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Turismo y medio ambiente en el contexto de la globalización (página 2)


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Quizá la industria turística sea una de las más afectadas con la degradación o buena conservación del medio ambiente. Así, por ejemplo, ha quedado constatado que para los turistas "el principal atractivo del medio rural, (…) es la tranquilidad y el reposo, el aire puro y no contaminado y el contacto con la naturaleza" (Bote Gómez, 1998: 24). Lo mismo podría argumentarse del turismo marítimo; si bien la tranquilidad y reposo puede no influir tanto, no se puede obviar la búsqueda de aguas limpias, sol y contacto con un entorno libre de contaminación.

La necesidad de mantener un entorno medioambiental sano como requisito para un desarrollo turístico sostenido parece clara. La propia lógica del turismo nos lleva a ello: medio ambiente degradado es equivalente a una pérdida de beneficios. La preocupación por el medio ambiente, además, se abre paso en nuestras sociedades. Una nueva ola de valores postmaterialistas, que enfatizan la  autoexpresión  y la  calidad de vida, llevan a una mayor valoración de las cuestiones medio ambientales. "Las cuestiones medio ambientales han adquirido, en todas las sociedades industriales avanzadas, una importancia y una preocupación sin precedentes" (Mazón, 2001: 221). El turismo, como parte de una sociedad específica, se adapta a estos cambios y se habla ya de un turismo que huye de la estandarización y que intenta buscar fórmulas coincidentes con las preocupaciones sociales.

Impacto del Turismo sobre el Medio Ambiente

El turismo como fenómeno de desplazamiento de un lugar de residencia permanente a otro temporal, no solo es un movimiento de personas que implica transporte, alojamiento y alimentación, sino es un fenómeno social complejo, con múltiples facetas que involucran la esfera de lo económico, lo social-cultural (utilización del tiempo libre) y lo ambiental. Mediante el turismo se pretende satisfacer necesidades vitales, culturales o deseos personales del diverso tipo.

Es decir, en tanto practica social, el turismo no está condicionado por un instinto biológico, sino que depende de un sistema de valores colectivos dominantes que estructura un conjunto de roles económicos y sociales orientados hacia el fin. El turismo como actividad económica corresponde a una racionalidad dominante y tiene como objetivo la generación de ganancia, por lo que ha implicado un proceso constante de expropiación y explotación de los recursos de las comunidades y países para beneficio de los grandes capitales.

Cuando Jess Olsen (1999) analiza los folletos turísticos, trata de ver el modo en que éstos transmiten la imagen del destino turístico elegido y cómo influyen en nuestra conducta ante las vacaciones. De esta conducta se derivan importantes consecuencias políticas, económicas y, claro está, medio ambientales. Así, muestra que los folletos deforman la realidad, convirtiendo los destinos en un entorno mítico que puede ir en contra de la población nativa.

Los destinos turísticos suelen acomodarse a la imagen que el viajero tiene de los mismos: mitos sexuales, espectáculos étnicos o pautas de consumo ajenas al país o región destino. El impacto social, ecológico e incluso económico que este turismo puede suponer, no es contemplado en la imaginería de las agencias de viaje. El turismo sexual en Cuba o Tailandia acarrea consecuencias sociales nefastas a estos países, fruto de la imagen deformada de la realidad por parte del turista y fomentada por la industria turística.

Su estrecho contacto con la naturaleza lleva a una imbricación del medio ambiente y el turismo. Según Julio Merino y Caridad Nieto (en Ballesteros y Pérez Adán, 1997: 363), existe una serie de actividades económicas y sociales que deteriora el medio ambiente y tiene una vinculación estrecha con el turismo:

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La crisis del modelo turismo convencional y la creciente preocupación de las poblaciones de los países desarrollados por mejorar su calidad de vida propiciaron un cambio en la demanda turística. De hecho, dichos cambios se enmarcan en la gran transformación social derivada de la crisis de civilización que asume como rasgos distintivos, la resignificacion del individualismo, el hedonismo y la vuelta a la naturaleza, es decir, el rescate de lo individual y autentico sobre lo material y la estandarización características de las sociedades actuales.

En esta transformación de la sociedad contemporánea la llamada crisis ambiental ha jugado un papel central. Efectivamente, la creciente contaminación de la atmósfera, los suelos y el agua; la perdida de múltiples especies de la flora y la fauna; la destrucción de la capa de ozono, etc, que en conjunto y a largo plazo representan un peligro para la sobrevivencia humana, pero que en lo inmediato se traducen en una perdida de la calidad de vida, han sido determinantes para que en los últimos 20 años surgieran los movimientos sociales conservacionistas, ecologistas y ambientalistas y para que entre los gobiernos y las poblaciones en general, se haya empezado a buscar y en algunos casos adoptar, nuevas formas de desarrollo que se adecuen por una parte a los requerimientos de transformación y aprovechamiento de la naturaleza y por la otra, a la necesidad de su conservación como condición para preservar la propia existencia humana. Es en este marco que surge el concepto de desarrollo sustentable.

