Reitero, las inversiones públicas hechas con los ingresos en divisas y la deuda, están en el país; forman parte de su activo, no se esfumaron ni salieron de aquí, producen o producirán aquí y significan la solución de la crisis y la plataforma de su pleno desarrollo.
Nuestra economía no está petrolizada, ni por el porcentaje de la ocupación que genera el sector petrolero, ni por su participación en la inversión total, ni por la parte de los ingresos públicos que produce, ni en fin, por el peso que tiene su producción en el producto interno bruto (PBI).
Una cosa es la petrolización y otra aprovechar una plataforma petrolera de producción para impulsar el desarrollo general de la economía.
El petróleo, símbolo de nuestro nacionalismo, rescatado por la Nación desde Cárdenas y desarrollando por los regímenes sucesivos, nos ha unido la nación, ha impulsado nuestra economía y ahora la crisis es fuente de confianza internacional para salir adelante del trance.
Es infantil que reneguemos del petróleo y se lo atribuyamos al diablo. Es conseja de analistas externos, frívolos e irresponsables, empeñados en demostrar la ineficiencia de los países en desarrollo para administrar sus recursos, en afán de trasnochado tutelaje. Lo que a partir del petróleo hemos hecho en tan pocos años, es asombroso. Que no nos aturdan. Más, mucho más haremos.
Si la crisis fueran claramente previsibles, nunca se presentarían. Hay factores desconocidos que operan sobre una nación en curso, cuya inercia no es siempre fácil de cambiar. Las medidas de ajuste que tomamos, siempre en función del interés nacional, corresponden a las circunstancias que se presentan y que por la naturaleza de expectativas subjetivas, no siempre anticipamos para no precipitar lo que tenemos. Cuando ellos ocurren, actuamos conforme a un plan de decisiones alternativas.
Lo importante viene ahora, hemos identificado los grandes males:
Primero los externos: un desorden económico internacional que castiga a los países en desarrollo, con factores monetarios, financieros, comerciales, tecnológicos, alimentarios y energéticos expresados muy claramente en la reunión de Cancún, y que tienen, forzosamente que ser resueltos en negociaciones globales, como está propuesto a la Naciones Unidas. Es urgente. De otro modo los problemas se agravarían a extremos impredecibles.
Después los internos: Aquí adentro fallaron tres cosas fundamentalmente:
La conciliación de la libertad de cambios con la solidaridad nacional y altamente especulativa. La concepción de la economía mexicanizada, como derecho de los mexicanos sin obligaciones correlativas; el manejo de una banca concesionada, expresamente mexicanizada, sin solidaridad nacional y altamente especulativa.
Ello significó que en unos cuanto años, sustanciales recursos de nuestra economía generados por el ahorro, por el petróleo y la deuda pública, salieran del país por el conducto d los propios mexicanos y sus bancos, para enriquecer más a las economías externas, en lugar de canalizarse a capitalizar al país conforme a las prioridades nacionales. Nuestra debilidad, por el camino de la desconfianza y ambición, nos hizo más débiles, y más fuerte a los fuertes.
Se pudo afirmar que en unos cuantos, recientes años, ha sido un grupo de mexicanos, sean los que fueren, en uso de derechos y libertades pero encabezados, aconsejados y apoyados por los bancos privados, el que ha sacado más dinero del país, que los imperios que nos han explotado, desde el principio de nuestra historia.
Tenemos que organizarnos para salvar nuestra estructura productiva y proporcionarle los recursos financieros para seguir adelante; tiene que detener la injusticia del proceso perverso fuga de capitales – devaluación – inflación que daña a todos, especialmente al trabajador; al empleo y las empresas que lo genera.
Estas son nuestras prioridades críticas.
Para responder a ellas he expedido en consecuencia dos Decretos: uno que nacionaliza los bancos privados del país y otro que establece el control generalizado de cambios, no como una política superviviente del más vale tarde que nunca, sino porque hasta ahora se han dado las condiciones críticas que los requieren y justifican. Los decretos respectivos se publican hoy en el Diario Oficial. Como complemento, someto a la consideración de esta soberanía, iniciativa de ley que convierte al Banco de México en organismo público descentralizado del Gobierno Federal; dejará de ser sociedad anónima.
Con la nacionalización de la banca, se termina la concesión a los particulares, para incorporar el servicio directamente a la Nación. Obviamente, la nacionalización irá acompañada de la justa compensación económica a los actuales accionistas, conforme a derecho. Lo importante es urgente. Cuidaremos también con particular esmero la situación y los intereses de los depositantes y clientes de la banca mexicana, así como los del público en general. El dinero y valores de cada depositante en un banco mexicano, se han mantenido siempre seguros, porque el Gobierno ha estado detrás de todos y cada uno de los bancos para garantizar esa seguridad. Con mayor razón estarán ahora seguros los depósitos en los bancos mexicanos.
Que quede claro: No serán afectados d ningún modo el dinero, ni los valores propiedad de los usuarios del servicio público de la Banca; ni los fondos o fideicomisos administrativos por ésta; ni lo depositados en las cajas de valores. La banca extranjera, sus representantes, las organizaciones auxiliares de crédito y el Banco Obrero, no son sujetos de expropiación o afectación alguna. Los derechos de los trabajadores del sistema bancario serán respetados. El viejo anhelo de crear un sindicato bancario podrá fructificar, como ocurre en la mayor parte de los países del mundo.
