- Planteamiento del Problema
- Caso: República Dominicana (VI Reunión de Consulta)
- Caso: Cuba (VII Reunión de Consulta)
- Conclusiones
- Fuentes
Su aplicación en el marco institucional de la Organización de Estados Americanos.
Introducción
Como era de esperarse las políticas norteamericanas (como la política del garrote y la diplomacia del dólar) de inicios del siglo XX y que fueron intensificándose a medida que fue avanzando el mismo, tuvieron consecuencias que ni el mismo EEUU pudo prever.
El resentimiento que las constantes injerencias estadounidenses perpetraban en las naciones latinoamericanas (especialmente en Centroamérica y el Caribe), sobre todo surgidas a raíz del apoyo del gobierno norteamericano a las férreas dictaduras instaladas en los pueblos latinos (las cuales en su mayoría eran ejercidas por fuerzas militares y clases dominantes) y las constantes explotaciones a estos países subdesarrollados a través de sus consorcios y monopolios empresariales, sembró la semilla de sentimiento antiimperialista y le dio la entrada a las ideas socialistas y comunistas que emigraron del continente europeo y que una vez acopladas en los movimientos sociales vividos a lo largo de toda América Latina se transformaron en el mayor dolor de cabeza de los EEUU, especialmente a mediados de siglo en plena guerra fría con la entonces Unión Soviética.
Ya para finales de la década de 1950, el sistema interamericano se encontraba en una de sus fases evolutivas más significativas en cuanto a que los distintos conflictos entre naciones y los de índole particular eran tratados a través de la ya conformada OEA (Organización de Estados Americanos) con un mayor dinamismo en sus reuniones de consultas (de cancilleres americanos) y sus Conferencias Interamericanas, y en donde las propuestas y resoluciones elaboradas por Estados latinoamericanos ya eran discutidos y hasta aprobados por la organización (aunque por lo general estas seguían sujetas a los intereses norteamericanos).
Un claro ejemplo de ello, se materializa en el apoyo que obtuvieron corrientes de pensamiento político como lo fue en su momento la llamada "Doctrina Betancourt", la cual no fue sino la línea de pensamiento del socialdemócrata venezolano Rómulo Betancourt mediante la cual se concentraba en el no reconocimiento de los gobiernos de facto condenándolos como de ilegítimos y privativos de los principios de igualdad y libertad a los que los pueblos tienen derecho. Dicha doctrina plasmada en el discurso de toma de posesión de Betancourt en febrero de 1959, significó la reafirmación de los ideales políticos y sociales del líder partidista que desde 1948 y como jefe de la delegación venezolana en la IX Conferencia Interamericana ya manifestaba enérgicamente.
Ahora bien, es significativo el modo como la Doctrina Betancourt encontró dentro de la OEA su máximo despliegue durante los años 50 (finales) y sesenta dado que es durante este tiempo que los regímenes totalitaristas son más abierta y duramente criticados por la OEA y sometidos a sanciones, que si bien se debieron a diversas causas (dadas las particularidades de cada caso), estas encontraban fundamento en la Doctrina.
En este sentido, la relevancia del fenómeno de la Doctrina Betancourt enmarcada bajo el sistema interamericano de la OEA durante la década de 1960 resulta sumamente relevante para la comprensión del contexto que determinó las relaciones interamericanas durante esa década y como estas luego serían igualmente influyentes en el transcurso de las relaciones por venir; lo que al mismo tiempo se convierte en la principal razón por la cual se escogió éste como tema a estudiar en la presente investigación.
Asimismo, es pertinente señalar que la estructuración del trabajo consta de tres capítulos en los que se planteará el problema derivado del fenómeno escogido, los momentos fundamentales que sustentan la formulación del problema y las conclusiones del grupo.
Capítulo I
Planteamiento del Problema
La Doctrina Betancourt fue el fundamento que definió la política exterior de Venezuela una vez que culmina la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, alcanzando su mayor apogeo durante los períodos presidenciales de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni (1959-1968), siendo al mismo tiempo durante este período histórico donde esta se ve claramente materializada.
