Fernando Pessoa: corazón de nadie. A su propio encuentro (página 2)
Enviado por Alejandro Ibarra Quintero
Al día siguiente el mal hepático puso fin a su vida. En vida sólo publicó un breve libro, Mensagem, que envió a un concurso, sin mucha suerte. En 1929, el entonces joven crítico João Gaspar Simões, uno de los directores de la revista Presença, que se editaba en Coimbra, dijo de Pessoa: «es, sin duda, en Portugal, un escritor cuya obra sólo dentro de veinte o treinta años será debidamente admirada y comprendida. Hasta entonces, permita Fernando Pessoa que yo, oscuro y joven, le ofrezca esta tentativa, por cierto infeliz, de una comprensión y de una admiración infinitamente mayores de lo que parecen».
Hasta ese año Pessoa sólo había publicado unos cuantos poemas en revistas de escasa circulación y vivía, como vivió toda su vida, en retiro casi total: nunca se alejó de la ciudad de Lisboa. Con Simőes se inició la larga lista de quienes, cada vez en mayor número se iban a sentir tocados por la extraordinaria humanidad y la exigente labor de este «indisciplinador de almas», «el más universal y el más portugués de los poetas de este siglo». Fernando Pessoa representa un caso único en la poesía de Occidente.
Escribió con su propio nombre e inventó otros poetas a los que atribuyó una biografía y una poética. En él el yo se fragmentaba y pasaba a ser una ficción. A esas figuras las llamó heterónimos, y él mismo se puede considerar como uno de ellos.
Repetidas veces a lo largo de su obra, Pessoa afirmó ser nadie. «Siento que soy nadie salvo una sombra…» escribió. Una sombra en plural. Las experiencias estéticas de su juventud lo conducen al definitivo encuentro con el poeta dramático, que creó los heterónimos que siempre habitaron en él. En sus sueños construyó un foro y sobre él se desarrolló un drama no en actos sino en «gentes». En una carta, Pessoa explicó así la génesis de los heterónimos: «No podrá decirse que son anónimos o seudónimos, pues en realidad no lo son la obra seudónima, es la del autor en su personalidad, salvo en el nombre con que firma; la heterónima es del autor fuera de su personalidad, es de una individualidad completa fabricada por él, como si fueran los parlamentos de cualquier personaje de cualquier drama suyo (…) Puse en Caeiro todo mi poder de despersonalización dramática, puse en Ricardo Reis toda mi disciplina mental, investida de la música que le es propia, puse en Alvaro de Campos toda la emoción que no debo ni a mí ni a la vida (…)
Las obras de estos tres poetas forman, como se dice, un conjunto dramático; y se halla debidamente estudiada la 4 interacción intelectual de las personalidades así como sus propias relaciones personales. Todo esto constará en biografías próximas, acompañadas, cuando se publiquen, de horóscopos y tal vez de fotografías. Es un drama en gentes en vez de ser en actos».
En sus poemas, como vimos, Pessoa afirmó ser nadie y en una de las múltiples cartas que envió a Simões, dijo tener la íntima exaltación del poeta y la despersonalización del dramaturgo; esto seguramente llevó a la crítica brasileña, María Alíete Galhoz, a preguntarse: «¿Quién fue, al fin, Fernando Pessoa? ¿El poeta de altos vuelos? ¿El inquietante virtuoso en ejercicios de raciocinio? ¿El humorista intelectual del non sense? ¿El ocultista diletante que levantaba horóscopos? ¿El impecable esteta de frialdad irónica? ¿El cavilador de proféticos y matemáticos Quintos Imperios del espíritu? ¿El inquieto y monótono comentador del absurdo o del milagro de la vida?» El vasto universo poético de Fernando Pessoa contiene la respuesta a cada una de estas interrogantes, pero esa respuesta es múltiple y única para cada lector.
POEMAS
Fernando Pessoa: corazón de nadie
A su propio encuentro
IMPRESIONES DEL CREPÚSCULO
29-3-1913
PAULARES DE ROZAR ansias a mi alma en oro…
El lejano doblar de Otras Campanas… Empalidece el rubio
Trigo en la ceniza del poniente… Corre un frío carnal por mi alma…
La Hora, ¡siempre la misma!… Balanceo de copas de palma!…
Silencio que las hojas miran en nosotros… Otoño afilado
Del canto de una vaga ave… Olvidado azul en lo estancado…
¡Oh qué mudo grito de ansia pone garras a la Hora!
¡Qué asombro de mí ansia por algo más que lo que llora!
Extiendo las manos hacia allá, mas al extenderlas veo
Que no es aquello que quiero aquello que deseo…
Címbalos de Imperfección… ¡Oh, es tan antigua
La Hora expulsada de si-Tiempo! ¡Ola de retroceso que invade
El abandonarme a mí mismo hasta desfallecer,
Y de recordar tanto el Yo presente me siento olvido!…
Fluido de aureola, transparente de Fue, oquedad de tenerse…
El Misterio me sabe a ser otro… Luar sobre el no contenerse…
El Centinela, yerto —la lanza que clavó en el suelo
Es más alta que él… Para qué es todo eso… Día suelo…
Enredaderas de despropósito lamiendo los Más Allá de Instantes…
Horizontes cerrando ojos al espacio en que son eslabones de yerro..
