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Te comiste mi cuy (Reciprocidad) (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4

Y se fue Daniel golpeando fuertemente la puerta.

-Mamita, ¿qué le pasó a mi papá? ¿Por qué se fue tan furioso?

-No te preocupes mi amor. Ya le pasará…ya le pasará

Mientras transcurría el tiempo, toda la familia esperaba con ansias la noche buena, precisamente ese día, su hija mayor contraería nupcias. Su primera hija bautizaría a uno de sus sobrinos queridos de la familia, escogieron esa fecha para celebrarles las bodas de plata a sus suegros de Daniel, lo cual muchos acontecimientos se juntaron para una sola fecha y los preparativos se acentuaban cada día más y más. Los familiares corrían de un lado para otro, arreglando la casa, colocando los regalos y revisando la lista de los invitados. Era un laberinto social en la casa de Daniel. Pero lo contrario sucedía con el jefe de la casa, Daniel, cada vez que se acercaba esa fecha se sentía ofuscado, nerviosos, hasta en algunas oportunidades con un mal carácter.

 Faltaba un día para la Noche Buena. Los de la familia dieron las últimas repasadas a todo, tenían listos los vestidos, los invitados, la comida y todos esos detalles. 

En la mañana del veinticuatro de diciembre, Daniel se levantó muy temprano y tomando de la mano a su esposa Patty le habló:

-¡Mira! ¡Mira Patty…! La verdad es que yo no voy a estar esta noche, tampoco mañana con ustedes. Como te he venido repitiendo durante estos años que no me gustan estas fiestecitas. No me gustan, te lo dije muchas veces, por eso no estaré con ustedes esta noche ni mañana.

-¡Tú no puedes hacer esto! Mira, nuestra hija se va a casar, la fiesta esta ya preparada ¿Cómo se te ocurre que nos vas a dejar plantados en un acontecimiento de esta naturaleza?

-Lo lamento mucho y, si es preciso, me voy de la casa para siempre…

Diciéndole estas palabras salió Daniel todo nervioso. 

Susy, al oír el llanto de su madre, entró al dormitorio de sus padres.

-¡Mamita! ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

-Tu padre no quiere estar en tu boda y mucho menos en estas fiestas navideñas, no pude convencerlo, salió furioso diciendo que de ser preciso se iría de de la casa si le exigimos participar con nosotras en esta fiesta.

-Yo comprendo mamá, desde que tengo uso de razón, siempre fue así, mi papá sacaba alguna disculpa para no pasar con nosotras esta Noche Buena, siempre decía que tenía que trabajar o que estaba enfermo, pero ahora no lo veo enfermo. Estos últimos días se portó como malhumorado, aburrido y muy callado, quizás no le gusta la idea de que yo me case y los dejemos a ustedes solos, pero tienen a mi hermanito Omar y es la alegría de la casa.

-¡No! ¡No! No es lo que tú piensas hija mía, muy por el contrario, él está contento que tú hayas elegido por esposo a Ricardo, lo que pasa es que tu papá le tiene fobia a estas fiestas navideñas, el motivo nunca me lo contó. En estas fechas lo que hace tu padre es caminar como loco, sin rumbo. En algunas ocasiones se refugiaba adentro de su cuarto y hasta lloraba. Hace más de cuatro años le sorprendí llorando como un niño, pero no sé cuál será el motivo de todo esto.

-¿En dónde lo encuentro ahora mamá? ¿Por dónde se fue?

-El debe estar sentado en el parque frente a la playa, allí es donde se refugia siempre que llegan estas fiestas.

 Salió corriendo la hija de Daniel, la que en breve se casaría y formaría una familia. Susy fue al encuentro de su padre. En su mente sólo cabía una idea: "¿Por qué no le gustan estas fiestas?". Luego de buscarlo con la vista por espacio de unos treinta minutos allá lejos vio a su padre sentado en un banco de madera, con la mirada perdida en el mar. Se le acercó lentamente y con suaves palabras le dijo:

-Papito lindo, cuando me levanté, te busqué para darte el beso de los buenos días como hace diecisiete años lo hacía, pero me dio la sorpresa de no encontrarte en tu dormitorio y vine a buscarte hasta aquí para dártelos.

