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Cambridge, la Aventura del Viaje y la Reescritura de la Historia


    Monografía destacada

    RESUMEN

    El viaje ha sido tema constante en la literatura. En la narrativa del Caribe este tema cobra especial importancia. La representación del "Middle Passage", la penosa travesía de los africanos como esclavos y su llegada al Nuevo Mundo ha sido fuente de inspiración para los escritores de la región. En la novela Cambridge, del escritor Caril Phillips, reaparece el tema del viaje, enriqueciéndose al contrastar la travesía de una joven inglesa con la de un esclavo africano. En este trabajo se analiza principalmente el relato de la protagonista, la forma que asume el discurso narrativo al recrear los relatos de viajes del siglo XIX, para subvertir, desde esa apropiación de la escritura, el discurso de la Historia.

    Palabras-clave: literatura Caribe anglófono – reescritura – historia.

     

    ABSTRACT

    Journeys have been a constant subject matter in literature. In the Caribbean narrative, this theme has special relevance. The representation of the "Middle Passage," the grueling crossing of Africans arriving as slaves in the New World, has been a source of inspiration for writers in this region. In the novel Cambridge by Carl Phillips, the subject matter of journeys comes out again, enriched by the comparison of the journey of an English young lady and of an African slave. This article chiefly analyzes the recounting made by the main character, the fashion adopted by the narrative discourse while recreating the narrations of journeys in the XIX century, and, from this appropriation of writing, to subvert the discourse of history.

    Key words: literature of the English-speaking Caribbean, version, history.

     

    RÉSUMÉ

    Le voyage a été un thème constant dans la littérature. Dans la narrative des Antilles, ce thème acquiert une importance spéciale. La représentation du «Middle Passage», la pénible traversée des Africains comme esclaves, et leur arrivé au Nouveau Monde a été un motif d’inspiration pour les écrivains de la région. Dans le roman Cambridge, de l’écrivain Caril Phillips, le thème du voyage réapparaît, et s’enrichit en faisant le contraste entre la traversée d’une jeune fille anglaise et celle d’un esclave africain. Dans cet article, on analyse principalement le récit de l’héroïne, sa manière d’assumer le discours narratif en récréant les récits de voyages du XIXe siècle, pour agir subversivement contre le discours de l’Histoire.

     

    Una nave cualquiera surca las aguas profundas del mar océano que separa costas distantes. Los seres que se encuentran a bordo van rumbo a lo desconocido. Su destino les es incierto. La buena fortuna o la mala suerte les espera. El arribo a tierras lejanas es una etapa más de un viaje marcado por la expectativa y la incertidumbre. Desde la antigüedad griega hasta el presente, el relato de los viajeros sigue despertando la curiosidad humana, la de acompañar a aquellos que emprenden la aventura de explorar otros espacios más allá de los propios. Sus ojos se convierten en los nuestros, lectores ansiosos por descubrir nuevas Itacas ficcionales.

    Para el amante de las letras caribeñas el tema del viaje es un tópico ya conocido. Está consciente de que el periplo no es la hazaña de un grupo de intrépidos marineros guiados por Ulises, o por la locura medieval del genovés que buscaba la ruta marítima de las especias. El lector surca el sufrimiento del llamado middle passage, la infame travesía que arrancó a miles de africanos de sus tierras de origen para ser trasportados a América como mercancía. Navega también las aguas que separan las antillas de la moderna y alucinante costa norteamericana, que encandila con sus luces de progreso las cadenas de la persecución política o la miseria económica de los caribeños contemporáneos. Sea como telón de fondo o como tema central del relato, el viaje se ha convertido en un tema recurrente en la creación literaria del Caribe.

    El escritor Caryl Phillips sucumbe a la atracción del tema y ofrece al lector su novela Cambridge (1991). En este relato, la imagen del middle passage reaparece, mas amplía su valor referencial, pues no sólo vuelve a ser ese mar que conduce al destierro y a la esclavitud de los negros, también es el vasto océano que aleja a una joven inglesa de la Inglaterra victoriana del siglo XIX, y la arroja en el extraño mundo de las Indias Occidentales. El lector, por su parte, inicia un viaje de reencuentro con el pasado de la región a través de las miradas de los personajes principales de esta novela. La ficción y la historia vuelven a tomarse de las manos en el relato, para desandar caminos y contemplar nuevamente espacios y tiempos de la historia caribeña.