Fanfarrias de opios de silencios futuros… Unos trenes distantes…
Portales vistos desde lejos… a través de árboles… ¡tan de hierro!
HORA ABSURDA
4-7-1913
TU SILENCIO es una nao con todas las velas pandas…
Suaves, las brisas juegan en las flámulas, tu sonreír…
Y tu sonreír en tu silencio es la escalera y las andas
Con que me finjo más alto y al pie de cualquier paraíso…
Mi corazón es una ánfora que cae y que se parte…
Tu silencio lo recoge y lo guarda, roto, en un rincón…
Mi idea de tí es un cadáver que el mar trae a la playa…,
y mientras tanto
Tú eres la tela irreal en que yerra mi arte el color…
Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
Que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones…
Mi alma es una caverna henchida por la marea alta,
Y mi idea de soñarte una caravana de histriones…
Llueve oro mate, mas no afuera…En mí… Soy la Hora,
Y la Hora es de asombros y toda escombros de ella…
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora…
En mi cielo interior nunca hubo una única estrella…
Hoy pesa el cielo como la idea de nunca llegar a un puerto…
La lluvia menuda es vacía… La Hora sabe a haber sido…
¡No hay nada mejor como un lecho para las naos!… Absorto
En su alienarse de sí, tu mirar es una plaga sin sentido…
Todas mis horas están hechas de jaspe negro,
Mis ansias todas talladas en un mármol que no hay,
No es alegría ni dolor este dolor con que me alegro,
Y no es buena ni mala mi bondad a la inversa…
Los haces de los lictores se abrieron a la vera de los caminos…
Los pendones de las victorias medievales ni llegaron a
las Cruzadas…
Pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas…
Y la yerba creció en las vías férreas con fuerza dañina…
¡Ah, qué vieja, esta hora!… ¡Y todas las naos partieron!
En la playa sólo un cabo muerto y unos restos de velas hablan
De la Lejanía, de las horas del Sur, de donde nuestros
sueños sacan
Aquella angustia de soñar más que hasta para sí callan…
El palacio está en ruinas… Duele ver en el parque el abandono
De la fuente sin surtidor… Nadie levanta la mirada del camino
Y siente saudades de sí ante aquel lugar-otoño…
Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella cortada…
La loca rompió todos los candelabros glabros,
Ensució de humano el lago con cartas rasgadas, tantas…
Y mi alma es aquella luz que no habrá más en los
candelabros…
¿Y qué quieren, mis ansias, del lago aciago, brisas fortuitas?…
¿Por qué me aflijo y enfermo?… Se acuestan desnudas al luar
Todas las ninfas… Llegó el sol y ya habían partido…
Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,
Es la idea de tu voz al sonar la lira de un Apolo fingido…
Ya no hay colas de pavones todas ojos en el jardín de otrora…
Las mismas sombras están más tristes… Aún
Hay rastros de vestidos de ayas en el suelo, y aún llora
Un como eco de pasos por la alameda que aquí termina…
Todos los ocasos se fundieron en mi alma…
Toda la yerba de los prados fue fresco bajo mis pies fríos…
Se secó en tu mirar la idea de creerte en calma,
Y ver eso en ti es un puerto sin navíos…
Se alzaron a un tiempo todos los remos… Por el oro de las mieses
Pasó una saudade de no ser el mar… Frente
A mi trono de alienación hay gestos con piedras raras…
Mi alma es una lámpara que se apagó y aún está caliente…
¡Ah y tu silencio es un perfil de pináculo al sol!
Todas las princesas sintieron el seno oprimido…
Desde la última ventana del castillo sólo un girasol
Se ve, y soñar otros trae brumas en nuestro sentido…
¡Ser y no ser más!… ¡Oh, leones nacidos en la jaula!…
Repique de campanas allá, en el Otro Valle… ¿Cercano?…
Arde el colegio y un niño quedó encerrado en el aula…
¿Por qué no ha de ser Norte el Sur?… ¿Lo que está descubierto?…
Y yo deliro… De repente hago pausa en qué pienso… Te miro
Y tu silencio es una ceguera mía… Te miro y sueño…
Hay cosas rojas y cobras en el modo como te medito,
Y tu idea sabe al recuerdo de un sabor que es horrendo…
¿Por qué no tenerte desprecio? ¿Por qué no perderlo?…
Ah, deja que te ignore… Tu silencio es un abanico —
Un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello, tan
bello,
Pero más bello es no abrirlo, para que la hora no peque…
Se helaron todas las manos cruzadas sobre todos los pechos…
Se marchitaron más flores de las que había en el jardín…
Mi amarte es una catedral de silencios elegidos
Y mis sueños una escalera sin principio y con fin…
Alguien va entrar por la puerta… Se siente el aire sonreír…
Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen…
Ah, tu tedio es la estatua de una mujer que ha de venir,
El perfume que los crisantemos tendrían, si lo tuviesen…
Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,
Vestir de alienación al paisaje de todas las tierras,
Enderezar a fuerza la curva de los horizontes,
Y gemir por tener que vivir, cual brusco ruido de sierras…
¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!…
Saber que seguirá existiendo el mismo mundo mañana — como
nos desalegra!…
Que mi oír tu silencio no sean nubes que entristecen
Tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…
Suave como tener madre y hermanas, cae la tarde opulenta…
No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta…
Es una plegaria mi conciencia de tener conciencia de ti,
Y mi saberte sonreír es una flor marchita en mi pecho…
¡Ah, si fuésemos dos figuras en un lejano vitral!…
¡Ah, si fuésemos los dos colores en una bandera de gloria!…
Estatua acéfala puesta en un rincón, polvorienta pila bautismal,
Pendón de vencido que tiene escrito al centro este lema —
¡Victoria!.
