bienestar y las negativas de malestar, dentro de las emociones negativas se encuentran emociones apropiadas y emociones inapropiadas, esto es, no por el hecho de ser negativas son malas, las emociones negativas actúan como un sistema de alarma que nos previene que algo en el entorno no es apropiado para la integridad y se debe actuar en consecuencia, pero, aquí es donde interviene la parte racional o cognitiva, la manera en que se interpreta esa realidad, hace que el individuo se sienta emocionalmente, lo que piensa de las situaciones es lo que hace que esa emoción negativa sea apropiada o inapropiada, se convierte en inapropiada cuando se fundamenta en un pensamiento irracional y le genera conflicto, por ejemplo, una pareja, supongamos que llega a determinado lugar, y una mujer se le acerca muy provocativa al marido, aunque es una amiga que tenía tiempo que no veía, es normal que la esposa se sienta celosa, porque hay un peligro para su relación, no es una actitud normal la que está manifestando la amiga; los celos son una emoción negativa pero apropiada, le está diciendo a la mujer, ¡alerta!, esto no es normal, por lo tanto, el pensamiento que despertó la emoción es racional, porque está basado en la realidad, pero, si la mujer se le acerca al marido de manera natural, sólo lo saluda como su amigo que es y tenía tiempo sin ver, y la mujer empieza a sentir incomodidad, porque piensa que la mujer le está coqueteando a su marido y que puede perderlo, entonces ya se está hablando de una celotipia, que es una emoción negativa inapropiada, porque le está generando conflicto, se está basando en hecho irreales, sólo lo que pasa por su imaginación, podría estar pensando que ya andaban y están fingiendo delante de ella, lo más viable es que después o en el momento le reclame el hecho que haya correspondido a su saludo, que porque nunca le había hablado de ella, en fin, muchas cosas que su mente ha creado, por lo tanto este es un pensamiento irracional, porque no tiene fundamentos.
Es común que los individuos se aferren a su sistema de creencias, por lo que es imperativo que el terapeuta cognitivo-conductual sea vigoroso a la hora de persuadir al paciente de lo erróneo de su pensamiento, no debe perderse de vista que estos pensamientos han sido construidos a través de la influencia y condicionamiento del ambiente, la cultura y principalmente, de la familia, por lo que es preciso ser enérgico, activo y directivo para terminar con este esquema que se ha construido durante años, por lo que hay que mostrarle al sujeto de qué manera ha adquirido tales ideas y animarle para que logre el cambio.
Como en toda terapia es preciso que al paciente se le comprometa a trabajar en pro de sí mismo, porque la terapia por sí misma no hace nada si el individuo no se compromete, es necesario que el paciente se involucre para que la terapia tenga éxito, es parte de la ética del terapeuta estar consciente si es posible trabajar con el paciente, de otro modo, decirle que no, porque ambos perderían, el terapeuta su tiempo y el paciente su dinero.
Dado que el punto central de la terapia es trabajar con el pensamiento irracional, es importante determinar cuándo se habla del mismo.
El pensamiento irracional se identifica cuando:
Impide que la persona alcance sus metas, le produce emociones extremas y persistentes que le generan estrés y lo llevan a conductas que lo dañan, o daña a otras personas.
Distorsiona la realidad, es decir, cuando interpreta erróneamente lo que está sucediendo y no está apoyado por la evidencia disponible.
Contiene formas ilógicas de evaluarse a sí mismo y a los demás, lo cual implica exigencia, tremendismo, intolerancia, etc.
Otra manera para determinar el pensamiento irracional es considerando los tres niveles del mismo, que son:
1) Inferencias: son afirmaciones sobre hechos o lo que se cree que son hechos, los cuales pueden ser ciertos o falsos, por lo general contienen las siguientes distorsiones de la realidad:
Pensamiento extremista (todo o nada)
Generalizaciones (siempre-nunca, todos-nadie)
Superstición (si lo digo no se cumple)
2) Evaluaciones: es el significado que tienen las inferencias para el individuo, a veces son conscientes, pero a veces no, para determinar si son irracionales tienen las siguientes características:
Demanda extrema (debes, tienes), es un pensamiento absoluto que se rige por la obligación.
