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El pulso y la lengua: claves del diagnóstico en medicina tradicional china


Partes: 1, 2

    1. Los pulsos chinos
    2. La lengua
    3. Comentario final y aclaraciones
    4. Bibliografía

    Introducción

    El presente trabajo lo presenté como una ponencia en el IV Congresso Internacional de: Saúde, Cultura e Sociedade (AGIR, Associaçao para a Investigaçao e Desenvolvimento Sócio-Cultural), Portalegre, Portugal. El artículo se amplió y se convirtió en un libro al que, con el título: "El diagnóstico tradicional chino desde la antropología médica. Breve estudio del pulso y la lengua", y publicado por bubok Publishing, remito al lector para que tenga una visión ampliada y completa de la idea: http://www.bubok.com/libros/14770/EL-DIAGNOSTICO-TRADICIONAL-CHINO-DESDE-LA-ANTROPOLOGIA-MEDICABreve-estudio-del-pulso-y-la-lengua

    En la actualidad, la medicina china sigue dos líneas paralelas que, lejos de distanciarla de su esencia y valor, le fortalecen con nuevas aportaciones fruto del contacto y desarrollo con/en diversas sociedades y culturas del planeta. Tenemos, pues, la línea tradicional-originaria y la intercultural. La primera la podemos encontrar en las formaciones de escuelas asiáticas correspondientes a tradiciones diversas, y en los estudios de las universidades chinas. También hay prácticas populares centradas en costumbres, formas, modos y procedimientos curativos e ideológicos locales, y en grupos no orientados desde la óptica académica (oficial). La segunda línea es la resultante del encuentro de la cultura terapéutica china con las culturas de otros pueblos y sociedades a lo largo del planeta (Aparicio, 2004). Para el investigador francochino Anthony Tao (2003), la medicina tradicional china proviene de la escisión del chamanismo arcaico, una de cuyas ramas se especializó como curativa. Nosotros entendemos como medicina tradicional china todas las variantes locales de terapéutica tradicional, refiriéndonos con esa expresión, a las maneras de entender y atender la salud de los grupos que pueblan el espacio chino. La medicina china proviene, pues, del chamanismo (sistema organizativo complejo de las sociedades arcaicas). Se basa en la tradición (en las distintas tradiciones locales), lo que la diferencia esencialmente del sistema terapéutico occidental científico-convencional, extendido en la actualidad por todo el mundo.

    Hay parecidos entre los sistemas curativos tradicionales asiáticos y norasiáticos y los tradicionales de otros lugares del planeta; en concreto, los amerindios. En este sentido, suponiendo que el chamanismo arcaico fuese la institución más importante de los grupos humanos del Paleolítico, dicha matriz cultural pasaría con los emigrantes norasiáticos por Bering en su tránsito del Noreste asiático al Noroeste americano. Hoy, sin embargo, no podemos ver continuidad cultural más que entre algunos grupos esquimales cuyas relaciones (de todo tipo) con los siberianos no se han cortado a lo largo de la historia.

    La medicina china y otras etnomedicinas constituyen sistemas de atención de salud encajados en las culturas básicas de sus sociedades respectivas, como ocurre con la medicina occidental-convencional. Pero conviene saber que existen:

    • a) Formas de atención tradicional occidentales.

    • b) Formas de atención tradicional no occidentales.

    • c) Forma de atención no tradicional estandarizada surgida en Europa y extendida universalmente como medicina occidental-convencional.

    Los sistemas tradicionales occidentales siguen las líneas naturalistas de los siglos precedentes. En ellos se pueden incluir: la naturopatía-fitoterapia, diversas formas de atención manual, la homeopatía y otros modos de curar más o menos centrados en lo simbólico y lo cultural (populares).

    Los sistemas tradicionales no occidentales también siguen líneas mixtas: naturalistas-culturales (simbólicas) de los grupos humanos en los que se desarrollan. Los más conocidos son: medicina tradicional china, medicinas mesoamericanas (medicina tradicional mexicana), ayurveda, medicina tibetana. Pero podemos incluir aquí todas las formas de entender y atender los problemas de salud de todas las sociedades tradicionales del planeta.

    El llamado sistema terapéutico occidental-convencional se basa en la ciencia como expresión cultural europea. Es la llamada medicina científica, tecnológica, moderna y estandarizada en todos los sitios.

    El desarrollo de la ciencia antropológica en los siglos precedentes nos aproximó a la comprensión de las producciones humanas como suma o sucesión de hechos (humanos) relacionados con sus contextos respectivos (naturaleza, sociedad y cultura). Franz Boas (1993) expuso claramente que ninguna sociedad es superior a otra. Cada una tiene su vía de desarrollo propio. Pensamos que no tienen por qué coincidir estas vías. No existen líneas maestras naturales que sean marco o referencia, a las que todos los grupos se tengan que aproximar con el tiempo. Para Clifford Geertz, no hay sociedades en fase de desarrollo precientífico (Geertz, 1990). La ciencia es un logro cultural de la sociedad europea porque hubo premisas históricas y culturales que así lo posibilitaron. Según Anthony Tao (2003), la herencia griega, considerando que el universo funciona con leyes que el pensamiento es capaz de descifrar y comprender, y el cristianismo y el judaísmo como religiones que entienden un dios trascendente separado de la naturaleza, fueron las razones del surgimiento de la ciencia. La naturaleza, en las culturas cristiana y judaica, quedó libre de animación, susceptible de ser explorada con el pensamiento lógico-racional y susceptible también de ser dominada. Los grupos tradicionales siempre consideraron todo lo creado y existente como una unidad en la que lo material y lo no material son inseparables (inmanencia frente a trascendencia). En las tradiciones asiáticas y amerindias, la naturaleza física está atravesada, animada, por Qi, por esencia divina, por espíritus, etc. Estos términos y expresiones sólo son imágenes discursivas y representaciones para entendernos. Cada una corresponde a su contexto sociocultural. Es evidente que ni los chinos, ni los amerindios ni otras sociedades del planeta distintas de la europea tuvieron los mismos previos históricos. Por ello, es imposible que, de forma natural, se lleguen a las mismas consecuciones culturales en unos sitios y en otros. Lo cierto es que el colonialismo europeo fue el responsable de la imposición mundial del modelo de progreso occidental. Es, por tanto, una simple cuestión de poder y de política. Muchos de los discursos surgidos en la cultura occidental han sido, y siguen siendo, etnocentristas.

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