¿Qué es lo que me tortura?… Si hasta tu rostro en calma
Sólo me hincha de tedios y de opios de ocios funestos…
No sé… Yo soy un loco que extraña su propia alma…
Fui amado en efigie en un país más allá de los sueños…
LLUVIA OBLICUA
8-3-1914
I
ATRAVIESA este paisaje mi sueño de un puerto infinito
Y el color de las flores se transparenta en las velas de grandes
navíos
Que zarpan del muelle arrastrando sobre las aguas cual sombra
Los rostros al sol de aquellos árboles antiguos…
El puerto que sueño es sombrío y pálido
Y el paisaje está lleno de sol de este lado…
Mas en mi espíritu el sol de este día es puerto sombrío
Y los navíos que salen del puerto son estos árboles al sol…
Liberado dos veces, me abandono al paisaje de abajo…
El rostro del muelle es el camino nítido y en calma
Que al elevarse se yergue como un muro,
Y los navíos pasan por dentro de los troncos de los árboles
Con una horizontalidad vertical,
Y dejan caer en el agua las amarras dentro de las hojas una a una..
No sé quien me sueño…
De súbito toda el agua del mar del puerto es transparente
Y veo en el fondo, como una estampa enorme que allí estuviese
desdoblada,
Todo este paisaje, hilera de árboles, camino que arde en aquel
puerto,
Y la sombra de una nao más antigua que el puerto pasa
Entre mi sueño del puerto y mi mirar de este paisaje
Y llega al pie de mí, y en mí se adentra,
Y pasa al otro lado de mi alma…
II
Se ilumina la iglesia dentro de la lluvia de este día,
Y cada vela que se enciende es más lluvia que golpea en el vitral…
Me alegra oír la lluvia porque ella es el templo encendido,
Y los vitrales de la iglesia vistos por fuera son el sonido
de la lluvia oído por dentro…
El esplendor del altar mayor es que casi no pueda ver los montes
A través de la lluvia que es oro tan solemne en el mantel del altar..
Suena el canto del coro, en mí latín y viento sacuden el vitral
Y el chirriar del agua en el hecho de haber coro…
La misa es un automóvil que pasa
A través de los fieles que se arrodillan hoy que es un día triste…
De repente el viento sacude un esplendor mayor
La fiesta de la catedral y el ruido de la lluvia todo lo absorbe
Hasta sólo oírse la voz del padre agua perdiéndose a lo lejos
Con el ruido de las llantas del automóvil…
Y se apagan las luces de la iglesia
En la lluvia que cesa…
III
La Gran Esfinge de Egipto sueña por este papel adentro…
Escribo — y ella se me aparece a través de mi mano transparente
Y en la orilla del papel se yerguen las pirámides…
Escribo — y me perturba ver que el punto de mi pluma
Es el perfil del rey Keops…
De repente me detengo…
Oscureció todo… Caigo en un abismo hecho de tiempo…
Enterrado bajo las pirámides escribo versos a la luz clara de este
candelero
Y todo Egipto me aplasta desde lo alto a través de los trazos que
hago con la pluma…
Oigo a la Esfinge reír por dentro
El sonido de mi pluma corre sobre el papel…
Una mano enorme atraviesa el que yo no puedo verla,
Barre todo hacia el borde del techo que está detrás de mí,
Y sobre el papel donde escribo, entre él y la pluma que escribe,
Yace el cadáver del rey Keops, mirándome con los ojos muy
abiertos,
Y entre nuestras miradas que se cruzan corre el Nilo
Y una alegría de barcos abanderados errando va
En una diagonal difusa
Entre mí y lo que yo pienso…
¡Funerales del rey Keops en oro viejo y Mí!…
IV
¡Qué panderetas el silencio de este cuarto!…
Las paredes están en Andalucía…
Hay danzas sensuales en el brillo fijo de la luz…
De repente todo el espacio se detiene…,
Se detiene, se desliza, se enreda…,
Y en un rincón del techo, mucho más lejos de donde él está,
Abren manos blancas ventanas secretas
Y hay ramos de violetas cayendo
Por haber una noche de Primavera allá afuera
Sobre el yo estar de ojos cerrados…
V
Allá afuera van en remolino de sol los caballos del carrusel…
Árboles, piedras, montes bailan inmóviles dentro de mí…
Noche absoluta en la feria iluminada, luar en el día de sol allá
afuera,
Y todas las luces de la feria hacen ruidos de los muros del quintal…
Rondas de muchachas con cántaros en la cabeza
Que pasan allá fuera, plenas de estar bajo el sol,
Se cruzan con grandes grupos pegajosos de gente que anda en
la feria,
Gente mezclada con las luces de las barracas, con la noche y
con el luar,
Y los dos grupos se encuentran y se penetran
Hasta formar sólo uno que es los dos…
La feria y las luces de la feria y la gente que anda en la feria,