Tremendismo (horrible, terrible, lo peor que ha pasado) exageración de las consecuencias de los eventos negativos.
Orientado al confort (no puedo soportarlo, demasiado difícil, es muy duro) por lo general surge del tremendismo, se basa en la idea que algo no se puede soportar
Valoración de las personas (he hecho algo malo, soy una persona mala) la tendencia a darle un valor a las personas con base a su conducta, acción o rasgo.
3) Creencias: representan las referencias que se toman para guiar la reacción ante la vida, estas condicionan lo que un suceso significa para una persona, algunas pueden ser:
Necesito el amor y la aprobación de las personas que son importantes para mí y debo evitar su desaprobación cueste lo que cueste.
Para valer como persona debo lograr el éxito en todo lo que haga y no debo cometer errores.
Las cosas deben ser como yo quiera, de lo contrario la vida es insoportable.
Debo preocuparme por las cosas que pueden ser peligrosas, incómodas o amenazantes, porque si no, sucederán.
Puedo ser más feliz eliminando las dificultades, inconvenientes y responsabilidades de la vida.
Todo mundo necesita depender de alguien más fuerte.
Debo sentirme mal cuando otras personas tienen problemas.
No debería sentir incomodidad o dolor, no puedo soportarlos y debo evitarlos a toda costa.
Como ya se ha tratado, el individuo vive con un sistema de creencias que ha desarrollado a lo largo de su vida, estas creencias provocan que, ante una situación, haga inferencias de lo que pueda pasar, acto seguido evalúa las consecuencias, y es cuando se presenta la emoción. Por ejemplo, una empleado que cree que la única manera de agradar a su jefe es haciendo un trabajo impecable, como todo ser humano, expuesto a errores, un día comete uno, esta creencia de que es la única manera de agradarle al jefe, le lleva a inferir que se molestará con él, lo cual lo evaluará como lo peor que le puede estar pasando, y terminará por sentir ansiedad.
Cabe mencionar que estos niveles no solo corresponden al pensamiento irracional, aunque se piense racionalmente, estos niveles están presentes, tomando el mismo ejemplo del empleado, pero en este caso su creencia es que hay que hacer lo mejor que se pueda las cosas pero el ser humano es falible, por lo tanto, con base a esta creencia, ante el error, la inferencia será, seguramente el jefe se molestará, pero la evaluación será, no soy perfecto, como tal puedo equivocarme, la emoción que experimentará en este caso será preocupación, la cual es una emoción negativa, pero apropiada, porque está actuando como sistema de alarma, le está diciendo, "ten más cuidado", "concéntrate", en fin, dependiendo de qué fue lo que le hizo cometer el error, para esto se ocupará de corregirlo y aprender de él.
El papel del terapeuta consiste en ayudar al paciente a identificar las creencias que contribuyen a las emociones perniciosas a través del análisis racional de las conductas que producen estrés o preocupación, y en cuanto se identifiquen, debatirlas y sustituirlas por otras que sean racionales.
Las terapias cognitivo-conductuales, aunque son relativamente actuales tienen un fundamento filosófico, y el núcleo de la teoría se basa en una frase sencilla del filósofo estoico griego Epíteto:
"las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de dichos hechos".
Esta frase refuerza el hecho que las reacciones emocionales alteradas de las personas, está determinada por las inferencias y evaluaciones que hacen de los hechos, no por el hecho en sí. Desde esta perspectiva la terapia se basa en los siguientes principios:
La persona es responsable de sus propias emociones y acciones.
Sus emociones alteradas y sus conductas disfuncionales son el producto de su propio pensamiento irracional.
