Descargar

La atención a las diferencias individuales: necesidad vital en el proceso enseñanza – aprendizaje


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

Este trabajo dirige su atención a uno de los fenómenos pedagógicos de mayor transcendencia en la formación de una personalidad integral de los educandos en cualquier etapa de su vida escolar y estudios universitarios: la atención a las diferencias individuales. Las consideraciones ofrecidas en él han sido el resultado de las experiencias pedagógicas acumuladas por sus autores en el devenir de su actividad educativa, a lo cual han dedicado su quehacer profesional. Para su elaboración, sus autores tuvieron en cuenta sustentos teóricos actualizados de Pedagogía y Psicología.

El resultado de la integración de ambas fuentes de conocimiento le han permitido a sus autores brindar reflexiones no acabadas sobre esta interesante temática de interés para todos los docentes, con independencia del nivel educacional donde realicen su actividad pedagógica profesional. Además, este trabajo constituye un material práctico y funcional para todo aquel que se dedique a la actividad de educar y enseñar, pues las reflexiones que ofrece no solo llevan implícita aspectos teóricos conocidos de una forma u de otra por los que se dedican a la actividad investigativa dentro del campo de la didáctica, sino que también estas han sido enriquecidas por sus autores y otros docentes que comparten puntos de vistas similares.

Introducción

Educación, aprendizaje y desarrollo son procesos que poseen una relativa independencia y singularidad propia, pero que se integran en la vida humana conformando una unidad dialéctica. La educación constituye el proceso social complejo e histórico concreto en el que tiene lugar la transmisión y asimilación de la herencia cultural acumulada por el ser humano. Desde esta perspectiva, el aprendizaje representa el mecanismo a través del cual el sujeto se apropia de los contenidos y las formas de la cultura que son transmitidas en la interacción con otras personas.

El papel de la educación ha de ser el de fomentar el desarrollo a partir de la adquisición de conocimientos; esta solo se convierte en promotora del desarrollo cuando es capaz de conducir a las personas más allá de los niveles alcanzados en un momento determinado de sus vidas y cuando propicia la realización de aprendizaje que superen las metas logradas. Según Vigotsky, se reconoce que una educación desarrolladora es la que conduce al desarrollo, va delante de él guiando, orientando, estimulando; es la que promueve y potencia el aprendizaje desarrollador.

Otros autores plantean que el proceso enseñanza-aprendizaje desarrollador posibilita en el sujeto la apropiación activa y creadora de la cultura, promueve el auto perfeccionamiento constante de su autonomía y autodeterminación en íntima relación con los procesos de socialización. Aprender, por otro lado, significa en un modo u otro interactuar, comunicarse con otros, apoyarse en ellos para construir y perfeccionar los propios conocimientos y transitar hacia formas de actuación autorregulada.

En las últimas décadas, como resultado del perfeccionamiento continuo de la educación, de las demandas sociales a la práctica y de la construcción teórica que se lleva a cabo en las ciencias pedagógicas, se ha introducido en nuestro país una profunda reconceptualización del vínculo entre los procesos de enseñanza y aprendizaje, enfatizándose en el carácter socializador, formativo y desarrollador del proceso de enseñanza-aprendizaje.

El proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador debe ser aquel que implique una comunicación y actividad de manera intencionada, cuyo accionar didáctico genera estrategias de aprendizaje para el desarrollo de una personalidad integral y autodeterminada del educando, en los marcos de la escuela como institución social transmisora de la cultura.

Este proceso desarrollador, expresado en un sistema de acciones de aprendizaje y de enseñanza, debe reflejar igualmente la naturaleza singular del enfoque analizado. Desde esta óptica, la intencionalidad y finalidad de este proceso trasciende su tradicional concepción lineal y parcializada como mero reproductor de contenidos.

El proceso enseñanza-aprendizaje abarca dialécticamente todo el sistema de relaciones recíprocas de actividad y comunicación que, desde esta visión integral, se establecen entre sus protagonistas, estudiante y profesor para aprender y enseñar respectivamente. Este proceso debe concebirse no como un espacio de transmisión de contenidos; sino como un espacio activo e interactivo de aprendizaje, como creación de condiciones y de apoyos que facilitarán en los estudiantes el acceso a nuevos niveles de desarrollo.

