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Algunas ideas sobre Constructivismo Radical y la Teoría del Desarrollo Moral – Ensayo (página 2)


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Esta construcción a la que se hace referencia, sirve en primer lugar a propósitos egoístas: el sujeto desea tomar control sobre lo que percibe, de manera de eliminar cualquier desviación o perturbación del logro de sus propias metas. El control requiere de un modelo de lo que se desea controlar, pero este modelo solo incluirá aquellos aspectos relevantes a las metas y acciones del sujeto. De alguna forma, al sujeto no le interesa controlar "la cosa", solo le interesa compensar las perturbaciones que siente esa "cosa" representa para sus metas y por lo tanto, lo hace capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes. Por eso Maturana habla de la "objetividad" y de como la objetividad se convierte en un instrumento de poder, por ejemplo en la ciencia. En palabras de Maturana, el resultado de asumir esta postura es la aceptación legítima del otro. Ya que el lugar que ocupa el otro en el mundo es distinto al mío, y su "objetividad" será distinta, no puedo sino escucharle con respeto. Es decir, que las verdades son relativas y cada quien hace en su mundo, la verdad que le es cómoda para su entorno de vida, por tanto, todo conocimiento debe ser cuestionado y no es un hecho acabado. El conocimiento es producto de una experiencia que fue procesada en nuestra memoria y organismo (bio-psico-social) y por consiguiente, es el producto también de una apreciación o relación con un contenido anterior que bien sea por experiencia adquirida en el entorno o por carga genética, no es única ni es pura en su aprehensión. Todo conocimiento viene contaminado de una concepción de mundo marcada por un entorno biológico y social.

2.- Sobre la teoría del desarrollo moral

Durante el desarrollo de la sociedad se ha ido estudiando lo que es el desarrollo moral y existen diferentes personas que se han encargado de dar teorías sobre este tema, algunas lo plantean como algo que se adquiere a través del tiempo, otras como algo que la persona posee con base en sus sentimientos, en cambio Kohlberg lo separa en 6 estadios quien comparte con Piaget la creencia en que la moral se desarrolla en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Los estadios los agrupa y los ubica en tres fases elementales como son: el nivel preconvencional, convencional y postconvencional. Estas etapas son las mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget, estando las últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e intelectual es, según esto, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero no suficiente. Además, según Kohlberg, no todos los individuos llegan a alcanzar las etapas superiores de este desarrollo.

En el nivel preconvencional, "el niño es receptivo a las normas culturales y a las etiquetas de bueno y malo, justo o injusto, pero interpreta estas etiquetas en función bien sea de las consecuencias físicas o hedonistas de la acción (castigo, recompensa, intercambio de favores) o en función del poder físico de aquellos que emiten las normas y las etiquetas. El nivel se divide en estadio 1 (etapa de orientación a la obediencia y el castigo) y estadio 2 (etapa de orientación egoísta e instrumental).

En el nivel convencional, se considera que el mantenimiento de las expectativas de la familia, el grupo o la nación del individuo es algo valioso en sí mismo. La actitud no es solamente de conformidad con las expectativas personales y el orden social, sino de lealtad hacia él, de mantenimiento, apoyo y justificación activos del orden y de identificación con las personas o el grupo que en él participan. En este nivel se ubica el estadio 3 (orientación de "buen chico") y estadio 4 (orientación hacia el mantenimiento del orden social)

En el nivel postconvencional, autónomo o de principios, hay un esfuerzo claro por definir los valores y los principios morales, que tienen validez y aplicación con independencia de la autoridad que los grupos o personas que mantienen tales principios y con independencia de la identificación del individuo con tales grupos. Este nivel se encuentra el estadio 5 (orientación legalista) y estadio 6 (orientación por principios éticos universales).

Vemos hasta aquí que el paso de una etapa a otra se ve en este autor como un proceso de aprendizaje irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y acción. Estas estructuras son solidarias dentro de cada etapa, es decir, actúan conjuntamente y dependen las unas de la puesta en marcha de las otras. Kohlberg no encuentra razón para que, una vez puestas en funcionamiento, dejen de actuar, aunque sí acepta que se produzcan fenómenos de desajuste en algunos individuos que hayan adquirido las estructuras propias de la etapa de un modo deficiente. En este caso los restos de estructuras de la etapa anterior podrían actuar aún, dando la impresión de un retroceso en el desarrollo. Es decir, que aunque un individuo se encuentre en un estadio de aprendizaje según su edad biológica, no implica necesariamente que se encuentre ubicado en su etapa de aprendizaje moral correspondiente. Se puede dar el caso de una maduración cognitiva y biológica correspondiente a un estadio de Piaget, pero no necesariamente en cuanto a la maduración moral, ese mismo individuo se ubique en el estadio moral acorde a su edad y cognición.