No obstante, la creciente utilización del concepto no existe una solo visión de lo que es el desarrollo sustentable. Para algunos alcanzar un desarrollo sustentable es lograr el crecimiento económico continuo mediante un manejo mas racional de los recursos naturales y la utilización de tecnologías mas eficientes y menos contaminantes.

Para otros, "el desarrollo sustentable es ante todo un proyecto social y político que apunta hacia la descentralización y el ordenamiento ecológico de la producción, y que ofrece principios y orientaciones a los proyectos de democratización de la sociedad, fundada en la participación directa de las comunidades en la apropiación y transformación de sus recursos ambientales y que no debe tener otra orientación no sea erradicar la pobreza, elevar la calidad de vida y satisfacer las necesidades básicas de la humanidad."

El paso de un modelo de desarrollo depredador y deteriorador a uno sustentable que mantenga la armonía con la naturaleza tiene múltiples complicaciones. Implica modificar nuestra visión y relación con la naturaleza: esta no es solo una fuente de materias primas sino también es el entorno necesario para la existencia humana. Implica un manejo racional de los recursos naturales pero también modificar la organización productiva y social que producen y reproducen la desigualdad y la pobreza, así como las practicas productivas deterioradoras y la creación de nuevas relaciones sociales cuyo eje ya no sea la ganancia sino el bienestar humano.

Es en este contexto donde debemos enmarcar la preocupación por el desarrollo sostenible y el turismo sostenible.  Contrariamente a creencia general, el concepto de sostenibilidad no está ligado únicamente al medio ambiente natural. El desarrollo sostenible es un concepto de desarrollo que liga medio ambiente, sociedad y economía. Se parte de la idea de que no es posible un desarrollo que solamente contemple una de las tres partes de la ecuación. Así, el desarrollo sostenible implicaría tres tipos de objetivos (en Ballesteros y Pérez Adán, 1997: 203):

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La búsqueda de un desarrollo sustentable ha llevado a que se revaloren las formas tradicionales de producción y a que se generen nuevas formas de organización productiva en casi todas las actividades económicas y las practicas sociales. El turismo, como actividad económica y practica social, no podía estar al margen de esta reconceptualización y resignificación.

Efectivamente la creciente preocupación ambiental fue determinante para el surgimiento de la corriente turística que tiene como destino la naturaleza , que es la de mayor crecimiento a nivel mundial. Así, actualmente no solo se habla de convertir al turismo en una actividad sustentable, sino que se hacen referencias al turismo ecológico, al turismo verde, al turismo naturaleza y al ecoturismo, como concreción de la sustentabilidad.

Sin embargo, el creciente interés por destinos turísticos naturales no bastaría para pensar que la actividad se transforma o se vuelve mas sustentable. El asunto es más complejo, el turismo como practica social como ya se mencionó, corresponde a una racionalidad dominante y la sola modificación del destino turístico no implica una transformación en la practica social ni en la practica económica.

Si la nueva corriente turística puede expresar los cambios ocurridos en los turistas que cansados de la uniformidad buscan nuevas experiencias, ello no significa que tengan una nueva actitud frente a la naturaleza o que utilicen de manera diferente el tiempo libre, es decir no implica necesariamente un cambio en el rol turístico ni en las instituciones encargadas de producir y reproducir la practica turística, y mucho menos, significa una modificación en la practica económica., cuyo objetivo sigue siendo la generación de la ganancia.

Efectivamente el turismo es una actividad económica que se organiza de acuerdo a la orientación económica dominante cuyo objetivo es la máxima y rápida rentabilidad de la inversión. Por ello el turismo alternativo (turismo que tiene como destino la naturaleza) y su espectacular crecimiento también se ha convertido en una amenaza para el medio ambiente. La magnitud y ritmo de su crecimiento, la falta de planeación ambiental (inserción en planes de ordenamiento ecológico, estudios de impacto ambiental, capacidad de carga de los ecosistemas, etc) y el hecho de que la promoción de esta actividad sea realizada por agencias de viajes interesadas en la captación de la demanda más que la preservación de los recursos naturales, esta generando una situación extremadamente peligrosa para los ecosistemas singulares y frágiles, reservas naturales y áreas protegidas de una gran riqueza biológica, en los que preferentemente se desarrolla la nueva actividad turística.