La persona puede aprender a tener una visión más realista y con la práctica, hacer que forme parte de sí misma.
Se puede experimentar una aceptación más profunda de sí mismo y obtener mayor satisfacción, desarrollando una perspectiva basada en la realidad.
Dado que en esta corriente hay una estrecha relación entre conducta, pensamiento y emoción, para atender los casos pueden utilizarse técnicas tanto cognitivas, como emotivas o conductuales, todo es con el fin de que el paciente cambie sus creencias irracionales por creencias racionales.
Técnicas para cambiar las creencias irracionales por creencias racionales
1) Técnicas cognitivas
a) Análisis racional: consiste en analizar episodios específicos para enseñar al paciente a descubrir y disputar las creencias irracionales, se trata de detectar los pensamientos rígidos, en función de obligación (debes, tienes), para combatirlos mediante refutación debate, para esto se puede utilizar:
Afirmaciones de afrontamiento: tales como hacerle ver que nada es terrible al 100%, que aunque la situación sea difícil se puede soportar.
Preguntas socráticas: ¿Qué evidencia existe de…?, ¿Dónde está escrito que..?, ¿Qué ley respalda tal…?
Discriminación: que aprendan a diferenciar necesidades de deseos, obligaciones de preferencias (no necesito lo que quiero, solo quisiera tenerlo… me gustaría que me quisiera, pero no es obligación que lo haga)
b) Disputa de doble estándar: es una técnica que se utiliza para disputar creencias sobre sí mismo que el individuo se resiste a abandonar, dada la persistencia en sus ideas de autoderrota o de obligación, se le pregunta si evaluaría de igual manera a otra persona, como un mejor amigo o un familiar que esté en las mismas condiciones, si responde no, se le hace ver que está manteniendo un doble estándar, porque si la situación es la misma, por qué él se devalúa y el otro es normal, si en realidad fuera lo que está pensando, entonces todos tendrían el mismo valor.
c) Abogado del diablo: con esta técnica el paciente acaba debatiendo en contra de sus propias creencias irracionales, es útil cuando ya se dio cuenta de la irracionalidad, pero necesita consolidarla, él mismo se cuestionará si realmente vale la pena mantener esa creencia y convencerse que no es así.
d) Reetiquetado: es cambiar la terminología del paciente respecto a lo nocivo que percibe los acontecimientos negativos, que deje de denominarlos en extremo, porque eso es lo que le genera el conflicto, de este modo, en lugar de decir, "es terrible", decir, "es incomodo", por poner un ejemplo.
2) Técnicas emotivas
a) Proyección en el tiempo: la finalidad es hacerle ver al paciente que a pesar de los acontecimientos negativos la vida sigue y por ende, vivirla, por lo que para esto se le pide que visualice el suceso indeseado y a su vez que se imagine como se verá en una semana, un mes, un año, así sucesivamente, con lo cual se pretende que comprenda que la vida continuará y lo único que tendrá que hacer son pequeños ajustes.
b) Ampliar al límite: se trata de imaginar un suceso negativo y hacer uso del humor, es decir, después que el paciente recuerda o menciona un suceso relevante se le pide que amplíe hasta sacarlo de proporción de tal manera que le parezca chusco por lo absurdo que puede ser, por ejemplo, una persona que se cae en la calle y se avergüenza, para evitarlo prefiere no salir, ha desarrollado un temor, para esto, es el caso que expone, acto seguido se le dice, "imagina que una persona se rio de ti", tal vez conteste "pues ese es mi temor", se le responde, "sí, puede ser que se rían de ti", "pero ahora imagina que esa persona le llama a otra contándole lo que te paso y ya son dos las que ríen, después siguen llamando más gente, a tal grado que estas rodeado de ella y todos ríen de ti, y siguen llamando más"… lo que se espera aquí, es que el paciente se ría de lo ilógico de esto, el reírse de los miedos, ayuda a controlarlos.
c) Aceptación incondicional: hacer que el paciente se acepte a sí mismo con sus defectos y errores, que independientemente de estos, tiene un valor personal por el simple hecho de existir.
