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Las mujeres y el tabaco en la Unión Europea (página 2)


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Tabla 1 Patrón de consumo de los fumadores de cigarrillos según edad y sexo. Unión Europea, 1995.

Hombres

< 10 cigarrillos

10-24 cigarrillos

> 24 cigarrillos

15-24 años

36%

57%

7%

25-39 años

20%

60%

20%

40-54 años

16%

59%

25%

55+ años

22%

59%

19%

Mujeres

15-24 años

45%

49%

6%

25-39 años

29%

62%

9%

40-54 años

25%

60%

15%

55+ años

35%

55%

11%

Fuente: Comisión de las Comunidades Europeas, Eurobarómetro 43.0 (1995)

Tabla 2 Fumadores de cigarrillos según producto utilizado y sexo. Unión Europea, 1988.

Tipo de cigarrillo fumado

Hombres

Mujeres

Tabaco rubio liado a mano

7%

7%

Tabaco negro liado a mano

6%

1%

Rubio sin filtro

5%

3%

Rubio con filtro

58%

74%

Negro sin filtro

7%

3%

Negro con filtro

14%

8%

Mentolado

1%

2%

Otros

1%

1%

No contesta

1%

1%

Total

100%

100%

Fuente: Comisión de las Comunidades Europeas, Europeans and cancer prevention, 1988.

La amplia variedad de países, culturas y lenguas que conforman la UE hace difícil obtener una imagen global sobre el consumo de tabaco en Europa. Los problemas son, incluso, más complejos cuando se trata de describir actitudes y conocimientos con respecto al tabaco. Existen muy pocos datos comparables entre los países que integran Europa. Los conjuntos de datos más comparables proceden de encuestas de prevalencia llevadas a cabo por la Comisión de las Comunidades Europeas y por algunos Centros Colaboradores de la O.M.S. Estos datos pueden ser complementados por los de encuestas nacionales, disponibles en la mayoría de los países de la Europa Occidental y del Norte. Sólo hay datos de la Unión Europea disponibles desde 1987 (5), pero estos permiten diversas observaciones sobre el consumo de tabaco en la Unión Europea (tabla 3). La diferencia entre las tasas de hombres y mujeres se ha ido reduciendo. Existe un descenso lento o una estabilización de la prevalencia del consumo de tabaco por parte de las mujeres en la mayoría de los países de la UE, pero existe un aumento de esa prevalencia entre las mujeres jóvenes de los países del Sur de Europa. Las tasas de inicio al consumo son similares en ambos sexos en los jóvenes. En la mayoría de los países, el consumo de tabaco entre los más jóvenes no está disminuyendo. Estas encuestas muestran un ligero descenso en el porcentaje de fumadores en la Unión Europea en el período 1987-95. Esta disminución va del 29% al 27% en las mujeres y del 46% al 39% en los hombres.

Tabla 3 Prevalencia de fumadores por sexo y período de encuesta. Unión Europea, 1987-95.

Período

Hombres %

Mujeres %

Total %

Primavera 1987

46

29

37

Primavera 1988

44

28

36

Otoño 1988

43

28

36

Primavera 1989

43

28

35

Otoño 1989

45

29

36

Primavera 1990

41

26

33

Otoño 1990

44

28

36

Otoño 1991

42

28

35

Primavera 1992

43

28

34

Otoño 1992

43

28

35

Primavera 1994

42

28

34

Primavera 1995

39

27

33

Fuente: Comisión de las Comunidades Europeas.

Los datos procedentes de cada uno de los diferentes países de la Unión Europea muestran un cuadro de prevalencia de consumo muy variado (tabla 4). De acuerdo con las encuestas sobre prevalencia de consumo por parte de las mujeres de la UE, se aprecia un incremento en Grecia y Portugal debido al creciente consumo de las mujeres jóvenes. La prevalencia global en Portugal en 1995 era baja (26%), gracias a la baja prevalencia entre las mujeres. Ahora bien, en el período 1987-95, la prevalencia de consumo de tabaco en el conjunto de mujeres subió desde el 12% al 15%, y fumar se hizo popular entre las más jóvenes. De acuerdo con los datos disponibles del período 1989-92, una de cada cinco mujeres del grupo de edad de 15-39 años fumaba, una de cada 18 del grupo de edad de 40-54 años fumaba y sólo lo hacía el 2% del grupo de 55 y más años de edad. La ventaja de las encuestas de la UE es que son comparables y estandarizadas, y su desventaja es el pequeño tamaño de la muestra (un promedio de 500 mujeres y 500 varones por país). Hay encuestas de prevalencia en cada país, aunque con diferentes definiciones, metodología y edad de la población, que no se recogen aquí.

