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Cuando el Presidente es un narcisista patológico (NP) (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

"Lob-dob…

"Nosotros tenemos nuestro destino predeterminado por la Naturaleza: Nacer, vivir, reproducirnos, envejecer y morir — que viva mejor, el que mejor esté dotado… (Como ya nos advirtiera Herbert Spencer). Simple…

"Para vivir tranquilos en este valle de lágrimas, estaríamos más bien si no tuviéramos que preocuparnos por los líos que nuestros gobernantes urden mientras dormimos.

"El insomnio es por ello, entre otras dolencias, mal común entre los seres civilizados.

"Por ello los presidentes dominicanos no pueden resolver el problema de la electricidad.

"Porque si a Dios le gusta la claridad, a nuestros presidentes les encanta lo oscuro…

"Lob-dob. (Véase mi artículo: Los Efectos Mentales de los Apagones en monografías.com.

"Nuestra especie estuvo acostumbrada a desenvolverse en bandas nómadas y pequeñas, donde la autoridad se derivaba de un ‘igual entre iguales’, por los otros designado, como ‘hombre cabeza’ — jefe, caudillo, capo.

"Este dirigente carecería siempre de poderes, o de autoridad absoluta e indiscriminada, sobre sus coetáneos.

"El cabecilla era un miembro especial de la tribu, su mandato era temporal.

"Así es como debe de ser con el Presidente — lo que sucede, es que al presidente le gustaría quedarse por siempre y para siempre sentado en la silla pegajosa que arriba mencionáramos… Fenómeno éste que ya hemos visto reiteradamente en la historia de nuestros países.

Semai

"Ese solio es pegadizo…

"Pero, ¿cómo se constituye un cabecilla tribal, y qué requisitos debe de reunir para serlo?

"La respuesta no las ofrece una de las pocas tribus primitivas que aún existen. Escuchemos a los semai de Malasia:

"`… el deber del cabecilla es de mantener la paz por medio de la conciliación en vez de por la coerción. Como líder debe de ser personalmente respetado por todos… porque si no, la gente se le distanciará y tendrá que ser reemplazado, ya que nadie lo escuchará. Lo que se reduce al hecho de que el líder no es más que un vocero de la opinión de los otros y no un autor de la misma’".

"¡Escuchen George Bush y la camarilla que te circunda!

"Pero, porque un día nos agrupáramos en ciudades y avanzáramos la ruta tortuosa de las épocas industriales con sus complejidades relacionadas — Los sumerios inventarían, el dinero… y el resto ya es historia. (Léanse al respecto, mi serie de artículos Por qué no existen los accidentes).

"Los enemigos de los gobernantes

"El primer enemigo de un gobernante es la Suspicacia del pueblo. Pueblo que ha sido engañado de siempre con promesas de campaña electoral que nunca se cumplen.

"Aun y antes de que un presidente recién electo se haya juramentado, por costumbre, casi todos los ciudadanos emiten juicios pesimistas acerca de su futuro comportamiento.

"Es mejor precaver que tener que remediar, algunos nos aconsejan.

"También es cierto, que casi todos nuestros políticos y gobernantes, nos han dado razones en abundancia para no creer en sus palabras y menos aún en sus intenciones.

"La razón para esto es muy simple. Un nuevo gobierno, muy a menudo, resulta en una reedición de un gobernante anterior. Un gobernante pasado, que muchos, aunque lo opusieran conocieran — mientras que al nuevo, por no conocerlo bien, lo consideran peor… A eso llamamos "prejuicio".

"No lo olvidemos, porque así puede suceder con todo nuevo gobierno en todo país.

"La suspicacia, no es paranoia. La suspicacia, en este caso, es el ejercicio del Principio freudiano de la Realidad".