3) Técnicas conductuales
a) Exposición: consiste en exponer al paciente a la situación temida, para ello es importante las habilidades cognitivas de afrontamiento, porque es preciso que se dé cuenta que puede sobrevivir en esa situación, que no es lo peor del mundo y aumentará la autoconfianza.
b) Asumir riesgos: consiste en hacerle ver y que se dé cuenta que nada tiene garantía en esta vida, pero es preciso arriesgarse para poder salir adelante.
c) Conducta paradójica: consiste en invitar al paciente a realizar lo contrario a lo que quiere hacer, es decir, si existe una conducta que le genera incomodidad, pues se le pide que lo haga con más intensidad, lo que se pretende, y con base a la tendencia del ser humano de llevar la contraria, es que precisamente en lugar de hacerlo, no lo haga, y así desaparece la conducta disfuncional, por ejemplo, una persona que teme relacionarse con los demás, se le puede pedir que a partir de la fecha en que se expuso el problema, hasta la próxima cita, se abstenga de tener el mínimo contacto con nadie, sea en el trabajo en la escuela, finalmente terminará socializando de manera eficaz.
d) Reforzadores y castigos: utilizar premios para reforzar las conductas deseadas o penalizaciones para las no deseadas, sí se requiere de mucha voluntad del paciente para que pueda autogratificarse y auto castigarse, aunque tal vez para el primero no haya mucho problema pero aún así, es importante sensibilizarlo de la importancia de esto.
Intervención cognitivo-conductual en los problemas emocionales
La terapia cognitivo conductual ha mostrado eficacia y es una de las terapias mas relevantes en el tratamiento de los problemas emocionales, dado que como lo dice su premisa, el comportamiento del individuo es una respuesta a la emoción y a su vez, ésta se manifiesta por la interpretación que se hace de las situaciones, por lo tanto, la percepción de las mismas, hará que dicha emoción sea normal, es decir, que aunque sea negativa es apropiada, pero si la percepción se basa en un hecho irracional la emoción negativa ya no será apropiada, sino inapropiada, desarrollando una depresión, algún tipo de fobia o ansiedad.
Intervención en la depresión
La depresión es uno de los trastornos más comunes dentro de la población, una de las causas que se presente es ese pensamiento irracional de todo o nada, cuando el individuo no consigue o no le sale las cosas exactamente como las quiere, tiende a deprimirse, porque su autovalía baja, por lo que, aquí lo más importante es trabajar con esos pensamientos irracionales que la están provocando para que el individuo aprenda que la vida puede vivirse con esos altibajos, además, de que el ser humano no es perfecto, pero sí perfectible, por lo tanto, cada error es una lección de la cual se puede aprender, siempre y cuando se considere y evalúe qué fue lo que salió mal y se reconsidere para que al intentarlo nuevamente ya no se cometa.
Los principales objetivos del tratamiento cognitivo conductual es:
Disminuir el pensamiento disfuncional: este tipo de pensamiento se manifiesta en opiniones negativas que tiene el individuo sobre sí mismo, los demás y el mundo, se basan en creencias que ha desarrollado a través del tiempo, reforzadas por el ambiente, por lo que tienden a responder a este de manera rígida y negativa, lo cual le conduce interpretar las nuevas experiencias erróneamente; las técnicas viables para este aspecto, son las cognitivas.
Optimizar la capacidad de resolución de problemas: es común que el paciente deprimido dude de su capacidad para resolver los problemas que se le presenta, para él siempre serán amenazantes y sin solución, por lo que es preciso que se le provea de habilidades para afrontarlos, las técnicas adecuadas son las cognitivas y emotivas.
