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Génesis del uso de la fórmula de tratamiento "Güile" o "Güila" (página 2)

Enviado por Fabián Barrera


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Como el kunza, el kakán casi con certeza era una lengua polisintética, de modo que a partir de diversos morfemas, según el contexto, se formaban lexemas.Así el arrevesamiento probablemente habría estado (desde la perspectiva de los hablantes de otros idiomas) no sólo en el plano gramatical sino en el semántico, por ejemplo la palabra vichi (cuesta) parece haber sido utilizada (según el contexto) también con los significados antonómicos de descenso y de ascenso. Algo semejante se observa en anko o ango, su significado principal parece haber sido el de "aguada" en y esto se corrobora si se nota que se compone de las palabras an (alto) y ko (agua), es decir "agua de altura" o "agua en la altura", pero también habría sido prácticamente un sinónimo de kata (ladera, faldeo) y translaticiamente o metonímicamente habría significado a un poblado de montaña (en cuanto a que un poblado en un sitio seco como el de las montañas pobladas por los paziocas requería sí o sí de una aguada), pero también la misma palabra anko (siempre según el contexto) parece haber significado a un yermo, a la sequedad acaso porque los poblados ubicados en las aguadas de montaña lo estaban también en regiones áridas, en todo caso lo más probable es que una palabra variara substancialmente de significado según la zona dialectal.Y las zonas dialectales del kakán muy posiblemente abundaron por dos motivos: en el extenso territorio que habitó esta etnia nunca llegó a darse un estado centralizado pazioca (o "diaguita"), o en su defecto un gran centro cultual, que favoreciera la unificación normativa de esta lengua, por otra parte el territorio pazioca estaba muy subdividido por elevadísimas montañas y extensos desiertos, tal subdivisión ha de haber favorecido una fuerte diversificación dialectal.

Tal dificultad explica que los misioneros e incluso conquistadores prefirieran como lengua vehicular la ya lengua general runa simi en lugar del idioma kakán. Desde 1634 comenzó a ser obligatorio el uso del castellano.Una ordenanza real de 1770 estableció que sólo se usase el español, esto motivó prácticamente la desaparición absoluta de esta lengua que parece haber dejado sus rasgos fonológicos en los "acentos" regionales, mientras que gran parte de la toponimia vernácula mantiene las palabras cacanas aunque desconociéndose casi siempre su significado. La mayoría de las palabras que de esta lengua se mantienen porque se observan en apellidos (pero el problema es que el significado de los mismos o se ha perdido o es actualmente muy dudoso) y (la principal fuente actual para elucidar los significados) la toponimia.

Entre las pocas palabras con significado aún conocido se observan las siguientes:

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Fonología

Tal cual se ha indicado, para quienes no le tenían como lengua materna, el kakán era una lengua en extremo difícil, Barzana expresa que es lengua tan gutural que parece no se instituyó para salir de los labios. Sin embargo, la palabra gutural no parece ser la correcta sino que está indicando una gran frecuencia de fonemas de articulación palatal tal como lo indica la serie: [ch], [sh], [ñ], [ll], [y], [k], también resulta bastante frecuente la [g] oclusiva velar, mientras que la "b" con que los cronistas coloniales han transcripto muchas palabras parece corresponder generalmente a la consonante continuada sin fricción [w]; por otra parte llama la atención la infrecuencia de la [d].

Así es que corresponde hacer notar lo siguiente: las palabras de la lista fueron inicialmente transcriptas al castellano de modo que en lugar de la k usada en este artículo las transcripciones previas al castellano lo fueron utilizando la c antes de a, o u o el dígrafo qu antes de i, e; de un modo semejante las palabras aquí transcriptas con h sonora lo fueron al castellano arcaico con x y luego con j o – antes de e, i – con g. La w con valor vocálico aquí utilizada ha sido frecuentemente transcripta al castellano con el dígrafo antes de i e, o directamente gu (sin diéresis) antes de las otras vocales.

Uso de la fórmula de tratamiento "güile" o "güila" empleada por los niños y adolescentes del departamento Simoca y Monteros

Lelia Albarracín sostiene que en el caso específico de la provincia de Tucumán se puede observar que el saber cultural de un habitante de la zona de los Valles Calchaquíes no es el mismo al del campesino de la llanura ni equiparable tampoco con el saber cultural del habitante de las zonas urbanas empobrecidas. Una situación equivalente se da entre los habitantes de Quebrada y Puna, con los de San Salvador de Jujuy. Sin embargo, existe una sobrevaloración de lo académico, del modo de vivir urbano y de la producción industrial sobre esos otros saberes construidos en cientos o miles de años. Está en juego entonces no sólo una variedad de culturas sino también las consiguientes variedades dialectales, que son hablas con las cuales algunos habitantes se identifican.

Una de las fórmulas de tratamiento usualmente utilizada en todo el departamento de Simoca y zonas de influencias (entre ellas también el departamento Monteros) es el lexema güile (para designar a un niño) y güila (para hacer referencia al sexo femenino). Los hablantes que usan comúnmente esta fórmula de tratamiento son personas que proceden tanto de la zona rural como de la zona suburbana de Simoca. Esta misma situación se manifiesta en el Departamento Monteros.

