No permita Dios que yo deje de amonestaros. Jóvenes amigos, buscad al Señor de todo corazón. Acudid a él con celo, y cuando sintáis sinceramente que sin la ayuda de Dios habríais de perecer, cuando le anheléis a él como el ciervo anhela las corrientes de agua, entonces el Señor os fortalecerá prestamente. Entonces vuestra paz sobrepujará todo entendimiento. Si esperáis la salvación, debéis orar. Tomad tiempo para ello. No os apresuréis ni seáis negligentes en vuestras oraciones. Rogad a Dios que obre en vosotros una reforma cabal, para que los frutos de su Espíritu moren en vosotros y permanezcáis como luminarias en el mundo. No seáis un estorbo ni una maldición. ¿Os dice Satanás que no podéis disfrutar de la salvación, plena y gratuitamente? No le creáis. Vi que es privilegio de todo cristiano gozar de las profundas emociones del Espíritu de Dios. Una paz dulce y celestial invadirá la mente y os deleitaréis en meditar en Dios y en el cielo. Os regocijarán las gloriosas promesas de su Palabra. . .
´´Si los que profesan ser cristianos aman más a Jesús que al mundo, se deleitarán al hablar de él como de su mejor amigo, en quien concentran los más caros afectos. El acudió en su auxilio cuando ellos se sintieron perdidos y a punto de perecer. Cuando estaban cansados y agobiados por el pecado, se volvieron hacia él. Él quitó su carga de la culpabilidad del pecado. . . y desvió toda la corriente de sus afectos. Aborrecen ahora las cosas que una vez amaron, y aman las cosas que aborrecían.´´[14].
Capitulo III
Praxis
En el texto de Romanos 6, hay un crecimiento de pensamiento interesante. Después de hacer dos preguntas sobre la permanencia en el pecado y la recepción de la gracia en los versículos 1 y 2, el apóstol se da a sí mismo la respuesta para decir que de ninguna manera no podemos perseverar en el pecado para que la gracia abunde. El pensamiento que resalta es el siguiente: muertos al pecado, es imposible vivir en él.
Enseguida, él hace dos otras preguntas a saber si es posible al que muere al pecado vivir en él. Y de forma interrogativa nos presenta el pensamiento de que bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte.
A partir del versículo 4, aparece la idea que muertos con Cristo, somos resucitados con él para andar en una vida nueva. Y utiliza el apóstol otro tema para afirmarnos que así, somos plantados juntamente con Jesús en la semejanza de su muerte.
Todo el capítulo se escalona sobre una cadena de pensamientos que van de un pensamiento nuevo a otro pensamiento nuevo, y uno dependiendo del otro hasta llegar al versículo 23, donde se encuentran desarrolladas dos ideas opuestas: la paga del pecado y la dádiva de Dios.
Lo que nos ensena Pablo en este texto es lo siguiente:
1- El nuevo nacimiento y el pecado no pueden caminar juntos.
2- El ser bautizado en Cristo nos libera completamente de la esclavitud del pecado, el cual por medio del pecado, fue dejado atrás.
El bautismo tiene una significación decisiva para el cristiano. Como Adán, Cristo representa a la humanidad. Cristo por nosotros subyace a nosotros con Cristo. Así como la incorporación a Adán se da por el primer nacimiento, así, la incorporación a Cristo se da por el segundo nacimiento, denotado por el bautismo (Ro. 6: 1). El bautismo reconoce el dominio que Cristo obtuvo mediante de su muerte y resurrección. Mediante su muerte vicaria, Cristo borra el pecado, y el bautismo significa la unidad con el Cristo crucificado y resucitado, y por tanto la reconciliación con Dios. Los que están unidos a él de ese modo están muertos al pecado. Anteriormente muertos en el pecado, ahora están crucificados con Cristo, quien ha soportado la maldición de la ley (Gál. 3: 13), y por lo tanto responden mediante una apropiación de sí mismos a Cristo (Gál. 2: 20). Como ahora están muertos al pecado, ya no somos más a su servicio, puesto que somos vivos para Dios por medio de Cristo (Ro. 6: 12ss). Ya la nueva vida con Cristo encuentra una expresión que llegará a su consumación en un eterno estar con Cristo. El compartir la resurrección de Cristo significa ya el gobierno de la vida presente para Dios.
El versículo 6 de nuestro estudio nos hace saber que nuestro viejo hombre fue crucificado con el y de la misma manera, nuestro cuerpo de pecado es destruido. Con todos estos pasos, nos asegura Pablo, no somos más esclavos del pecado.