Acercándose abrazó a su padre y lo besó en la frente. Susy, al separarse de su papá, se dio cuenta que estaba llorando.

-Papito lindo, no llores…no llores, yo no te voy a dejar nunca porque tú eres mi mejor amigo, tú me enseñaste lo que era lo bueno y lo malo, tú me diste amor, tú me enseñaste a valorar la vida, ¿cómo crees que te voy a dejar? ¡No papito! ¡Eso no!… ¿Te acuerdas que me decías que cuando estuviera caída debía sacar fuerzas de flaquezas? ¡Si! ¡Tú me enseñaste a tomar la vida con sentido! Tú me alentabas cuando las cosas no salían bien ¿Te acuerdas?

En ese momento llegó su esposa Patty, ella también lo tomó por los brazos y le repetía que lo amaba:

-¡Te amo mi amor!…Está bien, si no quieres participar con nosotras en estas fiestas. ¡Pero tan sólo dinos qué es lo que tienes contra estas fiestas! ¿Por qué no te gustan? Esta aquí tu hija que vino a buscarte y yo tu esposa que te hemos acompañando por más de veinte años, y en el trayecto de estos años siempre lo mismo y nunca nos dijiste. ¿Por qué no te gustan estas fiestas navideñas?

EL AVIÓN DE CUATRO MOTORES

 Daniel secándose las lágrimas y abrazando a su esposa e hija, con palabras entrecortadas, le decía:

"…En cada Navidad, llega a mi mente el recuerdo de mi niñez del tremendo desencanto que tuve del regalo que nunca llegó. Lo esperé por mucho tiempo, mas ese regalo de Navidad, nunca llegó –Daniel hablaba entre llantos –lo verdadero, lo mejor que tengo son ustedes. Pero…pero esta noche buena, la música, los arbolitos, las luces, todas esas cosas me parecen falsas, llenas de mentiras –lloraba Daniel –desde hace muchos años llevo conmigo esta carga dentro de mi, que cada Navidad se hace más gigante a tal punto que no lo puedo contener, hasta he llegado a intentar quitarme la vida, solamente cuando veo los rostros de ustedes, me detengo, parecen que me vuelven en mí y me doy cuenta que he quedado solo, sin familia, sin nadie, y solamente los tengo a ustedes… cuando tenía seis o siete años, como en todas parte en el lugar donde nací, llegó el mes de diciembre y, con ello, los preparativos para las fiestas navideñas. Cuando fui a la peluquería del barrio, entre las revistas nuevas que llegaban al pueblo, vi por primera vez un avión, pero este avión no era común, era distinto, tenía cuatro motores y se veía grande, hermoso, e imponente, sin que se diera cuenta el dueño del lugar rompí la página que contenía el avión de cuatro motores, era bello, nunca había visto un ejemplar así, lo tenía en mis bolsillos, era la joya más preciada que había obtenido. En algunas ocasiones, cuando estaba solo, jugaba con ese avioncito fotografiado en un papel de revista por el uso un tanto descolorido. Los niños del pueblo comentaban: "ya viene Navidad" "ya tengo el regalo que le pediré a papá Noel" "yo me porté bien este año y saqué buenas notas y le pediré una bicicleta" "yo unos patines"…yo sólo me quedaba callado. En mis sueños el avión de cuatro motores tomaba vida. Yo me montaba en ella y visitaba otras regiones, realizaba batallas donde yo era el héroe y cuando me despertaba sólo tenía en mi cabecera esa hoja de revista descolorida, casi ya no se podía distinguir la fotografía del avión que añoraba.