Tabla 4 Prevalencia de fumadores por sexo y país en diversas encuestas. Unión Europea, 1987 a 1995.

Hombres

Mujeres

 

1987-88

1989-90

1991-92

1994-95

1987-88

1989-90

1991-92

1994-95

Alemania O.

43

44

39

40

28

27

26

24

Alemania E.

*

48

42

44

*

22

26

20

Bélgica

45

41

41

41

29

28

24

28

Dinamarca

46

48

48

44

44

45

42

44

España

52

51

48

44

27

28

27

26

Francia

45

45

49

44

29

28

32

31

Grecia

62

54

55

49

25

26

25

28

Holanda

49

45

46

45

39

34

33

36

Irlanda

38

40

35

36

32

31

31

27

Italia

40

38

38

38

27

26

26

26

Luxemburgo

37

36

40

34

31

23

26

28

Portugal

46

43

40

38

12

11

12

15

Reino Unido

40

37

35

36

31

30

29

30

Fuente: Comisión de las Comunidades Europeas

En casi todos los países, el comportamiento con respecto al consumo de tabaco se mide además mediante de encuestas poblacionales: en España, los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 1987, 1993, 1995 y 1997 son de excelente calidad (6). Los resultados de las encuestas de diversos países son, a menudo, difíciles de comparar ya que difieren en diversos aspectos: la definición del consumo de tabaco (regular, ocasional, o diario de cigarrillos, o consumo de otros productos de tabaco); las características de la muestra de la población (diferentes grupos de edad, tamaño de la muestra); los métodos de entrevista, etc. La principal conclusión de un estudio sueco (7) sobre el consumo de tabaco en los quince países de la UE es que las fuentes de datos y los resultados estadísticos estaban lejos de ser equiparables. El Estudio sobre Costumbres de los Escolares Relacionadas con la Salud (ECERS), patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en el que participa un equipo español, ofrece datos comparables en diferentes países europeos sobre adolescentes (8). Datos procedentes de la etapa 1993-94 del estudio muestran que el porcentaje de chicas de 15 años que al menos han fumado una vez a la semana, varía entre el 24% de Dinamarca y el 31% de Austria. En este período se observó también una mayor prevalencia de consumo de tabaco entre las chicas de 15 años que entre sus compañeros masculinos de la misma edad en la región Alemana de Wesfalia del Norte, Austria, Dinamarca, Escocia, España, la región Francesa de Nancy y Toulouse, Gales, Irlanda del Norte y Suecia. Por el contrario, en Bélgica y en Finlandia la prevalencia de consumo de tabaco continuaba siendo mayor entre los chicos.

Cuando se analizan las diferencias en el consumo de tabaco entre hombres y mujeres en los distintos países, se observan tres patrones. La proporción de personas de ambos sexos que fuman, es similar en los países Escandinavos (Dinamarca y Suecia), Reino Unido, Irlanda y Holanda. Las diferencias entre sexos son significativas, pero con una tendencia a disminuir, en los países de las Europa Central como Bélgica, Francia, Luxemburgo, la antigua Alemania del Oeste y Austria. En cambio, en los países del Sur de Europa (España, Italia, Grecia y Portugal) y en la antigua Alemania del Este, existe una importante diferencia entre las tasas de fumadores de ambos sexos, que está disminuyendo debido al creciente consumo de las mujeres jóvenes.