El desarrollo moral de cada persona varía dependiendo de la edad, la educación, el contexto donde vive y la familia a la que pertenece y aun que se pueden diseñar diferentes teorías sobre este tema es importante considerar que ninguna persona es igual a otra por lo tanto las teorías solo van a ser eso teorías que algunas personas las pueden llegar a cumplir y algunas pueden quedar fuera de ellas.

3.- A manera de conclusión

Hasta aquí hemos desarrollado algunas ideas que nos dan luces acerca de las premisas fundamentales a cerca de la teoría constructivista radical y el desarrollo moral. Ambas, novedosas en el acervo de las autoras y de gran interés para el lector, por tratarse de dos posturas prestas a críticas y posibilidades de la no aceptación para los más ortodoxos de la ciencia y la moral. Por un lado, por tratar de cuestionar la verdad existente y por el otro, por encasillar la moral a etapas y momentos del ciclo de vida. No obstante, queda sujeto a la visión del lector, la idea que quiera llevarse de las corrientes del pensamiento aquí presentadas.

Para nosotras, la idea no es estimular la crítica hacia las posturas presentadas, sino más bien, propiciar un espacio de reflexión sobre el rol docente y la aplicación de las premisas planteadas, sobre todo cuando asumimos el rol de cuestionador o evaluador de ciertas circunstancias que se nos presentan en al aula. Muchas veces, nos hemos visto enganchados con la idea de que es estudiante nos plasme en el papel lo que nos parece es lo adecuado o es la idea fundamental de un contenido, obviando que nuestra visión es única y sesgada de la experiencia a la que nos hemos visto involucrados y que a su vez, la visión del estudiante, la que él plasma, es la que ha sido significativa para sí. Claro, esto no debe entenderse como un lasse fair en el aula. Lo que se quiere decir es que lo que debemos valorar es la defensa que el estudiante haga de su visión y no la postura. Valorar los argumentos que presenta y la explicación que dé a su visión del mundo, sin que se vea afectado por la no complacencia que como docente podamos tener al no reflejar nuestra idea de mundo.

Si observamos las fases con las que Kohlberg explica el desarrollo moral, alguno pudiéramos tener diferencias porque todos los días vemos la incorrespondencia entre la etapa cronológica en que los individuos se encuentran y la fase de la moralidad que están desarrollando. Igualmente, vemos que en algún momento, una acción particular nos moviliza entre una y otra fase. Es decir, las fases son relativas a circunstancias y hechos con los que un individuo se enfrenta, no es que a una edad determinada se llega a una fase y allí se queda esperando el avance a una superior, más bien, son las circunstancia las que hacen que uno se mueva entre una y otra fase, de acuerdo a la reacción y variables que involucran la acción del sujeto. Por tanto, el contexto, al igual que en el aprendizaje concebido por el constructivismo radical, es el que va a determinar el desarrollo que se adquiere en la moralidad. La moralidad y el desarrollo de la misma, puede explicarse con las ideas radicales de Von Glasersfeld, pues así como acomoda el conocimiento de acuerdo a su interés y visión de mundo, la moralidad y los valores, también se acomodan los principios morales y se acuerdan valores que favorezcan a mi entorno y adaptación al medio.

FUENTES CONSULTADAS

Berner, Carlos (2007) Sobre el constructivismo radical. En documento: Seminario de psicología. Dr. José Antonio Castorina. UNICEN. Buenos Aires.

Castorina, José A. (1998) Las epistemologías constructivistas ante el desafío de los saberes disciplinares. UBA – CONICET.

Cortina, Adela (1997) El mundo de los valores. Editorial El BuhoLTDA. Bogotá.

Kohlberg, Lorenz (1992) Psicología del desarrollo moral. Desclee de Brower, Bilbao.

Rodrigo, María José y Amay José. (1996) La construcción del conocimiento escolar. Paidós. Barcelona.

Von Glasersfeld (1996) El Constructivismo Radical. Ediciones Paidos. Madrid

edu.red

INSTITUTO PEDAGÓGICO DE MIRANDA "JOSE MANUEL SISO MARTÍNEZ"

PROGRAMA DE POSTGRADO

MAESTRIA EN EDUCACIÓN MENCIÓN ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

MATERIA: TENDENCIAS EDUCATIVAS MODERNAS

 

 

Autor:

Isabel González

Nueva Cua, Febrero 2010

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