Noticias de cualquier día:

  • En Zimbabue, Robert Mugabe, rehúsa ceder la presidencia al ganador de la elección Morgan Tsanvagirai.
  • En Pakistán, Pervez Mushararraf, rompe sus promesas, y decide no renunciar a su cargo dictatorial.
  • Hugo Chávez, en gesto de "patriotismo boliviano genuino", despliega su poderío militar para que todos tiemblen en Sudamérica, así trata de consolidar el poder.
  • Castro, garantiza su hegemonía dictatorial, cuando instala a su hermano Raúl como presidente de Cuba.
  • Hillary Clinton, obviamente derrotada por la astucia y diligencia de Obama, como niña malcriada, decide no abandonar la campaña.

¿Pero qué es lo que se decide en una elección presidencial?

No se decide, ciertamente, la competencia de los candidatos, ya que, si los examinamos de cerca, la habilidad indiscutible por casi todos demostrada, es la ambición desmedida — para lo que poca educación se requiere, como lo demuestran la gran parte de todos los gobernantes.

En una categoría especial…

Y, si a esa misma ambición le sumamos la rapacidad insensible, la egolatría propia y la venalidad personal, lo hemos resumido sucintamente.

En el caso de la presidencia de los Estados Unidos, es más impresionante, porque con ésta se adquiere la capacidad de movilizar la maquinaria de guerra más poderosa del mundo, con el albedrío de enviar seres humanos a su muerte en luchas descabelladas para satisfacer la vanidad e incrementar el lucro de una o varias de las personas que al primer mandatario rodean.

Pero, la presidencia es, más que nada, poder y dinero.

Los Clinton y todos los presidentes latinoamericanos — bueno, los que conozco de cerca — se han enriquecido enormemente del poder mal usado, ofrecido por el "carguito".

Para la familia Clinton, la presidencia fue un predio de caza privado que se usó, desde el primer hasta el último día, para enriquecerse y para expresar una lujuria por el poder y la fuerza, que solamente podía compararse con la de Bill por la del sexo desenfrenado…

Veamos de cerca de quien fuera el cuadragésimo segundo ocupante de esa oficina en los Estados Unidos.

Les presentamos a William Jefferson (Bill) Clinton como lo perfila el destacado periodista, Todd S. Purdum en un artículo que apareciera en la edición de julio del 2008 en Vanity Fair bajo el título: The Comeback Id.

Por necesidad, solamente extraeremos del artículo citado los segmentos que ofrecen sustancia y soporte a nuestro artículo. Vanity Fair puede visitarse en el portal www.vanityfair.com.

Bush y su titiritero…

Prosigamos

La historia de Bill Clinton epitomiza lo que los americanos conocen como The American Dream. De la oscuridad a la riqueza por medio de la dedicación y del trabajo arduo.

Nacido dentro de una familia disfuncional, alcoholismo y drogas siendo prominentes, maltrato por el padrastro hacia hermanastro menor y carencia de estabilidad hogareña, prepararon al futuro presidente para una vida de egocentrismo hedonista.

Por su parte, Roger, el menor, terminaría cumpliendo sentencias en cárceles federales por ofensas relacionadas al tráfico y uso de las drogas.

Titulado de universidad prestigiosa, "patrióticamente", Bill esquiva la conscripción militar. Graduándose, viaja en beca a Inglaterra, donde dice más tarde, a investigadores de la Oficina del Fiscal Especial, que una vez "fumaría marihuana, pero (que) no inhaló".

Reportan quienes estuvieran presentes durante muchas de sus declaraciones, que el apéndice nasal del presidente aparentaba alongarse cuando respondía a toda pregunta, como lo había hecho acerca del uso del cannabis.

¡Aplauso! Ya que Bill lanza la campaña mundial más exitosa para lograr el reconocimiento de ser la persona en posesión de la relación más especial con la verdad: Cuando la ve, la desconoce…

De Inglaterra, Bill retorna a su nativa Arkansas, desde donde lanza una carrera política con desenlaces impresionantes, a pesar de los escándalos que urdiera en su trayectoria triunfal.

