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La formación de valores desde una perspectiva filosófica y sociológica


Partes: 1, 2

    1. Fundamentos filosóficos en el contexto mundial
    2. Desde el punto de vista sociológico
    3. Fundamentos sociológicos en el Contexto Nacional
    4. Bibliografía

    Este trabajo hace referencia a las  concepciones filosóficas y sociológicas de la formación de valores teniendo en cuenta el criterio de varios autores a nivel mundial y nacional.

     Fundamentos filosóficos en el contexto mundial

    La teoría del conocimiento del marxismo revela la esencia de la relación cognoscitiva del hombre partiendo de su actividad transformadora, lo que posibilita investigar el surgimiento de los conceptos, categorías, regularidades y leyes y fundamentar la actividad del conocimiento humano.

    El carácter universal y científico de la dialéctica materialista radica en que se basa en el conocimiento de las leyes más generales del desarrollo, por su parte, los principios y las leyes de la filosofía marxista leninista constituyen un método que posibilita el logro de nuevos resultados en el proceso del pensamiento y en la actividad práctica del hombre.

    El tema de los valores ha sido abordado por filósofos como Scheler, Nietzsche, Windelband, Rickert, Wojtila, Weber, y algunos otros filósofos de la cultura.

    Para Windelband y Rickert la filosofía debe ser considerada una teoría de los valores donde se busquen los principios que garanticen la validez del conocimiento de una manera normativa sin dejar de lado la actividad humana que surge en el ámbito de la moralidad y el arte.

    Para Scheler en cambio los valores son "cualidades materiales que tienen una determinada orientación mutua en el sentido de alto y bajo; y esto acaece con independencia de la forma de ser en que se les incluya." Con ello quiere significar que los valores "no son propiedades de las cosas (…), ni tampoco fuerzas o capacidades o disposiciones insitas a las cosas" sino "cualidades" peculiares que manifiestan el " matiz valioso de un objeto (…), que es lo más primario que nos llega de aquel objeto".

    Plantea además: "el mundo de los valores no es de naturaleza lógica sino que pertenecen a una legalidad propia del mundo de los valores y se fundan en conexiones de esencia y en incompatibilidades de esencia existente entre los valores mismos."

    El catedrático hispano Manuel García Morente y su colega Juan Zaragüeta exponen en los "Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos": "los valores son objetivos, se descubren a través de la intuición; no son ni cosas ni impresiones subjetivas, porque los valores no son, porque los valores no tienen esa categoría de los objetos reales y los objetos ideales, esa primera categoría de ser."(1947: 73)

    Estos autores desvirtúan las concepciones axiológicas existentes introduciendo una nueva variedad ontológica de los valores, consistente en que no son, apoyados en la proposición realizada en el siglo XIX por el filósofo Alemán Lotze, quien define el criterio de que los valores no son, sino que valen. A esto replicaron suspicazmente Husserl y Stumpf, considerando a los valores no como entes independientes, por no poseer sustantividad, sino como cualidades que se adhieren a las cosas, lo que impide su parcelación ontológica.

    A partir de estos presupuestos los autores citados proponen como aparato categorial axiológico el siguiente: la primera categoría radicada en la no indiferencia de las cosas, el valer; la segunda categoría sustentada en la no entidad del valor, la cualidad pura; la tercera categoría que responde al orden de preferencia entre valores y antivalores, la polaridad y la cuarta y última categoría referida al orden de importancia que le concedemos a los valores o grupos de valores, la jerarquía.

    En su proposición que declaraba como núcleos de la realidad al ser, la espacialidad, la temporalidad y la causalidad, enfocan a los valores independientes del espacio y del tiempo, como significaciones absolutas.

    La aparición de las obras "Más allá del bien y del mal" y "Genealogía de la moral", en 1886 y 1887 respectivamente, bajo la autoría de Nietzsche, provocó que el tema de los valores saltara al primer plano de la discusión filosófica; sus tesis, postulados y argumentos contribuyeron a que el concepto de "valor" abarcase casi la totalidad de los problemas morales.

    La intencionalidad de sus obras tendientes a la inversión de los llamados "valores eternos o tradicionales" para suplirlos por "valores vitales", que nacen de la afirmación de la vida y en respuesta a sus exigencias, llamaron poderosamente la atención a los círculos y escuelas filosóficas y sirvieron de acicate a las discusiones en torno a estas cuestiones. Las diversas concepciones formadas se proyectaron en dos tendencias fundamentales:

    La primera plantea la esencia apriorística de los valores con respecto al hombre y la sociedad. Esta estuvo representada por la escuela neokantiana de Baden, liderada por Wilhem Windelband y Heinricht Rickert, quienes argumentaban que el valor constituye el deber de ser una norma y la filosofía tendría como objetivo analizar y descubrir los valores de trascendencia y validez universal. Otros representantes de esta primera concepción fueron Max Scheler, Nikolai Hartmann y Le Senne, todos coincidían en la apreciación objetiva de los valores como entes inmutables, llegando Scheler a proponer en su libro "El formalismo en la ética y la ética material de los valores", una clasificación que agrupa a los valores en seis grupos: útiles, vitales, lógicos, estéticos, éticos y religiosos.

    La segunda concepción, de naturaleza empirista y corte historicista, relativo y subjetivista, fue respaldada filosóficamente por Wilhelm Diltley, Ortega y Gasset, Luis Lavelle, John Dewey y otros, quienes defendían la idea de que los valores no pueden ser considerados, ni en sí mismos, ni en su relación con el hombre, al margen de la historia; porque la historia misma es la fuerza productiva que engendra las determinaciones de valor, los ideales, los fines con que se mide el significado de hombres y de acontecimientos.

    En lo que concierne a la taxonomía jerárquica de los valores, Ortega y Gasset (1947) propone una clasificación en seis clases de valores, que solo se diferencia de la de Scheler, en que llamó a los valores lógicos, valores intelectuales. Luis Savelle (1955) realiza una nueva propuesta en lo que él denominó "visión realista de los valores", dividiéndolos en económicos, afectivos, intelectuales, estéticos, morales, espirituales y religiosos; considerando a las cuatro últimas clases como valores de trascendencia.

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