Y la noche que toma a la feria y la levanta en el aire,
Andan por encima de las copas de los árboles llenos de sol,
Andan visiblemente por abajo de los peñascos que lucen al sol,
Aparecen del otro lado de los cántaros que las muchachas
llevan sobre la cabeza,
Y todo este paisaje de primavera es la luna sobre la feria,
Y toda la feria con ruidos y luces es el suelo de este día de sol…
De repente alguien sacude como un tamiz esta hora doble
Y, mezclado, el polvo de las dos realidades cae
Sobre mis manos llenas de dibujos de puertos
Con grandes veleros que zarpan y no piensan regresar…
Polvo de oro blanco y negro sobre mis dedos…
Mis manos son los pasos de aquella muchacha que abandona la
feria,
Sola y contenta como el día de hoy…
VI
El maestro sacude la batuta,
Lánguida y triste irrumpe la música…
Me recuerda mi infancia, aquel día
En que jugaba al pie del muro de un patio
Lanzándole una pelota que tenía de un lado
El deslizar de un perro verde, y del otro lado
Un caballo azul que corría con jockey amarillo…
Prosigue la música, y he aquí en mi infancia
De repente entre mí y el maestro, muro blanco,
Va y viene la pelota, ora un perro verde,
Ora un caballo azul con un jockey amarillo…
Todo el teatro es mi patio, mi infancia
Está en todos los lugares, y la pelota viene a tocar música,
Una música triste y vaga que pasea en mi patio
Vestida de perro verde tornándose jockey amarillo…
(Tan rápida gira la pelota entre yo y los músicos…)
La lanzo contra mi infancia y ella
Atraviesa todo el teatro que está a mis pies
juega con un jockey amarillo y con un perro verde
Y un caballo azul que asoma por encima del muro
De mi patio… Y la música lanza pelotas
A mi infancia… Y el muro del patio está hecho de gestos
De batuta y de rotaciones confusas de unos perros verdes
Y caballos azules y jockeys amarillos…
Todo el teatro es un muro blanco de música
Por donde un perro verde corre tras de mi saudade
De mi infancia, caballo azul con un jockey amarillo…
Y de un lado a otro, de derecha a izquierda,
Donde hay árboles y entre las ramas al pie de la copa
Con orquestas para tocar música,
Para donde hay filas de pelotas en la tienda donde la compré
Y el hombre de la tienda sonríe entre las memorias de mi infancia..
Y la música cesa como un muro que se derrumba
La pelota rueda por el despeñadero de mis sueños interrumpidos,
y desde lo alto de un caballo azul, el maestro, jockey amarillo se
torna negro,
Agradece, colocando la batuta encima de la fuga de un muro,
Y se inclina, sonriendo, con una pelota blanca sobre la cabeza.
Pelota blanca que le desaparece por las cuestas…
Cancionero
AUTOPSICOGRAFÍA
1-4-1931
EL POETA es un fingidor.
Finge tan enteramente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
En el dolor leído sienten bien,
No los dos que el poeta tuvo,
Pero sólo el que ellos no tienen.
Y así por las vías rueda
Gira, para entretener la razón,
Este tren de cuerda
Que se llama corazón.
ESTO
1-4-1931
DICEN que finjo o miento
Todo lo que escribo. No.
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón.
Todo lo que sueño o vivo,
Lo que me falla o acaba,
Es como una terraza
Aún sobre otra cosa.
Esa cosa es la que es bella.
Por eso escribo en medio
De lo que no está al pie,
Libre de mi ensueño,
Serio de lo que no es.
¿Sentir? ¡Que sienta quién lee!
NO ES MÍO, no es mío cuanto escribo.
¿A quién lo debo?
¿De quién soy el heraldo nato?
¿Por qué, engañado,
Juzgué ser mío lo que era mío?
¿Quién más me lo dio?
Pero, sea como fuere, si la suerte
Fuera que yo sea la muerte
De otra vida que en mí vive,
Yo, el que estuve
Ilusionado toda esta vida
Aparecida,
Agradezco Al que del polvo que soy
Me levantó.
(Y me hizo nube un momento
Del pensamiento.)
(Al de quien soy, erguido polvo,
Sólo símbolo.)
VIA CRUCIS
6-1-1923
ME SUCEDIÓ desde lo alto del infinito
Esta vida. A través de neblinas,
De mi propio yermo ser, humos primeros,
Vine ganando, y a través de extraños ritos
De sombra y luz ocasional, y gritos
Vagos a lo lejos, y asomos pasajeros
De saudade incógnita, luceros
De divino, este ser opaco y proscrito…
Cayó lluvia en pasados que fui yo.
Hubo planicies de cielo bajo y nieve
En alguna cosa de alma de lo que es mío.
Me narré a la sombra y no me hallé sentido.
Hoy me sé el desierto donde Dios tuvo
Otrora su capital de olvido…
XI
No soy quien describo. Soy la tela
Y oculta mano colorea alguien en mí.