De hecho, este tipo de turismo también ha representado un proceso acelerado de explotación y expropiación de los recursos naturales y de las zonas que por su diversidad biológica y sus atractivos naturales constituyen los nuevos polos de atracción turística que por lo general son propiedad de las comunidades y de los países pobres.

La explotación excesiva del recurso (una promoción turística masiva y sin control), a fin de maximizar las ganancias no solo pone en grave riegos los nuevos recursos turísticos, si no que además dichas actividades no han representado mejorías sustanciales en los niveles reales de ingreso y en las condiciones de vida para las comunidades o los países anfitriones.

Si bien las nuevas practicas turísticas englobadas en el llamado turismo alternativo expresan las transformaciones ocurridas en la sociedad contemporánea en torno a la revaloración de la naturaleza y a la utilización del tiempo libre, también presentan importantes diferencias entre si. Aunque todas tienen en común la NATURALEZA COMO DESTINO; algunas solo representan un nuevo destino turístico, pero otras (particularmente el Ecoturismo) representan una modificación radical de la propia práctica social (al modificar el rol turístico y las instituciones encargadas de reproducir la practica turística) y constituyen una transformación en la actividad económica.

Efectivamente, mientras el turismo alternativo natural se perfila como un segmento turístico que promueve actividades relacionadas con la naturaleza, en atractivos paisajes naturales poco intervenidos, preferiblemente en áreas naturales, y que van desde actividades científicas, observación de fauna, fotografía del ambiente natural, actividades cinegéticas (pesca y caza) así como también deportivo y de aventura; el ecoturismo además, se caracteriza por una nueva actitud del turista frente a la naturaleza, que implica una valoración ética de la misma y la preocupación por su conservación; una utilización distinta del tiempo libre; por demandar un servicio mas personalizado que mejore su calidad de vida, y que se refleje en beneficios para la comunidad anfitriona.

El ecoturismo no solo es un viaje orientado a la naturaleza, sino que constituye una nueva concepción de la actividad, tanto como practica social y como practica económica. Tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones receptoras, al mismo tiempo que preserva los recursos y el medio ambiente, compatibilizando la capacidad de carga y la sensibilidad de un medio ambiente natural y cultura con la practica turística.

Desde el punto de vista de quien proporciona el servicio, el ecoturismo puede potencialmente implicar una reapropiación social de los recursos naturales, así como de la gestión del servicio y la apropiación de los beneficios. También posibilita una nueva organización productiva y social que permita mejorar la calidad de vida de la población y articular relaciones sociales de cooperación y solidaridad humana. De aquí que representa una reconceputalización de la naturaleza y del aprovechamiento de los recursos turísticos, así como del papel que juega la población local en el modelo, no únicamente como instrumento operativo de los servicios turísticos, sino como el fin ultimo del desarrollo.

Conclusiones

La solución del conflicto entre turismo y medio ambiente puede venir de manos del llamado  turismo sostenible, que contempla el turismo como un fenómeno total. La actividad turística no puede ser reducida a uno de sus componentes. Por el contrario, debe tener en cuenta todas sus facetas: económica, social, cultural y ecológica. La viabilidad de la empresa turística pasa por una gestión integrada de todos estos factores, como empieza a entender el Estado y la empresa privada.

El ecoturismo como práctica social y económica que pretende un manejo sustentable de los recursos naturales y mejorar la calidad de vida de las poblaciones receptoras aun es incipiente. Su desarrollo y expansión se enfrentan a la lógica del mercado y a la racionalidad económica prevaleciente entre los grandes monopolios que controlan la actividad a nivel mundial.

Bibliografía

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BALLESTEROS, J. y PÉREZ ADAN, J. (1997): Sociedad y medio ambiente, Trotta, Madrid.

BOTE GÓMEZ, V. (1998): Turismo en espacio rural, Popular, Madrid.

COCCOSSIS, H. and NIJKAMP, P. (Eds.) (1995): Sustainable Tourism Development, Aldershot, Avebury.

FERNÁNDEZ FUSTER, L. (1991): Historia general del turismo de masas, Alianza, Madrid.

HAULOT, A. (1991): Turismo social, Trillas, México.

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MAZÓN, T. (2001): Sociología del turismo, Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid.

MOLINA, S. (1994): Turismo y ecología, Trillas, México.

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RAMOS, A. Et. Al. (1995): Diccionario de la naturaleza, Espasa Calpe, Madrid.

 

 

Autor:

Carlos Cesar Torres Páez

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