Para el aprendizaje y la enseñanza de la Expresión Corporal es imprescindible una práctica vivencial. Que alumno (y profesor) vivencie y experimente amplia y profundamente todos los aspectos del movimiento, desarrolle sus recursos corporales, se impregne de las sensaciones, capte las emociones, los sentimientos del propio cuerpo. No puede ser un aprendizaje mental ni tampoco mecanicista. Por otra parte tampoco se le puede obligar a desbloquearse y desinhibirse, sino que esto se irá dando de modo natural en el proceso del aprendizaje corporal.
Palabras clave.
Expresión Corporal, vivencia corporal, experimentación, comunicación, creatividad, emoción, desbloqueo, desinhibición,
La raíz tanto del aprendizaje por parte del alumno, como de la enseñanza por parte del profesor, de la expresión corporal (EC) reside en la vivencia personal. El alumno aprenderá EC mediante su vivencia corporal profunda. El maestro, por su parte, solo puede enseñar EC, -favoreciendo y facilitando la vivencia corporal del alumno-, alimentándose en su propia vivencia, debidamente desarrollada amplia y profundamente en su etapa de formación que por otra parte debe ser permanente, revisada y contrastada con la teoría.
Nadie puede enseñar nada, mientras no lo haya experimentado él previamente. La EC más que ninguna otra disciplina debe fundamentarse en una formación práctica – teórica, donde la parte práctica no solo es la más amplia, sino que es absolutamente vivencial, no una práctica mecanicista e insensible.
En una interligazón permanente entre teoría y práctica vivencial se construirá el método de enseñanza de la EC, los medios y los procesos que deben seguirse para que cada alumno pueda ser ayudado a vivenciar e integrar las experiencias y los conocimientos.
La práctica vivencial del profesor, no solo le provee de los recursos pedagógicos necesarios para poder ayudar al alumno a vivir su propia experiencia, sino que le mantiene alerta respecto a las posibles dificultades que pueda encontrar cada uno, ya que él tuvo la oportunidad de haberlo vivido previamente, aunque, desde luego, las vivencias de profesor y alumno sean siempre distintas.
La EC es una materia rica y compleja en la que se ven implicadas todas las áreas de la personalidad humana, por ello, es necesario que sea vivenciada para poder desarrollarse.
Pero esa vivencia puede conllevar en algunos casos unas ciertas dificultades, derivadas y aumentadas por nuestra cultura y educación que, tiende a dividir al ser humano en múltiples parcelas rompiendo su unidad entre la mente, el cuerpo y la comunicación, primando el aprendizaje memorístico mental ajeno a la experiencia corporal.
El profesor ha de vivir la experiencia corporal con todas sus dificultades, gran parte debidas a los bloqueos iniciales, pero también con las innumerables satisfacciones que va a encontrar al ir desarrollando la expresividad. Con la vivencia, la actitud como profesor cambia frente al alumno, se produce una identificación, una empatía, goza de una mayor disponibilidad y comprensión, puede ayudar al alumno más fácilmente a encontrar el camino para superar sus dificultades y a encontrar su propia expresividad.
En caso contrario, el profesor ni comprenderá la situación del alumno, ni le podrá ayudar.
Si algo define y caracteriza a la EC es un proceso de descubrimiento, un proceso de comunicación y un proceso creativo desde y por el movimiento, desde y por el propio cuerpo
Un proceso es un camino por recorrer, una aventura, donde quizá lo menos importante sea la meta a la que vamos a llegar, sino los acontecimientos que van a suceder en él.
No es una carrera, en la que sudando, sin mirar a uno y otro lado, sólo pensamos en llegar al final.
Por el contrario, es un paseo en el que vamos a contemplar el paisaje, vamos a aprender a mirar y sentir aspectos diferentes: la diferente vegetación; las rocas de variadas formas; los animales que lo pueblan; la permanente transformación con que flotan las nubes; los colores del terreno y de los árboles; los olores y los sonidos de la naturaleza; nos vamos a salir del camino e introducirnos por las veredas adyacentes curioseando, llegando a la espesura del bosque, metiéndonos en los riachuelos o torrentes. Si sólo pensamos en la meta -los objetivos– nos perdemos el disfrute del camino y los ricos aprendizajes que en él van acontecer.
La EC es un camino con muchos vericuetos. Es un proceso de aprendizaje y de madurez integral, que contiene dentro de sí otros muchos procesos que atañen a la esfera física, a la afectiva-emocional, a la cognitiva, a la comunicacional, a la artística, etc.
En estos procesos múltiples imbricados unos con otros, la vivencia es la herramienta fundamental para transitar por ellos.
En esa aventura de descubrimiento de nuestro cuerpo, de investigación y exploración de sus posibilidades y recursos para moverse y relacionarse casi infinitos, nos vamos a encontrar con fuertes emociones, unas que nos aprisionan, otras que nos liberan, unas que nos producen temores, la mayoría, alegrías y satisfacciones.