Es relevante señalar que el umbral del desarrollo de la Doctrina se encuentra en el discurso de Rómulo Betancourt ofrecido el 13 de Febrero de 1959, en donde expone claramente su posición con respecto a los golpes de Estado y a los gobiernos de fuerza en Latinoamérica y a la demanda que hace a los demás gobiernos democráticos de apoyo a fin de lograr la expulsión de dichos gobiernos de la OEA, expresando:
Solicitaremos cooperación de otros gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la OEA excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales porque no sólo afrentan la dignidad de América, sino también porque el Artículo 1 de la Carta de Bogotá, Acta constitutiva de la OEA establece que sólo pueden formar parte de este organismo los gobiernos de origen respetable nacidos de la expresión popular, a través de la única fuente legítima de poder que son las elecciones libremente realizadas. Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranice con respaldo de las políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional. (Belisario, 2004 p.230)
En este sentido se puede afirmar que la Doctrina Betancourt se basó en el "repudio a los gobiernos de facto, contrarios por su naturaleza a las normas proclamadas por el sistema democrático." (Belisario, 2004 p.231)
A pesar de que Rómulo Betancourt manifiesta concretamente su línea de pensamiento una vez asumido el poder en 1959, once años atrás (1948) al pronunciar un discurso como jefe de la delegación venezolana enviada a Bogotá con motivo de la celebración de la IX Conferencia Interamericana y donde se aprueba la Carta de la Organización de Estados Americanos y como él mismo lo expresó ya "están definidas y precisadas las posiciones que he tratado de popularizar desde el llano y de aplicar desde el Gobierno, cuando lo he ejercido" (Betancourt, 1978 p.29) defendiendo claramente que incluso antes, durante y después del exilio siempre mantuvo "una línea coherente de pensamiento y acción en lo que atañe a los problemas de América Latina" (Betancourt, 1978 p.29).
Con relación a lo anterior se puede inferir entonces, que esta intervención de Betancourt en la conformación de la Carta de la OEA en 1948 viene a constituir un antecedente importante para lo que se concretó años más tarde, ya que en su discurso clausural de dicha Conferencia expresó:
El pacto obliga a los Estados americanos a no intervenir en los asuntos domésticos de los otros Estado; a dirimir pacíficamente las controversias, a contribuir en la defensa colectiva del que haya sido agredido… Hemos condenado los métodos de todo sistema que tienda a suprimir los derechos y libertades políticas y civiles, y en particular, la acción del comunismo internacional o de cualquier totalitarismo; y comprometería la seriedad y hasta la propia razón de ser de nuestro sistema, que quienes no practicaran la democracia se erigiesen en campeones de ella. (El Nacional, 1948)
En este sentido, la importancia y la influencia en el hemisferio de la Doctrina Betancourt durante la década de los sesenta radica en que la misma se manifestó en un momento de la historia donde el sistema interamericano se encontraba en un período caracterizado por el dinamismo de las relaciones, propiciado por una parte por la aplicación de la política del "Buen Vecino" por parte de los EEUU, y por la otra por la creación (diez años antes) de la OEA, la cual valiéndose de su gama de instrumentos institucionales (como sus fructíferas reuniones de consulta de cancilleres) permitió la oportuna aplicación de la Doctrina de forma colectiva a los regímenes de fuerza que operaban en el continente durante ese período.
Ahora bien, el enfoque del problema a investigar se ubica en la Doctrina Betancourt y su materialización dentro del marco de los instrumentos institucionales implementados por la Organización de Estados Americanos, es decir, la Doctrina Betancourt actuando como fundamento jurídico y base doctrinaria al brazo ejecutor de la OEA en contra de los gobiernos de facto del continente.
Todo lo anteriormente descrito conlleva a inferir la siguiente afirmación: "La existencia de la Doctrina Betancourt como fundamento ideológico, permitió a la OEA frenar la proliferación de los regímenes dictatoriales en América Latina durante la década de los años sesenta". No obstante, a través de los pertinentes análisis que se realizaran durante el transcurso de la investigación se podrá concluir sobre la veracidad o no de tal afirmación.
Asimismo, y a fin de dar una sustentación a la situación planteada y de delimitar la investigación lo más concretamente posible, se van a desarrollar dos análisis de los casos más emblemáticos relacionados directamente con la Doctrina Betancourt y la OEA durante la década de los sesenta, los cuales son el caso de Cuba y el caso de República Dominicana, basados en un compendio de artículos del diario El Nacional publicados durante el mes de Agosto de 1960, específicamente los referentes a las VI y VII Reuniones de Consulta llevadas a cabo en la ciudad de San José de Costa Rica, en donde se trataron los casos ya mencionados de forma particular en cada una de ellas.
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