Aclaremos lo que queremos expresar. Imaginemos por ejemplo el caso de dos mujeres nacidas a principios del siglo XIX en el sur de EE.UU., exactamente a la misma hora y día, existiendo entre los lugares de nacimiento unos 2 km. de diferencia. Aparte de ello la única diferencia es que una de ellas es una esclava negra y la otra la hija de un gran terrateniente. Ahora, siendo cartas "idénticas" podemos afirmar que ambas mujeres tendrán las mismas potencialidades y limitaciones en sus respectivas cartas (estructura profunda), pero sus posibilidades de realización serán muy diferentes (estructura superficial). O en nuestros días, un hombre nacido con un gran predominio de agua en su carta natal (estructura profunda) y con una consiguiente naturaleza orientada hacia áreas "yin" más que "yang" (para no usar terminologías cargadas valorativamente), ¿tendría las mismas posibilidades de expresión (estructura superficial) si nace por ejemplo en una familia de militares que en una de artistas? E incluso que sucedería si reprimiese su naturaleza básica. Ello no lo podemos inferir del estudio de la carta astral, sólo lo podremos lograr a través del diálogo.
Un beneficio que deriva del carácter "diá-lógico" del asesoramiento astrológico es que a diferencia de la lectura en donde nos enfrentamos a un sinnúmero de símbolos, a cada uno de los cuales vamos siguiendo e interpretando sin ninguna retroalimentación por parte del cliente, el asesoramiento nos permite una concentración plena en el propósito que dio motivo a la consulta solicitada. Es el propio consultante quien pondrá en movimiento el proceso de interpretación y en ese sentido el "quien conoce" es más importante que el conocimiento en sí, pues como afirmamos, el punto de arranque de la hermenéutica astrológica será el nivel de conocimiento que de sí mismo tenga una persona.
A diferencia de la simple lectura astrológica, en el asesoramiento hay una priorización del sentido y el arte de la escucha frente al de la oratoria (ni que hablar de frente a la retórica erudita). Hay un abrirse a la persona que consulta, a su realidad; es ella quien nos dirá como "vive" su carta. A través de la escucha colaboramos en el proceso de guiar hacia una comprensión más profunda del interior de la persona que nos consulta y de esa manera lo ayudamos a que desarrolle una mayor y más objetiva perspectiva de y sobre sí mismo y en lo referente a su posible accionar y actuar en la vida. En una palabra, buscamos que el conocimiento de la propia carta astral redunde en una plena praxis vital.
Tomando así lo anteriormente expuesto como base introductoria al tema del asesoramiento astrológico, ennumeraremos algunas de sus ventajas y de sus limitaciones.
La primer gran ventaja es, como ya explicamos, la posibilidad de y para el consultante de un re-conocimiento de sí mismo; de sus potencialidades y limitaciones, así como de los recursos de que dispone para transformar las crisis en enriquecedoras oportunidades de crecimiento. Podremos hacer consciente lo inconsciente o al menos, equilibrar ambas dinámicas; armonizar sub-personalidades; e incluso llegar a poder afirmar "no quiero" en el lugar de "no puedo".
Derivado de lo anterior tenemos que el asesoramiento no considera que las personas sean víctimas de determinadas configuraciones planetarias, es decir, no hay cartas "buenas" ni "malas", "mejores" ni "peores". Todas nos brindan por igual una perspectiva profunda y sapiencial de nosotros mismos, ofreciéndonos la posibilidad y la oportunidad de escoger la mejor ruta para el pleno desarrollo de nuestras potencialidades. Técnicamente hablando, una cuadratura Marte – Neptuno será tan "buena" o tan "mala" como un trígono Sol – Luna, aunque los astrólogos tradicionales digan que la segunda es mucho mejor que la primera.
Consecuentemente con el punto anteriormente enunciado encontramos que ello derivaría en el desarrollo de una direccionalidad interior y personal de nuestras vidas, con el consiguiente acrecentamiento en cuanto al significado de las mismas.
Todo lo anterior coadyuvaría a que la persona desarrolle una mayor capacidad en cuanto a tomar el control de su vida, en el sentido de poder establecer con claridad y firmeza, además de verlo en forma realista, hacia donde se orienta su vida, cuáles son sus metas y expectativas y que hace y qué puede hacer para la consecución de las mismas.