¿Cómo podríamos explicar lo que significa la palabra vivencia? Después de tantos años vivenciando la EC, a la hora de definirla resulta difícil. Quizá porque la vivencia trascienda la comprensión racional. Es experiencia, es sensación, es emoción, es sentimiento, significa comprender interna y profundamente desde el propio cuerpo.
Es una experiencia que afecta a la piel, a las vísceras, al tono muscular, que conecta con el pensamiento, que nos evoca recuerdos, que nos libera, que nos expande la conciencia.
En principio, la vivencia comienza por la capacidad de sentir, degustar, saborear poco a poco, captar las diferentes sensaciones del movimiento. Cuando no se tiene esa capacidad, o más bien se ha perdido o se tiene adormecida, entonces lo primordial es despertarla, y se despierta mediante el propio acto de sentir.
El movimiento es una inagotable fuente de sensaciones diversas, pero es un manantial desconocido para la mayoría de las personas porque no se lo han enseñado a sentir y disfrutar, o más bien al contrario, porque se le han ido taponando a través de la educación, sus naturales dotes sensoriales y creativas. Porque el movimiento ha sido educado, -domesticado- utilizado sólo como un medio físico, como una herramienta, que sirve para otros fines, fundamentalmente para trabajar. De esta forma, sus sensaciones y su conocimiento, quedan restringidas a la escasa y pobre utilización del movimiento.
Sin embargo, desde el principio de la vida, el niño se mueve únicamente por placer. La motivación para moverse radica en que, genéticamente el movimiento es placentero. Es así, dado que el movimiento es la manifestación más primordial de la vida, a través del cual se aprende a ser uno mismo, nos relacionamos con los demás, entendemos y recreamos el mundo.
El movimiento cumple a la vez, una amplia gama de funciones diversas: biológicas, psíquicas, sociales, relacionales, etc. Si genéticamente no fuera placentero todas sus funciones vitales no podrían desarrollarse.
Preguntémonos ahora ¿Qué sistema educativo estamos desarrollando para que en la pubertad el niño haya perdido ya el deseo placentero de moverse; la investigación a través del juego haya desaparecido; no sepa disfrutar del movimiento, le dé, incluso, miedo?
Hemos cumplido el más alto objetivo oculto de la educación. Le hemos castrado. Hemos reducido todas sus posibilidades a una: convertirle en una máquina.
La gran tarea de la EC y el primer objetivo: luchar por despertar algo la sensibilidad cercenada; luchar por volver a encontrar el placer del movimiento.
Esta es una tarea lenta, con altibajos, con regresiones, con adquisiciones y pérdidas, con fallos y aciertos, pero progresiva. Debe ser una tarea, motivada, pautada, terapéutica –porque sirve para resolver los bloqueos e inhibiciones-, didáctica, educativa, creadora.
Una tarea en la que se posibilita descubrir todos los sabores y todas las sensaciones, todos los recursos corporales del movimiento para la creatividad, la comunicación y el aprendizaje.
Ha de ser una tarea encauzada, motivada, impulsada, porque un cuerpo bloqueado no puede hacerlo solo ni puede moverse con espontaneidad ni con libertad.
Para ello hay que ofrecer pautas y vías que cada uno debe explorar y desarrollar.
¡Ojo!, tampoco puede ser impuesta, y mucho menos, de un modo "terrorista emocional", -como lo llama una compañera-, con la pretensión de acabar con todas los impedimentos por la fuerza, obligando a liberarse mediante propuestas de cierta violencia emocional, con las que el único que parece liberarse es el profesor, ahuyentando de esa forma sus propios fantasmas, utilizando para ello a los demás.
Luego se dice que los alumnos se sienten ridículos, ¡cómo no se van a sentir! No se puede obligar a nadie a mostrar ante sí y ante los demás su propia impotencia. No se puede obligar a alguien que tiene miedo al agua a lanzarse a un pantano, con la pretensión de superar el miedo. Es posible que lo supere…, si sobrevive.
Los sentimientos de hacer el ridículo surgen de la propia inhibición del alumno, de su carencia de recursos y por lo tanto de seguridad, pero sobre todo, se manifiesta a causa de las propuestas inadecuadas del profesor que deben ir dirigidas a favorecer la adquisición de recursos corporales, expresivos, comunicativos y creativos, lo cual como venimos exponiendo es un proceso continuo.
Las propuestas inadecuadas van por el siguiente camino: no desarrollan ningún proceso. A menudo, para solucionar la inhibición y otras trabas, -así como para alcanzar los supuestos objetivos de la EC-, se plantea todo un recetario de juegos dirigidos a: -por ejemplo, juegos de desinhibición-, que sin ninguna vivencia y sin ningún proceso, conducen únicamente a hacer más manifiesta y violenta la inhibición y el sentimiento de ridículo.
