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La imagen clásica de Horacio Quiroga y su desarrollo en la crítica uruguaya


Partes: 1, 2, 3
Monografía destacada

    Partes: 1, , 3

    1. Introducción
    2. Alberto Zum Felde y la imagen clásica de Quiroga
    3. Horacio Quiroga según Emir Rodríguez Monegal
    4. Horacio Quiroga según Leonardo Garet
    5. Consideraciones finales
    6. Bibliografía

    0. Introducción

    El presente estudio, como tantos otros, nació a raíz de un texto de Jorge L. Borges. Éste, en cierto artículo de la revista Sur, escribió que toda vez que muere un escritor, la crítica se propone la discusión inmediata y cíclica de dos problemas subalternos: "el de conjeturar (o predecir) qué parte quedará de su obra, el de prever el fallo irrevocable de la misteriosa posteridad". Pues bien, esta afirmación nos ha movido a la siguiente interrogante: ¿es posible afirmar al día de hoy, y conforme lo que se desprende de la gran cantidad de documentos que la crítica nacional ha dedicado a examinar los diversos aspectos de la obra de Horacio Quiroga, que existe un cierto consenso o unanimidad acerca de qué parte de ella ha trascendido las edades, así como también sobre la imagen misma que ha sido constituida sobre su autor? Vale decir, ¿existe lo que podríamos llamar ?utilizando una fórmula tan arbitraria como cualquier otra- una imagen clásica de la obra y la figura de Horacio Quiroga?

    El objetivo genérico del presente trabajo ha sido el de contribuir, con algunos elementos, a dar respuesta a esa pregunta. Con mayor precisión, nuestro modesto propósito en él ha sido el de intentar ilustrar, siquiera a grandes rasgos, dos puntos principales:

    1. La existencia y descripción de aquello que denominamos la imagen clásica (o canónica) de la obra y de la figura del escritor Horacio Quiroga que ha sido construida por parte de la crítica uruguaya; y
    2. La existencia de una cierta evolución histórica o progresiva en la construcción de esta imagen clásica de quien ha sido considerado "el primer cuentista de la lengua castellana".

    Como nuestra preocupación en el presente ensayo ha radicado en describir esta "imagen clásica" de Quiroga en la crítica uruguaya a la vez en su estado actual y en su devenir histórico, nos hemos visto en la necesidad de realizar una doble elección metodológica:

    Por una parte, y puesto que un repaso exhaustivo de la totalidad de autores que comprende la crítica nacional sobre Quiroga, conforme los márgenes y objetivos particulares de este estudio, resultaba de todo punto imposible, no teníamos otro remedio que elegir un cierto número de autores, aquellos que fueran los suficientemente representativos y con la suficiente autoridad como para constituirse en ejemplos paradigmáticos del estado de la crítica nacional sobre Quiroga en su época, lo cual implica una primera discriminación de tipo sincrónica.

    Por otra parte, y a raíz de que nuestras pretensiones en este trabajo radica también en el devenir histórico de la imagen clásica de Quiroga, hemos tenido también la necesidad de escoger alguno autores cuyas obras pudieran dar cuenta de una evolución cronológica de aquella crítica, lo cual nos ha movido a una segunda selección, en cierto modo, diacrónica.

    Articulando ambas necesidades, y al mismo tiempo resolviéndolas, hemos optado por llevar a cabo los objetivos anteriormente señalados tomando en consideración las apreciaciones críticas sobre la obra de Horacio Quiroga de tres (3) autores muy puntuales: Alberto Zum Felde, Emir Rodríguez Monegal y Leonardo Garet, en el entendido de que sus respectivas obras cumplen, con suficiente grado de representatividad, las dos condiciones anteriormente señaladas:

    1. pueden considerarse representativas (en grado variable, naturalmente) del estado de la crítica nacional sobre la obra de Quiroga que marca el contexto de su producción; y
    2. hay entre ellas la suficiente diferencia temporal (entre unas y otras distan períodos de, aproximadamente, los mismos años) como para considerarlas los puntos destacados de lo que podría decirse un desarrollo o una evolución de la crítica nacional sobre la obra de Horacio Quiroga.

    Teniendo en cuenta estas perspectivas, hemos dividido el presente trabajo en cuatro (4) grandes partes:

    En la parte primera, repasaremos la lectura crítica de Quiroga llevada a cabo por Alberto Zum Felde, tomando como referencia los siguientes textos de su producción: a) los fragmentos a propósito de Quiroga en el Índice crítico de la Literatura Hispanoamericana (1959); b) el "Estudio preliminar" del libro Más allá y otros cuentos (1945); y c) las apreciaciones sobre Quiroga en el Proceso Intelectual del Uruguay y Crítica de su Literatura (1941).

    En la parte segunda, repasamos la recepción de la obra de Quiroga llevada a acabo por el crítico Emir Rodríguez Monegal, tomando como referencia los siguientes textos de su autoría: a) el libro Genio y figura de Horacio Quiroga (1969); b) el texto "Horacio Quiroga: Vida y creación" del libro Narradores de esta América I (1969); c) el "Prólogo" a la novela de Quiroga Historia de un amor turbio (1968); d) la "Introducción" del Diario de viaje a París de Horacio Quiroga (1950); y e) el volumen Objetividad de Horacio Quiroga (1950).

    En la parte tercera, repasamos la recepción crítica de la obra de Horacio Quiroga llevada acabo por el Profesor salteño Leonardo Garet, tomando como referencia los siguientes textos: a) el "Prólogo" a la colección Horacio Quiroga. Cuentos de ciudad (2004); b) el "Prólogo" a la edición en dos volúmenes Horacio Quiroga. Cuentos completos (2001); c) la "Introducción" a la colección Horacio Quiroga. 12 cuentos y un decálogo (2000); d) el volumen Horacio Quiroga por uruguayos (1995); e) el libro Encuentro con Quiroga (1994); y f) las apreciaciones sobre Quiroga en la antología crítica Literatura de Salto (1990).

    En cada una de estas tres primeras partes, nuestro procedimiento ha sido el mismo. Primeramente, incluimos, a modo de presentación, una muy breve nota bio-bibliográfica de cada uno de los críticos considerados. Luego pasamos a considerar, respectivamente, las opiniones de cada uno de ellos acerca de los tres grandes problemas que, históricamente, han ocupado la atención de los críticos de Quiroga, a saber:

    1. la exposición de la familia literaria a la que pertenece Horacio Quiroga, vale decir, cuales son sus precursores y antecedentes, así como quienes pueden considerarse herederos de su tradición literaria;
    2. la presentación de los temas más representativos y los motivos más característicos de la obra de Quiroga; y, finalmente,
    3. la discusión sobre los mejores textos de Quiroga, vale decir, la selección de aquellos aspectos de su producción que, por cualquier razón, pueden considerarse destacados del resto, considerándose como aquellos ejemplos más representativos de su arte.

    Finalmente, hay una parte cuarta, en la que intentamos no solamente algunas apreciaciones de conjunto de esta perspectiva tripartita de la lectura de Quiroga (tradición literaria, temas y textos), sino que también intentaremos explicar de que manera, a nuestro modesto juicio, ellas pueden dar cuenta de una serie de cuestiones muy interesantes acerca de la imagen que, con el correr de los años, todos hemos ido haciéndonos de la figura y de la obra de ese genial escritor que fue Horacio Quiroga.

    Por último, quisiéramos realizar dos puntualizaciones.

    Ante todo, aclaramos que nuestro interés, al menos en lo que concierne a los comentarios que otros críticos han hecho sobre la obra de Quiroga, ha radicado únicamente en aquello que estos han señalado a propósito de la producción literaria de Horacio Quiroga, con lo cual ha escapado explícitamente a nuestro trabajo expedientes tales como el estudio que estos mismos críticos han realizado sobre la biografía de Quiroga, las relaciones entre ésta y su obra literaria, el examen de los diarios personales del escritor, los textos teóricos sobre cine y literatura, y su nutrida correspondencia epistolar.

    Igualmente, y también al respecto de las apreciaciones críticas que otros han hecho sobre Quiroga, no tenemos más remedio que admitir que nuestro trabajo ha tenido por cometido señalar muy genéricamente apenas algunos puntos relevantes, por lo que no puede considerarse en modo alguno exhaustivo, ni completo en sus detalles.

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