Puse el alma en el nexo de perderla
Y mi principio floreció como Fin.
¿Qué importa el tedio que dentro de mí hiela,
Y el leve Otoño, y las galas, y el marfil,
SUEÑO. No sé quién soy en este momento.
Duermo sintiéndome. En la hora calma
Mi pensamiento olvida el pensamiento,
Mi alma no tiene alma.
Si existo es un error saberlo. Si despierto
Parece que yerro. Siento que no sé.
Nada quiero ni tengo ni recuerdo.
No tengo ser ni ley.
Lapso de la conciencia entre ilusiones,
Fantasmas me limitan y me contienen.
Duerme sin saber de ajenos corazones,
Corazón de nadie.
MARINA
29-9-1926
FELICES a quienes señala
Un pañuelo de despedida!
Son felices: tienen pena…
Yo sufro sin pena la vida.
Me duele hasta donde pienso,
Y el dolor es ya de pensar,
Huérfano de un sueño suspendido
Que por la marea baja…
Y sube hasta mí, ya harto
De inútiles agonías,
En el muelle de donde nunca parto,
La marejada de los días.
EL NIÑO DE SU MAMA
29-9-1926
EN EL LLANO abandonado
Que la tibia brisa calienta,
De balas traspasado
—Dos, de lado a lado—,
Yace muerto, y se enfría
La sangre le mancha el uniforme.
Con los brazos extendidos,
Albo, rubio, exangüe,
Mira con mirada lánguida
Y ciega los cielos perdidos.
¡Tan joven! ¡qué joven era!
(¿Ahora qué edad tiene?)
Hijo único, la madre le diera
Un nombre y lo mantuviera:
«El niño de su mamá».
Le cayó del bolsillo
La cigarrera breve.
Se la dio la madre. Está entera
Y buena la cigarrera.
Es él quien ya no sirve.
De otro bolsillo, alada
Punta al rozar el suelo,
La blancura embastillada
De un pañuelo… Se lo dio la criada
Vieja que lo trajo en brazos.
Allá lejos, en casa, rezan:
«¡Qué regrese temprano, y con bien!>
(¡Mallas que el Imperio teje!)
Yace muerto, y se pudre,
E l niño de su mamá.
1914
ELLA CANTA, pobre segadora,
Creyéndose feliz tal vez;
Canta y siega, y su voz, llena
De alegre y anónima viudez,
Ondula como un canto de ave
En el aire limpio cual umbral,
Y hay curvas en la trama suave
Del sonido que tiene al cantar.
Oírla alegra y entristece,
En su voz hay campo y brega,
Y canta como si tuviese
Más razones para cantar que la vida.
¡Ah, canta, canta sin razón!
Lo que en mí siente está pensando.
¡Derrama en mi corazón
Tu incierta voz ondeando!
¡Ah, poder ser tú, siendo yo!
Tener tu alegre inconsciencia,
Y la conciencia de eso! ¡Oh cielo!
¡Oh campo! ¡Oh canción! ¡La ciencia
Pesa tanto y la vida es tan breve!
¡Entrad dentro de mí! ¡Tornad
Mi alma vuestra sombra leve!
¡Y después, llevándome, pasad!
14-3-1928
FONDEA sobre el agua
Una vibración,
Hay una vago dolor
En mi corazón.
No es porque la brisa
que quiere que sea
Haga esta indecisa
Vibración que flota,
Ni es porque yo sienta
Un dolor cualquiera.
Mi alma es indistinta,
No sabe lo que quiere.
Es un dolor sereno,
Sufre porque ve.
¡Tengo tanta pena!
¡si yo supiese de qué!…
INICIACIÓN
NO DUERMES bajo los cipreses,
Pues no hay sueño en el mundo.
…………………………………………………
El cuerpo es la sombra de los vestidos
Que cubren tu ser profundo.
Viene la noche, que es la muerte,
Y la sombra acabó sin ser.
Vas en la noche sólo silueta,
Igual a ti sin querer.
Mas en la Posada del Asombro
Te arrancan los Ángeles la capa:
Sigues sin capa en el hombro,
Con lo poco que te tapa.
Entonces Arcángeles del Camino
Te desvisten y te dejan desnudo.
No tienes ropas, no tienes nada:
Tienes sólo tu cuerpo, que eres tú.
Por fin, en la profunda caverna,
Los Dioses te desvisten más.
Tu cuerpo cesa, alma externa,
Más ves que son tus iguales.
…………………………………………………..
La sombra de tus vestidos
Quedo entre nosotros en Ia Suerte.
No estás muerto, entre cipreses.
Neófito, no hay muerte.
NADIE EN PLURAL
Álvaro de Campos
10-1913
LA PLAZA de Figueira de mañana,
Cuando el día es soleado (como sucede
Siempre en Lisboa), nunca en mí olvida,
Aunque sea un recuerdo vano.
Hay tanta cosa más interesante
Que aquel lugar lógico y plebeyo,
Mas amo aquello, también aquí… ¿Sé yo
Por qué lo amo? Nada importa. Adelante…
Esto de las sensaciones sólo vale la pena
Si nosotros no nos ponemos a mirarlas.
