La mandrágora (Mandragora officinalis, L.) no es oriunda del Valle del Nilo, sino que se introdujo allí en época antigua, sin duda desde Palestina, donde es una planta común, en especial en las llanuras pantanosas. Es la manzana del amor del Génesis, XXX, ff. 14, y los Cánticos, VII, 13. En el Próximo Oriente se creía y se cree que su fruto tiene propiedades afrodisíacas y que favorece la concepción. En las pinturas murales de varias tumbas tebanas de la dinastía XVIII se representan cestas de esta fruta y a veces se ven mujeres oliéndola o comiéndola durante un banquete.[45] En una tumba de Tebas está dibujada toda la planta, con sus hojas y frutos.[46] Tristram[47]dice que es una planta sorprendente que llama la atención por el tamaño de sus hojas y por la extraña apariencia de sus capullos. Señala que la encontró en flor por Navidad en Palestina en lugares cálidos y que recogió su fruto en abril y mayo. Así pues, la cosecha del trigo coincide con el período de su madurez. Su fruto es de color amarillo pálido, suave y de olor insípido y nauseabundo. Los árabes creen que es estimulante y excitante, incluso hasta la locura, de aquí el nombre que le dan, tuffah el jinn, la manzana de los jinn.[48] Es probable que se trate de la fruta didi (en hebreo dudaim, «mandrágora»), que se menciona a menudo en las inscripciones del Imperio Nuevo. Se dice que se la recogía en Elefantina, mezclándola a la cerveza para producir la pérdida de consciencia. Es interesante recordar que el general cartaginés Maharbal al parecer capturó o mató a un grupo de rebeldes a los que había drogado con mandrágora y vino.[49] Alrededor de esta planta se ha desarrollado una cantidad de folklore extraordinaria. Sir James Frazer lo ha recogido y analizado en el segundo volumen de su obra Folklore in the Old Testament, pp. 372-397.
El nenúfar azul (Nympheae coerulea, Sav.) era el famoso loto de los antiguos egipcios y se usaba para hacer coronas desde tiempos de las pirámides. Es nativo del Valle del Nilo, pero hoy día aparece principalmente en las zanjas y charcas del Delta, donde generalmente florece desde julio a noviembre.
El olivo (Olea europaea, Sav.). Este árbol se cultiva en muy pocos huertos del Alto Egipto en nuestros días, pero hay buenas indicaciones de que debió estar distribuido más ampliamente por todo el Valle del Nilo en otros tiempos.[50] Se lo menciona en el inventario de las plantas cultivadas por Inena en su huerto de Tebas en tiempos de la reina Hatshepsut y Teofrasto, Plinio y Estrabón lo mencionan como cultivado en el Alto Egipto. El primero dice concretamente que en su época crecía en la provincia de Tebas.
La Picris coronopifolia, Asch., es una pequeña planta compuesta, muy común en los alrededores del desierto de Tebas y en otras regiones del Alto Egipto. Florece en marzo y en abril.
El sauce (Salix safsaf, Forsk.) todavía se encuentra en forma silvestre en las orillas del Nilo en Nubia, pero el doctor Schweinfurth consideraba que era tan sólo una rareza del río y que su medio óptimo se encuentra más al sur.
El solano leñoso o agridulce (Solanum dulcamara, L.). Sólo las bayas de esta planta han aparecido en las tumbas egipcias. Siempre van cosidas a finas tiras de hojas de palmera datilera. En las coronas de época grecorromana aparecen a menudo bayas de este tipo de solano.[51] Plinio (H. N., XXI, 105) menciona que era empleado por los floristas de Egipto.
Nota sobre la época del enterramiento de Tutankhamón:
Por las flores y frutos encontrados en estas coronas puede determinarse la época del año en que se colocó a Tutankhamón en su tumba. La centaurea florece durante las cosechas, de marzo a abril, y la mandrágora y el solano leñoso maduran en esta misma época. La pequeña Picris también florece en marzo y abril. Aunque los nenúfares florecen en las zanjas y charcas del Bajo Egipto desde julio a noviembre, es muy posible que floreciesen en Tebas en época más temprana, al ser cultivados en los estanques de los jardines. Así pues, podemos decir, con bastante seguridad, que Tutankhamón fue enterrado entre mediados de marzo y finales de abril.
DEDICATORIA
De completo acuerdo con mi colaborador Mr. Mace, dedico este relato del descubrimiento de la tumba de Tutankhamón a la memoria de mi querido amigo y colega Lord Carnarvon, que murió en el momento de su triunfo. De no ser por su incansable generosidad y continuos estímulos, nuestros esfuerzos no se hubieran visto coronados por el éxito. Sus conocimientos sobre arte antiguo no pueden igualarse con facilidad. La historia honrará siempre sus esfuerzos, que tanto han hecho para extender nuestros conocimientos en Egiptología, y su recuerdo quedará grabado en mi memoria para siempre.
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
www.monografias.com/usuario/perfiles/ing_lic_yunior_andra_s_castillo_s/monografias
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"®
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