Una adecuada formación en asesoramiento y counseling permite el desarrollo de la capacidad de empatía y continentación del consultante en caso de ser necesario, en tanto que pueden acudir a consulta astrológica personas con diversos tipos y niveles de conflictividad emocional y psicológica (depresión, pánico, etc.)
Algunas de las limitaciones que encontramos no hacen referencia al sino en el asesoramiento astrológico, es decir, no derivan de la técnica en sí sino que son obstáculos al pleno desarrollo de la misma.
Ya sea consciente y/o inconscientemente, muchos de quienes acuden al Astrólogo lo hacen con la expectativa y la creencia de que éste es quien tiene las respuestas a todos los males y/o que es quien sabe cuando y cómo han de hacerse las cosas o qué es lo que habrá de sucedernos ya sea para bien o para mal.
Lo anterior puede ser el resultado de, en el mejor de los casos, un escaso conocimiento de lo que la Astrología en sí puede brindarnos como disciplina, es decir, se espera más una astro-mancia que una astro-logía.
También existe la posibilidad de que el Astrólogo si bien adecuadamente adiestrado en el uso y manejo teórico-práctico de las diferentes técnicas astrológicas, no tenga formación -o esta no sea la adecuada- en el área del asesoramiento psicológico y el counseling.
Un problema que podría derivar de lo anterior es que el Astrólogo crea saber cuál es la causa de una posible problemática o lo que una persona debería o no hacer o dejar de hacer e incluso no ser plenamente consciente de los efectos que el uso de un particular lenguaje pueda tener sobre el consultante.
Hay personas con profundas conflictivas emocionales-psicológicas (y por profundas no necesariamente queremos decir graves), que mantienen una actitud pasiva y que esperan que se les diga que es lo que tienen que hacer o no y/o que acepten sin más lo que se les dice porque el Astrólogo es el experto, el que sabe.
Un Astrólogo escasamente capacitado (o no formado) en las técnicas de asesoramiento podrá tener dificultades de diversa índole y grado tanto para interactuar con el cliente como para aceptar las posibles defensas y resistencias psíquicas del mismo.
Se pueden agregar otros problemas inherentes a la propia personalidad del Astrólogo como ser la necesidad de perfeccionismo; un sentimiento de superioridad, la necesidad de representar ya sea el rol de padre o madre con las actitudes consecuentes en el momento del relacionamiento, entre otros.
Cuando procedemos a realizar el estudio de una carta astral desde la perspectiva del asesoramiento astrológico, es útil hacernos a nosotros mismos algunas preguntas orientativas tales como:
1) ¿Qué motiva realmente al consultante? Existen en nuestras vidas momentos que significan verdaderos puntos de inflexión existencial (análisis de tránsitos y progresiones).
2) ¿Qué me dice la carta? Esto implica moverse en forma intuitiva hacia aquello que más nos llama la atención, lo que destaca, por ejemplo, una determinada configuración planetaria, o el predominio de un cierto elemento (o su ausencia), etc.
3) ¿Quién es el consultante? Siempre es oportuno tener una entrevista previa para recabar información acerca de su motivo para solicitar la consulta, sobre su estado civil, edad, datos biográficos, etc., así como también aspectos de su esquema corporal que puedan llamarnos la atención y no menos importante el como "resonamos" ante su presencia, es decir, qué y cómo nos "mueve".
4) ¿Qué expectativas tengo? En esto hay dos partes o momentos: uno sería el momento de la primer entrevista donde le explicitamos al posible cliente qué es lo que ofrecemos, que hacemos y que no, y una segunda parte en caso de que la persona acceda a la consulta y que refiere a nosotros mismos como profesionales en torno a que esperamos lograr cambiar en y del cliente así como si simplemente esperamos brindar una lectura o si aspiramos a ser verdaderos catalizadores y agentes de cambio. Además, ¿son expectativas realistas y pasibles de concreción o son metas demasiado ideales?
En conclusión, entendemos que el asesoramiento astrológico en cuanto que parte co-constitutiva de la Astrología Psicológica brinda la importantísima y fundamental oportunidad tanto para el Astrólogo como para el consultante, de crecer en y a través de una espiral de mutuo conocimiento y crecimiento personales.
Autor:
Lic. Germán H. Pastorini
Licenciado en Psicología
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |