Mal Mayaro: características generales de la enfermedad, del virus y de sus vectores
Enviado por miguel ritacco
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- Causas posibles
- Características del virus
- Los vectores
- Lucha contra los vectores
- Bibliografía
La enfermedad
La dolencia generada por el virus Mayaro (MAY-V), se transmite por medio de la picadura de mosquitos hematófagos y en humanos produce una enfermedad con síntomas inespecíficos, o sea que el diagnóstico inicial del mal de Mayaro es impreciso.
Al principio se manifiesta con aumento de temperatura corporal, dolores de cabeza, de abdomen, garganta, musculares, articulares y retrooculares, escalofríos, mareos, náuseas, fotofobia, erupción cutánea (principalmente en pecho, piernas, espalda y brazos; mas leve en cara), disminución del número de glóbulos blancos (leucopenia: <3.500 mm3) y de plaquetas (plaquetopenia o trombocitopenia: <100.000 mm3). Diarrea, congestión nasal, tos y hemorragias, aparecen eventualmente
Erupción cutánea causada por el virus Mayaro
Todos estos síntomas se mantienen entre 2 y 5 días, salvo los característicos dolores articulares en tobillos, rodillas, muñecas, codos y dedos que pueden subsistir por un período de hasta 2 meses.
El mal Mayaro es una enfermedad febril benigna, con características subletales, que se puede resolver naturalmente y se ha tomado conocimiento de muy pocos casos de complicaciones graves.
La invasión inicial del virus en la sangre presenta su fase aguda durante los 2 ó 3 primeros días. Luego de esta viremia primaria, se producen los anticuerpos IgM (días 3 a 4).
Los casos epizoóticos ocurren cuando las personas ingresan al nicho natural de los reservorios y vectores, infectándose cuando son picados por mosquitos del Género Haemagogus portadores.
Las zonas más afectadas por virus Mayaro son las localidades vecinas a la selva amazónica, en particular en el estado de Pará (norte de Brasil). El primero ocurrió durante 1955 en ámbitos rurales y semirrurales de la panamazonia brasilera y boliviana, lo que indica que la permanencia del Hombre en zonas boscosas tropicales o selváticas y húmedas constituye un factor de riesgo.
En esas regiones se encuentran los monos capuchino y ahullador (Cebus olivaceus y Aloutta seniculus), involucrados en el ciclo de transmisión del virus Mayaro.
Cebus olivaceus
Aloutta seniculus
Cuando una hembra de mosquito vector pica a monos infectados, incorpora el virus y lo propaga al atacar a humanos en los cuales ese patógeno puede alcanzar niveles de viremia similares a los reportados en estas y tal vez otras especies de simios.
Se cree que los casos de Mayaro están subdiagnosticados porque en general los síntomas se confunden con dengue, Zika y chikungunya. En todos los casos, si bien el motivo de alarma es moderado, deben mantenerse y profundizarse las medias preventivas para evitar el desarrollo del mosquito vector.
La dispersión rápida ocurre cuando una persona portadora del virus Mayaro con síntomas de la enfermedad durante los primeros días, se traslada hacia otro lugar y es picada por un mosquito vector quien podrá propagar el virus al succionar la sangre de personas. Las primeras manifestaciones ocurren entre los habitantes de localidades vecinas a las selvas o trabajadores de la industria forestal que residen en un ámbito urbano.
Poco acceso a la información, sobreutilización de los recursos naturales y alteración antrópica de los ecosistemas, uso abusivo de plaguicidas químicos, recurrencia de los vectores, el cambio climático contribuye a la aparición y reaparición de enfermedades vectoriales, falta de prevención, control inadecuado del vector, desplazamiento de personas y animales (reservorio no humano) hacia zonas donde se encuentran mosquitos vectores, la intervención y urbanización de áreas enzoóticas y la expansión del área de influencia de Aedes spp, un género de mosquitos cuyas especies se encuentran en ámbitos rurales, periurbanos y urbanos, aumentan la probabilidad de contacto entre reservorio, vector silvestre, humano, vector urbano y periurbano, con lo que se incrementa la perspectiva de infección del Hombre fuera de los focos enzoóticos.
El virus Mayaro es un arbovirus (arthropod-bome-viruses: virus transmitido por artrópodos) de la familia Togaviridae y que pertenece al Género Alphavirus, el cual incluye a otros 29 virus ARN de 1 cadena y sentido positivo lineal, esférico y con un diámetro variable entre 60 y 70 nanometros. Filogenéticamente, Mayaro está relacionado con el complejo del virus del Semliki Forest (SFV), junto con los virus Chikungunya, O´nyongnyong, del Río Ross, el Getah, el Sagiyama, el Bebaru y el UNA.