Ninguna de ellas en mí es serena…
Por lo demás, nada en mí es cierto y está
De acuerdo conmigo mismo. Las horas bellas
Son las de los otros, o las que no existen.
8-1913
CUANDO me miro no me percibo.
Tengo tanto la manía de sentir
Que me extravío a veces al salir
De las propias sensaciones que recibo.
El aire que respiro, este licor que bebo
Pertenecen a mi modo de existir,
Y nunca sé como he de concluir
Las sensaciones que a mi pesar concibo.
Ni nunca, propiamente, reparé
Si en verdad siento lo que siento. Yo
¿seré tal cual como me parezco? ¿seré
Tal cual como me juzgo verdaderamente?
También ante las sensaciones soy un poco ateo,
Ni sé bien si soy yo quien en mí siente.
OPIARIO
Al señor Mário de Sá-Carneiro
3-1914
Es antes del opio que mi alma está enferma.
Sentir la vida que convalece y se seca
Y voy en busca del opio que consuela
Un Oriente al oriente del Oriente.
Esta vida de a bordo ha de matarme.
Son días sólo de fiebre en la cabeza
Y, por más que busque hasta que enferme,
Ya no encuentro el resorte para adaptarme.
En paradoja e incompetencia astral
Yo vivo a rayas de oro mi vida,
Ola donde el pundonor es un descenso
Y los propios goces ganglios de mi mal.
Es por un mecanismo de desastres,
Un engranaje con volantes falsos,
Que paso entre visiones de cadalsos
En un jardín donde hay flores en el aire, sin astas.
Voy oscilando a través de la labor
De una vida interior de encaje y laca.
Creo tener en casa el cuchillo
Con que fue degollado el Precursor.
Ando expiando un crimen en una valija,
Que un abuelo mío cometió con esmero.
Tengo los nervios en la horca, veinte a veinte,
Y caí en el opio como en una cuneta.
Al toque adormecido de la morfina
Me pierdo en transparencias palpitantes
Y en una noche llena de brillantes
Se eleva la luna como mi Destino.
Yo, que siempre fui un mal estudiante, ahora
No hago más que ver la nave que va
Por el canal de Suez conduciendo
Mi vida, alcanfor en el alba.
Perdí los días que ya aprovechara.
Trabajé sólo para tener el cansancio
Que es hoy en mí una especie de brazo
Que a mi cuello me sofoca y ampara.
Y fui niño como toda la gente.
Nací en una provincia portuguesa
Y he conocido gente inglesa
Que dice que sé inglés perfectamente.
Gustaba de tener poemas y novelas
Publicadas por Pión y en el Mercure,
Mas es imposible que esta vida dure.
¡Si en este viaje ni hubo tempestades!
La vida a bordo es una cosa triste
Si bien la gente se divierte a veces.
Hablo con alemanes, suecos e ingleses
Y mi dolor de vivir persiste.
Y pienso que no vale la pena haber
Ido al Oriente y visto la India y China.
La tierra es la misma y diminuta
Y hay sólo una manera de vivir.
Por eso yo fumo opio. Es un remedio.
Soy un convaleciente del Momento.
Vivo en la planta baja del pensamiento
Y me da tedio ver pasar la Vida.
Fumo. Me canso. ¡Ah, una tierra donde, al fin,
Muy al este no fuera ya el oeste!
¿Por qué visité la India que hay
Si no hay India sino el alma en mí?
Soy desgraciado por mi primogenitura.
Los gitanos robaron mi Suerte.
Tal vez ni así encuentre al pie de la muerte
Un lugar que me abrigue de mi frío.
Fingí que estudié ingeniería.
Viví en Escocia. Visité Irlanda.
Mi corazón es una abuelita que anda
Pidiendo limosnas a las puertas de la Alegría.
¡No llegues a Port-Said, barco de hierro!
Gira a la derecha, ni yo sé hacia dónde.
Paso los días en el fumador con el conde—
Un vividor francés, conde de final de entierro.
Regreso a Europa disgustado, y en vías
De llegar a ser un poeta sonámbulo.
Soy monárquico mas no católico
Y me gustaba ser las cosas fuertes.
Me gustaba tener creencias y dinero,
Ser la varia gente insípida que vi.
Hoy, al final, no soy sino, aquí,
En un barco cualquier un pasajero.
No tengo ninguna personalidad.
Destaca más que yo ese criado
De a bordo que tiene una hermosa pose estirada
De lord escocés que ayuna desde hace días.
No puedo estar en ninguna parte. Mi
Patria es donde no estoy. Soy achacoso y débil.
El comisario de abordo es un bellaco.
Me vio con la sueca… y lo demás él lo adivina.
Un día escandalizo aquí a bordo,
Sólo para dar de qué hablar a los demás.
No puedo con la vida, y encuentro fatales
Las iras con que a veces me desbordo.
¡Paso el día fumando, bebiendo cosas,
Drogas americanas que atontan,
Y yo ya tan ebrio sin nada! Dieran
Mejor cerebro a mis nervios como rosas.
Escribo estas líneas. ¡Parece imposible
Que aun teniendo talento mal lo sienta!
El hecho es que esta vida es un huerto
Donde se aburre una alma sensible.
