Resumen
Cuba fue una de las naciones pioneras de la radio en América, con una rápida expansión de sus trasmisiones gracias a su capacidad para llegar al oyente lo que permitió a los artistas valerse del medio para difundir su obra, patrocinados por los comerciantes y productores como patrocinadores del medio, lo que permitió una rápida expansión por toda la isla. La radio se convirtió en el medio de comunicaciones más influyente durante este período, condición que mantuvo hasta la llegada posterior a la televisión.
Desarrollo
La radio se inicia en 1922 con la salida al aire de la 2LC cuyas trasmisiones se basaban en la difusión de música cubana; a pesar de los pocos receptores que había en el país, ya en 1923 las emisoras ganan audiencia con la trasmisión de la retreta del Malecón, que llegó a convertirse en un programa muy gustado.
El 12 de febrero de 1923 se dicta el Decreto Presidencial que regula las trasmisiones de radio y con él se estimula la creación de nuevas emisoras que al finalizar el mencionado año ya llegaban a 34 en todo el país, la mayoría en La Habana. El permiso número 34 se le otorgó a la emisora 7-AZ de Camagüey, operada por Pedro Nogueras y Rafael Valdés.
La emisora de Manolín Álvarez, la 6-EV de Caibarién trasmitió por primera vez en Cuba un evento deportivo[1]al narrar la pelea por la corona mundial de los pesos máximos de boxeo, entre el estadounidense Jack Dempsey y el argentino Luis Ángel Firpo, celebrada en Nueva York. El hecho fue posible gracias a la traducción de Lorenzo Martín y la narración de Feliciano Reinoso con la información recibida vía telefónica. Fue el primer programa no musical trasmitido por la radio en Cuba y eso hizo ampliar las posibilidades de la radio en Cuba en la difusión de eventos deportivos, principalmente beisbol.
Estas primeras emisoras de Cuba fueron principalmente difusoras de música, la mayor parte en vivo con grupos y solistas de gran popularidad en el momento: El "Septeto Cuba" y el septeto Boloña, Margot Alvariño, Los Califantes, Los Diplomáticos de Pego, Fernando Collazo y su orquesta, el barítono Carvajal cultivador del tango; los trovadores Roberto Abreu, Joaquín Codina y el popular Guyún; Abelardo Barroso y Rogelio Martínez; las orquestas de Antonio María Romeu, el maestro Corman, la de Belisario Díaz, la "flauta mágica", todas danzoneras y Pablo Quevedo, el "divo de la voz de cristal", quien fuera el cantante más popular de este período.
Un segundo momento de la radio cubana se inicia en 1929 con la fundación de la emisora "Progreso Cubano", período caracterizado por la irrupción de los "comerciales" y el dominio que los anunciantes harían de la radio, determinando la ampliación de la programación de la misma y su crecimiento cuantitativo y cualitativo. En 1930 habían 43 emisoras de radio en La Habana y 18 en ciudades de provincias.
Los comerciantes se habían percatado del valor propagandístico de las ondas radiales, de su influencia en los escuchas y el crecimiento en el número de oyentes, todo lo cual fue aprovechado para anunciar sus productos y patrocinar la programación; la radio se convirtió en un regocio rentable gracias a la publicidad. Surgen las emisoras de carácter comercial propiamente, como la COCO, la CMX de Papá Lavín, CMCD desde el Hotel Palace, CMBG de la Atwater Kent, CMCJ, de Rodríguez y hermanos, la CMQ de la "Casa de las Medias", CMCY de Austrán y CMW del "Diario de la Marina", entre otras.
Se inicia una dura competencia por asegurar audiencia y vender más productos, las agencias publicitarias controlan la programación y con ello los intereses artísticos que se supeditan a los comerciales. Entre los grandes anunciantes sobresalen las compañías Crucella S.A. y la Sabatés S.A., ambas fabricantes de productos de higiene y perfumería.
Fuera de La Habana se destacan las emisoras, Cadena Oriental de Radio, en Santiago de Cuba, propiedad de Ricardo Miranda, que desde esa ciudad compiten con las emisoras habaneras.