En el bautismo confesamos que nuestro Viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo. Nuestro viejo hombre se refiere a todo lo que éramos como hijo de Adán- a nuestras viejas, malvadas e ir regeneradas personas, con todos nuestros viejos hábitos y apetitos. En la conversión nos quitamos el viejo hombre y nos revestimos del nuevo hombre, como estuviésemos cambiando nuestros sucios harapos por una vestidura sin mancha (Col. 3: 9,10).
La crucifixión del viejo hombre significa que el cuerpo de pecado ha sido anulado. El cuerpo del pecado no hace referencia al cuerpo físico. Se refiere en realidad al pecado que mora en él y que es personificado como tirano, gobernando a la persona. Este cuerpo de pecado queda reducido a la impotencia, es decir, anulado o hecho inoperante como poder rector. La última clausula muestra que éste es el significado: afín de que no sirvamos más al pecado. La tiranía del pecado sobre nosotros ha quedado quebrantada.
Pablo, en Romanos 6: 6, destaca un principio clave para nuestra comprensión siendo cristianos; explicamos para decir que todos los cristianos no solo están identificados con Cristo sino que se identifican con el de manera específica en su muerte y resurrección. Todos los creyentes verdaderos hemos sido bautizados en su muerte. La muerte de Cristo es un hecho histórico que nos hace volver la mirada a la unión que tenemos con El en la cruz, y la razón por la que somos sepultados juntamente con el para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Ese es un hecho histórico que nos lleva a considerar nuestra unión con El en la resurrección. Así como la resurrección de Cristo fue la consecuencia de cierta muerte como el sacrificio por nuestro pecado, también la vida santa del creyente en Cristo es la consecuencia de su muerte al pecado en Cristo.
Conclusión
Romanos siempre ha figurado como encabezamiento de las cartas de Pablo, y con toda la razón. Históricamente, Romanos el libro más influyente de la Biblia. Agustín fue convertido mediante la lectura de Romanos 13: 13 y 14 en el 380 después de Cristo. La Reforma protestante fue inaugurada cuando Martin Lutero
comprendió finalmente la justicia de Dios a partir de la epístola nos Romanos en 1517. Juan Wesley recibió la
certeza de la salvación al oír la lectura del prefacio al comentario de Lutero sobre Romanos en una iglesia
moravia.
Así presentamos un estudio exegético del texto de Romanos 6: 6. Somos convencido que este estudio verdaderamente nos ha ayudado a comprender lo que es la interpretación bíblica el sentido original de las Escrituras sagradas en general y del pensamiento de Pablo en este verso y en su epístola a los Romanos.
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20- Robertson, Archibald Thomas. Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, volumen IV. Editorial Clie, Barcelona, 1989.
Autor:
Aristone Aristide
Presentado como requisito de
la clase Exégesis bíblico
Facilitador: Dr. Franz Ríos
UNIVERSIDAD ADVENTISTA DOMINICANA
SETAI-UNAD
Agosto, 2008
[1] – Biblioteca electrónica, p. 464.
[2] – Marcelo Merino Rodríguez. La Biblia comentada por los padres de la iglesia. Nuevo Testamento, tomo6, Romanos, editorial ciudad nueva, Madrid, 2000, p.25.
[3] – Alan F. Johnson. Romanos la carta de la libertad. Editorial portavoz, Michigan, 1999, p. 9
[4] – Alan F. Johnson. Romanos la carta de la libertad. Editorial portavoz, Michigan, 1999, p. 9.
[5] – Roberto Jamieson, A. R. Fausset y Davi Brown. Comentario exegético y explicativo de la biblia, tomo II. Casa bautista de publicación, Barcelona, 1969, p. 3oo.
[6] – Etienne Charpentier. Para leer el Nuevo Testamento, p. 29
[7] – Biblioteca electrónica, p.464.
[8] – Harisson, Evenett F. The expositors bible comentary, volumen 10. Zondervan, Michigan, 1976, p.
[9] -Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich. Compendido del diccionario teológico del nuevo Testamento. Editorial Libros desafíos, Michigan, 2ooo, p. 1121.
[10] -Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, Ibidem.
[11] -Alan F. Johnson. Romanos la carta de la libertad. Editorial Portavoz, Michigan, p.105
[12] -Elena G. de White. Manuscrito 14, del 9 de febrero de 1898, en Cada día con Dios, Biblioteca electrónica.
[13] -Id, El camino a cristoen Biblioteca electrónica, p. 17
[14] – Elena G. de White. ¡Maranata: el señor viene! IADPA, Miami, p.68
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