Solamente ubicándonos en la modernidad podemos entender la postmodernidad como una reacción contra la modernidad. Hay un total desencanto por la diosa razón que no logró resolver los problemas fundamentales del hombre, sino que por el contrario lo alienó a métodos, estructuras y tecnologías, en una palabra, la modernidad estaba absorbiendo al sujeto. Y "ante estas situaciones la postmodernidad se convirtió en una reacción que intentaba dar respuestas; esto dio paso a la irracionalidad, al pluralismo, al relativismo ético, a la fragmentación del sujeto y de la realidad al hiperindividualismo hedonista"[4]. Si la modernidad dejó oscurecer al sujeto, es decir, prácticamente lo olvidó, la postmodernidad lo va a supravalorar, le da mucha más importancia a lo subjetivo que a lo objetivo; y es de entender que todo extremo es malo.
Se ve, pues, según lo anteriormente afirmado, que en la postmodernidad reina el individualismo, es más, es planteado como un "hiperindividualismo hedonista", es decir, el individuo "coge" lo que mejor le parezca, está más inclinado a su propia voluntad, sus deseos y sus sentimientos, que a la misma objetividad que a lo menos verifica, en otras palabras, es irracional, por ende se crea una pluralidad, porque se está continuamente eligiendo de una parte y de la otra al parecer de cada individuo, por lo tanto no hay uniformidad, no hay nada absoluto, absolutamente todo es relativo en consecuencia de que la realidad es interpretada a la manera de cada individuo; lo cual dio paso a un predominio de lo funcional, lo pragmático, o sea, todo se mira en función del para qué, sino sirve para nada hay que abandonarlo de inmediato, pues no satisface las necesidades del individuo.
En definitiva, la postmodernidad es un "depende", un depende de los intereses de cada individuo, por lo tanto se pierde la dimensión del "tú" indispensable para formar el "nosotros"; el otro importa en cuanto lo que el "yo" se pueda beneficiar de él, para lo demás no.
Se puede concluir diciendo que la postmodernidad es una reacción contra la modernidad, contra la diosa razón, cayendo, así, en una irracionalidad, en un pluralismo y en un individualismo por antonomasia.
LA RELIGIÓN EN LA POSTMODERNIDAD
Se consideró pertinente hablar primero de postmodernidad de una manera general, para luego entrar a hablar del fenómeno de la religión en esta época determinada.
Se podría definir someramente la religión como la experiencia de lo humano frente a lo trascendente; ésta es una dimensión natural del hombre, de allí que todo ser humano sea religioso, tenga un trascendente.
Renglones atrás se había llegado a la conclusión de que la postmodernidad era prácticamente un desencanto de las explicaciones racionales y teóricas de la modernidad, lo cual llevó a caer en el extremo del subjetivismo, del individualismo, donde se vive una búsqueda del placer por el placer, de la diversión inmediata y pasajera; "ante todos estos fenómenos son cada vez más las personas que se dirigen hacia nuevos movimientos religiosos que plantean propuestas espirituales que suenan interesantes"[5]. Como lo que importa es la satisfacción del individuo hay que inclinarse por aquel movimiento religioso que mejor parezca, por aquel que se acomode a sus gustos.
Ernest Gellner acusa a la religión de la postmodernidad "de abandonarse al subjetivismo más descarnado para expiar los pecados del colonialismo( (…) abandonando la idea de una única verdad y se resigna a tratar la verdad como relativa a la sociedad o cultura en cuestión"[6]. Se puede apreciar nuevamente, según lo propuesto por Gellner, el rechazo a una verdad absoluta, en la religión también se adquiere el relativismo, y por ende un sincretismo religioso de donde el individuo toma lo que mejor le parece, lo que mejor se acomode a sus gustos. De allí se deduce claramente el por qué este movimiento es tan aceptado, pues siempre aboga en favor del individuo, ni siquiera el campo religioso es exento de esto.
En la religión de la postmodernidad da lo mismo cualquier trascendencia, cualquier creencia, lo que importa es tener algo que ayude al individuo a lograr sus propios fines. Todo esto trae consigo una pluralidad en la fe, en la creencia; fácilmente se puede tener una combinación de religiones, tomando de cada una lo que más convenga, pero al mismo tiempo se puede dejar sin ningún problema, sin ningún obstáculo, lo que importa es que el individuo esté bien, esté a gusto y se sienta plenamente satisfecho.