    El relato presenta la vida de sus dos personajes principales: Miss Emily, joven inglesa que viaja a las Indias Occidentales con la finalidad de conocer la plantación de su padre; y Cambridge, uno de los esclavos de la plantación. A partir de lo que podría considerarse la típica historia de amos y esclavos en el Caribe, la obra va a presentar otros matices. En esta breve aproximación a la obra, centrémonos en el personaje de Miss Emily, cuyo relato abarca la casi totalidad de la obra.

    La novela se inicia con un prólogo en el cual el narrador, desde la perspectiva de la joven inglesa, ubica al lector en la escena inicial del viaje: Inglaterra, el barco está listo para zarpar. Su destino son las Indias Occidentales, espacio a donde se dirige Mis Emily por man- dato de su padre, quien, además, ha determinado que a su regreso se despose con Thomas Lockwood, viudo de cincuenta años y con tres hijos. Emily acepta su destino regido por los designios de su progenitor.

    El breve prólogo de dos páginas revela al lector la condición subordinada de la mujer, la falta de comunicación y de afecto entre padre e hija, las costumbres y creencias de la época. El relato caracteriza a la joven como víctima del régimen, objeto de sacrificio a semejanza de las historias antiguas. La ironía impregna esta parte de la narración y deja sentado el lugar que ocupa la mujer en la Inglaterra del siglo XIX:

    For a few moments it began to live a life of its own.

    Then, as ever, it faded. The truth was she was fleeing

    the lonely regime which fastened her into backboards,

    corsets and stays to improve her posture. The same

    friendless regime which advertised her as an

    ambassadress of grace. Almost thirty. Too old to be

    secretly stifling her misery into lace handkerchiefs. The

    ship was ready to sail. She remembered. England.

    The truth (p.4)

     

    El relato prosigue y la primera parte de la novela va a asemejarse a la forma que asume los relatos de viajeros. Carril Phillips le otorga al personaje de Miss Emily el papel de narradora de su propia experiencia. Contrasta el narrador del prólogo y el de esta parte de la novela. El cambio introduce al lector en la experiencia directa de la joven, en su travesía involuntaria. Miss Emily se dirige a un lector implícito a quien va a ir describiendo el cometido de su travesía:

    In the coming weeks and months my observations, for

    good or ill, shall be set forth in a journal. It is hoped that

    by the time I return to these beloved shores I shall have a

    record of all that I have passed through, so I might better

    record for the use of my father what pains and pleasures

    are endured by those whose labour enables him to

    continue to indulge himself in the heavy-pocketed manner

    to which he has become accustumed. There is, I suspect,

    small virtue in leaving one’s creatures to the delegated

    dominion of some overseer or manager. Perhaps, my

    adventuring will encourage Father to accept increasingly

    common, though abstract, English belief in the iniquity

    of slavery. (Phillips,1991:7-8)

    La joven revela, en estas palabras, el motivo que impulsa su escritura: dejar constancia de su experiencia en las Indias Occidentales para conocimiento de su padre. La necesidad de plasmar en el papel sus observaciones evidencia su rol de intermediario entre la autoridad, representada en la figura paterna, y la experiencia directa de lo vivido por aquellos que se encuentran bajo su dominio. Pero la joven Miss Emily muestra algo más con sus palabras: el repudio al estilo de vida llevado por su padre, quien representa a aquel sector de la sociedad inglesa que construyó su riqueza basada en el sistema de la plantación. El personaje de Miss Emily se convierte, por una parte, en explorador y emisario de los intereses del poderoso, en otro sujeto más, subordinado al poder del imperio; y por la otra, en juez de un sistema que comienza a ser cuestionado en la misma Inglaterra, y cuyo cuestionamiento comparte la joven. El espacio físico y social de las West Indies será dibujado para dar testimonio de lo que Miss Emily, en las líneas iniciales de su relato, ha caracterizado como la iniquidad de la esclavitud.