Para lograr dicho propósito, el docente debe considerar las características psicopedagógicas de sus estudiantes que determinan su aprendizaje; es decir sus debilidades y sus fortalezas, aspectos que se pueden discernir de manera científica a través del diagnóstico. Una vez identificados dichas rasgos el docente debe darles seguimiento por medio de la implementación de estrategias basadas en la atención a las diferencias individuales.

Es por dicho motivo que los autores de este trabajo se plantean como objetivo reflexionar sobre la necesaria aplicación de principios didácticos como regularidades esenciales que rigen el proceso enseñanza-aprendizaje, los que utilizados adecuadamente por el docente permiten dirigir científicamente el desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes, a la vez que inciden en la adquisición de conocimientos, desarrollo de hábitos y habilidades, considerando los variados estilos de aprendizaje y capacidades, como es el caso particular del principio relacionado con la atención a las diferencias individuales, que es el centro de análisis del presente trabajo.

Desarrollo

La Didáctica es la rama de la Pedagogía que tiene como objeto de estudio el proceso de enseñanza aprendizaje. Históricamente, este proceso ha sido caracterizado de diversas formas, que van desde su identificación, como proceso de enseñanza donde el profesor tiene un papel central como transmisor de conocimientos, hasta las concepciones más actuales en las que este proceso se concibe como un todo integrado, poniéndose de manifiesto el papel protagónico del estudiante, en el que este no solo construye el conocimiento de manera independiente, sino que lo utiliza para transformar la realidad que lo rodea y autorregular su comportamiento, logrando niveles superiores en su personalidad, entonces el estudiante estará en condiciones de alcanzar un de aprendizaje desarrollador.

El aprendizaje desarrollador promueve el desarrollo integral de la personalidad del educando, garantizando la unidad y equilibrio de lo cognitivo y lo afectivo-valorativo en su desarrollo y crecimiento personal. Este tipo de proceso potencia el tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y transformar de forma creadora su propia persona y su medio, a la vez que desarrolla la capacidad para realizar aprendizajes a partir del dominio de las habilidades, estrategias y motivaciones para aprender a aprender, y de la necesidad de una auto educación constante.

A través del proceso de enseñanza–aprendizaje desarrollador se trata de potenciar la actitud crítica y la capacidad para la toma de decisiones; estas características definen el proceso de aprender a aprender. El aprendizaje significativo tiene lugar cuando se intenta dar sentido o establecer relaciones entre los nuevos conceptos, la información actual y los conocimientos previos existentes en el alumno. De esta manera, este construye su propio conocimiento, y se siente interesado y decidido a aprender.

La Educación Superior en Cuba tiene ante si nuevos retos, para los cuales se deben renovar los métodos y formas de enseñanza, disminuyendo el papel protagónico del profesor en la transmisión de conocimientos y convirtiendo al estudiante en sujeto activo y participativo en la adquisición. Una de las vías más eficaces para lograrlo, en correspondencia con las demandas actuales de la educación, lo constituye el trabajo independiente, por lo que este debe planificarse de tal forma que estimule su actividad creadora e iniciativa en correspondencia con el diagnóstico, por lo que el trabajo independiente constituye una vía de gran valor para atender las diferencias individuales, para así potenciar la independencia cognoscitiva que se necesita de los estudiantes de estos tiempos.

El trabajo independiente presenta la complejidad y dinámica que el propio carácter sistémico del proceso enseñanza–aprendizaje le confiere; ya que en él se concretan los aspectos internos y externos de carácter objetivo y subjetivo.

En la Educación Superior el trabajo independiente es un método de enseñanza–aprendizaje que se puede desarrollar de diversas formas en correspondencia con sus características; es una actividad orientada por el profesor para ser solucionada en un tiempo razonable; es la necesidad resultante de la actividad que tiene el estudiante de buscar y seleccionar las mejores vías para su realización exitosa.

La independencia presupone determinados conocimientos y habilidades, entre ellas la comprensión de la actividad a ejecutar, su objetivo y el dominio del método de solución. Por medio del trabajo independiente el profesor tiene mayores posibilidades de conocer con mayor objetividad el nivel de conocimientos, habilidades y capacidades de los estudiantes; ya que la actividad cognoscitiva está dirigida precisamente a la asimilación de conocimientos y al desarrollo de hábitos y habilidades.

Al cumplirse este objetivo, la actividad cognoscitiva correctamente estructurada, orientada y dirigida al crecimiento del estudiante que la realiza, se alcanza cuando se pone de manifiesto el principio fundamental de lograr una enseñanza desarrolladora.