El hecho de poseer ARN de material genético, le da a este virus una gran adaptabilidad debido a la alta tasa de mutaciones, lo que aumenta la probabilidad de adaptación a nuevos organismos que podrán servir de hospederos.
Microfotografía electrónica del virus Mayaro
Muchos de estos virus circulan de manera permanente pero con baja incidencia en monos y tal vez aves silvestres (quienes podrían jugar un papel importante en la diseminación del virus), que habitan ambientes cercanos a los que se desarrollan actividades antrópicas.
El virus Mayaro infecta a un hospedador vertebrado cuando es introducido en su torrente sanguíneo, debido a la picadura de un mosquito vector.
El ciclo de transmisión del virus es similar al ciclo selvático de la fiebre amarilla ("fiebre amarilla selvática" o "de la jungla"): involucra a primates salvajes y posiblemente otros vertebrados arborícolas como reservorios y al mosquito Haemagogus spp (Diptera: Culicidae) que vive en la parte superior del follaje arbóreo con hábitos selváticos, sin descartar la participación de vectores secundarios y otros hospederos que pudieran participar en la diseminación del virus.
Luego estos vectores transmiten el virus a las comunidades indígenas y cuando sus miembros enfermos llegan a las ciudades, producen el brote de la enfermedad en un ciclo parecido al ciclo selvático del virus de la fiebre amarilla. El vector del virus en el ciclo de transmisión urbana es el mosquito Aedes spp (Diptera: Culicidae).
MAY-V se aisló por primera vez en 1954 en la localidad llamada Mayaro en Trinidad, la mayor de las islas que componen al país insular caribeño Trinidad y Tobago.
Se han identificado 2 genotipos del virus Mayaro: D (distribución panamazónica) y L (Belterra, Brasil). La distribución del genotipo D sugiere que las aves podrían estar involucradas en la diseminación del virus Mayaro.
Algunos autores proponen que el virus Mayaro fue introducido en América después de la separación de los complejos antigénicos "virus del bosque Semliki" y "virus Sinbis", hace mas de 2.000 años. En este contexto, las aves migratorias y los humanos jugaron un papel importante en la dispersión.
El virus Mayaro es transmitido por un artrópodo vector, que es un organismo que tiene la capacidad de transmitir un agente microscópico infeccioso (en este caso un virus) desde animales o humanos portadores (enfermos) a otros similares que no lo posean (sanos). Presentan gran capacidad adaptativa, que se manifiesta en su plasticidad y distribución espacial, lo que favorece la diseminación de arbovirus en gran parte del planeta.
Se trata principalmente de algunas pocas especies mosquitos hematófagos de los cuales muchos aspectos de su biología, ecología, taxonomía y etología aún se desconocen o han sido insuficientemente abordados.
El 80% de los artrópodos vectores son insectos de la familia Culicidae, lo que indica que el combate contra esta patogenia recae directamente en la lucha contra las poblaciones de mosquitos, con la consecuente disminución del contacto con vertebrados y en particular humanos.
En este caso se verifica el traslado del virus debido a la creciente ocupación humana de las extensiones boscosas cercanas a zonas rurales y periurbanas, en las cuales coexisten en un mismo sitio junto a vertebrados reservorio, la especie selvática de mosquitos Haemagogus spp, la especie rural y semiselvatica Aedes scapularis y las especies urbana Ae. aegypti y suburbana Ae. albopictus.
Haemagogus spp (Diptera: Culicidae)
Los mosquitos del género Haemagogus (Diptera: Culicidae) que desarrollan su ciclo biológico en bosques tropicales lluviosos o de galería (espesura vegetal que se desarrolla a la vera de los ríos), son los principales vectores del virus Mayaro en el ciclo enzoótico.
Tienen hábitos diurnos, coincidiendo en tiempo y espacio con el nicho ecológico de los monos, su principal fuente de succión sanguínea en la selva. Las hembras ovipositan sobre el agua presente en las oquedades naturales de los árboles, en las axilas de las ramas, en las plantas epífitas y en cualquier otro espacio que acumule agua.
Estos mosquitos muestran una considerable elasticidad hematófaga lo que hace que en condiciones de baja humedad o cuando se incrementan sus densidades poblacionales, puedan desplazarse a nivel del suelo para succionar la sangre de animales salvajes y de los humanos que invaden su nicho biológico o habitan en zonas aledañas, pese a su bajo grado de antropofilia.