Incrementar las habilidades de autocontrol: es típico que los depresivos pierdan control sobre sí mismos, no son capaces de automonitorearse, autoevaluarse y mucho menos autoreforzarse, por lo que es necesario que se le otorgue herramientas para que desarrolle estas habilidades, las técnicas ideales son las conductuales.
Intervención en fobias especificas
Las fobias especificas es un temor excesivo e irracional ante una situación u objeto especifico ya sea ante su presencia o que se anticipe a ella, por lo general pensar en el estimulo fóbico o la exposición a él, genera ansiedad en el individuo. El motivo de estas fobias en ocasiones es por la experiencia negativa que se haya tenido con el objeto o situación en cuestión, por lo que es preciso que se trabaje con este tipo de pensamientos que conduce al paciente a anticiparse o reaccionar negativamente ante el estimulo. Como la respuesta es de ansiedad, y ésta conlleva aspectos fisiológicos como taquicardia, sudoración, falta de aliento, etc. las metas terapéuticas a seguir son:
Disminuir la activación fisiológica activada: como en todo trastorno de ansiedad, la activación fisiológica esta presente, por lo que es importante trabajar en su disminución para tranquilizar al paciente, las técnicas conductuales junto con la relajación son las recomendadas.
Mitigar las ideas disfuncionales: como en todo trastorno emocional, las creencias lo refuerzan, en este caso puede ser alguna experiencia negativa con el estimulo fóbico que hace le dé un significado a la nueva experiencia, para ello las técnicas cognitivas y emotivas son las que se podrían aplicar.
Intervención en la angustia
La angustia se considera como un temor aprendido a ciertas sensaciones corporales, el mayor temor que se presenta es la de tener un paro cardiaco, por lo que aquí los objetivos son:
Disminuir las interpretaciones catastróficas de la activación: por o general se presenta un miedo al miedo, el paciente teme tener crisis, y eso hace que se presente la activación fisiológica, ese temor, como ya se mencionó es porque piensa, erróneamente, que puede tener un paro cardiaco, interpreta mal los síntomas, cree que es lo más catastrófico que le pueda pasar, por lo que las técnicas indicadas son las cognitivas.
Reducir la activación fisiológica: ese temor de presentar crisis, provoca que se active fisiológicamente, generando un círculo, donde el temor a presentarlas, hace que las presente, ante esto, el temor aumenta y así sucesivamente, las técnicas que se pueden utilizar son las de relajación.
Limitar los comportamientos de seguridad: una de las manifestaciones del paciente con angustia, es evitar los lugares o situaciones que le causan dicho trastorno, porque considera que sólo así estará seguro, por lo que es necesario cambiar este comportamiento para que afronte las cosas y aprenda a vivir con ellas, para esto las técnicas conductuales son las ideales.
Intervención en la ansiedad generalizada
En la ansiedad generalizada el individuo anticipa resultados negativos a eventos aunque la probabilidad de que se presenten sean mínimas; la persona con ansiedad generalizada percibe amenazante el medio que le rodea y presta especial atención a los estímulos, creándole preocupación excesiva, esta preocupación conlleva síntomas fisiológicos, cognitivos y conductuales, tales como taquicardia, inquietud, sudoración, dificultad de concentración, tensión muscular, irritabilidad, y trastornos del sueño, entre otros, por lo que es natural, estas reacciones imposibilita al individuo para desempeñarse eficazmente en los diferentes ámbitos en que se desenvuelve, convirtiéndose esto en un círculo vicioso, porque precisamente los estímulos amenazantes giran en torno a estos ámbitos, como fallar en el trabajo o perderlo, no tener dinero, perder la salud él o algún familiar, etc.