La orientación del trabajo independiente es fundamental; ya que el profesor debe tener en cuenta las dificultades a las que se tendrá que enfrentar el alumno para poder tomar por anticipado las medidas de ayuda necesaria; esta etapa garantiza la comprensión por el estudiante de lo que va a hacer antes de iniciar su ejecución, logrando que se formen procedimientos generalizados para abordar la solución de actividades similares.

Todo trabajo independiente demanda una correcta orientación, ejecución y control. A veces estos momentos no se le presta la atención requerida, dejando al estudiante a que por si mismo sea capaz de ejecutar las acciones de aprendizaje sin la menor intervención por parte del docente, ni siquiera para hacer determinadas precisiones o aclaraciones. Lo peor de este proceder es que dicho tratamiento va dirigido a todos los estudiantes por igual, sin notar las diferencias que existen entre ellos desde el punto de vista de la adquisición del conocimiento.

Este modo de actuación del docente, el cual a veces es reiterativo, constituye un alejamiento total de los principios didácticos; el profesor no es capaz de medir las consecuencias de su acto, tomándolo como una práctica cotidiana, que solo puede traer como resultado la desmotivación de los estudiantes por la disciplina, a la vez que los resultados de aprendizaje de sus alumnos tendrá que ser obligatoriamente bajo.

Por lo general, en estos casos casi siempre se le echa la culpa a que los estudiantes no estudian, justificando así su deficiente labor pedagógica. En la mayoría de las situaciones el docente piensa que todos los estudiantes adquieren el conocimiento de igual forma y no tiene en cuenta los niveles de ayuda que ellos necesitan para la realización de sus actividades de aprendizaje, lo cual en gran medida son la mayoría de los alumnos.

Se debe reconocer que en nuestras aulas la mayoría de los alumnos muestran niveles de aprendizaje promedio, por lo que los trabajos independientes no se dirigen a las especificidades, ello constituye hoy un problema, que aunque ha mejorado con relación a tiempos anteriores, aún es una realidad.

La importancia de la orientación ha sido enfatizada por la pedagogía contemporánea que la incluye como una función didáctica: la orientación hacia el objetivo, que tiene que verse como un proceso motivacional, cognoscitivo y regulador que influye decisivamente en los resultados del aprendizaje. La orientación es entendida como uno de los momentos de cualquier actividad de aprendizaje dentro de este proceso, la cual se hace acompañar por la ejecución y el control, las que siempre están presentes en toda tarea docente; las tres deben estar unidas formando una triada y solo su unidad garantiza un aprendizaje eficiente.

En lo anteriormente analizado se enfatiza en el hecho de que todo proceso enseñanza-aprendizaje debe estar matizado por la presencia y aplicación consecuente de normas establecidas como generalidades, que gobiernan la actividad de aprendizaje para que dicho proceso sea realmente científico, y que por medio de él la dirección del proceso de enseñanza aprendizaje en determinada disciplina cumpla a cabalidad su verdadero acometido; el de formar un profesional competente, tanto por los conocimientos adquiridos como por las habilidades que demuestra en su actividad académica durante su formación y luego en su actividad profesional.

La clase como forma fundamental del proceso enseñanza aprendizaje debe estar regida por principios didácticos que deben ser de obligatorio cumplimiento para todos los docentes; sin embargo, en muchas ocasiones estos se ignoran al planificar la clase, ya que la planificación de las actividades docentes de manera rutinaria no permite que el docente se detenga a pensar en el tipo de principio didáctico utilizado en su clase. Esto ocurre cuando el docente se confía debido a su vasta experiencia en el proceso de planificación de clases; esto no significa, en modo alguno, que no aplique los principios didácticos, simplemente lo hace sin planteárselo como una norma.

La experiencia de los autores de este trabajo lleva a afirmar que los principios son puestos en práctica durante la planificación de la clase; sin embargo esto se hace de manera inconsciente, no se consideran de forma responsable, pues no se analizan en los colectivos de asignaturas, ni se tiene en cuenta cuáles de ellos se van a utilizar en la clase. La planificación de las actividades docentes en las cuales se conciban responsablemente y consciente los principios didácticos determina en gran medida que estas sean verdaderamente clases de calidad.