Haemagogus spp. posee una imponente capacidad de vuelo per se: en zonas abiertas pueden recorrer hasta 350 metros y por máxima necesidad son capaces de trasladarse a distancias que superan los 10 km o mas, lo que significa que estos mosquitos tienen una amplia zona de actividad dentro la cual pueden encontrarse viviendas humanas, situación que aumenta la posibilidad de contacto con personas y animales, ya sean criados o salvajes.
En América se han identificado 28 especies de este género, en las que se encontraron 28 cepas del virus Mayaro.
La mayoría de los aislamientos del MAY-V en mosquitos se obtuvo a partir de Haemagogus spp, en particular Ha. janthinomys, recolectados en Brasil durante períodos interepidémicos, lo cual sugiere que podrían estar desempeñando un importante papel en el mantenimiento del virus en su ciclo enzoótico.
Hemagogus spp
Aedes spp (Diptera: Culicidae)
Todos los insectos presentan una alta capacidad de adaptación y en particular los individuos que pertenecen a este género son muy activos y siguen al Hombre en sus desplazamientos para atacarlo principalmente en sus extremidades.
Vive en lugares protegidos del sol y todos los estados del ciclo biológico del mosquito son muy resistentes a las adversidades climáticas. Resisten los períodos secos, de modo tal que los huevos pueden permanecer lejos del agua, pero al ser alcanzados por ese líquido se reanuda el desarrollo.
Los sitios para la postura de huevos y de desarrollo de estados inmaduros del genero Aedes son lugares que contienen agua clara y limpia. En las aguas turbias y con abundante materia orgánica, las hembras de Aedes no ovipositan.
El hecho que la picadura del mosquito sea indolora se interpreta como una adaptación evolutiva hacia el hectoparasitismo, ya que le permite sorber sangre sin molestar al hospedador ni poner en peligro su propia integridad física.
El oído de los machos está muy desarrollado y en la base de las antenas se encuentra el órgano de Jhonsthon que capta las vibraciones alares de las hembras, lo que puede posibilitar el acercamiento, la identificación intraespecífica y luego tal vez el cortejo y por fin la cópula y reproducción.
Es importante la participación de estos mosquitos periselváticos y peridomésticos en la transmisión del agente patógeno causal. La capacidad vectorial del género Aedes es un factor epidemiológico que aumenta la probabilidad de introducir al virus en un ciclo domiciliario.
Los mosquitos urbanos Ae. aegypti y otros que presentan un franco crecimiento poblacional y se caracterizan por su gran capacidad adaptativa a ambientes alterados por el hombre, como Ae. albopictus y Ae. scapularis, poseen atributos que les permite transmitir el virus Mayaro.
Aedes albopictus es una especie básicamente silvestre, sin embargo como se encuentra en permanente expansión geográfica, puede aprovechar diversos hábitats. Se cría en cañas de bambú y en la concavidad de las hojas caídas hasta recipientes artificiales como tanques y floreros, siempre que contengan agua limpia.
Este insecto es un pequeño mosquito con una línea dorsal blanca y bandas blancas y negras en el cuerpo, se ha reportado en más de 28 países, se considera el segundo vector más importante de los virus del dengue y vector comprobado de otros 20 virus.
Por sus hábitos, estas especies representan un puente ideal entre el ciclo selvático y el entorno doméstico. Tal característica, como ocurrió con el virus Chik (chikungunya) podría repetirse con el virus Mayaro, ya que por mutación del patógeno o por alteraciones ambientales, Ae. albopictus puede ser un vector eficiente, lo que favorecería la aparición de brotes epidémicos urbanos y suburbanos, como es el caso de dengue.
Si bien son fuertemente atraídos por los seres humanos, también succionan sangre de aves, gatos, perros, ardillas, ciervos y otros mamíferos.
Estos mosquitos pueden utilizar habitats naturales o recipientes con agua limpia para poner sus huevos y vuelan menos de 100 metros.
Los mosquitos de Ae. albopictus permanecen en estado de huevo durante el invierno en climas templados con 4 estaciones, pero completan su ciclo biológico periódicamente durante todo el año en geografías tropicales y subtropicales.
Aedes aegypti, un insecto con alto grado de antropofilia y que se encuentra presente en grandes densidades en muchas regiones, es otro vector del virus Mayaro y por lo tanto constituye un factor de riesgo importante en el ciclo urbano del virus, con la consecuente rápida propagación del agente causal entre humanos. Es vector de los virus de la fiebre amarilla urbana, dengue, Zika y chikungunya, situación que representa actualmente un grave problema sanitario.
Las características morfológicas son similares a Ae. albopictus, pero se diferencia porque este presenta una marca en forma de lira en el dorso del tórax.
