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La emergencia de las gentes del río (página 2)


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Desde su nacimiento, se formará un ambiente social solidario, democrático y popular que plantea simplemente la modernización de la vida social, política y económica. Aspiración que en la mayoría de las veces tendrá como respuesta la represión estatal o paraestatal, al confundir el llamado a la modernidad con subversión.

Este ambiente de camaradería, oculta la exclusión social, pues el enclave, por su naturaleza, no permite extender sus beneficios a toda la población local o regional. Creó un círculo de privilegiados en un amplio mar de excluidos y marginados.

Las mallas que aun hoy, separan físicamente los clubes y residencias de los directivos de ECOPETROL del resto de la Ciudad, simbolizan esta realidad: la riqueza de unos pocos es contigua a la más penosa pobreza de las mayorías. Al lado de los modernos y confortables barrios de los directivos petroleros se alzan las comunas de la miseria.

Así, la concepción de crear separaciones sociales y exclusión, iniciada por la Tropical Oíl Company, conocida como TROCO (1918-1951), encontrará en ECOPETROL (1951-2004) continuidad y estrategias más perfeccionadas que harán de la gran mayoría de sus empleados extraños a la ciudad, la región y a su desarrollo.

La historiografía confirma que las Elites nacionales y santandereanas tampoco consideraron la ciudad y la región en su valor futuro. Que lo importante para ellos era, y son, las rentas fiscales que genera la industria petrolera. Desde entonces se revela su miopía en el manejo de los asuntos petroleros del país.

Fue necesaria que una multitud de obreros, muchos de ellos analfabetas, con el apoyo de los habitantes de Barrancabermeja, se lanzaran a cinco huelgas para demostrar que es conveniente para la grandeza de la nación tener una industria petrolera Estatal.

En el 2004, una nueva huelga, tuvo como fundamento la conservación de ECOPETROL como un patrimonio nacional, frente a las intenciones privatizadoras de la actual dirigencia del Estado y de la petrolera. Una cuestión tan esencial para su futuro como empresa ha suscitado escasos y pobres pronunciamientos de la dirigencia empresarial como política a nivel local, departamental y nacional.

A pesar de sus logros, especialmente en las actividades de producción y refinación, es extrañamente escasa su actividad en la rama de la petroquímica y son mínimos los aportes al desarrollo regional en actividades complementarias a la industria, especialmente en las no petroleras.

Sin embargo TROCO, posteriormente ECOPETROL, (mañana Shell – Occidental) concentrados en sus propósitos empresariales, ocupan los territorios y explotan los recursos naturales sin mayores consideraciones sobre el daño al medio ambiente y el futuro desarrollo integral de la región.

TROCO y después ECOPETROL, suplieron algunas necesidades de infraestructura que el sector público no proveía a la ciudad; de ahí el paternalismo y asistencialismo arraigado dentro de la población y aun vigente.

Generalmente se desconocen los propósitos de desarrollo que se esperan alcanzar con el uso de estos recursos públicos; ya que muchas de estas inversiones no tienen otro horizonte que cumplir con metas presupuestales, dejando evidente que ECOPETROL no ha mantenido un rumbo definido en el mediano y largo plazo, en este tipo de inversiones. La excepción quizá sea la financiación para la creación, hacia el año de 1996, del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Aportes que se hicieron para cumplir compromisos pactados en 1988 entre la Comisión de Derechos Humanos de la USO y Ecopetrol.

El sector sindical, que desde sus orígenes se apoyara en los sectores campesinos y populares para lograr objetivos gremiales, después de su consolidación como organización, tampoco incluyó en su proyecto sindical, a la región como una posibilidad para crear un hábitat y un nuevo estilo de vida capaces de propiciar una identidad colectiva y una cultura regionalista. A pesar de su bienestar, al pensionarse gran numero de los empleados petroleros, salen de la ciudad como huyendo de un lugar de castigo. Quizá aún persista, la visión primigenia de la ciudad, y la región como un territorio de paso, una ciudad campamento…

Hoy día la lucha sindical se centra en preservar al Sindicato como organización y defender lo adquirido y poco que queda de la otrora Ecopetrol.

