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Cuando el Presidente es un narcisista patológico (NP)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. La presidencia y lo que de sus orígenes conocemos
    2. ¿Pero qué es lo que se decide en una elección presidencial?
    3. La historia de Bill Clinton
    4. En resumen

    La administración de William (Bill) Jefferson Clinton y sus secuelas paradigmáticas

    Cuando escribiera el artículo La Presidencia como entidad: Cargo superfluo que aparece en el portal de monografias.com — Crónica que fuera precedida, aunque no inspirada — por el libro The Making of a President por Theodore H. White; no sabía cuán realista sería mi visión anticipada, de los resultados aciagos, que resultan para la mayoría de los pueblos que sufren la existencia de esa horrenda oficina política, de invención humana, llamada la presidencia.

    El artículo de hoy no es necesariamente un estudio de las personalidades de los Clinton como previos ocupantes de la Casa Blanca; ni tampoco es de cómo trataron de retornar a la misma. Sino que los esboza a ellos como ejemplo especial para explicar la razón y el porqué esa oficina aciaga y aborrecible, debe de ser abolida por el bienestar de todas las naciones que la sobrellevan.

    La Casa Blanca: Alcancía privada de los gobernantes norteamericanos…

    La presidencia y lo que de sus orígenes conocemos

    La presidencia y su presunta historia se describen en mi artículo antes aludido, que dijéramos aparece en monografías.com.

    Lo que hace innecesario repetirlo todo, aunque en parte, vale la pena revisar algunos aspectos relacionados al pasado, entrelazándolos con aplicaciones de índole pragmática en el presente, para entender esta ponencia mejor:

    "La presidencia es la oficina a que todos aspiran cuando sienten la necesidad de imitar a los dioses. La presidencia; oficina pegajosa para los fondillos de muchos hombres, quienes una vez que, desde el solio presidencial, liban de la copa exaltadora la dulzura del poder, no se aprestan a querer abandonarla.

    "¡Cuántas dictaduras de seres mediocres — o no — y cuántas miserias pudiesen haberse evitado en tantos países, si no hubiese sido por la fiebre del poder que a tantos aflige! (Véase mi ponencia, El Plexo "Soliar" del Candidato a Presidente Dominicano).

    "Los presidentes y sus enemigos

    "El enemigo tradicional de los gobernantes en todas partes del mundo es el anillo íntimo con que se rodea.  Como ejemplo inmediato, los miembros del collar de Bush son responsables directos del desastre que hoy se conoce como la guerra en Irak… Todos, sin excepción, le dieron malos consejos — algo que, el hombre atolondrado que es, Bush no requiriera para hacer malas decisiones.

    "Pero, para George Bush existen otros enemigos que son más formidables, y a la vez más poderosos.

    "Visitemos esta vez, nuestro pasado rupestre.

    "Por toda la duración de nuestro origen neolítico, nuestra raza se las arregló sin la presencia de reyes, reinas, primeros ministros, presidentes, parlamentos, congresos, gabinetes, síndicos, ligas municipales, gobernadores, policías, militares y sin la presencia de cárceles — porque los jueces, los abogados y las cortes no existían.

    "A la recherche du temps perdu…

    "La presidencia de un país, cualquier país, es una invención extraña y esencialmente superflua para la supervivencia genuina de nuestra especie.

    "En término de retornos, la presidencia, cuesta mucho y vale muy poco.

    "Como corolario final, los presidentes, todos, resultan siendo como el piogán de otras de nuestras lecciones: parásitos bien mantenidos.

    "Como los parásitos bien mantenidos, que casi todos los presidentes conocidos son, no los necesitamos…

    "Ni la presidencia como oficina, ni Bush, ni la Reina Isabel, ni el Papa, son esenciales para nosotros, a menos que ellos nos sirvan un propósito vital: el de nuestra supervivencia… de lo contrario, para nada nos sirven.

    "Y, como a nuestro bienestar nada concreto contribuyen; como está bien demostrado. Con facilidad se colige que, entonces, para nada nos sirven…

    "¡Para nada!

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