Sin embargo, en la ponencia marco del Simposium Mundial sobre Tabaco que tuvo lugar en Praga en 1997, William Ryan, director general de la multinacional tabaquera Rothmans International, expresó su optimismo ante el prometedor futuro del sector en estos términos (9): "El hecho es que los beneficios mundiales de la industria del tabaco continúan creciendo de forma substancial y de manera constante, hasta tal punto que el sector tabaquero es motivo de envidia entre las multinacionales de otros sectores. El volumen mundial de ventas continúa creciendo y se espera que esta tendencia se mantenga, en especial si se consideran las tendencias positivas del consumo de tabaco en las mujeres…" .

Cigarrillos light y género

La industria tabaquera promueve la incorporación de las mujeres al consumo de tabaco con promesas de sofisticación y encanto y mediante distintas estrategias para difundir la idea de que fumar es una conducta apropiada y deseable para las mujeres (10). Las revistas femeninas, con grandes tiradas, son uno de los mayores canales que utiliza la industria del tabaco para llegar a las mujeres. En un estudio de los contenidos de las revistas femeninas comercializadas en los países de la Unión Europea, las autoras observan que, a través de la publicación de anuncios de tabaco, las revistas femeninas proporcionan a la industria tabaquera una vía directa para dirigirse a las mujeres y, con ello, prestan al tabaco una credibilidad espuria al ligarla con la propia credibilidad de la revista (11). Esta publicidad asocia el tabaco con valores atractivos para las mujeres como sofisticación, diversión, romanticismo, atractivo sexual, buen rendimiento deportivo, relajación, sociabilidad, juventud, emancipación, feminidad, rebeldía, aventura, y esbeltez.

La promoción de cigarrillos light se ha convertido en una estrategia mucho más exitosa que el desarrollo de marcas de cigarrillos exclusivas para mujeres, cuya cuota de mercado ha permanecido limitada. En algunos países se han lanzado al mercado tabacos light bajo marcas de cigarrillos «femeninos», producidos para llegar a las mujeres con nombres tan sugestivos como Capri, Vogue, Kim o Virginia Slims. Estas marcas resultan tan femeninas que han llegado a identificarse internacionalmente como cigarrillos «de mujeres» y los fuman sólo mujeres (12). Aunque no se debe sobrestimar el impacto que ejercen estas marcas en las mujeres, ya que su cuota de mercado permanece limitada en la mayoría de los países, el carácter engañoso y exitoso de esta estrategia de promoción de cigarrillos light tampoco puede ignorarse. De hecho, el éxito de los cigarrillos light en la Unión Europea ha sido rotundo, especialmente entre las mujeres de edad media. En 1995 el 60% de las mujeres fumadoras de entre 45 y 64 años consumían cigarrillos light; en ese mismo año, más de la mitad de las mujeres fumadoras de cigarrillos, consumían cigarrillos light en siete países de la UE (Suecia, Austria, Italia, Dinamarca, Irlanda, Finlandia y Francia) (3). En Suecia, esta proporción alcanzaba a tres de cada cuatro mujeres fumadoras.

Una de las conclusiones a las que llegaba en 1981 el informe "El cigarrillo que cambia", elaborado por el Surgeon General (equivalente al Secretario de Estado para la Salud de EEUU), era que fumar cigarrillos con menor contenido en nicotina y alquitrán reduce el riesgo de cáncer de pulmón y, en cierta medida, mejora la esperanza de vida de las personas que continúan fumando (13). Sin embargo, esto sólo es posible cuando no se produce un aumento compensatorio del número de cigarrillos consumidos diariamente. Aún así, los beneficios son mínimos, comparados con el abandono completo del consumo de tabaco. La política de análisis y control del contenido de alquitrán en los cigarrillos emprendida por algunos gobiernos se basó en el supuesto de que menores concentraciones de alquitrán conllevan una menor actividad carcinogénica del tabaco fumado. Hay que revisar esta idea a la luz de las nuevas tecnologías para analizar los componentes del tabaco y sus efectos, ya que todos los alquitranes no son iguales (14). Por ejemplo, hay estudios que indican que no existe correlación alguna entre las nitrosaminas específicas del tabaco y la liberación de alquitrán en la corriente principal del humo de tabaco. Que los cigarrillos contengan bajas concentraciones de alquitrán no implica que sean cigarrillos con bajo poder carcinógeno. Dos recientes estudios realizados en EE.UU. y en Suiza muestran que los cigarrillos bajos en alquitrán no solo no son más seguros, sino que pueden haber contribuido a aumentar un tipo particular de cáncer de pulmón, el adenocarcinoma (15, 16). La explicación de este fenómeno es que los fumadores de este tipo de cigarrillos inhalan más profundamente y están expuestos a mayores cantidades de substancias carcinógenas como las N-nitrosaminas.