 

En la escuela cada niño tenía su ilusión para la navidad, y yo tenía la mía, me preguntaban que qué le pediría a papá Noél, y antes de que les contestara, otros niños contestaban por mí, me alejaba del tumulto y, a escondidas, sacaba mi papelito descolorido y contemplaba el avión de cuatro motores por mucho tiempo. Entre los niños escuché que sí se portaban bien y que papá Noé los premiaría con el juguete que ellos quisieran. Entonces yo me porté bien, lo mejor que pude e intenté averiguar cómo podría comunicarme con él, pero me encontré con la barrera que papá Noé vivía en el polo Norte. En alguna oportunidad traté de sugerirle a mi padre si él podría regalarme un avión de cuatro motores y me dijo que él nunca había visto un avión de cuatro motores, sin darme respuesta, mi madre se alejaba del lugar de conversación.

 Un día estaba tentado por mostrárselo, según como se acercaban las fiestas navideñas, más y más crecía la ilusión de tener ese juguete añorado. Un día, cerca de las fiestas navideñas, mi madre me preguntó que qué juguete me gustaría tener, muy por dentro de mí dije que hasta que alguien se interesa por mis gustos, le dije que me gustaría tener un avión de cuatro motores, igual me dijo que ella nunca había visto un avión de cuatro motores, "sí mamá, un avión de cuatro motores, es hermoso, de esos que se utilizan para pelear en las guerras…yo lo vi en una revista allá en la peluquería" y me dijo que buscaría a ese avión de cuatro motores. Y se alejó repitiendo: "avión de cuatro motores…avión de cuatro motores…". Entonces creció más mi esperanza, pero aún no estaba seguro si mi madre había entendido cómo yo lo quería. Y para asegurarme, seguí averiguando cómo llegar a comunicarme con papá Noé, me acerqué a mis hermanas mayores y les pregunté a ellas, pero en tono de burla me dijeron: "donde veas la fotografíade papá Noé, allí podrás depositar una carta, pero eso sí, tienes que hacerlo sin que nadie te vea o de lo contrario, el deseo que le pides no se cumplirá". Casi por espacio de un mes, anduve averiguando dónde habría una fotografía de papá Noé, y me decían que esa fotografía aparecería un día, pero que estuviera atento porque nadie sabía dónde. Dentro de mí existían ansias gigantes de presumir cuando tuviera mi avión de cuatro motores ya que nadie sabía cómo era. Sólo yo porque tenía esa fotografía en un papel descolorido. Un día sorprendí a mis padres que hacían un listado de los regalos que darían a mis hermanos, mi mamá le dijo a mi padre que yo quería un avión de cuatro motores, y mi papá le contestaba que dónde conseguirían un avión de cuatro motores, que qué se me había metido en la cabeza, que haber qué me compraban. Me retiré del lugar sin que se dieran cuenta mis padres. Pensaba dentro de mi ¿Será que no me estoy portando bien?, pensaba que mis padres quizá no me quería. ¿Será difícil conseguir ese avión? En la noche, antes de acostarme a dormir, como nunca antes me arrodillé y me encomendé a la virgencita y le pedía que me regalara ese avioncito de cuatro motores y así cansado y pensando me quedó dormido. En mi sueño, lo tenía en mis manos, jugaba, corría, era la admiración de mis amiguitos, todos ellos admiraban cómo había obtenido un juguete de esa naturaleza y yo me sentía orgulloso, era maravilloso ese sueño, pero cuando desperté sólo tenía en un puño ese papelito descolorido y otra vez las interrogantes: "¿Papá Noé me regalará ese avión? Papá Noé tarda mucho en aparecer". Contaba los días, las horas y no llegaba. Llegó diciembre. Cuando me dirigía a la escuela, en un mural gigante a colores estaba, no lo podía creer. ¡Qué alegría, ahí está la foto que tanto esperé! ¡Ahí estaba en una fotografía papá Noé! Un hombre vestido de rojo, con una sonrisa amigable como diciendo que fuera a él, que él tenía mi regalo, tenía unos lentes bonitos y cargando un saco de juguetes que le salían por la boca del costal. El saco era impresionante, y yo decía que allí dentro del saco estaba mi avión de cuatro motores, yo sé, pero era de día y había mucha gente, además, no tenía la carta con el pedido. Llegué a la escuela más contento que nunca, me reuní con mis compañeros como nunca antes y me metí a la conversación, les dije con mucho orgullo mi gran secreto en estas navidades, que papá Noé me regalaría un avión de cuatro motores y que aquel que realmente fuera mi amigo jugaría conmigo.