Queda desvelado que la religión en la postmodernidad está condicionada por el individuo, pues "vivimos el predominio de los sentimientos. Todo se mide desde el gusto que nos proporcionen las cosas (…) También en lo religioso: se acepta la fe, a Dios, las prácticas religiosas, si aportan algo a mi sensibilidad. La religión pasa por la experiencia de lo sensible"[7].
La postmodernidad todo lo reduce al individuo, pierde totalmente el sentido objetivo de las cosas. La religión es importante en cuanto proporcione sensibilidad, en cuanto satisfaga los sentimientos del sujeto; por eso cuando no cumple estos objetivos la solución es fácil: se deja a un lado, se ignora.
Hasta acá se ha mostrado que las formas de religión en la postmodernidad están condicionadas por el individuo, éste es quien crea, de acuerdo a sus gustos, su propia forma de religión. Ahora bien, la religión en la postmodernidad tiene unas características muy peculiares: no es institucionalizada, pues ésta ha surgido de la desconfianza de las grandes religiones y de sus instituciones; supravalora la experiencia subjetiva, por ello es que es una religiosidad popular, como no acepta ningún tipo de explicación absoluta, "la religión es una manera personal de ver la realidad; como se trata ante todo de una experiencia, cada quien la vive y la formula creativa y libremente"[8]. Parece ser, según lo anterior, que la religión está más inclinada a la experiencia que a la mima lógica; cada individuo de acuerdo a sus propios gustos y necesidades la crea; por ello es que se habla de una pluralidad, pues son muchas las formas de religión que se observan en la época de la postmodernidad.
En cierto modo la religión, vista desde esta perspectiva, no es más que un rechazo a los ritos, a los dogmas, ya que estos van a determinar al sujeto y como se está hablando de un hiperindividualismo hedonista, estos parámetros no se acomodan a la época, luego, hay que desecharlos. En definitiva la religión en la postmodernidad no quiere compromisos, porque el compromiso coacciona la libertad del sujeto.
LA NUEVA ERA COMO RELIGIÓN
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA NUEVA ERA(
Después de haber hablado de la postmodernidad en general y de la religión en esta época determinada, es hora, entonces, de entrar a hablar específicamente de la N.E, uno de los fenómenos más importante de la postmodernidad.
La N.E es un movimiento surgido en Occidente entre las clases media y alta, tiene una doctrina totalmente novedosa, es decir, es una nueva forma de entender al hombre, a Dios y al mundo en un todo único, es una visión integral, holística de compresión de la realidad.
Tratar de delimitar con exactitud que es la N.E es una tarea prácticamente imposible, porque es una mezcla de muchas doctrinas. Como bien lo plantea el cardenal G. Danneels:
La New Age es difícil de definir. No es filosofía, no obstante es una visión del hombre y del mundo, así como un llave de interpretación; no es una ciencia, pero se apoya sobre las leyes científicas, aún si estas últimas hay que buscarlas en las estrellas. La New Age es una nebulosa que contiene un poco de esoterismo y un poco de ocultismo un poco de pensamiento mítico y mágico atinente a los secretos de la vida y un hilo de cristianismo, todo mezclado con conceptos provenientes de la astrofísica9.
Como lo deja claro el cardenal, es difícil tratar de dar una definición acerca de la N.E, pero sí es posible hacer una descripción general acerca de los puntos capitales de este fenómeno. Someramente se puede decir que la concepción antropológica es platónica, pues el hombre es una chispa divina e inmortal que se encarna y se reencarna hasta alcanzar su estado de perfección y fundirse con el todo, este debe ser el ideal de al que debe aspirar un seguidor de la N.E: fundirse con el todo. Aquí se puede ver claramente un dualismo, pues el cuerpo es considerado como un accidente, lo que verdaderamente cuenta es el alma. Otro aspecto interesante de la antropología de la N.E es el de la concepción de la muerte, pues ésta de manera definitiva no existe, sino que constituye un paso necesario a la reencarnación del alma en otro cuerpo; para los seguidores de la N.E sólo muere el cuerpo, el alma simplemente toma posesión en otro cuerpo. Este aspecto de la reencarnación es tomado de las grandes religiones orientales, como lo son el hinduismo y el budismo, sólo que a diferencia de éstas, para la N.E la reencarnación siempre da pie a una vida mejor, más hermosa y perfecta, es decir, no hay regresión, en cambio para el hinduismo y el budismo puede darse una curva descendente en el proceso reencarnatorio, donde se puede pasar a una existencia peor que la anterior.