Ahora bien, el contexto situacional en el que se lo emplea se vincula intrínsecamente con situaciones comunicativas orales usando siempre el registro informal por parte de los hablantes. Sin embargo, es necesario remarcar que el uso de esta fórmula de tratamiento entre los hablantes posee, desde el punto de vista semántico, un sentido despectivo a partir del hablante que lo expresa hacia su interlocutor. Ese significado peyorativo se refiere: a un niño molesto o que realiza travesuras desagradables.

Para ello, llevé a cabo un proceso de recolección y selección de micro situaciones comunicativas en diferentes establecimientos escolares de ambos departamentos comenzando por la Escuela Nº 239 "Pcia. de Entre Ríos" de la ciudad de Simoca durante todo el mes de agosto (Institución escolar con nivel primario y tercer ciclo de EGB – zona urbana: con alumnos de escasos recursos económicos y procedentes, tanto de la periferia de la ciudad como de la ruralidad). El resultado de ese corpus está plasmado en estos breves textos conversacionales en el que se detecta el uso de la mencionada fórmula de tratamiento.

28/08/09

Mamá (nivel alto): – ¡Trae ese güile para aquí!

Hija adolescente (nivel alto) : – Si mamá ya voy…

Niña (nivel alto): – ¡Que güile molesto!

Niño (nivel alto): – ¡callate güila vos!

Mujer adulta: – Como te contaba… hace un ratito…

Amiga (nivel alto): – ¡Callá ese güile! Que no te escucho nada…

Es necesario señalar que en el Departamento de Monteros, al igual que en la ciudad, comenzó a emplearse esta fórmula de tratamiento con el mismo criterio semántico de referirse peyorativamente al otro. Ello obedece a la proximidad en la cual se encuentran ambos departamentos (Simoca y Monteros) que lindan hacia el este (y que pueden apreciarse en el siguiente mapa de división política)

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Como ejemplo de lo que se enunció anteriormente, se recogieron una serie de registros durante el mes de setiembre que sentencian lo manifestado:

16/09/09

Hermana (9 años): ¡Ese güile es tonto, mamá!

Hermano (3 años): no… mentira.

El empleo de esta fórmula de tratamiento se manifiesta en situaciones comunicativas en donde el contexto en el que se desarrollan es sumamente coloquial y con un marcado registro de informalidad, por parte de los hablantes. En el ámbito escolar el docente escucha a menudo el uso de esta fórmula de tratamiento ("güile" o "güila") e intenta adecuarlo a la variante estándar -mediante el proceso de enseñanza– por "niño o niña", desestimando una palabra con profundas raíces de la lengua originaria del lugar.

En la Escuela Nº 202 "Gauchos de Güemes" (Nivel Primario – zona rural) ubicada en el Departamento Monteros y cercana a 12 km de Simoca y 6 km de Monteros, se registró la siguiente situación comunicativa durante el segundo recreo entre dos alumnos (el primero correspondiente al tercer grado y el segundo perteneciente a primer grado):

Contexto comunicativo: (El primero peleándole al segundo por una pelota de fútbol)

Alumno de 3º grado: ¡Te voy a dejar morado el ojo, güile!

Alumno de 1º grado: ja… ja… ja

Considero que esta fórmula de tratamiento muy usual en la praxis comunicativa oral de los hablantes de la localidad y del departamento de Simoca, deviene de la estrecha influencia que ejerció una lengua extinta, como lo fue el kakán en la provincia de Tucumán, y por ende, de la aplicación de una fuerte política lingüística glotofágica impuesta por la colonización española desde el siglo XVII.

Desde el punto de vista fonológico, puedo sostener que el grafema w con valor vocálico aquí utilizado ha sido transcripto al castellano con el dígrafo antes de i e, o directamente gu (sin diéresis) antes de las otras vocales. Por lo que me hace presuponer que el lexema wile, wila, güile, güila, guile o guila, procede de esta lengua muerta, pero que a su vez, ha dejado una innumerable cantidad de topónimos –de procedencia tonocotés- que hasta hoy se usan, tal es el caso de: Chicligasta (chikiligasta) "pueblo atravesado por la pobreza"; Simoca (Shimukay) "pueblo de gente tranquila"

Conclusión

El respeto por la diversidad lingüística y por los usos de las variantes lingüísticas que caracterizan a cada región o provincia es un tema poco resuelto en los usos comunicativos de la lengua, ya que aún observamos casos de situaciones comunicativas orales en donde se manifiesta: "los tucumanos hablan mal" o "esa persona habla muy mal", síntomas de una violenta discriminación lingüística (entiéndase discriminación lingüística como humillación, imposición o censura de una variante lingüística que no responde a las convenciones de la lengua estándar fijada por el estado) impuesta hace más de 500 años en América y que se reproduce cíclicamente hasta hoy.

Bibliografía

Albarracín, Lelia y otros [1999] "Aportes para la enseñanza de la lengua quechua en el NOA", ADILQ, Tucumán.

Latcham, Ricardo E. [1939]: "Los primitivos habitantes de Chile". Santiago: s.n. 12 p.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Alberto Fabián Barrera

Profesora: Dra. Elizabeth Rigatuso

Curso de Postgrado: "Léxico y estrategias discursivas. Actitudes sociolingüísticas"

Facultad de Filosofía y Letras

Universidad Nacional de Tucumán

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