 Mis amiguitos se preguntaban unos a otros que se me había soltado la lengua, que yo nunca hablaba así. Yo les respondía que ahora había llegado la oportunidad de mostrarles mi más caro tesoro, y les enseñé la hoja. Me decían que era un avión cualquiera, yo les decía que era de cuatro motores. Ellos se acercaron más y decían que sí tenía cuatro motores, que era diferente a los demás aviones y que era bonito…"yo sí soy tu amigo porque nunca me burlé de ti" "sí… sí, tú eres mi amigo y cuando me den mi avión te llevaré a jugar conmigo".

CARTA A PAPÁ NOÉL 

Antes de salir de la escuela mi preocupación más grande era que yo no podía escribir la carta porque no sabía escribir, ¿Quién me ayudará? Llegué a mi casa pensativo, casi no quería comer, y mis hermanas burlonamente me decían que yo estaba triste porque no encontré a papá Noé. A escondidas de mis padres y hermanas ensayé la mejor forma de escribirle una carta a papá Noé, hice varias veces y las rompía. Intenté una y otra vez, hasta que lo logré. Era la primera carta que redactaba en mi vida. Como pude logré escribirle: "Querido papá Noé… te mando esta carta, con muchas ansias, no sabes cuánto esperé esta fecha para escribirte. Los mayores dicen que tú eres bueno y bondadoso y que regalas juguetes a todos los que se portan bien todo el año y traen buenas calificaciones, y yo, Danielito, traté de portarme bien y saqué buenas notas en la escuela, inclusive recé todas las noches sin fallar, por ello papá Noé, te ruego que me regales este juguete que tanto añoro…un avión de cuatro motores, desde que lo ví en la revista de la peluquería del barrio me enamoré de ese juguete, no hice más que pensar todas las noches en ese juguete, por favor, te suplico que me regales mi avioncito. A cambio de ello te prometo portarme bien el año que viene y seguir sacando buenas calificaciones, seré obediente con mis padres…hasta te mando este tesoro que me acompañó durante mucho tiempo, la fotografía del avión de cuatro motores, lo cual nunca se separó de mí, como te vuelvo a decir, esta fotografía es la joya más preciada y es la prueba de que sí existe un avión de cuatro motores, te lo entrego a ti, porque estoy seguro que me cumplirás con ese juguete. También te cuento que ya les dije a mis amiguitos que tú me regalarás mi avioncito. Esperando el regalo, se despide de ti Danielito". Lo metí en su sobre junto con la fotografía descolorida que arranqué hace más de un año en la única peluquería del pueblo, y me encaminé a la calle donde se encontraba la fotografía gigante de papá Noé, era casi de noche, sin que nadie me viera, trepé hasta lo más alto del mural de papá Noé y logré pegarlo. Para que no se olvidara de mi precioso regalo, tomé unos minutos más y me hinqué para rezar y recordarle que no se olvidara de mi regalo, del precioso avión de cuatro motores. Regresaba con dirección a mi casa. Por el camino me encontré con uno de mi s amigos, me pidió que le mostrara mi avión, que en la escuela no pudo apreciarlo bien y que por lo visto era mi joya más grande, me prometió que no lo estropearía. Yo le dije que ya no lo tenía, porque acababa de mandárselo a papá Noé como muestra porque yo quería uno igualito a la fotografía. "bueno, en cuanto lo tengas nos lo muestras, ya que todos nuestros amiguitos se enteraron de tu avión de cuatro motores". En cuanto yo recibiera el avión se los mostraría para que todos juguemos con él. 