Otra razón por la cual la N.E recurre a estas religiones orientales, es que éstas están basadas más en la experiencia que en la razón, o sea, son más del sentimiento; y como se había expuesto en el capítulo anterior, la característica principal de la postmodernidad es el rechazo contra la razón, poniendo como fundamento la experiencia sensible.
La N.E propone también una nueva Psicología, donde se habla de la autorrealización, pues "hay una confianza excesiva en la propia personalidad. Desarrollo de la subjetividad por lo que se termina en la relatividad voluntarista de la verdad"[9]. En esta dimensión la N.E considera que para alcanzar la felicidad todo depende del sujeto, el "otro" puede servir al "yo" como un medio para alcanzar su propia realización; en este aspecto se desvirtúa totalmente la intersubjetividad del ser humano, y las relaciones interpersonales sólo son valoradas en la medida en que el "yo" se beneficie de ellas; en esta visión lo único que importa es la realización del sujeto.
Otra de las características, y quizás la más importante de la N.E, es su visión cosmológica, en consecuencia de que el cosmos es una realidad viva que recorre un proceso, de allí que se hable del año cósmico o año platónico; "con este aspecto se quiere indicar el tiempo que emplea el eje de la tierra en recorrer todas las constelaciones del cielo, es decir, los doce signos de zodiaco, con un movimiento que se desarrolla en sentido inverso. Este tiempo equivale a 25268 años. Dicho año cósmico se divide a su vez, en doce meses cósmicos, los doce signos del zodiaco, cada uno de los cuales dura más o menos 2100 años"[10]. El paso de la tierra por uno de los signos del zodiaco determina unas características específicas del cosmos, de allí dependen los cambios de realidades; cada mes es una Era y, a su vez, cada Era va a generar grandes cambios en los estilos de vida culturales. Así, actualmente estamos en la Era de Piscis, donde predomina una cultura determinada por la forma religiosa del cristianismo, dicha era se ha distinguido por ser violenta; pero con la N.E, la de Acuario, se podrán superar todas las implicaciones que trajo el cristianismo a la humanidad, acá el ser humano será libre, habrá armonía y felicidad. Es por esto que el hombre de la N.E sólo se preocupa por vivir el presente, pues ya el futuro está predestinado por el movimiento de los astros.
Esta es, pues, la base cosmológica y a la vez científica que tiene la N.E, donde la astrología pretende predecir el futuro a través de la observación y el estudio de los astros.
Después de haber visto de manera rápida las características generales de la N.E, puede salir al camino una pregunta ¿por qué este fenómeno con una doctrina tan fuera del "sentido común" es tan atrayente? Hay muchas razones, aunque no se crea, para que el hombre actual se refugie en la N.E; una de ellas, y quizás la más importante, es porque el sujeto se siente difuminado por las masas, es decir, no se siente importante, nadie ni nada dan razones a sus preguntas existenciales; y la N.E abre los brazos para satisfacer las necesidades de cada individuo según sus gustos particulares. Otra razón es porque el hombre se siente fatigado por tanto consumismo, y ya está cansado, asustado y desilusionado; está cansado de la
fragmentación de saberes, de la pérdida del sentido del todo, cada vez conoce más, pero menos de la verdadera esencia del hombre: ¿por qué vivo?, ¿quién soy yo?; y aquí aparece la N.E ofreciendo respuestas definitivas para todas y cada una de las preguntas que siempre han sido compañeras de viaje del hombre, proponiendo soluciones simples y al alcance de todos, respetando los gustos personales de cada individuo y valorando extremadamente su dimensión afectiva y emocional.
En definitiva, el hombre acude a la N.E, porque "no encuentra en ningún sitio una respuesta clara y sencilla para las aspiraciones y preguntas que desde siempre lo han acuciado. Quiere algo más que fragmentación, materialismo e irreligiosidad"[11]. En conclusión, el hombre está desencantado de las diferentes explicaciones que se la han dado a la realidad desde los distintos saberes, y por ello busca algo que integre y que esté a su alcance sin ningún tipo de esfuerzo ni compromiso.