Con base a la sintomatología las metas del tratamiento conducen a:
Alterar las metacogniciones desadaptativas: una de las características de la ansiedad es el miedo al miedo, en otros términos, cuando el individuo experimenta preocupación, la mayor preocupación es que puedan perder la cordura o tengan un infarto, por lo tanto, se ponen a pensar sobre sus propios pensamientos y esto, obviamente, aumenta la alteración; otra manera de razonar sus propios pensamientos, puede ser de manera positiva, no obstante, también le está causando alteración, esto es, puede pensar que si se preocupa por los acontecimientos amenazantes, ya no sucederán, aparte de que está manifestando los síntomas, consecuencia de su preocupación, estos pensamientos los basa en una superstición, en algo irreal, por lo tanto, el problema de todos modos, está presente. Las técnicas idóneas para esta meta, son las cognitivas.
Aminorar los síntomas físicos de la ansiedad: el principal síntoma físico, es la tensión muscular, por lo que las técnicas recomendadas son las de relajación, las de tensión-relajación son eficaces, también se pueden utilizar técnicas de respiración, independientemente que en cualquier técnica de relajación se maneja la respiración, trabajarla específicamente coadyuva a que el paciente controle su ansiedad. Es importante mencionar que para la eficacia de la relajación es necesario que el paciente se muestre dispuesto a ello, ya que en ocasiones la misma relajación le causa preocupación, por ese temor a no autocontrolarse, por un lado, y por el otro, la falta de concentración, le impide realizarlo correctamente.
Intervención en el trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por ideas o pensamientos persistentes inadecuados que generan angustia y ansiedad, estos pensamientos conducen a manifestar comportamientos repetitivos, lo cual los realizan con la finalidad de neutralizar las ideas ya que creen que de esa manera desaparecen o por lo menos las evitan, así por ejemplo si una persona tiene la idea que es necesario estar limpio para sobrevivir, se lavará las manos constantemente o se bañará varias veces al día, si tiene la idea que una casa limpia y ordenada le hará tener mayor aceptación social, se pasará limpiando y acomodando objetos dentro de la misma, y si por alguna razón, alguien le hace algún comentario por un descuido que haya tenido respecto a, supongamos, una telaraña, reforzará su idea que es la única manera de lograr la aceptación. De esta manera, la compulsión (actos repetitivos), se presenta en automático porque con ellos, la persona considera que reduce su angustia que le genera las ideas (obsesión) o así cree que evita sucesos funestos.
Las metas terapéuticas para este trastorno son:
Disminuir los pensamientos persistentes: es común que los pensamientos del paciente sean evaluados por él en términos de responsabilidad y peligro, esto es, considera o justifica su actuar porque piensa que tiene un deber con su familia a la que tiene que proteger de las amenazas, así por ejemplo, esa tendencia a lavarse las manos, por un decir, lo hace con la idea que si no lo hace puede contagiar a su familia, se está responsabilizando de lo que le pueda pasar, ese temor que tiene que pueda enfermarse lo hace asumir ese tipo de pensamientos, porque cree que el ambiente está lleno de gérmenes y el puede ser un agente trasmisor, por lo que las técnicas que coadyuvan a este manejo son las cognitivas.
Reducir los comportamientos repetitivos: las conductas repetitivas llevan la finalidad de disminuir la angustia y controlar los pensamientos, a corto plazo esto es factible, ya que al actuar desvía la atención de los pensamientos y la angustia aminora, pero, a largo plazo, dado el comportamiento inadecuado, perpetúan tanto el comportamiento como las ideas, porque si se da cuenta, esa conducta tiene una razón, por lo tanto, la angustia es mayor. Para el manejo de estos comportamientos, las técnicas conductuales son las ideales.
Intervención en el trastorno por estrés postraumático
El trastorno por estrés postraumático lo presentan los individuos que han experimentado, presenciado o simplemente le han contado sobre algún suceso que implica muerte o amenaza para su integridad física o la de los demás, por ejemplo, una adolescente que presenció la amenaza de muerte hacia su padre, el agresor llegó hasta donde ellos en una camioneta gris, como este suceso fue en la noche, a partir de entonces, durante el día se mostraba relativamente tranquila, pero al llegar la noche y si su padre no estaba en casa, se empezaba a inquietar y manifestar los síntomas fisiológicos, como taquicardia, sudoración y tensión muscular, hasta que su padre llegaba se tranquilizaba, pero siempre estaba expectante, y si veía una camioneta gris, también le provocaba dichos síntomas. Lo característico de este trastorno es que el individuo vivencia el acontecimiento a cada momento, ya sea recordándolo, soñándolo, o manifestando los síntomas que tuvo en el momento del acontecimiento.