La nicotina produce una adicción intensa. Se ha comprobado que los fumadores que cambian a cigarrillos con menos nicotina, "compensan" el cambio inspirando con más intensidad el humo de los cigarrillos bajos en nicotina, buscando mantener el nivel de nicotina en sangre. La Food and Drug Administration ha comprobado que los niveles de alquitrán y nicotina que aparecen en los paquetes de cigarrillos no son buenos predictores de la nicotina y alquitrán absorbidos por los fumadores (9). Como resultado de lo anterior, la exposición real al alquitrán, y por tanto, los riesgos para la salud asociados al consumo de cigarrillos bajos en alquitrán pueden ser los mismos que los derivados de fumar cigarrillos convencionales (17). Sin embargo, en una reciente encuesta americana, sólo el 10% de los fumadores sabía que un cigarrillo light puede liberar la misma cantidad de alquitrán que uno convencional (18). Muchas personas no abandonan el consumo de tabaco precisamente porque creen que los cigarrillos light ofrecen una alternativa más saludable (19).

La prevalencia de consumo de cigarrillos light es baja en los grupos de edad más jóvenes y aumenta en los de más edad, lo que indica que los cigarrillos light son menos importantes para iniciarse en el consumo, pero más importantes cuando se piensa en dejar de fumar (tabla 5). En el Reino Unido, por ejemplo, el 23% de las mujeres de 16 a 19 años fuma estos cigarrillos, comparado con el 40% de las mujeres de cincuenta y más años de edad. En Holanda, el 18% de las mujeres de 15 a 19 años fuma cigarrillos light comparado con el 28% de las mujeres mayores de 50 años de edad. En el conjunto de la Unión Europea, el porcentaje de fumadoras de light en el grupo de edad de 15 a 24 años es del 36%, lo cual es mucho más bajo que el 60% que lo hace en el grupo de 45 a 64 años de edad.

Tabla 5 Proporción de fumadores de cigarrillos light en la Unión Europea según país y edad, por sexo. Unión Europea, 1995.

País

Hombres

Mujeres

Suecia

46

74

Austria

55

72

Italia

49

63

Dinamarca

43

64

Irlanda

39

61

Finlandia

36

58

Francia

34

52

Reino Unido

32

48

Bélgica

34

46

Luxemburgo

42

35

Alemania Este

32

44

Grecia

30

35

Alemania

24

45

Alemania Oeste

21

45

Portugal

28

30

Holanda

14

33

España

12

25

Total (UE 15)

31

48

Edad

Hombres

Mujeres

15-24

29

36

25-44

29

48

45-64

33

60

65+

46

57

Total

31

48

Fuente: Comisión de las Comunidades Europeas – Eurobarómetro 43.0 (1995).

 

Tabla 6 Extractos de documentos internos de la industria tabaquera revelados a raíz de los procesos judiciales contra la industria en EEUU y Canadá.

British American Tobacco (BAT), 1971: "Los productores se están concentrando en la creación de marcas con bajo contenido en alquitrán y nicotina… con el objetivo, de asegurar de alguna manera a los consumidores que estas marcas son relativamente más ‘saludables’ que los cigarrillos ortodoxos".

Planes de Marketing de Matinée, 1971: "Sacar provecho de las preocupaciones sobre su salud que actualmente presenta el fumador de Matinée, para promocionar la marca como baja en Nicotina&Alquitrán y explotar esta actitud cautelosa de los consumidores en relación a consideraciones sobre salud y tabaco (…). La imagen que los no consumidores tienen de Matinée como marca de cigarrillos para mujeres, para edades medias, como cigarrillos con poco sabor y más seguros para la salud, permanece constante".