UNA RELIGIÓN CON UNA TRASCENDENCIA IMPERSONAL
La modernidad prácticamente se había olvidado de Dios, ahora se vuelve de nuevo a Él, pero de una manera totalmente diversa a la tradicional, pues ya no se trata de un Dios personal, salvador y creador, sino de un principio único y unificante de todo lo que existe, o sea, es una visión holística, la trascendencia es un principio que integra todo. Por lo tanto, la trascendencia de la N.E es una experiencia que se realiza y verifica en la totalidad diaria, se da en lo ordinario de la vida, en el aquí y en el ahora, todo es Dios, en definitiva, "la Nueva Era es un monismo en el que Dios es todo y todo es Dios"[12]. Se ve, pues, claro que la N.E tiene una visión panteísta. Y además para sus seguidores "Dios no es una persona y no puede ser concebido como creador y sustentador del universo. Es más bien una energía impersonal que lo invade, lo ilumina y lo transforma todo (…) Es una energía inmanente que existe en todo el universo. En esta concepción el hombre sólo tiene que abrirse a lo divino que lo habita sin necesidad de ninguna mediación"[13]. Esta visión de trascendencia es muy particular y atrae mucho al sujeto porque no lo compromete ni hay dependencia, sólo tiene que abrirse y nada más.
UNA RELIGIÓN SIN DIMENSIONES
Todas las formas de religiones institucionalizadas tienen tres dimensiones: 1)Credo, 2) Código y 3) Culto. Estas dimensiones son las más conocidas dentro de las tradicionales formas religiosas. Pero como ya se había dicho, la N.E, como su mismo nombre lo dice, es un fenómeno novedoso, que surgió en consecuencia de una reacción contra lo tradicional; de allí que se salga de este esquema predominante de la historia, como lo son las dimensiones de la religión.
La N.E es una religión sin fundadores, ni sedes, ni libros, ni dogmas; porque como se decía, ella no pretende comprometer al individuo implantando esquemas y parámetros que, según ellos, lo único que hacen es alienar al hombre. En una palabra, es una religión "que se funda en todas las religiones para adquirir el "status" de "super religión", dejando a un lado todo lo que suponga dogma, autoridad, estructuras, libros sagrados"[14].
Se puede percibir fácilmente que el gran atrayente de esta religión es la defensa de los gustos individuales y que no da pie a ningún tipo de compromisos.
UNA RELIGIÓN QUE SATISFACE LAS NECESIDADES DE CADA INDIVIDUO
Frente a la imposibilidad de la modernidad de dar razones al hombre para vivir, éste las empieza a buscar desde su individualidad, su horizonte es su propio "yo", su bienestar; y es claro que "en esta visión no hay lugar para el sufrimiento y todo su actuar está basado en la búsqueda del bienestar del yo. Es un pensamiento de carácter egocéntrico. La solución a los problemas no hay que buscarlos en un nuevo encuentro del yo con el tú, sino simplemente en la capacidad de superación que tiene el sujeto, en la referencia al éxtasis"[15]. En consecuencia de esto, la dimensión religiosa del hombre fue una de las más afectadas, pues ninguna forma religiosa había satisfecho las expectativas del hombre, de allí que se tuviera que buscar una nueva religión, la cual no alienara al sujeto, sino que, por el contrario, estuviera a su favor, respetando sus gustos, sus intereses, en última instancia, su subjetividad. Y la N.E satisface las necesidades de cada individuo, en razón de que ésta "predica un pensamiento y un actuar altamente basado en el bienestar del yo. Yo soy creador con Dios –Cristo soy yo- la felicidad del mundo está en mis manos: está en mis posibilidades"[16].
Algo que demuestra de una manera clara la razón por la cual la N.E satisface las necesidades de cada individuo, es que todas las formas religiosas son buenas, es decir, una persona puede ser de la N.E estando en una de las religiones tradicionales; sólo que ya ésta está tomada como un medio para satisfacer las necesidades del sujeto. Otra de las grandes peculiaridades es que el individuo puede tomar elementos de varias religiones sin ningún problema, pues se debe tener como punto central la comodidad particular, o sea que todo es bueno siempre y cuando satisfaga los intereses subjetivos, sobrevalorando los sentimientos y emociones.
En conclusión, "lo que interesa es el propio bienestar, la satisfacción individual de anhelos, necesidades y objetivos en cuanto tal, sin importar mucho el cómo, el quién y el qué se experimenta"[17].
Se podría decir que la N.E como religión tiene la siguiente fórmula: "sírvete de donde quieras, con tal es que te sientas bien".
