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Trabajo Práctico N° 3 – Filosofía (página 2)

Enviado por Agust�n Ros�s


Partes: 1, 2

Cuando Sancho dice "a lo menos", implica que él cree que puede llegar a existir el ejército del que habla Don Quijote, aunque su percepción diga lo contrario. Se ve aplicado el racionalismo cartesiano, en el cual se afirma que nada indubitable se encuentra en el conocimiento sensible. Descartes dice que los sentimientos lo han engañado en múltiples ocasiones y no es prudente fiarse de quien lo ha engañado una vez. Por lo tanto, aunque Sancho siente que viene un rebaño, pero pone a duda sus sentidos, de manera que expresa que puede ser que no venga un rebaño, sino un ejército, pero aclara que sus sentidos dicen lo contrario. Luego, realiza una teoría sobre el por qué de esa diferencia entre lo que Don Quijote piensa que viene y lo que él siente que viene.  A lo que Descartes llama como un "genio o espíritu maligno" que le plantea ilusiones y engaños para captar su credulidad, Sancho lo nombra como "fantasmas encantados".

El conflicto culmina cuando Don Quijote arremete contra el rebaño y termina malherido en el suelo. Sin embargo, no admite la existencia de un rebaño, sino que da pie a algún genio maligno que los haya hecho parecer de esta manera:

"-Como eso puede desparecer y contrahacer aquel ladrón del sabio mi

enemigo. Sábete, Sancho, que es muy fácil cosa a los tales hacernos parecer lo

que quieren, y este maligno que me persigue, envidioso de la gloria que vio que

yo había de alcanzar de esta batalla, ha vuelto los escuadrones de enemigos en

manadas de ovejas. Si no, haz una cosa, Sancho, por mi vida, porque te desengañes

y veas ser verdad lo que te digo: sube en tu asno y síguelos bonitamente,

y verás como, en alejándose de aquí algún poco, se vuelven en su ser primero,

y, dejando de ser carneros, son hombres hechos y derechos como yo te

los pinté primero…"

            Aquí se puede apreciar el idealismo propio de Berkeley, el cual define como referencia exclusiva la propia percepción del ser. Toda esta realidad es únicamente psicológica y la coherencia de esta se la amerita a un Dios. Don Quijote cuando va perdiendo de vista a los carneros deja de ver la "realidad": él  ve lo que quiere ver. Su psicología ha afectado de tal manera su sentido de la visión que este ya se encuentra condicionado como su pasara por una especie de "filtro" que hace que únicamente perciba aventuras con gigantes, ejércitos y princesas por todos lados. Don Quijote ya se ha creado su mundo interno.

En el capítulo XXXVII, Don Quijote se queda a dormir en la venta de camino hacia Micomicón, donde debía derrotar a un gigante. En el medio de la noche, Sancho despierta a todos diciéndoles que Don Quijote está combatiendo contra dicho gigante y que va ganando por mucho ya que hay sangre por todos lados, y encuentran al caballero de la siguiente manera:

"En el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza

Sancho, y él se sabía bien el porqué; y en la derecha desenvainada la espada,

con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente

estuviera peleando con algún gigante; y es lo bueno que no tenía

los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla

con el gigante: que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a

fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón y que ya

estaba en la pelea con su enemigo. Y había dado tantas cuchilladas en los cueros,

creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de

vino"

            Al día siguiente, cuando Don Quijote se despierta, le cuenta a Sancho todo sobre la historia que soñó tener con el gigante, como si hubiera sido real:

"he tenido con el gigante la más descomunal y desaforada batalla que pienso tener en todos los días de mi vida; y de un revés, ¡zas!, le derribé la cabeza en el suelo; y fue tanta la sangre que le salió, que los arroyos corrían por la tierra, como si fueran de

agua."