Con base a estas características el objetivo de la terapia será:
Reducir la activación fisiológica: la sintomatología fisiológica se presenta ante la eminencia del peligro y del temor y la angustia que se salen de control, consecuencia de los pensamientos irracionales que trae consigo el recuerdo del acontecimiento, porque la idea que persiste es que en cualquier momento puede ocurrir de nuevo, por lo que intenta alejarse de los estímulos, como en el caso mencionado anteriormente, uno de las conductas de evitación era que la adolescente prefería no salir a la calle para no ver ninguna camioneta gris, pero precisamente esta conducta de evitación le genera más angustia, por lo tanto, para reducirla, es conveniente utilizar técnicas de relajación y algunas conductuales, como la exposición, principalmente.
Disminuir las ideas disfuncionales: el individuo con estrés postraumático tiene la idea que la amenaza sigue estando presente, la interpretación errónea que hace de la realidad le hace tener estos pensamientos, por lo tanto las técnicas factibles son las cognitivas.
Como puede verse en cada uno de los trastornos emocionales que se trató el pensamiento irracional o distorsionado está presente, por lo que las técnicas de la terapia cognitivo conductual es una de las de mayor viabilidad.
El proceso terapéutico
Para que el proceso terapéutico transcurra eficazmente, es preciso que el paciente esté dispuesto al cambio, que se involucre al 100% en la terapia, para lo cual es necesario que tenga una capacidad de autoanálisis para identificar los sentimientos adecuadamente; no todas las terapias son convenientes para todo tipo de personas, pero si con todas se puede tratar los mismo problemas, por eso es importante considerar las características del paciente para que el trabajo no resulte infructuoso, porque como ya se mencionó anteriormente, sería una pérdida de tiempo para el terapeuta y una pérdida de dinero para el paciente, pero sobre todo, está la ética del primero para distinguir, y asimismo hacerle saber al segundo que no es posible atender su caso. En ocasiones al parecer el individuo está en la mejor disposición de llevar su tratamiento, pero a medida que avanza la terapia presenta ciertas conductas que la obstaculizan, como el no realizar las tareas asignadas o hacerla incorrectas, negar avances, no participar activamente en la misma, entre otras, por lo que, también en este momento es conveniente, por las cuestiones ya mencionadas, que se le diga que no es posible continuar con la terapia.
Las habilidades que debe poseer el terapeuta, como en la mayoría de las terapias es la empatía, esa capacidad de ponerse en los zapatos del otro, es imperativo, sentir lo que el otro está sintiendo es una de las principales habilidades y a la vez cualidades del terapeuta, porque de esta manera identificará mejor la problemática y podrá actuar en consecuencia, sobre todo, podrá realimentarlo adecuadamente.
El respeto, es otra de las habilidades, el cual involucra la aceptación, lo que no quiere decir que todo lo que diga o haga el paciente lo tomará como bueno, sino que lo está considerando como el ser humano que es y está consciente de que como tal puede tener errores, es decir, no censurar o darle un valor a su comportamiento, sino tener la finalidad de que su trabajo radica en ayudarle a desarrollar la autoconfianza y de esa manera luchar contra las conductas desadaptativas consecuencia de lo irracional de sus pensamientos.