Imperial Tobacco, Canada: "Los resultados… muestran una clara evidencia de que los fumadores de tabaco ultra-suave y ultra-light eligen estas marcas por razones de salud (…). Las evidencias actuales son consistentes con la hipótesis de que la publicidad de ciertos cigarrillos presentados como suaves y extra light han inducido a muchos canadienses a continuar fumando en vez de dejar de fumar".

Philip Morris, 1975: "Los cigarrillos Marlboro light no se fuman como los Marlboro normales. En realidad, los 85 fumadores de este estudio no consiguieron reducir la inhalación de humo de tabaco mediante el consumo de estos cigarrillos (Marlboro lights)".

Según una investigación realizada en el Reino Unido, las personas que fuman pasan al consumo de cigarrillos bajos en alquitrán a medida que, a lo largo de los años, se hacen más conscientes del valor que tiene proteger su salud (20). Estos hallazgos fueron confirmados en una encuesta europea: la mayoría de los fumadores light (69%) eran fumadores previos de tabaco convencional. Este cambio debe considerarse como propio de una persona mayor que comienza a preocuparse por su salud, pero no se ve capaz de abandonar el tabaco y cree que los cigarrillos de bajo contenido en alquitrán son una alternativa más segura. Los documentos de la industria del tabaco indican que la promoción de cigarrillos light tiene como intención tranquilizar a sus clientes y frenar a quienes se preocupan por el mantenimiento de su salud y se plantean dejar de fumar. Resultados de diversas investigaciones confirman que esta política consigue sus objetivos y que las concepciones erróneas de los fumadores sobre los cigarrillos light y ultra-light puede hacerles persistir en el consumo (18, 21). En 1995, fumaban 60 millones de hombres y 42 millones de mujeres en la Unión Europea; el 48% de las fumadoras consumían cigarrillos light, lo que supone veinte millones de mujeres (3).

Hay documentos internos de multinacionales tabaqueras revelados durante procesos judiciales en EEUU y Canadá, que muestran que estas empresas sabían que la nicotina es una droga adictiva y que los fumadores deseosos de dejar de fumar por razones de salud podrían mantenerse enganchados al consumo gracias a la falsa seguridad ofrecida por productos bajos en nicotina y alquitrán (22). Algunos extractos de los documentos internos de la industria del tabaco obtenidos de internet (9), se reproducen en la tabla 6.

Tabaco y peso: el miedo a engordar

Hay datos que indican que fumar tabaco puede jugar un papel en la regulación del peso. El informe de 1988 del Surgeon General afirmaba que existen indicios sobre la existencia de una relación inversa entre el consumo de cigarrillos y el peso corporal (23): de 71 estudios realizados desde 1970, 62 indican que las personas que fuman pesan menos que las que no fuman, y que quienes dejan de fumar ganan peso. Sin embargo, el informe del Surgeon General de 1990 observaba que "los beneficios para la salud de abandonar el tabaco exceden sobradamente cualquiera de los riesgos derivados del aumento medio de peso de 2,3 kilogramos, así como de cualquier efecto psicológico adverso que se pueda producir al dejar de fumar" (24).

El aumento de peso al abandonar el tabaco puede producirse debido a diversas razones. Destacan la pérdida de los efectos de la nicotina, la pérdida del comportamiento tabáquico, el aumento de la ingesta de energía (especialmente de dulces), y la disminución del gasto de energía. Parece existir amplia variabilidad en el aumento de peso después del abandono. Los grandes fumadores y las mujeres preocupadas por el peso se encuentran entre las personas más vulnerables a engordar (25). Se sabe que las mujeres están más preocupadas por su peso que los hombres. Las mujeres jóvenes están muy preocupas con su imagen corporal, y a menudo perciben sufrir sobrepeso. En una encuesta europea de 1991, dos tercios de las mujeres de 18 y 19 años de edad decían mantener cierta vigilancia sobre su peso (9). Resultados del estudio ECERS de 1993-1994 muestran que la proporción de chicas que hacen dieta o que consideran que deberían hacer dieta es, en cada país, doble o triple a la de chicos (9). Existe la evidencia de que la dieta y el control del peso son una de las mayores obsesiones de las chicas durante la adolescencia. Además de estar de moda, el mantenimiento de una figura esbelta les proporciona mayor confianza en sí mismas (26).

