- Introducción.
- Breve reseña histórica.
- Versos sencillos: una de sus obras.
- Ideas de martí.
- Realidad cubana.
- Fidel y formación martiana.
- Crítica martiana a la conferencia monetaria de Washington y su proyección al acuerdo de libre comercio del área de las Américas (alca).
- Conclusiones.
- Referencias bibliográficas.
- Anexos.
".Yo soy un hombre sinceroDe donde crece la palma,Y antes de morirme quieroEchar mis versos del alma."
José Martí
RESUMEN.
José Martí nació en La Habana el 28 de enero de 1853, escritor, orador, diplomático, periodista, poeta, revolucionario, político…, el Apóstol de la Libertad de Cuba. Figura cumbre de la historia y la literatura cubana que vivió una corta pero intensa vida. Su pensamiento e ideas iluminaron la vida republicana de Cuba desde sus comienzos. Su oratoria y espíritu incansable fue capaz de unir a los cubanos tanto de adentro como de afuera de la Isla en la gesta libertadora que culminó con la Guerra de Independencia comenzada con el grito de Baire dado por Antonio Maceo el 24 de febrero de 1895. Presionado por intrigas y comentarios de almas bajas, en los primeros meses de la guerra, se embarcó rumbo a Cuba. En la primera batalla en que participó, montado en un brioso caballo blanco, fue herido mortalmente. Su muerte ocurrió el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos, en la provincia de Oriente. Su obra poética ha sido considerada como precursora del Modernismo. El espíritu y pensamiento martiano más puro lo encontramos en la colección de los Versos sencillos. Obras tales como La Edad de Oro, dedicada a los niños de América nos muestran al maestro de una nueva generación, esa generación que en uno de sus más destacados discursos, llamó, los pinos nuevos.
INTRODUCCIÓN.
José Martí fue un revolucionario incansable en el arte y en la política; su obra es inmensa y abarca la poesía, la novela, el periodismo y el ensayo. Fue un gran pensador, orador, diplomático y político. En el campo de la poesía merecen mención Ismaelillo (1882), Versos Sencillos (1891), Versos Libres y Flores del Destierro. Sus obras ensayísticas más notables son el Presidio Político en Cuba (1871) y Nuestra América (1891), cabe también destacar su obra epistolar, de un elevadísimo nivel literario.
Su genio político rebasó las fronteras de su tierra y su época, las facetas de su pensamiento se encuentran interrelacionadas en la tarea que se impuso y a la cual dedicó toda su vida, la unidad de todos los cubanos, la expulsión del dominio colonial español de la Isla, evitar el peligro de una expansión norteamericana y fundar una república libre e independiente, "Con todos y para el bien de todos".
La influencia del pensamiento martiano en los cubanos, es tal que aún hoy día, a más de un siglo de su muerte, parece ser Martí una vez más quien se eleva en figura protectora y reunificadora de los cubanos. Su figura es tan respetada e idolatrada tantos por los cubanos que se encuentran en el exilio como por el Gobierno cubano. No hay proyecto de nación en Cuba sin el ideario martiano pues su pensamiento es la base de todo sentido de identidad y nacionalidad del pueblo cubano. Es por ello que José Martí es para cada cubano, y bien ganado el título, "El Apóstol".
Fue precursor del Modernismo, junto a Manuel González Prada (Perú), Rubén Darío (Nicaragua), Julián del Casal (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Manuel de Jesús Galván (República Dominicana), Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), José Santos Chocano (Perú) y José Asunción Silva (Colombia), dio forma al movimiento (1,2).
DESARROLLO.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA.
Nacido en La Habana el 28 de enero de 1853, de padres españoles (Leonor Pérez Cabrera, de Islas Canarias; Mariano Martí Navarro, de Valencia), Martí se formó en una factoría colonial sustentada en el trabajo esclavo y en el seno de una familia pobre y numerosa (3).
Dos poderosas fuerzas éticas y literarias confluyeron en la formación del carácter y la sensibilidad del joven Martí, además de la fragua familiar: el ejemplo y las ideas del Presbítero Félix Varela y Morales ("quien lo enseñó primero a pensar"), más el crisol intelectual y afectivo del educador José de la Luz y Caballero ("a quien llamaría el padre amoroso del alma cubana"), y la lectura copiosa de poetas cubanos, sobre todo de José María Heredia, de quien recibe el resplandor épico, y de Rafael María de Mendive, su maestro en el Colegio San Pablo, que lo acogió en su casa y le trasmitió – con dulzura piadosa – los conceptos de patria y libertad que otras figuras le proporcionaron en variadas formas.
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