CONCLUSIONES
Gracias a esta investigación pude descubrir que el hombre postmoderno todo lo está mirando en función de sí mismo, es decir, sólo es importante aquello que pueda satisfacer sus necesidades, de acuerdo a sus propios gustos.
Logré, también, observar que a pesar de que nuestra sociedad está envuelta por el consumismo y por la tecnología, el ser humano aún se hace las preguntas existenciales, o sea, todavía hay en él una sed por descubrir el sentido de su existencia.
Pude ver cómo la N.E da las respuestas a todas las preguntas existenciales; solamente que lo hace de la manera menos indicada, pues se pierde la dimensión dialogal del hombre con el hombre, en consecuencia de que todo es mirado en función única y exclusivamente del "yo"; el "tú" es importante en cuanto le sirva al "yo" para alcanzar su propio bienestar. Me parece que esta es una visión muy poco viable, ya que para que el hombre sea verdaderamente hombre tiene que tener en cuenta al otro, no como un medio para alcanzar sus propios objetivos, sino como una necesidad para su realización como persona.
Pienso que este fenómeno de la postmodernidad le hace un recuerdo a la filosofía que el hombre es un ser con más dimensiones que la razón, que es un ser que siente.
Considero que ni la modernidad ni la N.E están en capacidad de brindar respuestas satisfactorias al hombre, pues la primera es totalmente objetiva y la segunda es subjetiva, ambas caen en extremos. Por lo tanto, se deben integrar estas dos visiones, donde no se pierda el "yo" en la objetividad ni el "tú" en la subjetividad, sino donde ambos se complementen mutuamente.
BIBLIOGRAFÍA
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URREA VIERA, Juan Carlos. New Age. Visión histórico-doctrinal y principales desafíos. 2 ed. Bogotá : Linotipia Bolívar, 1998. 184 p.
[1] BORGES, Rafael Andrés. Ensayo de aproximación a la New Age en la Postmodernidad. En : Anthropos, Caracas : Vol. 18, No 34 (enero-junio 1997); p. 108.
[2] KUNG, Hans. Teología para la postmodernidad. tr. por Gilberto Canal. Madrid : Alianza, 1989. P. 16.
[3] DEL BARCO, José Luis. Del ocaso de la modernidad a la sensibilidad postmoderna. En : Pensamiento, Madrid : No 194 (mayo- agosto 1993); p. 202.
[4] BORGES, Rafael Andrés. Op. Cit., p. 109.
[5] Ibid., p. 67.
[6] En la colonización, afirma Gellner, cabe presumir que no querían sólo esclavos, sino esclavos que interiorizaran su sometimiento en nombre de la objetividad. Se podría resumir esto diciendo que toda la idea de objetividad es simplemente una astuta artimaña de los dominadores.
[7] GELLNER, Ernest. Postmodernismo, razón y religión. Buenos Aires : Paidós, 1994. p. 9.
[8] MARDONES, José María. Postmodernidad y neoconservadurismo. Navarra : Verbo Divino, 1991. p. 104.
[9] DIAZ CID, Luis Eduardo. Reflexiones filosóficas. Montería : Unisinú, 2001. p. 53.
[10] De aquí en adelante Nueva Era será abreviado por N.E. 9 DANNEELS, Godfried. Carta pastoral “Cristo o el Acuario”. Está en : URREA VIERA, Juan Carlos. New Age. Visión histórico-doctrinal y principales desafíos. 2 ed. Bogotá : Linotipia Bolívar, 1998. p. 85.
[11] BORGES, Rafael Andrés. Op. Cit., p. 92.
[12] GIL, Juan Carlos y NISTAL, José Ángel. New Age. Una religiosidad desconcertante. Barcelona : Herder, 1994. p. 53-54.
[13] Ibid., p. 18.
[14] DIAZ CID, Luis Eduardo. Op. Cit., p. 63.
[15] URREA VIERA, Juan Carlos. New Age. Visión histórico-doctrinal y principales desafíos. 2 ed. Bogotá : Linotipia Bolívar, 1998. p. 21-22.
[16] SALTOS, José Vicente. New Age. Elementos básicos para su comprensión. En : Medellín. Teología y pastoral para América Latina, Bogotá : No 92 (diciembre 1997); p. 566.
[17] URREA VIERA, Juan Carlos. Op. Cit., p. 24.
Autor:
Carlos Alberto Vargas
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