Los ingleses son hechos para existir.
No hay gente como esta para estar hecha
Con la Tranquilidad. La gente arroja
Un centavo y sale uno de ellos a sonreír.
Pertenezco a una clase de portugueses
Que después de haber descubierto la India
Se quedaron sin trabajo. La muerte es cierta.
He pensado en esto muchas veces.
¡Al diablo la vida y la gente que la tiene!
Ni leo el libro de mi cabecera.
Me enfada el Oriente. Es una estera
Que la gente enrolla y deja de ser bella.
Caigo en el opio por fuerza. Querer
Que pase en limpio una vida de estas
No se puede exigir. Almas honestas
Con horas para dormir y comer,
¡Qué un rayo las parta! Y esto al final es envidia.
Porque estos nervios son mi muerte.
¡Que no haya un barco que me transporte
Hacia donde nada quiera que no lo vea!
¡Ahora! Me fatigaba del mismo modo.
Quería un opio más fuerte para ir de allí
Hacia sueños que acabasen conmigo
Y que me arrojase en algún lodo.
¡Fiebre! Si esto que tengo no es fiebre,
No sé cómo se tiene fiebre y se siente.
El hecho esencial es que estoy enfermo.
Esto está consumado amigos.
Vino la noche, Tocó ya la primera
Corneta para vestirse y la cena.
¡Toda una vida social! ¡Eso! ¡Y marchar
Hasta que la gente salga apergollada!
Porque esto acaba mal y ha de haber
(¡Cómo no!) sangre y un revólver allá al fin
de este desasosiego que hay en mí
Y no hay forma de resolver.
Y quien me mira, ha de hallarme banal,
A mí y a mi vida… ¡Ahora! un rapaz…
Y mi propio monóculo hace
Que pertenezca a un tipo universal.
¡Ah, cuánta alma habrá, que ande metida
Así como yo en la Rectitud, y como yo mística!
¿Cuántos bajo el frac característico
No tendrán como yo horror a la vida?
¡Si al menos por fuera fuese yo tan
interesante como lo soy por dentro!
Voy en el Maelstrom, cada vez más hacia el centro.
No hacer nada es mi perdición.
Un inútil. ¡Mas es tan justo serlo!
Pudiera la gente despreciar a los otros
Y, aunque con los codos rotos,
Ser héroe, loco, maldecido o bello!
Tengo ganas de llevar mis manos
A la boca y morder en ellas fuerte y castigarme.
Sería una ocupación original
Y distraería a los otros, los dizque sanos.
Lo absurdo, como una flor de la tal India
Que no vine a encontrar en la India, nace
En mi cerebro harto de cansarse.
Que Dios cambie mi vida o que la acabe…
Que me deje estar aquí, en esta silla,
Hasta que me metan en el cajón.
Nací para mandarín de condición,
Mas me falta el sosiego, el té y la estera.
¡Ah qué bueno sería ir de aquí en caída
Hacia la tumba por una trampa de estruendo!
La vida me sabe a tabaco rubio.
Nunca hice más que pasar la vida fumando.
Y al final lo que quiero es fe, es calma,
Y no tener esas sensaciones confusas.
¡Que Dios acabe con esto! Abra las esclusas
¡Y basta de comedias en mi alma!
A bordo, por el Canal de Suez
SONETO YA ANTIGUO
12-1922
MIRA, DAISY, cuando yo muera tú has de
Decir a mis amigos de allí de Londres,
Que aunque no lo sientas, escondes
El gran dolor de mi muerte. Irás de
Londres para York, donde naciste (dices…
No creo nada de lo que digas)
Contad a aquel pobre muchachito
Que me dio tantas horas tan felices,
Aunque no lo sepas, que morí.
Hasta él, a quien tanto creí amar,
Nada importará… Después ve a dar
La noticia a esa extraña Cecily
Que pensaba que yo sería grande…
¡Rayos, partan la vida y quien allá ande!
ODA TRIUNFAL
6-1914
A la dolorosa luz de las grandes lámparas eléctricas de la fábrica
Tengo fiebre y escribo.
Escribo rechinando los dientes, fiera para la belleza de esto,
Esta belleza totalmente desconocida por los antiguos.
¡Oh, ruedas, oh engranajes, r-r-r-r-r-r-r eterno!
¡Fuerte espasmo retenido de los mecanismos en furia!
En furia fuera y dentro de mí,
Por todos mis nervios disecados afuera,
¡Por todas las papilas fuera de todo con que yo siento!
Tengo los labios secos, oh grandes ruidos modernos,
De oíros demasiado cerca,
Y me arde la cabeza de quereros cantar con un exceso
De expresión de todas mis sensaciones,
Con un exceso contemporáneo de vosotras, ¡oh máquinas!
En fiebre y mirando los motores como una naturaleza tropical—
Grandes trópicos humanos de hierro y fuego y fuerza—
Canto, y canto al presente, y también al pasado y al futuro,
Porque el presente es todo el pasado y todo el futuro
Y hay Platón y Virgilio dentro de las máquinas y en las luces
eléctricas
Sólo porque existieron otrora y fueron humanos Virgilio y Platón,
Y fragmentos de Alejandro Magno tal vez del siglo cincuenta,
Átomos que tendrán fiebre en el cerebro del Esquilo del siglo
cien,
Andan por estas correas de transmisión y por estos émbolos y por
estos volantes,
Rugiendo, rechinando, susurrando, estrujando, ferriando,
Haciéndome un exceso de caricias en el cuerpo en una sola caricia
al alma.