Capacidad de confrontación, en cuanto a esta habilidad podría decirse que es característica de esta terapia, ya que es una de las principales herramientas para hacer que el individuo se dé cuenta de lo irracional de sus pensamientos, es común que el paciente divague, por lo que se debe estar atento a ello y hacerle ver cómo está manejando las cosas, muchas veces con su lenguaje verbal dice una cosa pero con el no verbal dice otra por lo que aquí es necesaria la confrontación para que se dé cuenta como está manejando mecanismos para proteger su integridad, pero que desafortunadamente están basadas en hechos irreales.
La capacidad comunicativa es básica, porque no se trata sólo de escuchar, sino también de saber confrontar, de validar los mensajes, saber el momento oportuno de intervenir, como ya se mencionó anteriormente una de las técnicas es el método socrático, por lo que para hacer preguntas productivas, sólo quien maneja bien la comunicación lo podrá llevar a cabo; también en la empatía juega un papel determinante la comunicación, porque para que el paciente se sienta comprendido, es preciso que el terapeuta de vez en cuando haga intervenciones, del tipo, ¿quieres decir…?, o, seguramente te sentiste… al hacer esto se consigue dos cosas, en primera se está seguro que se está comprendiendo los mensajes emitidos por el paciente y en segunda, a su vez, se le hace del conocimiento que se le está entendiendo, y además que se le está atendiendo, lo que implica el respeto y aceptación.
Conclusión
Las terapias cognitivos conductuales son una fusión de las terapias conductistas y las terapias cognitivas, parten de la premisa que el comportamiento (tema central del conductismo) es consecuencia de los pensamientos (tema central del cognitivismo), al igual que los conductistas toma en cuenta la relación estimulo-respuesta, con la diferencia que el individuo no reacciona mecánicamente a los estímulos provenientes del ambiente, sino que estos son mediados por un pensamiento, he ahí la premisa de que no son las situaciones las que generan el conflicto, sino lo que se piensa de las mismas.
Es común que los individuos piensen o crean, que su estado emocional y su respectiva respuesta conductual, sea propiciada por los estímulos ambientales, si esto fuera así, todas las personas reaccionaran igual ante los mismo estímulos, de hecho este es uno de los argumentos que se utilizan en la confrontación, para que se den cuenta que lo que en realidad les está ocasionando la alteración emocional, es lo que está pensando de la situación, no la situación en sí.
Con base a la creencia de que son las situaciones las causantes de sus conflictos, algunos pacientes llegan a terapia buscando ayuda para solucionar problemas prácticos, lo cual está fuera del alcance del terapeuta, porque lo que él ayuda a solucionar son los problemas emocionales, resultado de esos problemas prácticos, por eso es importante que además, el terapeuta le ayude a distinguir entre problemas prácticos y problemas emocionales. Por eso se le ha considerado a las terapias cognitivo-conductuales eficaces en el tratamiento de los problemas emocionales, por ese denominador común que tienen, el pensamiento distorsionado.
Es importante desarrollar las habilidades básicas para poder conducir la terapia de manera eficaz, porque de otra manera no sería viable, y además tener la ética para poder decir que no se puede atender al sujeto en caso necesario, así como también detectar a los individuos que pretenden sabotear el proceso terapéutico.
Celia Trujillo Martínez
Bibliografía
1. HERNANDEZ LIRA, Nicolás Alejandro. Manual de psicoterapia cognitivo-conductual para trastornos de la salud. Editorial LibrosEnRed. Venezuela (2007)
2. NEZU, Arthur M.; Nezu, Christine Maguth; Lombardo, Elizabeth. Formulación de casos y diseño de tratamientos cognitivo-conductuales. Editorial Manual Moderno. México, (2006)
3. ZAYFERT, Claudia; Becker, Carolyn Black. Terapia cognitivo-conductual para el tratamiento del estrés postraumático. Editorial Manual Moderno. México, (2008)
Autor:
Celia Trujillo Martínez
COGNITIVE BEHAVIORAL THERAPY
VIVO EN VERACRUZ, VERACRUZ, MÉXICO
ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY
HONOLULU, HAWAI
07 DE AGOSTO DE 2013, VERANO