Seguí caminando hacia mi casa, en mi mente cabía una sola idea: "muy pronto tendré en mis manos el juguete que tanto tiempo esperé con ansias", yo estaba seguro de que papá Noé no me fallaría, después de haber sido un niño ejemplar, tener además los primeros puestos en diferentes materias en la escuela… 

Pasaron los días. El pueblo en general se preparaba para recibir la tan anhelada fecha. Las tiendas comerciales se llenaron de adornos, las calles de luces, en los mercados no dejaban de sonar las canciones alusivas y la Noche Buena. Las personas mayores corrían de un lado a otro para comprar los regalos y repartirlos en esa fecha. Yo especialmente contaba los días, las horas para que llegara la gran Noche Buena. A las doce de la noche tendremos que abrir los regalos y yo sabía que dentro de esos paquetes estaba mi avioncito de cuatro motores. Según como pasaban los días, el árbol de Navidad que papá había puesto en nuestra sala, junto a la chimenea, se llenaba de paquetes con regalos. Cada día aumentaban más y más, y todo momento que pasaba y miraba y decía: "¿Cuál de ellos será mi regalo que mandó papá Noé?"

 

EL REGALO QUE NUNCA LLEGÓ 

"Que emoción, mañana es noche buena, ¡Claro! Mañana es el gran día, el gran día tan esperado por grandes y chicos, la familia dio los últimos toques a todo: los regalos, la comida, la bebida y todo… esa noche, papá nos ordenó que todos nos fuéramos temprano a la cama y así lo hicimos, pero cuando ya me prestaba a dormir me arrodillé frente a una pequeña fotografía de papá Noé que lo conseguí a través de mi hermana y le imploré con devoción que me cumpliera con el regalo que tanto soñé y por otro lado también, si no tuviera ese regalo en mis manos ¿Qué le diría a mis amiguitos? ¡No…no! Me niego a creer, estoy seguro de que papá Noé me cumplirá ¿y si no cumpliera?…al pensar negativo, todo mi cuerpo sentía un frío que me bajaba hasta la punta de los pies. ¡No! ¡No! ¡No! ¡Yo sé que papá Noé me va a cumplir! Pensando y pensando me quedé dormido. Me despertaron los gritos de mi hermana mayor, y como pude me puso los zapatos y salí corriendo. Cuando me encontraba en la escalera decía: "mi avioncito de cuatro motores…mi avioncito de cuatro motores" y fui el último que llegó a la reunión. Cuando me vieron mis padres y algunos parientes que se encontraban allí, se empezaron a reír y me preguntaron que qué me pasaba, se dieron cuenta de que los zapatos me los había puesto al revés porque me había levantado tan rápido. A mi eso no me importó, lo único que me importaba era mi avioncito de cuatro motores que le había encargado a papá Noé. "¿Dónde está mi regalo?" y todos apuntaban diciendo: "ahí, ahí". Corrí como pude, levanté la caja…tal fue mi sorpresa, ocurrió lo más desagradable…allí estaba una pistola de agua con algunos soldaditos y otras cosas que no pude terminar de ver. "¿Este es el regalo que papá Noé me mandó?", le pregunté a mis padres, "si…si", me contestaron. "pero yo le pedí otra cosa, se habrá equivocado… "¿Por qué me hizo esto? Busqué en otro paquete y no encontré lo que buscaba… ¡No lo podía creer! Salí de la sala corriendo envuelto en lágrimas, no quería ver a nadie. El resto de las horas que quedaban para amanecer, no pude dormir…" 

Mis padres entraron a mi habitación a consolarme y me decían: "lo que pasa es que papá Noé no encontró ese juguete que esperabas, quizá para el año siguiente te lo mandará…no llores". Yo no podía entender cuál era la razón por la que papá Noé me había fallado, si me porté bien, lo mejor que pude, y durante el año saqué las mejores calificaciones, me lavé los dientes todas las noches y además recé mucho todo el tiempo… ¿Qué paso? ¿Qué paso? ¿Por qué no me cumplió? ¿Qué hice para que no me diera ese regalo que esperé con tantas ansias?