Pasando a mirar el proyecto agrícola tradicional, debemos recordar que paralelamente a la consolidación del enclave petrolero, ocurrió el proceso de ocupación y apropiación de las tierras no utilizadas directamente por las actividades petroleras. Lo cual, junto a la creación de la infraestructura del transporte, los caminos, el tren y las carreteras, permitieron la generación y fortalecimiento de otros centros urbanos, creándose de esta manera, un escenario variopinto en donde agoniza lentamente la pesca artesanal por la contaminación y deterioro de ríos y ciénagas.

La economía campesina es arrinconada por el avance de la ganadería extensiva y aparece el cultivo de la palma africana en los años 60, como una actividad promisoria. Esta abigarrada manifestación de distintos sectores sociales que sobreviven a las exigentes condiciones naturales y sociales configuran el lugar donde aún se dan las manifestaciones de violencia, impunidad, pobreza y olvido.

Este cruce de procesos económicos y sociales origina una región de riqueza, de pobreza, de oportunidades. Una región de todos, una región de ninguno, de violencia, una región sin aparente pasado, de futuro,.. todos y cada uno de ellos serán rostros del Magdalena Medio Santandereano.

Esta no es una región necesariamente violenta, ha soportado por mucho tiempo el uso, a veces selectivo y a veces indiscriminado, de la violencia. La cual en ocasiones ha provenido de los agentes del Estado comprometidos partidistamente y otras veces de particulares asociados a proyectos privados de explotación de los recursos de la región.

En ella se dan las manifestaciones de la misma violencia estructural que desangra el país.

El 9 de abril del 48, Rafael Rangel Gómez y el Directorio Gaitanista asumirán el control de la ciudad. Durante varios días milicias populares armadas de lanzas de madera y machete desfilaron por sus calles. Tres cañones serán ensamblados por los talleres de Troco, explotando uno de ellos en el primer disparo. Estos desfiles serán los que convencerán al gobierno de una supuesta fortaleza de la plaza y la demora subsecuente en su ocupación.

El movimiento es netamente Gaitanista ya que Barrancabermeja es una de las plazas más fuerte de ese movimiento, el cual será entregado gracias a las gestiones del directorio liberal de Bogotá, bajo la promesa de no ser ejercida represalia alguna contra los líderes del movimiento.

La represalia contra Rangel y los líderes populares fue puesta en marcha. A los pocos días se internará en la selva y conformará la resistencia liberal. Tras el irán algunos activistas y muy escasos obreros petroleros. Entre 1948 y 1953 serán pocos los muertos en el Municipio, 6 u 10 a lo sumo; pero más de 100 los "aplanchados" (apaleados) e innumerables los que tuvieron que irse, tanto liberales como comunistas sufrirían estos tratamientos.

Los conflictos entre los colonos campesinos, entre éstos con terratenientes y las empresas petroleras, en torno a la apropiación de la tierra, tienen su origen en la incapacidad de regulación del Estado sobre el sector, la dificultad para demostrar títulos de propiedad y la falta de infraestructura de transportes y servicios básicos como salud y educación. Incluso hubo disputas entre éstas empresas por imprecisiones en la delimitación de sus respectivas concesiones.

Desde 1965 la lucha estará marcada por la acción de la insurrección armada izquierdista y la respuesta gubernamental a su accionar y presencia. La lucha por la tierra, adquiriría tal magnitud que fortalecería la organización de los sectores mas marginados en las zonas de mayor presencia guerrillera.

El accionar del E.L.N. y su aceptación popular en la zona neutralizaría este proceso de concentración de la tierra por los ganaderos. La bandera de "la tierra para quien la trabaje" fue difundida entre el campesinado por la gente de Fabio Vázquez Castaño y Ricardo Lara Parada, quienes fueron percibidos mas como nuevos "capitanes liberales" que como revolucionarios comunistas o izquierdistas,

Los reveses en otras regiones del E.L.N. y la dinámica de expansión que traían las F.A.R.C., a comienzos de los 70, hace que sea ella la que canalice el terreno abonado por los Elenos.