            Esta es una de las razones por la que Descartes con el racionalismo cartesiano descarta a los sentidos como fuente de conocimiento. Explica que muchas veces no puede distinguir algo que ha sucedido en la realidad con algo que ha soñado. De hecho, en este caso Don Quijote está tan convencido de que la batalla ocurrió en la realidad que cuando Sancho Panza lo intenta contradecir, él lo insulta y lo trata de mentiroso:

"-Ahora te digo, Sanchuelo, que eres el mayor bellacuelo que hay en

España; dime, ladrón vagamundo, ¿no me acabaste de decir ahora que esta

princesa se había vuelto en una doncella que se llamaba Dorotea, y que la

cabeza que entiendo que corté a un gigante era la puta que te parió, con otros

disparates que me pusieron en la mayor confusión que jamás he estado en

todos los días de mi vida? ¡Voto -y miró al cielo y apretó los dientes- que

estoy por hacer un estrago en ti, que ponga sal en la mollera a todos cuantos

mentirosos escuderos hubiere de caballeros andantes, de aquí adelante, en el

mundo!"

Segunda Parte

            El Hombre que ya no Tenía Nada que Hacer

            El primer cuento que hemos de analizar en esta parte es "América no Existe", y para realizar dicha investigación debemos tener en cuenta que el autor es español, y por lo tanto el libro está pensado para un público español.

            Se cuenta que  hace quinientos años el rey de España, en su búsqueda por un bufón, conoce al joven Cristóbal Colón. Este es llevado a la corte, en la cual la gente se reía de él diciendo que no era un bufón, sino un imbécil, a lo que él respondía "no soy un bufón, soy un imbécil". Un día, el rey le pregunta qué quiere ser, y como Colón le dice "soy nada y quiero ser nada", el rey le comienza a mostrar profesiones, pero ante la primera que le muestra, la de navegante, él dice "si usted lo desea, seré navegante", y ante una risa general de la gente de la Corte, Colón sale corriendo gritando "¡Descubriré una tierra, descubriré una tierra!": "Y llegó hasta el campo […] Y llegó hasta el bosque, y estuvo escondido entre los arbustos durante semanas, y durante semanas nadie oyó nada de Colombino [diminutivo para Colón por ser joven], y el rey se entristeció y se reprochó su desaparición, y los cortesanos se avergonzaron de haberse burlado[…]De modo que todos se alegraron cuando, semanas después, Colombino se acercó […] y dijo: -¡Majestad, Colombino ha descubierto una tierra!"

            Se cuenta que se le acercó el navegante Américo Vespucio y Colombino le dijo hacia dónde dirigirse, con miedo por saber que mentía:

"Nadie sabe adónde se dirigió [Américo]. Tal vez también él se escondió en el bosque."

            Cuentan que Vespucio regresó a las semanas, le guiñó un ojo a Colombino y certificó la existencia de dicha tierra.

"Pronto fueron otros a América […] No sé si América existe. Tal vez la gente se comporta así para no decepcionar a Colombino. Y cuando dos personas hablan de ese lugar, todavía hoy se guiñan el ojo […] Tal vez quienes a quieren ir […] les cuentan la historia de Colombino y después se esconden en algún lugar y regresan más tarde y cuentan cosas de vaqueros y de rascacielos. […] Todos cuentan lo mismo, y siempre cosas que ya sabían antes del viaje; y eso es muy sospechoso."

            En este cuento observamos claramente el escepticismo por parte del narrador, ya que no da ningún saber como firme, por más que toda la gente haya declarado haber ido a América. A esto va que no puede encontrarse ninguna opinión absolutamente segura sobre nada. No importan la cantidad de personas que le digan que un acontecimiento es cierto, el narrador se niega a creer algo que él no experimentó. En este aspecto, se comporta como un empirista, ya que los únicos datos seguros son los que él obtiene a través de los sentidos. El narrador no experimentó América, por lo tanto carece de razón para creer de su existencia.