Al día siguiente no quise bajar a desayunar. Me llamaron mis hermanas y no quería bajar, vino mi mamá y me convenció que desayunara con ellos, cuando me asomé por la ventana todos mis amiguitos del barrio jugaban en las calles con sus respectivos juguetes, entre ellos se encontraba mi mejor amigo, en la mano tenía el regalo que él pidió y venía a mostrármelo y al verlo me escondí en el baño y no quise recibirlo. Ahí solo…lloraba desconsoladamente y preguntaba siempre: "¿Por qué papá Noé no me cumplió pese a todos mis sacrificios que hice?" y desde ese momento casi no salía de mi casa, no quería jugar con nadie, apenas me asomaba por la ventana y veía a mis amiguitos de escuela jugando con sus juguetes y yo me sentía muy mal. 

Perdí peso, ya no me interesaba nada. Un día llegó mi papá con un perrito blanco y un tanto crespo (pelo ensortijado) y me dijo: "¡Danielito! ¡Danielito! ¡Mira qué hermoso perrito, es para ti!" .Miré con mucha atención al perrito y me pareció que el perrito estaba bonito, pero cuando me mencionó que el regalo venía de papá Noé, inmediatamente le dije a mi padre que no lo quería… "pero hijo, es un perrito muy fino y está bonito ¡Míralo!" indiferente lo miré y le respondí una vez más: "¡No lo quiero papá!". Mis padres se sorprendieron, y me preguntaban: ¿Qué te pasa Danielito? Me volví un niño solitario. No tenía amiguitos. En reiteradas oportunidades mi papá me ofreció juguetes y otras cosas, siempre le respondía: "gracias, está bonito", sólo por cortesía, pero nunca con la emoción que ellos esperaban. Ese año, saqué bajas calificaciones, casi pierdo el año, me volví un niño incrédulo, de vez en cuando volvía a la última escena de la última Navidad, lo cual mis sueños se hicieron pedazos por el regalo que tato esperé con ansias y que nunca llegó…" 

-¿Ahora ya sabes por qué no me gustan estas fiestas? –Reclamaba Daniel a su esposa y a su hija –esa es la razón por la que todos años pasados me refugiaba en el silencio y desde entonces no he podido superarlos.

-papá, ya pasaron mucho años, que bueno que nos contestaste. Así, con la ayuda de Dios, te olvidarás de todo porque Dios es bueno y sana el alma si tú le permites que Él te cure.

RECONCILIACION

El panorama que enmarcaba a esta familia pareciera estar de acuerdo. El cielo azul, el viento que acariciaba a la familia se convirtieron en cómplices para un reencuentro con el presente.

-¡Daniel! ¡Daniel! Míranos…todo ya pasó, vuelve al presente por favor, tienes una familia linda que te adora, tienes todo el respaldo de tu esposa que se dedicó a ti con ahínco desde que nos casamos. Te suplico que olvides esas cosas. Trata de sanar esas heridas… 

Se abrazaron los tres y entre labios murmuraban una oración: "¡Dios bendito…ayúdanos a cerrar las heridas de mi papá", así decía la hija de Daniel al momento de abrazar a su papá. 

Los tres, tomados de la mano, regresaron al hogar limpiándose o secándose las lágrimas y trataron de cambiar el tema una vez estando en casa. La hora esperada por toda la familia se acercaba, mientras Daniel en su habitación sudaba copiosamente. Su esposa, al momento de limpiarle los sudores le decía: "acércate, refúgiate en mi pecho". Lo atrajo hacia sí. Se arrodillaron y rezaron con fuerza y dedicación. En ese momento Daniel sintió algo que no pudo expresar. Le entró al cuerpo una descarga eléctrica suavemente y luego vino una tranquilidad y paz que lo único que dijo fue: 

-¡Patty! ¡Patty! No sé qué pasó, pero me siento como si estuviera pisando algodón y ya no tengo ese recuerdo ¡Mira! ¡Mira! ¡Qué alegría siento ahora!

-¿Qué pasó mi amor? Dime, ¿qué pasó?

Se abrazaron los dos y lloraron de alegría.

-¡Mamá! ¡Papá! Ya llegaron los compadres, casi todos están en la casa esperándolos. Vamos a saludarlos rápido que ya faltan minutos para la media noche. 

Salieron de la habitación y en la sala los esperaban toda la familia y los invitados. "¡Mira! ¡Daniel parece otro! ¡Se ven tan bien los dos!", decían los compadres". 

Faltaban treinta segundos para la media noche, sirvieron el champagne, la mesa estaba servida, los regalos estaban a la espera de sus dueños. Todos esperaban silenciosamente la última campanada de las doce de la noche…… ¡Por fin sonó la última campanada de la media noche! 

Levantaron las copas y alguien sugirió que Daniel diera algunas palabras ¡Qué hable Daniel! ¡Qué diga algo!… Daniel tomó aliento, alzó su copa y dijo:

-¡Gracias! Gracias por estar aquí esta noche, hace muchos años que no sentía esta algarabía, esta sensación navideña, pero esta noche es distinta, hace muchos años que no veía que las flores navideñas eran tan hermosas y que la comida guisada por mi esposa era deliciosa y, aún mejor, que tengo una bella y hermosa familia…¡Gracias! ¡Gracias por compartir esta noche con nosotros, brindo por el amor…por la familia, por la abnegada labor maternal de mi esposa, el amor incondicional de mis hijos, por el calor de la amistad, por ese amor que no alcanza la mente humana…el amor divino…que lo puede todo y por último, brindo por el cambio que sentí en mi vida a partir de este momento, salud por la Noche Buena y por estas fiestas Navideñas, ¡Salud…salud!

A partir de ese momento, Daniel se despojó de la carga pesada que llevaba desde su niñez y él era el primero en prepararse para las fiestas Navideñas en los años próximos. Así la familia vivió muy feliz, y con su hija y su hijo le dieron ocho nietos…

GLOSARIO

ARPA HUAHANA: Un arpa llorando o llora un arpa

AYHUAILLA: Ya me estoy yendo o la despedida

CAJAMARQUILLA: Nombre de un pueblo andino, cerca del asiento minero de Chicrin y Atacocha en el departamento de Pasco, Perú.

CARRO MIXTO O EL MIXTO: Un camión adaptado para llevar pasajeros y carga a la vez, mitad camión y mitad bus

CUY: Roedor de tamaño pequeño que crían cerca de piedras alimentados con pasto o alfalfa

CALICHE: Bebida elaborada a base de hierbas aromáticas juntamente con jugo de caña o aguardiente.

CHICHA: Bebida incaica hecha a base de maíz, jora o de molle y luego fermentado debajo de la tierra por espacio de un año o seis meses.

HUAJACULLAY: La llorona o estoy llorando

HUAYLASH: Danza de ritmo alegre oriunda de la ciudad de Huancayo o del valle del Mantaro, departamento de Junín, Perú.

HUAYTAPALLANA: Huayta, flores y pallana recoger. Donde se recogen flores o recogiendo flores. Nombre de un nevado en el valle de Mantaro.

HILA: Amuleto que sirve para la suerte de los criaderos de cuy. Ganado lanar vacuno, etc.

LEON COCHA: Lago llamado León.

MAMA PACHA: Dialecto quechua que denomina el nombre de la madre tierra.

MOLLE: Planta silvestre que sirve para preparar la bebida llamada chichi de molle

PAPACHA: Nombre de respeto puesto a los ancianos o terratenientes

PORONGO: Envase hecha de barro cocido que sirve para guardar la chicha.

PITUCOS: Calificativo en jerga a las personas de alta sociedad o con dinero.

TAYTA SHANTY: Papá Santiago, patrón de las pastoras o cuidadoras de ovejas.

YACU CHUPE: Comida incaica hecha a base de papa, queso y leche condimentada con yerbas de Los Andes.

TINYA: Instrumento incaico hecho con totora y piel de oveja que sirve para marcar el compás musical o tamborcito.

 

 

Autor:

Franklin V Sovero Hinostroza

Partes: 1, 2, 3, 4
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