La banca seguirá funcionando normalmente. Su administración sólo ha revertido a las manos de quien la concesionó: el Estado mexicano. Primero lo que a todos conviene. Después lo demás. En este caso el Gobierno no sólo está eliminando un intermediario, sino a un instrumento que ha probado más que suficientemente su falta de solidaridad con los intereses del país y del aparato reproductivo.
La banca privada mexicana y mexicanizada – eso es lo más doloroso -, ha propuesto el interés nacional y ha fomentado, propiciado y aun mecanizado las especulaciones fuga de capitales. Frente a los daños de la especulación y falta de apoyo a las actividades productivas, sería incongruente poner las medidas correctivas, en manos de sus defensores y de quienes tienen intereses creados en torno a ellas. Se dirá que se ha repetido ya mucho que el Gobierno tenía los instrumento sobrados para controlar la banca privada. Hoy tomemos de confesar que así lo creímos, pero que no fue así. Una dolorosa historia nos la ha enseñado. Por ello llegamos a la situación financiera caótica y contradictoria en la que nos encontramos. En suma, se nacionalizó la banca privada, y con el control de cambios, se programará mejor lo que el trabajo y el ahorro de los mexicanos, el petróleo, otras exportaciones y el financiamiento, nos significa. La Nación se beneficiará. Cumpliremos estrictamente nuestros compromisos nacionales e internacionales; se importará sólo lo necesario; se viajará lo indispensable. Con esta medida, combatiremos a la especulación abierta y hasta institucionalizada. Le quitaremos a la inflación los abundantes impactos especulativos que hemos venido padeciendo, tan sólo porque los márgenes de intermediación bancaria y la demanda de dólares fue brutal, envenenando nuestra economía. Las resoluciones de nacionalizar a la banca y de implantar el control de cambios, han costado muchos trabajo; pero todos debemos estar convencidos de su imperiosa necesidad.
Respuesta del Presidente del Congreso, Humberto Lugo Gil, al sexto informe del presidente López Portillo
Señor Presidente José López Portillo:
Su informe está en efecto, lleno de respuesta. Respuesta directa, sin ambages, a muchas de las preguntas que todos nos formulamos, a muchas de las interrogantes que están en la calle. Reconocemos y respetamos en el informe, esta actitud valiente que sintetiza los propósitos y las dificultades de un régimen, y la verdad de un hombre, empeñado en cumplir hasta el último día de su mandato, con la obligación y el derecho de informar y explicar al pueblo. Esta fecha está ya en la historia. Hay un México de antes de la nacionalización de la banca, y un México después de la nacionalización de la banca. Lo que este México nuevo sea, depende del buen juicio de muchos mexicanos. Usted ha subrayado, Presidente López Portillo, que no debe verse como influencia de extremismos políticos, sino como solución arraigada en nuestra Constitución y nuestra Revolución. Respuesta final a una larga cadena de acciones de esa banca que se tradujeron en un funcionamiento inverso a las necesidades de nuestro desarrollo. En efecto ¿para qué son los bancos? Sobre todo para canalizar el ahorro a fines productivos y a satisfacer necesidades sociales. Los fondos ahorrados en los bancos, al moverse por los canales del crédito, son capital para las empresas que generan empleos, bienes y servicios. Entendemos y apoyamos los propósitos económicos de esos decretos, de esa política, Las empresas del país podrán volver a encontrar fondos para crecer y producir, para crear nuevos empleos, para modernizarse y abaratar su producción. Los que no tuvieron solidaridad con México, los que no vieron sólo por su interés personal, los que no quisieron ver que, uno por uno, eran millones que sacaban su riqueza y restaban millones de millones a los recursos de la nación, dirán que no somos patriotas. Mañana, hoy mismo, se escucharán voces airadas y las expresiones de descontento y aun de condena. Se inició, sin duda, una etapa en nuestro proceso histórico. Efectivamente estamos acelerando el proceso revolucionario, pero es importante afirmar que lo hacemos desde las instituciones, enmarcados en ellas; por eso, esta representación nacional apegada a las normas que nos rigen, recibirá los documentos aquí ofrecidos y procederá a integrar una comisión encargada de investigar y analizarlos; igualmente con gran interesé recibiremos la iniciativa que propone convertir al Banco de México en organismo público descentralizado, y la que contenga las medidas fiscales que de ser necesarias se propongan, y nos comprometemos a colaborar con los otros dos Poderes de la Unión para instrumentación jurídica de las acciones que la situación demande…
Enciclopedia Microsoft Encarta 98, Segunda edición, editorial: Microsoft Corporation, Estados Unidos, 1997, Tomo I artículo: "López Mateos"
Los presidentes de México ante la nación 1821 – 1984, Segunda edición, Editorial: "Congreso de la Unión y la cámara de diputados", México D.F. 1985, Tomo V, P.p. 767 – 795.
Autor:
Iván Escalona M.
Estudios de Preparatoria: Centro Escolar Atoyac
Estudios Universitarios: Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias sociales y Administrativas (UPIICSA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN)
Ciudad de Origen: México, Distrito Federal
Fecha de elaboración e investigación: Noviembre de 1998
Profesor que revisó trabajo: Adrián Gutiérrez (Profesor de Historia del Atoyac y alias: Chico Homo)
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