Miguel Gabriel y Ángel Cambó compran en 1932 una pequeña planta, la CMQ, situada en El Vedado. En los primeros tiempos fue difícil para Gabriel y sus colaboradores, Manolo Serrano, Miguel Buendía y José Antonio Alonso. Con el recrudecimiento de la tiranía machadista aumentó la audiencia de la emisora gracias a su noticiero y sus editoriales contra el gobierno escritos por José Rodríguez Díaz y leídos por Manolo Serrano. La emisora se hizo blanco de la represión del dictador, redundando en su popularidad, convirtiéndose la CMQ en la emisora más oída en Cuba.
La consolidación de esta popularidad vendrá con el programa de participación popular, "La Corte Suprema del Arte" (1938) conducido por José Antonio Alonso quien llevará este espacio a la cima de la popularidad. Este no fue el primer espacio de participación en la radio, pero haría época, del programa saldrían magníficos artistas como Rosita Fornés, Xiomara Fernández, Celia Cruz, Normita Suárez, "Minín" Bujones, las Hermanas lago, Asunción del Paso, "Estrellita" Díaz, Carlos Suárez, Elsa Valladares, Olga Chaviano, "Estelita" Rodríguez, Elizabeth del Río y otras muchas, que llenaron una época en la cultura artística de Cuba.
La CMQ en 1938 era la emisora más oída de Cuba y por ende los anunciantes se disputaban sus espacios, pagando buenas sumas. La Crucella era prácticamente la dueña de su programación, produciendo espacios estelares como el seriado de aventuras, "Tarzán", el humorístico "Chicharito y Sopeira", "La novela radial" y la crónica roja de "La Guantanamera", entre otros.
En 1938 Amado Trinidad, acaudalado hacendado villareño compra la CMHI en Santa Clara, su objetivo era hacer una programación que se oyera en toda Cuba. El primer programa que logra colocar en la popularidad fue el episodio de "Pepe Cortés", escrito por Aramis del Real y protagonizado por el actor y cantante Vicente Morín.
"Pepe Cortés" caló en la audiencia cubana, principalmente entre la gente del campo que se identificaron con el bandido romántico de los campos de Cuba, que roba a los ricos para darle a los pobres y siempre encuentra un momento para descolgar la guitarra y cantar una décima. El episodio se trasmitía de medio día y desplazó en las preferencias al programa de CMQ de esa hora provocando la reacción de los dueños y anunciantes que ofrecieron una jugosa suma a Vicente Morín y Aramis del Real para que trajeran a La Habana el personaje de Pepe Cortés, hasta que lo consiguieron.
Se inicia una guerra de programación entre Trinidad y la CMQ que habría de caracterizar la década del cuarenta.
La producción musical continúa siendo importante para las emisoras de radio, a ellas acudían solistas y agrupaciones que un primer momento no cobraban por sus presentaciones radiales, que le servían para promocionarse y lograr contratos en salones de bailes y lugares sociales. Aparecen programas que aprovechan el auge de las películas de España, México y Argentina, para hacer espacios con paso-doble, rancheras y tangos. Los trovadores acompañados por su guitarra se convierten en asiduos de la radio, introduciendo canciones propias o de autores mexicanos como Agustín Lara, María Grever, Ruiz Armengol y los creadores cubanos del momento.
La música sinfónica también tenía su espacio a través de la radio. Se organizaron conciertos desde el Hotel Plaza auspiciados por la Sociedad Cooperativa Radio Falansterio CMK dirigida por Amadeo Roldán (1933). El mismo Roldán dirige desde 1934 los conciertos "Hora Múltiple", por la misma emisora. En 1937 la COCO y la CMCF, en cadena con otras emisoras de provincias, conciertos sinfónicos a cargo de la Orquesta Filarmónica de La Habana.
El teatro lírico adaptado a la radio contó con el impulso del maestro Roberto Ondina que fue director del radio-teatro "Ideas Pazos".
La s radio dramatizaciones en Cuba afianzan definitivamente al medio radial, que gana audiencia atraída de la palabra. Estas dramatizaciones se inician en CMCQ de la Víbora (1929) con la lectura de poemas y monólogos en los que tomaron parte, Enriqueta Sierra, Marcelo Agudo y Tomás Cuervo.
El 2 de mayo de 1931 surge en CMCQ la "Hora Múltiple", primer programa de producción y secciones de la radio cubana, entre ellas la dramatización de radio-teatro adaptado por José Ángel Buesa. A partir de esta experiencia cobra fuerza el radio teatro dramatizado con efectos sonoros y música.