Numerosos estudios muestran que los fumadores mantienen un peso más bajo, y que el control del peso es una motivación significativa para continuar fumando (27). Un estudio reciente en chicas adolescentes de Londres y Ottawa concluyó que la ansiedad relacionada con el control del cuerpo, el miedo a sentirse demasiado gordas y a perder el control sobre la ingesta, pueden ser factores que condicionan el mantenimiento del consumo de tabaco entre las adolescentes, quienes a menudo creen que les ayudará en su objetivo de control de peso (28). Se debe distinguir entre sobrepeso real y miedo ficticio a engordar, que no siempre está justificado: según una encuesta entre 1198 estudiantes belgas, el 46% de las chicas que decían sufrir problemas de sobrepeso no lo tenían en realidad, según su Índice de Masa Corporal (29). Sin embargo, la obesidad es un problema: datos del estudio MONICA de la OMS indican que la prevalencia de obesidad se ha incrementado entre un 10% y un 40% aproximadamente en diversos países europeos (9); el aumento más espectacular se ha producido en Inglaterra, donde se ha duplicado la obesidad durante este período.

En conclusión, los datos disponibles indican que el tabaco puede jugar un papel en el control del peso. Las mujeres están más preocupadas acerca del peso que los hombres, y para las mujeres jóvenes la imagen corporal es muy importante. Las jóvenes tienen a menudo la percepción de tener exceso de peso. Aunque es más común el miedo al sobrepeso que el exceso de peso real, la evidencia sugiere que el miedo a ganar peso puede mantener a las mujeres en el hábito de fumar, y que las consideraciones sobre cómo mantener el control del peso influyen en las mujeres jóvenes al comenzar a fumar. El consejo sobre como controlar el peso debería formar parte de los programas de tratamiento del tabaquismo dirigidos a las mujeres (30). Además, cualquier intervención preventiva sobre mujeres adolescentes fumadoras debería tener en cuenta la cuestión del aumento de peso y abordarla (28).

AGRADECIMIENTOS

Una versión previa de este manuscrito se presentó en la Conferencia "Las mujeres y el tabaco: entender el pasado, cambiar el futuro" organizada por la Red Europea sobre Prevención del Tabaquismo (European Network on Smoking Prevention, ENSP) en París, los días 23-24 de Noviembre de 1998. Los autores desean expresar su agradecimiento a las siguientes personas por la información suministrada o por su contribución a la revisión crítica de este manuscrito: Meinhard Moschner, Reiner Hanewinkel, Burckhard Junge, Ulrike Maschewsky-Schneider, Martina Pötschke-Langer (Alemania), Anita Schmeiser-Rieder (Austria), Lea Maes, Marleen Lambert, Frieda Lavaerts, Sibylle Fleitmann (Bélgica), Thomas Clement (Dinamarca), Mervi Hara (Finlandia), Annie Velter (Francia), Marc Willemsen, Marijntje Bakker (Holanda), Valerie Coghlan (Irlanda), Elisabeth Tamang (Italia), Marie-Paule Prost (Luxemburgo), Clive Bates, Amanda Amos, Martin Raw, Patti White, Ann McNeill, Andrew Hayes, Richard Peto (Reino Unido), Margaretha Haglund, Paul Nordgren (Suecia). Este proyecto ha recibido apoyo financiero de la Comisión Europea a través del programa "Europa Contra el Cáncer". Ni la Comisión Europea ni cualquier persona que actúe en su nombre son responsables de la utilización hecha de esta información.

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30. Rieder A, Schoberberger R, Kunze M. Helping women to stop smoking. Int J Smoking Cessation 1993; 2: 34-39.

Luk Joossens (1) Annie Sasco (2), Teresa Salvador (3,4), Joan R Villalbí(4,5) (1) Centro de Investigación e Información de las Organizaciones de Consumidores, Bruselas (2) Agencia Internacional de la Investigación sobre el Cáncer, Lyon (3) Centro de Estudios de Promoción de la Salud, Madrid (4) Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (5) Institut Municipal de Salut Pública, Barcelona

Correspondencia: Joan R Villalba. Institut Municipal de Salut Pública. Plaza Lesseps 1. 08023 Barcelona.

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