Teniendo en cuenta que la clase, ante todo, tiene carácter individual y que obedece, en gran medida, a la experiencia pedagógica de quien la planifica, la puesta en práctica de los principios didácticos a través de la clase es un acto caracterizador del docente quien los emplea y refleja el comprometimiento de este a impartir una docencia rigurosa.

La aplicación de los principios constituye una necesidad, por cuanto son una guía para la planificación efectiva de la actividad docente, en tanto ellos responden didácticamente a las exigencias que la sociedad impone a la formación de un educando o profesional que el país requiere en los momentos actuales y que la escuela es la mayor responsable por ser la institución social que forma, prepara y educa el presente y futuro hombre que la sociedad necesita.

Con independencia de que los autores hayan incursionado por aspectos sensibles desde el punto de vista didáctico, como son el aprendizaje desarrollador, el trabajo independiente y los principios didácticos a través de la clase. Estos últimos, de manera general, constituyen aspectos esenciales en la dirección del proceso enseñanza-aprendizaje, por lo que los autores han dirigido su atención hacia ellos con toda intensión, teniendo en cuenta que el principio didáctico Atención a las diferencias individuales está bien presente en ellos, sin embargo, por la importancia que este reviste en la didáctica actual requiere de que este sea analizado de manera específica.

No obstante, es pertinente tener en cuenta la relación de unidad que debe existir entre la atención a las diferencias individuales y el diagnóstico, por lo que antes de brindar una atención diferenciadora es imprescindible conocer al estudiante profundamente para tener suficientes criterios que posibiliten la planificación de estrategias de intervención, tanto colectiva como individual. El conocimiento de la personalidad del estudiante, tanto desde el punto de vista integral como del aprendizaje específico por disciplina, solo puede obtenerse por medio del diagnóstico.

Para indagar y obtener esa información, el docente no tiene otra alternativa que valerse de un set de instrumentos que debe tener carácter integrador que se llama diagnóstico, y que si bien en el campo de la medicina es algo corriente, para los educadores también debe convertirse en método de acción permanente, para sólo así dirigir el aprendizaje de manera científica.

El diagnóstico no sólo debe estar dirigido a conocer el grado de conocimiento que posee o no el estudiante, este también puede revelar cuáles son sus potencialidades cognitivas en cuanto a las habilidades intelectuales como son la síntesis-análisis, la abstracción, la generalización, la comparación. La constatación de estos aspectos permite llegar hasta donde el estudiante logra hacer por sí solo las tareas docentes que se le asignen y comienza cuando aparecen las primeras dificultades en el aprendizaje.

Una vez aplicado el diagnóstico y darle seguimiento en clase, el docente está en condiciones de conocer la zona de desarrollo próximo (ZDP), del estudiante. Entiéndase como ZDP, según su autor, Vigostky la distancia entre el nivel de desarrollo actual que se determina con ayuda de tareas que se solucionan de manera independiente y el nivel de desarrollo posible, que se determina con ayuda de tareas, que se solucionan bajo la dirección del docente y la colaboración del grupo.

El diagnóstico también contribuye a conocer el ámbito social y familiar del alumno que pueden incidir favorablemente o negativamente en el aprendizaje del estudiante como sujeto, ello le permite al docente crear las condiciones psicológicas requeridas para ofrecerle una atención individual efectiva. De esta manera, posibilita llegar hasta el estado actual del problema en un momento dado con el objetivo de lograr su transformación.

El diagnóstico es efectivo cuando permite identificar el error que está más fijado y que necesita de un mayor trabajo con el estudiante. Ello propicia dirigir acciones acertadas de manera diferenciada. Es por ello la conexión indisoluble que existe entre el diagnóstico y el principio didáctico atención a las diferencias individuales.

Se toma este principio debido a su relación con los demás y por la necesidad de su empleo en la clase contemporánea, en tanto no se concibe una actividad docente en la que no se tenga en cuenta el aprendizaje individual y desarrollador. El solo hecho de aplicarlo consecuentemente en clase le ofrece a esta su carácter científico, por lo que todo proceso enseñanza-aprendizaje debe caracterizarse por el empleo de este; con ello también se está aplicando en la clase el principio de la cientificidad.

El principio de atención a las diferencias individuales se fundamenta en la regularidad de la interrelación delo colectivo con lo individual, reconoce la necesidad de educar a los estudiantes en el colectivo y para el colectivo, sin perder de vista la atención a sus diferencias individuales.