            Nuestro segundo y último cuento a analizar es "El hombre que ya no quería saber nada". Aquí, la trama es muy fácil:

"-Ya no quiero saber nada – dijo el hombre que ya no quería saber nada.[…]

estaba sonando el teléfono. […] -¡Diga! -¡Qué buen tiempo hace hoy! […] colgaba el auricular y se enfadaba mucho, porque sabía que hacía buen tiempo. […] cogió papel, empapeló las ventanas y se sentó en medio de la oscuridad. […] Y la mujer le traía comida. Y ella preguntaba: -¿Qué es lo que ya no sabes? – Y él decía: -Todavía lo sé todo – y estaba muy triste porque todavía lo sabía todo.[…] -No sé el [tiempo] que hace – respondía el hombre – , pero sigo sabiendo el que puede hacer.[…] Sé mucho más que antes […] sé que cuando se está completamente a oscuras, sigue sin estarse lo bastante a oscuras.-  ,  -Pero hay cosas que no sabes -dijo su mujer […]: por ejemplo, no sabes cómo se dice "buen tiempo" en chino […] Pero saber chino lleva meses y años, y cuando por fin él lo supo, dijo: -A pesar de todo, sigo sin saber bastantes cosas. Debo saberlo todo. Pues sólo entonces podré decir que ya no quiero saberlo. […] Y después se compró un libro sobre el rinoceronte.[…] Y el hombre vio exactamente cómo el rinoceronte trataba de pensar y trataba de saber algo y vio cuánto trabajo le costaba eso. Y cada vez que se le ocurría algo al rinoceronte, este salía corriendo de alegría, daba dos o tres vueltas por el cercado y así se olvidaba de lo que se le había ocurrido, y entonces volvía a quedarse quieto […]. Entonces se marchó a su casa y pensó en su rinoceronte. Y no volvió a hablar de ninguna otra cosa. -Mi rinoceronte -decía- piensa con demasiada lentitud y sale corriendo demasiado pronto, y eso está bien – y así olvidó todo lo que quería saber para no querer ya saberlo. Y siguió viviendo igual que antes. Con la diferencia de que ahora también sabía chino."

            Esta historia nos muestra diversas cosas: primero, algo que Aristóteles llamó accidentes y sustancias. Por más que el protagonista se encerrara en un cuarto completamente oscuro, el accidente sería la sensación de oscuridad, y generaría en sustancia el concepto de "oscuridad". Ahora supongamos que dicho hombre hubiera avanzado aún más en su empeño por no saber nada. ¿Suena conocido? "Sólo sé que no sé nada", de Sócrates, podría ejemplificar que el solo hecho de que el personaje sepa que no sabe nada hace que este todavía sea algo, mostrando la imposibilidad de su tarea. También podría pensarse que el protagonista comience a tomar la postura de Descartes, y al dudar de la existencia de todo, desconoce todo. Sin embargo, llegaría a la conclusión que para el filósofo griego fue tan positiva, pero para él, sería tan negativa: cogito, ergo sum. El solo hecho de que él dude, significa que es algo, porque si no fuera algo no dudaría. Por lo tanto nuestro personaje concluiría sabiendo no solamente que duda, sino también que existe. Como argumento final para demostrar la imposibilidad del personaje de lograr su objetivo, aludiremos a las ideas de Kant: piensa que hay una cosa en sí: es verdad. Sea lo que sea que mira el hombre, el hombre ve algo, y esto más allá del empeño de este por no interpretar esa cosa, pasa por sus sensaciones. De esta manera, el objeto al ser sentido crea un conocimiento en él sobre el objeto. Con esta visión idealista de que todos nuestros conocimientos se dan a través de los objetos, resolvimos que el conocimiento del hombre nunca llegaría a ser nulo.

Bibliografía

9: El problema del conocimiento

Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Edición del IV Centenario, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, Editorial Alfaguara, Año 2004, 1.249 páginas.

Meter Bichsel, El hombre que ya no Tenía Nada que Hacer, 2da Edición Serie Oro, Editorial el Barco de Vapor, Año 1992, 123 páginas.

Universidad Carlos III de Madrid, Cómo citar bibliografía, <http://www.uc3m.es/biblioteca/GUIA/citasbibliograficas.html> [Consulta: 7 de Noviembre de 2006]

 

 

 

 

Autor:

Alan Daitch

División: 4to 7ma

Año: 2006

Profesora: Patricia Lorenzen

Partes: 1, 2
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