    A semejanza de un viaje iniciático, la heroína se enfrenta sola a un mundo desconocido. La tormenta amenaza con destruir la nave; la enfermedad, la vida de los pasajeros. La travesía se ve marcada por el mal tiempo, y la muerte se hace presente al llevarse la vida de Isabella, la dama de compañía de Miss Emily. La tormenta en el mar anticipa la turbulencia de unas islas marcadas por el sistema de plantación y la esclavitud. El personaje se enfrenta en la nave a un mundo de hombres, marinos de oficio, capitanes de barco; mundo sustituido al llegar a puerto por una sociedad bajo el dominio de tenedores de libros, administradores, y capataces que mantienen a flote el sistema colonial.

    La curiosidad y el desconcierto caracterizan la narración del personaje. La joven describe con detalles la nave, sus dependencias, los términos usados por los marineros respecto a los vientos y partes de la embarcación: windward, leeward, starboard, larboard, buntlines, bowlines, ratlines. Desde la cubierta de la nave contempla la fauna marina: tortugas, delfines, ballenas, todo un mundo que comienza a aparecer ante sus ojos anunciando su llegada al espacio del trópico, mitigando parcialmente el dolor de su soledad. A su arribo a la isla y a semejanza de los primeros exploradores, Miss Emily comienza su papel de nueva cronista de las Indias Occidentales del siglo XIX. Como un naturalista atento a su derredor, describe el esplendor de la capital de la isla, Baytown, sus colinas y valles, así como la hilera de casas que serpenteantes ascienden por las laderas. La admiración que despierta la belleza del lugar en la joven se ve un instante perturbada por el reconocimiento de la caña de azúcar, la infamous sugar cane, como la denomina, símbolo de la sociedad caribeña.

    El relato va a ir entretejiendo la descripción del mundo natural y social con los sentimientos que despierta la observación de ese mundo en el personaje de Miss Emily. El lector emprende junto a la joven la travesía que representa su estadía en la isla. La mirada del personaje se detiene en las calles del pequeño pueblo, en los caminos que bordean la costa y conducen a la plantación. La casa, los esclavos y las costumbres de la sociedad colonial. A lo largo de la primera parte, la reflexión de la joven y sus observaciones va a ser alimentada por la de aquellos otros personajes que conviven a su alrededor: el tenedor de libros, quien la recibe en el puerto y la conduce a la plantación; Stella, la esclava encargada de los asuntos domésticos y de su cuidado; Mr. Brown, el capataz; Mr. Mc Donald, el doctor del pueblo, entre otros. De este diálogo entre Miss Emily y los demás habitantes de la isla, se va a ir dibujando el mundo natural de las islas y su sistema de creencias y valores. Así, en su camino a la plantación Miss Emily recibe su primera lección de sobrevivencia en las islas:

    First of all, one must never take exercise after nine in the

    morning. Second, one must never expose oneself to the

    dew after sundown. And third, one must never take rest

    in a lodging house, unless of course that the lodging house

    is managed by a trustworthy person with whom one is

    familiar. (Phyllips, 1989:22)

    Esta lección es seguida por otras a lo largo de su primera travesía en tierra firme. La joven se asusta ante unos alegres y alborotados negritos a quienes confunde con un grupo de monos. Su desconcierto y desconocimiento ante los que ella denomina the blackness of the native people (24), es corregido mediante el recuento por parte del conductor del carruaje de la historia acerca de los caribes, los verdaderos aborígenes de las islas, sus bárbaras costumbres, y su erradicación por parte de los colonos, liberando a this land of the soul-sickening human feasting with which the original natives once polluted it (24- 25). La joven es instruida acerca de otro de los asuntos pertinentes de la isla: el color de la piel, pues the lighter the shade of black, the nearer to salvation and acceptability was the negro (25).

    La nueva vida que emprende Miss Emily abre las puertas a la reflexión acerca de los problemas de la sociedad en las West Indies: la esclavitud, el sistema de la plantación y la relación entre las colonias y la metrópoli. La discusión sobre la producción de azúcar, el estado de abandono de los propietarios hacia sus tierras y esclavos, el declive de la exportación, la posible abolición de la esclavitud, todo ello es plasmado en la novela en medio de conversaciones entre Miss Emily y sus invitados, en las reflexiones de la joven luego de presenciar el castigo infligido a uno de los esclavos, Cambridge, precisamente, o al leer las noticias en el diario local. La visión prejuiciada de algunos de los personajes encuentra en la opinión de otros su equilibrio, especialmente en la joven quien, pese a su educación y a sus propios prejuicios, comienza a cambiar su perspectiva respecto al mundo que la rodea o al menos a interrogarla.

    El personaje se permite establecer comparaciones entre la vida en su isla de origen y aquella en la que se encuentra. El trabajo de los esclavos, sus hábitos alimenticios y las condiciones a las que se encuentran sometidos son comparados con aquellos de los obreros en las fábricas inglesas. Los últimos, paradójicamente, salen perdiendo. La joven, en otro momento, manifiesta su deseo de llevar consigo a Stella, a su regreso a Inglaterra, no cree en una posible negativa de parte de la esclava quien a su juicio estaría encantada con la oportunidad de servir a su amo a quart of ale and a tossed tea cake on a wintry English night (78). Una sonrisa irónica aflora en los labios del lector quien no podrá evitar sonreír ante la ingenuidad del comentario.

    El discurso narrativo en esta parte de la novela se ha mimetizado con el discurso de los científicos del siglo XIX, en su descripción de la naturaleza; se ha apropiado de pasajes históricos compitiendo con la historiografía de la región; y ha reproducido las explicaciones de los antropólogos en la caracterización de las costumbres de los negros y de la sociedad antillana, sin olvidar los manuales de sobrevivencia o de buenas costumbres. El viaje de Miss Emily se convierte en un desandar el discurso desde el que se ha construido la representación del Nuevo Mundo, no ya por los primeros cronistas de Indias, sino por aquellos exploradores, comerciantes, naturalistas, diplomáticos, misioneros del siglo XIX que ampliaron las fronteras e intereses del imperio, y alimentaron con sus relatos de viaje el discurso del poder al convertirse en palabra escrita que da cuenta de la naturaleza y de los humanos, desde una perspectiva que, haciendo uso de la observación directa, vuelve a reconfigurar el espacio y el rostro de unas islas y sus habitantes.

    El lector percibe que, más allá de las acciones que envuelven al personaje —su soledad de los primeros días, su adaptación al medio ambiente, la confrontación con las costumbres de una sociedad colonial que crece a la sombra del imperio, desarrollando, sin embargo, nuevos modelos de vida que se alejan de aquellos de la metrópoli— la historia en el discurso narrativo trasciende los límites de la ficción para convertirse en un relato cuyo propósito corresponde más bien a la reescritura de una manera de ver y juzgar el mundo de las islas occidentales.

    Por ello, el encuentro con el otro, sea blanco o negro, esclavo o empleado al servicio de la colonia, se convierte en reflexión, en representación de una manera de percibir la llamada realidad y de contarla, de indagar y hundirse entre sus pliegues para develar lo silenciado. La dialogicidad del texto con otros discursos abre en el espacio ficcional la posibilidad de recrear el mundo de la plantación y su legado. El viaje de Miss Emily es la incertidumbre del porvenir que le depara la convivencia con la alteridad, representada en las islas. De su estadía, la joven arrastra un cambio en su vida, un embarazo implícito en la narración, sólo revelado en el epílogo de la novela, al mostrar a una Miss Emily postrada en la cama, a una Stella que entierra el cuerpo sin vida de un niño, y las palabras del doctor preguntando cuándo volvería a Inglaterra. El relato se cierra al retomar el narrador del epílogo las últimas páginas de la novela, revelando el vacío y desazón de la joven, anunciando la posibilidad de un viaje de regreso a ninguna parte, Inglaterra. La muerte como horizonte anhelado.

    El relato representa el middle passage del personaje: el desarraigo y la decepción para Miss Emily. El mundo tropical de las islas subyuga a los personajes y los aleja del orden conocido de otra isla, Inglaterra. A diferencia de Jonás en el vientre de la ballena, no ha habido un volver a la vida, pues el encuentro con el otro, en este caso un otro que está representado por el orden de la plantación, del que ella es la heredera, no ha conducido a la integración de los contrarios. El orden esclavista no tiene posibilidad de redención, ni tampoco aquellos que se ven sometidos a su vorágine.

    Caracas, 2002

     

    Notas

    1. Ponencia presentada en el XIX Simposio de la Asociación Venezolana de Estudios del Caribe (AVECA), celebrado en Caracas, entre el 28 y 29 de octubre de 2002.

     

    Referencias

    Phillips, C. (1991). Cambridge. London: Picador.

     

    Mireya Fernández Merino

    En Revista Virtual Contexto, Volumen 8 – No. 10 – Año 2004