El profesor debe conocer cabalmente a cada uno de sus estudiantes: sus dificultades, intereses, pues sin este conocimiento no es posible realizar ningún trabajo individual; se debe prever las distintas formas de atención a las particularidades individuales, tales como trabajos independientes, consultas, formulación de preguntas en la clase, entre otros. Este principio está íntimamente vinculado con la triada presente en el PEA: personalidad, actividad y comunicación.

Estos tres elementos conforman una unidad indisoluble en dicho proceso que se encuentran en constante interacción y tiene como centro al alumno. De ahí que dicha unidad esté matizada por el principio de atención a las diferencias individuales debido a que el estudiante conforma una personalidad, realiza algún tipo de actividad e interactúa lingüística o extralingüísticamente con uno u otro compañero, con un grupo o con el docente.

El profesor debe jugar un papel importantísimo para lograr que la interacción del alumno con el resto del colectivo se efectúe sobre la base de buscar la vía para que ese estudiante se inserte en el grupo e interactúe con el resto de sus compañeros en las actividades que se desarrollen en el colectivo.

Para hacer esto, el docente debe conocer las particularidades de sus alumnos para que realmente el proceso de interacción entre el alumno que tenga dificultad pueda compartir con sus compañeros del grupo, sin que esto sea para él una amarga experiencia; todo lo contrario, sea acogido en el grupo de forma agradable, a la vez que sea para él una novedad interesante; eso le permitirá desarrollar la tarea en un ambiente amistoso y fraternal.

En la unidad de la personalidad, actividad y comunicación, la atención a las diferencias individuales cumple un rol imprescindible; ya que para que exista una real unidad entre estos elementos en el proceso debe tenerse en cuenta las limitaciones o potencialidades de los estudiantes; en tanto cada uno de ellos es un ente con personalidad que hay que considerar para la realización de cualquier tipo de actividad y sobre todo porque en toda actividad está presente la comunicación.

La comunicación es una cualidad inherente a esta, considerando que la actividad es aquella acción a través de la cual el hombre se relaciona con el medio para su transformación. La comprensión de la necesidad de tener en cuenta las diferencias individuales en la actividad y la comunicación dentro del PEA, en el cual el estudiante juega un rol protagónico, tiene un gran valor didáctico; ello le permitirá al docente la consecución de tareas en las que involucre a los alumnos, en correspondencia con los niveles de desempeño cognitivo y que realmente les sean significativas.

Esto significa que el profesor debe prestar una atención priorizada a las características y particularidades de cada estudiante para su aprendizaje, y por consiguiente, de la adquisición de conocimientos, y el desarrollo de habilidades, así como de su modo de actuación a partir de la incorporación de valores y la formación de convicciones; en otras palabras, la consolidación de su personalidad.

A través de la dirección del proceso enseñanza-aprendizaje, el profesor en su intercambio constante con los alumnos puede conocer determinados rasgos que lo aproximen a determinar cuáles son las fortalezas y debilidades de ese estudiante, sin embargo ello no constituye el procedimiento más científico que revele las verdaderas causas que permitan tener un conocimiento cabal del desarrollo cognoscitivo del alumno, así como de sus capacidades intelectuales y de su personalidad.

En el aula donde existan grandes diferencias en los saberes básicos de una disciplina pueden presentarse disímiles situaciones. Buscar la tendencia a la homogeneidad del grupo puede considerarse una condición necesaria para elevar el nivel de logros en el aprendizaje; esto posibilitará trazar para cada estudiante sus metas más inmediatas a lograr, ofrecer la ayuda oportuna y necesaria, favorecer el éxito, elevar la motivación y llevar al grupo hacia exigencias superiores.

La atención a las diferencias individuales exige la orientación de actividades docentes que respondan a las necesidades de aprendizaje de cada estudiante, a partir de sus características. El profesor después de identificar el rendimiento de los alumnos a través del diagnóstico puede dirigir las tareas de aprendizaje, incluyendo el trabajo independiente a tres grupos tipos de alumnos: alumnos de bajo o lento rendimiento en el aprendizaje; alumnos de rendimiento promedio y alumnos de alto rendimiento en el aprendizaje.

La atención a las diferencias individuales no solo se dirige a los estudiantes de bajo o lento aprendizaje como se suele comprender tradicionalmente; asistir a los demás de adquisición del conocimiento medio y rápido es también atenderlos diferenciadamente. Cada estudiante es un ente psicológico, en tanto es poseedor de personalidad, por lo que requiere de ser atendido individualmente, aunque para ello es necesario tener en cuenta la influencia del colectivo. .