¡Ah, poder expresarme todo como se expresa un motor!
¡Ser completo como una máquina!
¡Poder ir en la vida triunfante como un automóvil último modelo!
Poder al menos impregnarme físicamente de todo esto,
Rasgarme todo, abrirme completamente, tornarme poroso
A todos los perfumes de aceite y calores y carbones
¡De esta flora estupenda, negra, artificial e insaciable!
¡Fraternidad con todas las dinámicas!
Furia promiscua de ser parte-agente
Del rodar férreo y cosmopolita
De los trenes fuertes,
De las faenas de transporte de los barcos de carga,
Del giro lúbrico y lento de las grúas,
Del tumulto disciplinado de las fábricas,
Y del cuasi silencio susurrante y monótono de las correas de
transmisión!
¡Horas europeas, productoras, entablilladas
Entre máquinas y trabajos utilitarios!
¡Grandes ciudades paradas en los cafés,
En los cafés-oasis de inutilidades ruidosas
Donde cristalizan y se precipitan
Los rumores y los gestos de lo Útil
Y las ruedas, y las ruedas dentadas y las chumaceras del Progreso!
¡Nueva Minerva sin alma de los muelles y de los andenes!
¡Nuevos entusiasmos de la estatura del Momento!
Quillas de planchas de hierro sonriente acostadas en los diques,
¡O en seco, erguidas, en los planos inclinados de los puertos!
Actividad internacional, transatlántica, Canadian-Pacific
Luces y febriles pérdidas de tiempo en los bares, en los hoteles,
En los Longchamps y Derbies y Ascots,
Y Piccadilly y Avenida de la Ópera que entran
Dentro de mi alma!
¡Qué tal calles, qué tal plazas, qué tal la foule!
¡Todo lo que pasa, todo lo que se detiene frente a los aparadores!
Comerciantes; vagos; vividores exageradamente bien vestidos;
Miembros notorios de clubs aristocráticos;
Escuálidas figuras dudosas; jefes de familia vagamente felices
Y paternales hasta en la cadena de oro que les cruza el chaleco
¡De bolsillo a bolsillo!
¡Todo lo que pasa, todo lo que pasa y nunca pasa!
Presencia demasiado acentuada de las cocotes;
Banalidad interesante (¿y quién sabe lo que hay por dentro?)
De las burguesitas, madre e hija generalmente,
Que andan por la calle sin un fin determinado;
La gracia femenina y falsa de los pederastas que pasan,
lentamente;
¡Y toda la gente simplemente elegante que pasea y se exhibe
Y que a pesar de todo tiene alma!
(¡Ah, como desearía ser el souteneur de todo esto!)
La maravillosa belleza de las corrupciones políticas,
Deliciosos escándalos financieros y diplomáticos,
Agresiones políticas en las calles,
Y de vez en cuando el cometa de un regicidio
Que ilumina de Prodigio y Fanfarria los cielos
Usuales y lúcidos de la Civilización cotidiana!
Noticias desmentidas de los periódicos,
Artículos políticos insinceramente sinceros,
Noticias passez-à-la-caisse, grandes crímenes—
¡A dos columnas y pase a la segunda página!
¡El olor fresco de la tinta de imprenta!
¡Los carteles pegados hace poco, aún húmedos!
¡Vients-de-paraître amarillos como una cinta blanca!
Cómo los amo a todos, a todos, a todos,
Como os amo de todas las maneras,
Con los ojos y los oídos y con el olfato
Y con el tacto (¡lo que significa para mí palparos!)
¡Y con la inteligencia como una antena que hacéis vibrar!
¡Ah, como todos mis sentidos tienen celo de vosotros!
¡Abonos, trilladoras de vapor, progresos de la agricultura!
¡Química agrícola, y el comercio casi una ciencia!
¡Oh, muestrario de los agentes viajeros,
De los agentes viajeros, caballeros andantes de la Industria,
Prolongaciones humanas de las fábricas y de las tranquilas oficinas!
Oh géneros en los aparadores! ¡oh maniquíes! ¡oh figurines
recientes!
¡Oh, artículos inútiles que todos quiere comprar!
¡Hola!, grandes almacenes con varios departamentos!
¡Hola!, anuncios eléctricos que miran, están y desaparecen!
¡Hola!, todo con que hoy se fabrica, que hoy se distingue de ayer!
¡Eh, cemento armado, concreto de cemento, nuevos
procedimientos!
¡Progreso de los armamentos gloriosamente mortíferos!
¡Corazas, cañones, ametralladoras, submarinos, aeroplanos!
Os amo a todos, a todo, como una fiera.
Os amo carnívoramente,
Pervertidamente y enroscando mi vista
En vosotras, oh grandes cosas, banales, útiles, inútiles,
¡Oh cosas todas modernas,
Oh mis contemporáneas, forma actual y próxima
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