La formación socio humanista en los estudiantes de la carrera contabilidad y finanzas (página 2)
Enviado por Tamara Jiménez Padilla
Hacia una producción flexible, intensiva en información y "materia gris", es el tránsito de un modelo que tenía la rutina como metas a un modelo que ve en el constante cambio técnico su rutina principal. En este nuevo patrón tecnológico y organizacional, los recursos humanos tienen un "rol protagónico", aunque al principio se creyó que la difusión de la automatización y la informática expulsarían a los seres humanos del proceso productivo. Hay un redescubrimiento del interés por la persona trabajadora como elemento clave de la rentabilidad y competitividad de la empresa, existe el convencimiento de que sin su cooperación y compromiso es imposible aumentar la productividad y mejorar la calidad. Todo esto debe ser apreciado como un cambio sensible, independientemente de que quede claro que la jerarquía de poder existe y desde ella es que se delega poder y que, por tanto, esto estará delimitado por el sistema social que impere. "La idea de un ser humano relativamente fácil de moldear y dirigir desde el exterior ha sido progresivamente sustituida por la idea de un ser humano que selecciona, asimila, procesa, interpreta y confiere significaciones a los estímulos y configuraciones de estímulos". (César Coll, 1991).
En el propio proceso dialéctico de desarrollo del conocimiento científico, cada vez más, se penetra hoy en día, en un nuevo momento del saber, que consiste en la interpenetración y el entrecruzamiento de las disciplinas tradicionales y surgen nuevas disciplinas científicas que expresan ese nexo.
Sin embargo, es evidente que las ciencias no son solo el conjunto de sus resultados objetivos, sino que, constituyen una forma importante de la actividad social y por tanto incluye los objetivos, conocimientos previos, concepciones, intereses, valores y toda la carga subjetiva de la actividad humana, "los contenidos del conocimiento científico están cargados no sólo de elementos objetivos, sino a su vez de momentos subjetivos, en virtud de que en el avance de la ciencia se descubren las vías de la humanización del mundo en correspondencia con los intereses sociales". (Zaira Rodríguez, 1985: 41).
Hoy es decisivo que se pueda controlar el poder de la ciencia que se construye en beneficio de la vida y este elemento señala un vínculo aún mayor entre diversas disciplinas. El saber humano requiere de formación humanista, en cuanto implica también esencialmente una actitud sabia frente a la vida, un saber actuar correctamente, justamente, con responsabilidad.
La formación socio humanista es un fuerte elemento para superar la dicotomía entre ciencias y un fundamento para el diseño y la práctica curricular.
¿Qué entender entonces por formación socio humanista de los profesionales de las ciencias contables en su tránsito por las aulas universitarias?. Es aquella que se sustenta en el reconocimiento del valor de la vida humana; del profesional como sujeto del desarrollo social, implicado en la acción transformadora de la realidad; responsable con respecto a sí mismo, a la sociedad, a la historia, a su profesión y a la continuidad de la especie humana: que incluye también las circunstancias naturales y culturales en que vive y de las cuales participa. Es descubrir la capacidad
propia de realización, socialmente desarrollada, para asumir un compromiso ante la vida y asumirlo en la medida de sus posibilidades y competencias, forjándose "modos de actuación" que lo caracterizan y distinguen de otras profesiones y que, al mismo tiempo, lo identifiquen con todas ellas, dentro de la identidad humanista y humana que le sostiene íntegra.
De este modo la formación socio humanista de los estudiantes tiene que partir de una profunda transformación de la teoría y la práctica curricular en todos sus niveles, que incluya la atención al nexo interdisciplinar y transdisciplinar en la concepción de los planes y programas de estudio como una de las vías fundamentales para el logro de este propósito.
La humanización del proceso de enseñanza–aprendizaje, el reconocimiento de los estudiantes como sujetos del proceso junto a los profesores y, el cambio en la comunicación entre ellos, en el sentido de su democratización. Humanizar el proceso al reconocer que la educación responde a las exigencias de la sociedad porque ha contribuido al desarrollo de la personalidad y al enriquecimiento de cada individualidad que el desarrollo humano necesita y no por el cumplimiento de objetivos frívolos e impersonales y mucho menos por una instrucción abrumadora de contenidos. La humanización del proceso incluye la individualidad y las relaciones interpersonales expresadas en el grupo, incluye también las condiciones ambientales de los espacios en que estos sujetos se desenvuelven y la identificación de las capacidades potenciales de cada sujeto.
Respecto al crecimiento personal Vigotski expresó: "La cultura humana transcurre a través de la actividad como proceso que mediatiza la relación entre el hombre y su realidad objetiva, que a través de ella el hombre modifica su realidad, se forma y se transforma a sí mismo". (S. L. Vigotski, 1989: 301).
Tiene necesariamente que incluir una determinada concepción del hombre, desarrollado como individualidad (no individualista), en su medio social, donde se conjuga para cada esfera de la sociedad en que se desenvuelve, libertad y necesidad, lo que elimina el carácter espontáneo al que a veces se ha asociado el enfoque humanista en la educación, sin quitarle a esta última toda la fuerza de la espontaneidad en si misma.
En este sentido, parece adecuado que, estas tres dimensiones de la formación socio humanista, se deben expresar a través de los diferentes elementos de realización del proceso docente-educativo: docentes, estudiantes, grupo, colectivo de año y proyección de los diferentes niveles institucionales, integrados como un todo a dicha formación.
Esta concepción humanista tiene una larga herencia.
La motivación de la educación ha variado con las circunstancias históricas de la época y la sociedad en particular; pero, tal parece que hubiera una cierta constante reconocida por muchos pedagogos desde Juan Amos Commenios (1592-1670), hasta hoy; que consiste en esperar de niños y jóvenes la formación de los hombres, como parte de un proceso de humanización, que se va produciendo progresivamente y no necesariamente de manera continua, hasta propiciarles la "mayoría de edad" y con ella niveles superiores de autonomía y racionalidad.
Como parte de esta idea, se ha ido desarrollando un determinado concepto de formación humana; que en cierta medida se ha compartido por grandes pensadores de diferentes épocas y contextos históricos, que nos sorprenden por la profundidad y por la vigencia de muchas de sus ideas al respecto, entre los que podemos mencionar al propio J. A. Commenios, Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) y demás Ilustradores franceses y alemanes (XVIII), Federico Hegel (1770-1831), Carlos Marx (1818-1883) y nuestros grandes maestros latinoamericanos: vale citar en el caso cubano a Félix Varela Morales (1788-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), José Martí (1853-1895), Enrique José Varona (1849-1933), Manuel Valdés Rodríguez (1848-1914), Alfredo Aguayo (1866-1948), entre otros. Todos ellos, como pensadores capaces de penetrar en lo esencial, al captar determinados elementos de lo universal de este proceso, reconocieron que el hombre se forma y humaniza no de una forma mecánica y determinista a partir de un moldeamiento exterior sino como parte del enriquecimiento que se produce desde el interior mismo del sujeto, en su interacción dialéctica con el medio, como un despliegue libre y expresivo de la propia espiritualidad que se va forjando desde el interior en el cultivo de la razón y la sensibilidad, en contacto con la vida material de la sociedad, que de una u otra forma refleja, y con la cultura propia y universal.
CONCLUSIONES
La formación socio humanista se integra a la pertinencia como uno de los aspectos claves de la actual reforma en la Educación Superior, tanto por su carácter relevante de hoy como por ser en la educación, un problema de todos los tiempos.
La formación socio humanista del contador tiene que lograrse a través de todo el proceso educativo y desde el interior mismo del sujeto, forjando su razón y sensibilidad, en contacto con la cultura propia y universal. El profesor y su propia formación socio humanista, unido a la concepción de educación y sociedad que posea, es el factor fundamental de este proceso por el nivel de autoridad que le concede la enseñanza tradicional.
Una concepción del diseño curricular en todos sus niveles que parta de la responsabilidad de asumir como sistema la formación socio humanista del estudiante ha de tener en cuenta tres importantes dimensiones: la transdisciplinariedad, la concepción del hombre como sujeto de la actividad, la humanización del proceso de enseñanza–aprendizaje y del correspondiente régimen académico.
Las exigencias del sector productivo al recurso humano, el proceso de integración en las ciencias, la esencia de la profesión, insertos en la complejidad del mundo contemporáneo constituyen fundamentos de la necesidad de la formación socio humanista de los estudiantes de Contabilidad y Finanzas.
BIBLIOGRAFÍA
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Autor:
Lic. Beatriz Díaz Rodríguez.
MSc. Tamara Jiménez Padilla
MSc. Onelia Guevara Reyes.
Filial Universitaria Cabaiguán.
Universidad de Sancti Spíritus "José Martí Pérez"
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