Veamos lo dicho anteriormente a través de ejemplos prácticos en la asignatura Estadística Matemática de la carrera Contabilidad y Finanzas el tema 2 Probabilidad.

Se comienza la clase realizando algunas preguntas como introducción del tema , ellas pueden ser

  • 1. Defina el concepto de espacio muestral

  • 2. Defina el concepto de suceso o evento

  • 3. Mencione los distintos tipos de sucesos

  • 4. Explique los distintos tipos de sucesos.

  • 5. Ponga ejemplos de sucesos o eventos

Y algunas otras que ubican al estudiante en el contenido que se tratará ,seguidamente se comienza con la ejercitación .

1. De un grupo de 100 productos 27 disminuyen su precio y 73 lo aumentan Calcule e interprete la probabilidad de que al seleccionar un producto al azar

-. Disminuya su precio.

-. Aumente o disminuya su precio.

-. Disminuya y aumente su precio.

-.No aumente su precio.

-. Aumente su precio si lo había disminuido

Como podrán percatarse este ejercicio no alberga gran complejidad y lo desarrollarán sin dificultad todos los estudiantes.

Los estudiantes más aventajados harán ejercicios con un nivel mayor de complejidad. Por ejemplo el mismo ejercicio pero con un suceso más que le aportará mayor nivel de análisis.

2.- De un grupo de 100 productos 25 disminuyen su precio, 40 aumentan su precio y 35 son vendidos en el mercado, Calcule e interprete la probabilidad de que al seleccionar un producto al azar.

-.Sea vendido al mercado dado que disminuye su precio.

-.Ocurra uno de los tres sucesos.

– .Que no disminuya su precio y si lo aumente.

-. Que no aumente su precio, ni lo disminuya, ni sea vendido al mercado.

De esta manera se pueden adicionar otros incisos para todos los estudiantes, de esta manera ilustramos como darle tratamiento a los diferentes estudiantes según sus niveles de asimilación.

Conclusiones

La atención a las diferencias individuales como principio didáctico constituye una herramienta de trabajo de todo aquel que dedique su actividad profesional a la instrucción y educación de sujetos de aprendizaje. Ello requiere de la realización de un diagnóstico fino en el cual se integre el aprendizaje y la formación armónica de la personalidad. Solo bajo esta condición el profesor puede asegurar las condiciones pedagógicas y psicológicas que garantice el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje con la calidad requerida.

La clase es el escenario por excelencia donde se adquiere conocimiento y desarrollan hábitos, habilidades y capacidades, por lo que la aplicación de los principios didácticos debe convertirse en una obligación y necesidad para los docentes a fin de dirigir el proceso enseñanza-aprendizaje de modo que satisfaga el aprendizaje individual y colectivo e incida favorablemente en la transformación de la personalidad de los educandos.

Bibliografía

1-Advine F. 2004). Didáctica, teoría y práctica. La Habana. Pueblo y Educación.

2.- Blanco P. 2003. Filosofía de la educación. La Habana:. Pueblo Y Educación.

3.- Castellanos O. y Castellanos M: 2002. Aprender en la escuela. La Habana. Pueblo y Educación.

4.- De la torre S: 1995. Estrategias de enseñanza y aprendizaje Creativos. La Habana: Academias.

6.- García B. 2002. Comprendió de Pedagogía. La Habana. Pueblo y Educación., 300p.

7.- González A. 2002 Nociones de Sociología Axiología y Pedagogía. La Habana. Pueblo y Educación.

8.- Silvestre M. 2002: Hacia una didáctica desarrollara. Pueblo y Educación.

9.- Vigotski L.S: 1987. Historia del desarrollo de las funciones Psíquicas superiores. La Habana. Científico- Técnica. .

Datos de los autores

-Alina Batista Enamorado, profesora de la universidad de Granma, 51 años de edad, Licenciada en Economía, MSc en Ciencias de la educación,

-Rubén Consuegra Molina, profesor de la universidad de Ciencias pedagógicas de la provincia Granma, 53 años de edad, Licenciado en educación en idioma Inglés, MSc en Ciencias de la educación.

El trabajo fue realizado en marzo de 2011

 

 

Autor:

MSc. Alina Batista Enamorado

MSc. Rubén Consuegra Molina

Universidad de de Granma

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales