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Aproximación a la Obra Poética La Vida Profana de Evaristo Jiménez

Enviado por Arex Aragón


     

     

     

    RESUMEN

    La poesía venezolana de los últimos años, con su abundante manifestación, presenta en la actualidad voces firmes en las que la armonía, el caos y las memorias estructuran la imagen a través de un demiurgo. Entre los nuevos exponentes de la poesía venezolana cuenta la obra de Eduardo Mariño, poeta que logra elaborar imágenes a partir de una voz otra manifestada en su alter ego, Evaristo Jiménez, para llevarnos a niveles metapoéticos y reflexivos, donde cada elemento del poema se va concatenando para formar melodías intimas que parten del lado oscuro de la memoria.

    Palabras-clave: poesía venezolana, Eduardo Mariño

     

    ABSTRACT

    The Venezuelan poetry of the most recent years, rich in expression, displays firm voices in which harmony, chaos, and memories and images of the land are woven, so images can be given shape by a demiurge. One of the new exponents of Venezuelan poetry is Eduardo Mariño, a poet who has managed to create images from the voice of the other, manifested in his alter ego, Evaristo Jimenez. In this way, he takes us to metapoetic and reflective levels through the sound of his words, where all the elements of the poem concatenate to form intimate melodies that come from the dark side of the memory of the speaking subject.

    Key words: Venezuelan poetry, Eduardo Mariño.

     

    RÉSUMÉ

    La poésie vénézuélienne des dernières années, avec son abondante manifestation, présente aujourd’hui des voix solides dans lesquelles l’harmonie, le chaos et les mémoires structurent une image par l’intermédiaire d’un démiurge. Eduardo Mariño est parmi les nouveaux représentants de cette poésie. Mariño réussit à élaborer des images à partir d’une voix « autre », manifestée dans son alter ego, Evaristo Jiménez. Il nous mène aux niveaux méta-poétiques et réfléchis, où tous les éléments du poème s’enchaînent les uns avec les autres, à fin de former des mélodies intimes, partant du côté obscur de la mémoire.

     

    La poesía venezolana de los últimos años, con su abundante manifestación, presenta en la actualidad voces firmes en las que la armonía, el caos, las memorias e imágenes de la tierra, tejen sus hilos para estructurar la imagen a través de un demiurgo. Esta manifestación guarda silencio pues padece de la enfermedad del olvido; el abandono de la mirada del crítico que tiene el deber de descubrir y develar tesoros cristalizados en palabras, además de momentos e imágenes inmortalizados por la escritura

    ¿De qué manera conocemos nuestros cantores de la palabra? El crítico tiene su voto de confianza para hacerlo. Hoy en día podemos encontrar estos seres extraños, pues aún existen personas interesadas en la promoción y difusión de escritores que por su calidad estética, merecen un ajuste en la tradición literaria venezolana. En este segmento cabe mencionar el aporte de Marcotrigliano (2002) cuyo libro recopila figuras importantes de la poesía venezolana de los años 90.

    Para continuar lo referido a la difusión del escritor, es bien sabido que el puesto de un escritor en la literatura depende en gran manera de la crítica, ente que conoce, se aproxima, hace un balance y por lo tanto una valoración del texto literario. Es por eso que el desconocimiento de la obra de ciertos poetas, tal vez por sus muy recientes publicaciones, nos deja un poco en la penumbra de los rumbos que ha tomado la poesía venezolana en el siglo XXI. De lo que si estamos seguros, es de que en estos últimos años ha surgido un buen grupo de escritores que merecen atención crítica.

    Eduardo Mariño Palacios, poeta nacido en San Carlos en 1972, ha venido publicando desde 1994. Su libro de relatos Del diario de un cautivo, cuenta entre sus primeras publicaciones. En 1995 publica el experimento narrativo Por si los dioses mueren, y en 1999 publica Cacería. Su obra ha sido merecedora de galardones. En el año 2001 ganó el 3er Concurso Nacional de Cuentos y Relatos Misterios y fantasmas clásicos de la llanura organizado por la UNELLEZ. En el año 1994 y 1999 fue reconocido con el Premio Municipal de Literatura de la Alcaldía de San Carlos y en el año 2002 obtuvo el premio de Poesía Fernando Paz Castillo en su XIV edición con el texto poético La vida profana de Evaristo Jiménez.

    En su libro La vida profana de Evaristo Jiménez, Eduardo Mariño destaca aspectos que caracterizan las tendencias de escritura de los últimos años en Venezuela, pues si bien son claramente visibles las voces de la tradición "clásica" literaria que nutren su trabajo, también es importante saber la reelaboración que hace a partir de ellas, para conseguir una escritura particular, autorreflexiva y metapoética.

    Con el título de su libro podemos comenzar a entrever la particularidad que desea imprimir al texto, pues Evaristo Jiménez se constituye en una especie de alter ego, alrededor del cual van a girar y a confluir todos los poemas. Este alter ego es una suerte de no espacio, que vela una parte de la realidad y ha simbolizado el doble negativo del cuerpo, la imagen de su lado interior o maligno. La sombra es un alter ego del individuo y de las cosas, Jung (1995: 135) utilizó este término para definir la personificación de la parte más instintiva del individuo. De ese modo es una figura aliada en este texto para señalar la muerte del sujeto, el lugar sombrío del ser humano, el momento presente, lo cambiante y lo sobrenatural. Evaristo Jiménez nos invita a conocer su vida desde el prefacio, en el que enuncia

    A toi, toi que a partagé avec moi

    Mon spleen, mes reves, mes craintes, ma vie.

    Partageons aussi ses lignes (Mariño, 2002:3)

     

    Este alter ego es además, un sujeto fragmentado, pues en todo el poema el sujeto enunciador se disgregará en multitud de voces, una sombra plural en lo oculto del ser humano, uno y múltiple. Para Roland Barthes (1993:17) el estilo de un escritor "nace del cuerpo y del pasado del escritor y poco a poco se transforma en los automatismos de su arte". Yo complemento tal afirmación, mencionando la tradición literaria que ha nutrido al autor, el poeta conforma su mitología personal desde las profundidades de la memoria. En el caso de Eduardo Mariño podemos ver que su estilo parte del romanticismo, del simbolismo, un conjunto de visiones que confluyen en la tercera etapa de la modernidad: su crisis (Octavio Paz). Esto es lo que algunos teóricos han llamado Neovanguardia, posmodernismo, ultramodernismo, crisis de la modernidad. A fin de cuentas, el término con el cual lo vayamos a definir pasa a un segundo plano, pues en líneas generales esta terminología que define la crisis de los postulados modernos, significa en síntesis: ruptura formal, temática y espiritual con la tradición. Mariño es heredero de la tradición moderna, de la ruptura, de la tradición que se niega a sí misma y que concibe a la crítica como el instrumento del cambio, es decir, de la etapa en el que la literatura, como vehículo de expresión de representaciones imaginarias, comienza a desvanecerse y fragmentarse, tornándose amenazante, irónica, inconsistente. Con estos postulados se institucionaliza el prosaísmo en la poesía, un elemento importante en la obra poética de Eduardo Mariño y que define su estilo escritural.

    Algunos de sus poemas intentan atrapar el instante, no con imá- genes fracturadas que el lector reconstruye, sino con una sucesión lineal y coherente del momento que se describe:

    Insomnio sin prisas

    Cada noche me duermo pensando en que no debo

    permitirme otra noche tan ingrata al día siguiente. Con

    cautela me acerco del modo menos perjudicial al límite

    de mi propio entresueño, duermevela peligrosa que al menos

    me asegura uno que otro amanecer agradecido.

     

    El hecho de que haga poemas en prosa no asegura ninguna novedad, pues Baudelaire lo experimentó. Sin embargo, es importante saber que estos poemas si bien rompen con el ritmo "clásico", también asumen un pulso distinto que le da un tono personal cuando es recitado en voz alta. Son poemas también auditivos, pues cuando son recitados se puede sentir la pulsación interna del poema.

    Cuando Octavio Paz nos menciona su visión acerca del ritmo cuando expresa que "Sentimos que el ritmo es un ir hacia algo aunque no sepamos qué pueda ser ese algo[…]El tiempo posee una dirección, un sentido, no es algo que pasa frente a nuestros ojos como las manecillas del reloj[…]continuo manar, perpetuo ir más allá…"(Paz, 1956:57)

    Entonces el ritmo del poema se transforma en ese continuo andar que establece su ritmo interno, su propia pulsación. En cuanto al nivel visual de la poesía, es bien claro que la poesía es la memoria hecha imagen y la imagen convertida en voz, pero esa voz convertida en el lado enigmático del ser humano, el alter ego.

    Per speculum, in aenigma

    Están los rostros que he usado en anteriores sacrificios,

    injuriosos desmanes que nombro y aniquilo

    continuamente en mi espuria perspicacia de fiera, acaso

    esperando un ritual intuitivo y febril que se desarrollará

    en las manos que ya no toco.

     

    La imagen del espejo conforma la alteridad, es la mirada otra, en la que resurge un ritual profano, nacido en el lado enigmático del ser humano. El texto poético mantiene nexos con el simbolismo, el poeta intenta otorgar una mítica personal, estructurada paradójicamente en la ruptura y en la creación de imágenes disímiles, en el que unos pasan por encima y le creen otro durmiente de esquina a esquina.

    El gato es uno de los símbolos que utiliza el poeta para dibujar ese otro lado del ser humano, la sombra, la muerte. En el mundo entero el gato es un símbolo ambivalente entre la luz y la oscuridad; por ejemplo, en el budismo se dice que los únicos animales que no se conmovieron con la muerte de Buda fueron el gato y la serpiente, así que se pueden considerar animales de mal agüero. En el mundo musulmán se le ve de modo favorable, en la cultura egipcia este animal fue muy importante. A través de la Diosa Bast, se le asociaba con la luna (debido a la facilidad para el cambio que tienen sus pupilas, una mera línea durante el día y de noche, dilatadas hasta formar un globo luminoso). De manera tal que el origen de esta ambivalencia está en el ritmo vital de este animal (inverso al del ser humano), que le gusta pasar el día tranquilo en tanto que por la noche —reino de la oscuridad y lo desconocido por excelencia— desarrolla su máxima actividad vital. Por esta razón, Evaristo Jiménez se pierde en la mirada azul de los gatos.

    Además de que se pierda en ella, esta forma visual que parte del ojo de este animal se convierte en el poema I King (O su mirada en los batientes de una puerta de cristal), en la forma simbólica del cambio, del transcurrir del tiempo ante una mirada perpetua. En otro poema, el sujeto que enuncia revela lo que Octavio Paz señala como otro de los elementos de la poesía de fin de siglo: La analogía. Este es un elemento que se inserta en el mito, su esencia es el tiempo sucesivo que desemboca en la muerte. La analogía desgarra el tiempo mítico al afirmar la caída en la contingencia, la pluralidad de dioses y de mitos, la muerte de Dios y sus criaturas. Evaristo Jiménez tiene su propia teología en la que

    Es perfectamente factible aprender el trabajo de ciertos

    dioses menores.

    Lo difícil es enfrentarse luego a la temible burocracia de los

    altares, la densidad del miedo al ancestral sahumerio…

     

    Es importante señalar que en la modernidad y por lo tanto en la poesía de los últimos años surge la necesidad de la búsqueda de esa voz única, particular, solitaria, en la que el poeta utiliza el texto narrativo para hacer sus reflexiones, activando así la función del metalenguaje y la autorreflexión. El escritor reflexiona acerca de su escritura, de la poesía misma, define su poética en el mismo texto.

    Por ejemplo en el poema Evaristo Jiménez intenta justificar sus mentiras, el escritor define perfectamente lo que el enunciador concibe como poesía: Ahí radica el misterio de la poesía: Hacer que la apariencia sea creíble hasta el martirio. El alter ego, convertido en sujeto, también reflexiona sobre la intertextualidad (aspecto del que se vale en otro poema Catálogo de las naves según Evaristo Jiménez), expresándola de tal forma que

    Cierto poema puede ser tan terrible que nadie te obliga.

    Eso sí: no esperes que sea el lector quien asuma tanta

    culpa.

     

    En el texto de Eduardo Mariño podemos encontrar multiplicidad de elementos, en busca de una forma particular de escritura (el erotismo, la muerte, la cotidianidad, la aprehensión del instante). Su intención es transgredir, es decir, busca experimentar con la escritura, planteando nuevas posibilidades tanto expresivas como temáticas, hacia la búsqueda de nuevos caminos en la formulación poética.

    Estos caminos tienen algo en común, experimentar nuevas formas a través de la destrucción de valores lógico-sintácticos, resemantizando la palabra y reconstruyendo la imagen. De ahí que la singularidad de la poesía de este nuevo milenio, en la que está inserto Eduardo Mariño, venga de su voz particular, indefinible, transgresora, autorreflexiva que hace que la poesía se convierta en la manera propia de ser del nuevo milenio.

    San Cristóbal, 2003

    REFERENCIAS

    Baudrillard, J. (1997). La ilusión y desilusión estéticas. Caracas: Monte Ávila Editores.

    Barthes, R. (1993). El grado cero de la escritura. México: Siglo XXI Editores.

    Barthes, R. (1984). El susurro del lenguaje. España: Ediciones Paidós.

    Marcotrigliano, M. (2002). LAS VOCES DE LA HIDRA. La poesía venezolana de los años 90. Venezuela: Ediciones Mucuglifo.

    Mariño, E. (2002). La vida profana de Evaristo Jiménez. Caracas: Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.

    Norris, Ch. (1998). ¿Qué le ocurre a la posmodernidad? España: Editorial Tecnos.

    Paz, O. (1990). La otra voz. Venezuela: Editorial Planeta venezolana.

    Paz, O. (1956). El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica.

    Pintó, J. (1983). La poesía experimental. Mérida-Venezuela: Consejo de publicaciones de la Universidad de los Andes.

     

    Arex Aragón

    En Revista Virtual Contexto, Vol. 9, N° 11