Pero eso no es todo, esos o parecidos juegos son propuestos a los maestros en su etapa de formación, por sus respectivos profesores. ¡Unos profesores jugando a ser niños! ¡Unos juegos que hasta a un niño le parecen infantiloides!
Las realidades de cada persona o de cada grupo, son distintas según cultura, educación, capacidades, edad, etc., por tanto no existen recetas válidas para todos. El planteamiento vivencial que se le hace al adulto debe ser distinto que el que se le hace al niño, aunque partan de las mismas bases. Posteriormente, en base a la propia vivencia, y a su estudio, el profesor irá encontrando las propuestas adecuadas con las que los alumnos puedan desarrollar su aprendizaje e imaginación.
El desbloqueo corporal – emocional – mental se resuelve dentro del propio proceso pedagógico de la EC, si el profesor ha adquirido los medios para ello mediante su formación teórica y vivencial, si ha adquirido él mismo, previamente, recursos de movimiento, de comunicación y de expresión.
La vivencia del movimiento en EC, no se limita a captar las sensaciones físicas del movimiento, sino a descubrir que ellas están ligadas a emociones y sentimientos. Las sensaciones se descubren a través de los diversos modos de plantear las diferentes posibilidades de hacer el movimiento.
Respecto, por ejemplo, a las posibilidades de desplazarse; en relación con diferentes superficies; de extender, flexionar, girar; con diferentes matices de tensión; en relación con la gravedad; con diferentes tempos o impulsos; en diferentes direcciones o planos; en diferentes espacios; con diferentes objetos; con diversas partes del cuerpo; etc., etc., etc.
La EC no es sólo un aprendizaje mental, sino fundamentalmente corporal. Todas las sensaciones físicas contienen a la vez emociones, sentimientos e imágenes. No contiene la misma emoción, ni sentimiento, ni nos evoca la misma imagen o recuerdo, realizar la flexión de un brazo, que extenderlo; ni realizarlo con diferente grado de tensión; ni realizarlo sobre mi cuerpo, lejos, o en relación con otro cuerpo; ni realizarlo lento o rápido…
Para llegar a captar las dimensiones profundas del movimiento es necesario degustarlo amplia y profundamente, repitiéndolo sensiblemente, no de una manera rutinaria y mecánica, sino introduciéndose en él gradualmente mediante pequeñas variaciones y matices distintos hasta despertar poco a poco nuestra sensibilidad dormida y abotargada; hasta llegar a liberar las emociones bloqueadas en nuestro cuerpo; hasta llegar a "emborracharse", a empaparse de él, a impregnarse e identificarse con las sensaciones permitiendo entonces que salga la expresividad propia, escondida y enquistada entre las tensiones musculares, entonces es cuando comienza a nacer la expresión y la comunicación.
Hay que poner toda la atención en sentirlo, de un modo lento, gradual, repitiéndolo durante un cierto tiempo, con pequeñas variaciones, hasta impregnarse en cierta medida de ellas, dejar de ser muscular, epidérmico y llegar a afectar a la personalidad de forma global. Con la vivencia se llega a adquirir la capacidad infantil natural de mimetizarse con el entorno, de impregnarse de él, de identificarse con el, de transformarse y es esta capacidad el preámbulo para hacerse expresivo y comunicativo.
La vivencia no significa hacer un ejercicio o una propuesta de movimiento, mecánicamente, "racionalmente" bien hecho, sabiendo cómo transcurre todo.
No se trata de realizar a la perfección unos parámetros espaciales, temporales y físicos. No es algo rutinario ni repetitivo. No es algo meramente físico ni meramente mental. La vivencia traspasa las dimensiones físicas y llega a remover emociones y sentimientos.
Gradualmente también se va haciendo racional y consciente, llegando a saber los elementos que se están utilizando y de qué manera, de modo que lleguen a crearse composiciones artísticas y dramáticas.
La EC es un método vivencial profundo del ser. La búsqueda del lenguaje corporal propio no es un proceso lineal, cuantitativo. Se realizan diferentes propuestas de investigación desde distintos puntos de vista que van enriqueciendo la experiencia que nos acerca al objetivo.
El profesor tiene que estar en condiciones de saber elegir la propuesta adecuada en cada momento y el rumbo a tomar en el proceso global sin perder de vista sus objetivos e incluso cambiando estos por otros si resulta más fructífero el trabajo.
Benito Vallejo, J. Cuerpo en armonía –leyes naturales del movimiento- INDE Publicaciones. Barcelona 2001
Benito Vallejo, J. Cuerpo, mente, comunicación –Bienestar integral en las personas mayores- AMARU Ediciones. Salamanca 2005
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SCHINCA, M. Psicomotricidad, ritmo y expresión corporal, Ed. Escuela Española. Madrid 1980
SCHINCA, M. Expresión corporal. –Técnica y expresión del movimiento. Ed. Escuela Española, Madrid 1989
Joaquín Benito Vallejo
Mercedes Ridocci Fernández
alfa – movimiento orgánico y expresión corporal