Aedes aegypti
Aedes albopictus
El aumento de la intervención y urbanización de superficies boscosas ha expandido su distribución, pudiéndose encontrar cada vez mas en zonas periurbanas y rurales, lo que significa que hay un mayor acercamiento de este eficiente vector a los sectores periselváticos, donde circula el virus Mayaro.
Aedes scapularis es una especie de mosquitos que ha ido modificando sus hábitos salvajes hacia la domesticidad. Se trata de un insecto encontrado en el SE de Brasil, el cual inicialmente fue identificado como vector del virus Rocío (ROC-V) causante de epidemias de encefalitis en ese país.
Se encuentra en niveles bajos a moderados de la mayor parte de América tropical y subtropical. Desarrolla su ciclo biológico en una gran diversidad de ambientes y espacios con agua limpia y dulce, ya sea temporal como semipermanente (estanques, pozos de roca), todos lugares protegidos de los rayos solares. Esto apoya la hipótesis sobre la adaptación exitosa de Ae. Scapularis a ambientes artificiales, antrópicamente alterados.
Las hembras de esta especie succionan la sangre del Hombre preferentemente durante las horas crepusculares, aunque son activos durante todo el día y por las noches.
Se aislaron al menos 15 virus en Ae. scapularis y también parece ser un vector de Wuchereria bancrofti, nemátodo que causa filariasis linfática o bancroftiana.
Ae. scapularis se encuentra en el interior y el exterior de las viviendas, lo que corrobora su tendencia hacia la domesticidad y sus hábitos sinantrópicos (capacidad de algunas especies que viven en ecosistemas para habitar sitios urbanos o ecosistemas transformados por el Hombre).
Aedes scapularis (Photo credit: J. Stoffer, WRBU)
Se ha logrado aislar el virus Mayaro en Sabethes cyaneus, otro mosquito de la familia Culicidae, quien presenta un comportamiento similar a Haemagogus spp.
Respecto de otros artrópodos, este virus también fue aislado en Gigantolaelaps spp (Acari: Laelapidae) e Ixodes spp. (Acari: Ixodidae). Sin embargo, no existen suficientes indicios que permitan suponer que estos ácaros estén involucrados en el ciclo de transmisión y de mantenimiento del virus mayaro en la naturaleza.
En laboratorio, mediante la inoculación por vía parenteral (fuera del sistema digestivo) se logró que los mosquitos Aedes serratus, Culex quinquefasciatus, Mansonia arribalzagai y M. wilsoni, Psorophora ferox y Coquillettidia venezuelensis, puedan albergar al virus Mayaro hasta 12 días, pero ninguno de ellos pudo transmitirlo, acción que se logra naturalmente en los insectos Aedes scapularis, Ae. aegypti y Ae. albopictus.
Este hecho sugiere a Ae. scapularis como un vector potencial en brotes epidémicos donde la densidad de Haemagogus spp sea baja, mientras que Ae. albopictus podría ser también un vector potencial debido a su creciente dispersión por varios países de América del Sur.
Estas acciones recaen básicamente en impedir que se complete el ciclo biológico del insecto transmisor del patógeno, es decir que el mismo se vea interrumpido durante alguna de las 3 etapas juveniles (huevo, larva o pupa).
Debido a que las enfermedades vectoriales no se transmiten de persona a persona sino se requiere de un organismo capaz de replicar el patógeno en su cuerpo, al combatir al vector queda impedida la potencial transmisión del microorganismo nocivo, por lo tanto cada vez habrá menos posibilidades de aparición de personas enfermas.
Si bien se cuenta con algunos medios físicos, químicos y biológicos de lucha, tienen inconvenientes de tipo legal, toxicológico, económico, ambiental y ético, al menos. De todos modos, hay que proceder antes de la llegada del problema adoptando las conocidas medidas preventivas que se caracterizan por su bajo o nulo costo económico, carecen de toxicidad, no alteran el equilibrio biológico, son ambientalmente amigables y no están reñidas con la bioética.
Para ser implementados en ámbitos urbanos y suburbanos, recordaremos algunas de ellas:
– vaciar recipientes que acumularon con agua limpia después de la lluvia o riego,
– tapar los contendores de agua destinada a consumo,
– atender los basurales,
– buscar en las paredes y techo de ambientes húmedos y oscuros (baños, altitos), la presencia de mosquitos en estado de reposo y combatirlo,
– no usar insecticidas de modo preventivo ya que esto no es posible debido a que, como su denominación lo indica, ese producto químico mata insectos por lo cual estos artrópodos tienen que estar presentes.
Como ocurre con todas las enfermedades vectoriales, la disminución del virus Mayaro puede ocurrir sólo si se combate al vector.
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Autor:
Miguel Ritacco
Investigador consulto CNEA