Contrae nupcias con una mujer inteligente que lo iguala en ambición, hasta que, ofrecida la oportunidad, por mucho, lo sobrepasa.

Procrean una hija cuyas dotes intelectuales se ponen en duda cada vez que abre la boca. Chelsea Clinton, define el pensamiento característico del famoso doctor Pangloss de Voltaire.

Esta última es la compañera amorosa del joven Marc Mezvinsky, cuyo padre, es un ex congresista, que terminará este año de cumplir una sentencia de diez años por malversación de fondos.

Chelsea y Marc

Pero, Hillary es otra historia, la que hemos dicho en otras ponencias (Véase mi artículo: La Presidencia Fálica).

Lo que nos interesa aquí es detallar unos aspectos de las fortunas que se logran por ser presidente.

Si existen dudas acerca de que el patriotismo y el interés por los conciudadanos que los elijen no juegan ningún rol en la decisión de ser presidente, veamos algunos de los hechos contenidos en el artículo de Vanity Fair.

"La evidencia existe que Clinton, quien nunca ganara más de $35,000 anualmente como gobernador de Arkansas y que debido a su desbarajuste personal dejó la Casa Blanca con $12 millones en deudas pendientes, ha dado una vuelta completa en sus fortunas".

Hoy, los Clintons reportan un valor personal con una fortuna de $118 millones de dólares devengados de conexiones con personas, muchas de entre ellas quienes se reputan como siendo de (¿qué más?) mala reputación.

Hillary, enardecida por sus logros opacos de senadora, lanza su propia campaña para ser presidenta; la que presagia a todos, en alardeo fanfarrón, que ganará sin esfuerzo alguno. Lo que no sucedería. Entonces, cuando ve su sueño de poder y más dinero distanciarse como fuego fatuo o espejismo improbable, la candidata confundida le inyecta unos $25 millones de sus propios fondos a dicha campaña presidencial, fondos que hoy espera Obama, su oponente amargo le ayude a subsidiar — cuando al final la fuerzan a que admita su derrota.

Obama, el mismo candidato electo, a quien ella, en su egoísmo infinito lesionó comparándolo como siendo peor selección que el adversario del campo opuesto, John McCain.

Hillary, quien no pudo aceptar su derrota hasta que le fuera impuesto el hacerlo. Lo haría días después, mientras haciendo todo lo que pudo para sonsacar la vicepresidencia a Obama.

El artículo de Vanity Fair relata en detalle la grandiosidad de los Clinton, ahora acostumbrados a ser considerados semidioses.

Lo que los problemas cardiovasculares de Bill han empeorado, aunque no le han extinguido ha sido la libido sexual, por mujeres ricas, jóvenes, famosas o "all of the above".

Por contraste a la opulencia de cómo viven, gastan y viajan a costilla de los que pagan impuestos, la presidencia y los políticos en general, son lujos demasiado caros y prolijos para ser aceptables por los pueblos que sufren sus vejámenes.

Mientras tanto, con los dineros desperdiciados en las campañas de los EE.UU y los malgastados en la dominicana, mucha hambre pudo haber sido aliviada en el mundo, especialmente en Haití, nuestra vecina república.

La presidencia es anacrónica y dañina para todos los pueblos que la sufren…

En resumen

Como expresara en mi artículo El Hambre y sus Paradojas en monografías.com, el mundo debe de reaccionar contra las monarquías y las presidencias y retornar a la probidad del consejo tribal, antes de que exterminemos a los pobres, que de ellos vivimos, y a nosotros mismos en el proceso.

Caminito que el tiempo ha borrado

Para concluir aquí presentamos un breve diálogo teatral apócrifo:

  • Político # 1: "Hay mucha hambre en este mundo… ¿Verdad?"
  • Político # 2: "Muy cierto… ¡Pasa el caviar y sirve la champaña!"
  • Político # 3: "¡A la salud de los pobres!"
  • El cura, comensal presente, exclama, mientras levanta su copa: "¡Amén!"

Cae la cortina.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

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