El programa fue concebido por Luis Aragón y en él había de todo: teatro cómico y dramático; música sinfónica[2]charlas culturales a cargo de intelectuales de prestigio[3]un espacio de crítica política en el que el personaje de "Don Cornelio" (Antonio Valladares), entonaba "La Siguaraya" (parodia de la tonada mexicana "La Cucaracha") en cuyos versos se hacían críticas al gobierno de Machado y por último se organizaban concursos entre el público asistente, sin necesidad de cupones o etiquetas de productos para participar.
El cuadro de comedia de la "Hora Múltiple" estaba compuesto por: Enriqueta Sierra, Celia Adams, Luis Martínez Casado, Araceli Torres, Luis Manuel Martínez Casado, Miguel Llao, Antonio Vázquez Gallo, Tomás Cuervo, Antonio Valladares, Carlos Irigoyen, Ignacio Coromina y Manuel Villa,; la musicalizadora era Conchita Nogara, los locutores y animadores erán Raúl Dubreuil y Luis Aragón.
En este espacio cantaron artistas líricos como, Rosario García Orellana, Hortensia Coalla, Tomasita Núñez, María Cervantes, Maryla Granowska, María Pissarewsky, Maruja González, Liuba Helmer, Alicia Dana, Rita Montaner, Esther Borjas, Blanquita Becerra, Miguel Grandy, Juan Pulido y Paco Obregón, entre otros.
"Hora Múltiple" estrenó en la radio en 1932 obras de teatro como, "El Matrimonio" de Gogol; "El que recibe las bofetadas" de Andreiev y "El primer destilador" de Tolstoi. Estas obras junto al repertorio español fomentaron el hábito de audiencia, aunque todavía no había dramatizados de continuidad seriada. Luego las obras se radiaron por actos, uno cada día, gustó y nació la radio dramatización seriada.
Surge "Radio Teatro" de Propaganda Joffre y Radio Difusión O?Shea e "Ideas Oazos", este último alternando con operetas.
En Santiago de Cuba, Félix B. Caiñet, músico, poeta, periodista y escritor, hace en 1931 un programa de narraciones infantiles, "Chelín Bebita y el enanito Coliflor", con personajes interpretados por el propio Caigñet, quien hace también los efectos de sonido con la boca.
En 1934 Caigñet crea el detective chino Shan–Li-Po trasmitido en forma episódica por la CMKW, de Santiago de Cuba, protagonizado por Aníbal de Mar, que posteriormente triunfa en la CMK de La Habana que durante tres años acapara la audiencia con Oscar Luis López en el protagónico.
En Francia un cubano hacia programación radial de calidad, Alejo Carpentier, quien llega a la radio de ese país europeo en 1932 de la mano de Deharme, uno de los pioneros de la radiodifusión francesa. Vinculado a la emisora "Poste Parisién", Carpentier adapta al medio el cuento "El ruiseñor" de Andersen, luego hace lo mismo con varios cuentos de, "La Mil y Una Noche".
En 1933 está al frente de la dirección de programación de esta emisora, donde también fue directos musical de programas, presentando entre otras obras, la ópera radiofónica, "La grande complainte de Fantomas" de Kurt Weill.
Su trabajo para la radio francesa se extendió hasta 1939, siendo su trabajo más importante de ese años, la adaptación a la radio de, "El libro de Colón" de Paul Claudel, en Radio Luxemburgo.
La radio cubana se había afianzado no solo como vehículo difusor de música y programas humorísticos, sino ganando mucha audiencia con la introducción de dramatizados y de programas informativos, el primero de los cuales fue, "La voz del aire" (1931) del periodista Jesús J. López por CMCD, uno de los primeros diarios radiofónicos del mundo. Todo esto pese a los intereses comerciales que dominaban la programación de las principales emisoras.
Autor:
Ramón Guerra Díaz
[1] 14 de septiembre de 1923
[2] Con un conjunto musical que incluía a Pablo Miguel, piano; Amadeo Roldán, violín, Alberto Roldán, violonchelo y José M. Pacheco, flauta.
[3] Entre los que estaban Jorge Mañach, Ofelia Rodríguez y Carlos Robreño, entre otros.