La concentración de la tierra y la implementación subsecuente de la ganadería extensiva ira lentamente aumentando el arraigo y la base social de la guerrilla. Serán las equivocaciones de las Guerrillas, mas que la acción militar y represiva del Estado la que lentamente cause el descontento entre el campesinado.

Aquí se dan cita el ELN, FARC, EPL, M-19, que crecen en medio de conflictos por la tierra, sindicales, populares, etc., pero que además de las tradicionales fuentes de financiamiento como el secuestro y el boleteo, algunos se surtirían de rentas apropiables en la región como la producción del oro en el sur de Bolívar, la coca y el hurto de la gasolina, además de convivir y lucrarse con los políticos corruptos que manejaron a su antojo el aparato estatal local y los intermediarios, que controlaban la contratación petrolera.

Con su accionar, estas organizaciones provocaron lentamente el desencanto de la ciudadanía, pues junto con su actividad económica parasitaria no ofrecieron alternativas locales de desarrollo..

El proyecto económico paramilitar hay que entenderlo como la aplicación de una estrategia político – militar con un objetivo económico claro: salvaguardar las inversiones del gran capital en la ganadería, la agro industria (la palma) o en la extracción minera (carbón – petróleo). Para conseguir esto se hace necesario controlar un espacio que esta (o estaba) ocupado por sectores campesinos tradicionalmente vinculados a proceso de resistencia política; es su desplazamiento y/o aniquilamiento la única garantía para que las inversiones que se hagan o estén realizando sean seguras y altamente productivas.

Es innegable que esta formación de grupos de extrema derecha esta ligada al accionar de muchos ganaderos de la región y a la existencia de extensas fincas ganaderas de propiedad de sociedades anónimas radicadas en Medellín, o Bogotá. Siendo los mas afectados por el accionar insurgente, serán los mas interesado en buscar una solución a su problema económico, buscando por ello estrategias y aliados para implementarla como el narcotráfico.

Aparece hacia lo años 80 en el sur de la región, en Puerto Boyacá extendiéndose como una mancha de aceite hasta cubrirla toda. A mediados de los noventa, como una batalla final en su lucha territorial contra la insurgencia, toman a sangre y fuego la ciudad de Barrancabermeja (Mayo 16 de 1998), liquidando a sus adversarios reales o imaginarios e imponiendo su ley la extorsión, la desaparición forzada.

Instaurado el desorden de la ultraderecha, vinculado también a la guerra por el control de la propiedad de la tierra, la apropiación de las rentas provenientes del robo de gasolina, el narcotráfico, y el control sobre la contratación petrolera y estatal de la región.

A pesar y en medio de una tensión permanente provocado por agentes armados, la región gracias al trabajo de sus habitantes, el apoyo internacional y la Iglesia, ha consolidado ONGs como la O.F.P. (Organización Femenina Popular), CREDHOS (Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos) y otras, que han logrado resistir a la intimidación, y generar procesos de desarrollo comunitario y de construcción del nuevo sujeto social, acorde con la plena vigencia de los Derechos Humanos.

La Región espera que la nación apoye el desarrollo de la industria petroquímica nacional y de servicios complementarios, del sector agroindustrial y de la infraestructura de servicios, y sobre todo, que se imponga el orden legítimo del estado, lo cual depende del rumbo que tome el proceso de pacificación del país y de la región.

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En la Barrancabermeja de los años cuarenta al setenta, por la falta y pésima calidad de servicios públicos y otros componentes de la infraestructura urbana básica, se realizan manifestaciones y paros promovidos por el movimiento cívico-popular de la ciudad, que estigmatizado por los funcionarios estatales, iniciará el divorcio entre ciudadanía Barranqueña y fuerzas de seguridad del Estado. Campo de cultivo para la aparición de la hegemonía del discurso armado izquierdista y sus manifestaciones de violencia y desgobierno.

 

 

Autor:

Arturo Moncada Rodríguez

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