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El testamento del poder


Partes: 1, 2, 3

    1. El amor y los medios de producción
    2. El por qué no se pudo terminar esta obra

    Una nación poderosa evidentemente es la mejor de todas las posibles, en todo aquello que se refiere al género humano. Por lo cual aquella república debe poseer un derecho organizado y legitimo, el cual permita legislar poderosamente sobre la faz de la tierra. Las naciones que aspiren a tal poder habrán de legislar conforme a un sistema filosófico. El cual ilustrara a los pueblos la manera para dominar todas las dificultades que genera el poder. Platón nos dice que en el orden de los bienes divinos, el primero es la prudencia. Conforme a esta máxima, la legislación debe ser un asunto de verdaderos filósofos políticos, de no ser así, seguiremos viendo naciones mediocres a causa de sus guerras intestinas. La virtud de las leyes permite alcanzar los bienes divinos. Porque la memoria nos instruye que hablamos del gobierno humano. Después viene la templanza dice el sabio filosofo, y no se equivoca en su juicio, por esta razón los legisladores han de conservar la sobriedad, y no permitir que las pasiones engañen sus sentidos, no hablo de dioses, me refiero a los filósofos los cuales son mas que dioses, nuestra educación viene de Grecia, la cual formo los mas fecundos sabios y pensadores de la historia. Las naciones de la tierra son instruidas por la antigua sabiduría griega, aun cuando poca conciencia tenga de ello. Algunos legisladores no han conquistado la virtud, es decir los bienes divinos, sino que al contrario se hallan muy lejos de los mismos. Esto se debe al desconocimiento de la filosofía la cual forma gobernadores, pues son pocas las naciones de la tierra que han conservado tal poder. De la mezcla de la prudencia y la templanza nace la justicia, verdad clara y evidente, descubierta por platón. La justicia es la más bella cualidad del filósofo, esta parte de la virtud ha enseñado a los filósofos, que la grandeza de espíritu se alcanza buscando la rectitud. Y no es nada fácil llegar a tan alto nivel, hemos presenciado a trabes de la historia como los más sabios y justos se acercan con ternura y amor a la justicia. Nuestro poder radica en el conocimiento que tenemos de la filosofía, nuestras leyes poseen algunas imágenes filosóficas, por esta razón poseen tanta potencia. Si los legisladores fueran verdaderos filósofos. Las leyes no solo serian poderosas, si no que también serian majestuosas. Algunos piensan que si los gobernantes se hacen filósofos, los países se inclinaran por el comunismo. Yo les diré que el movimiento de izquierda varias de las veces denuncia los vicios formados por la ambición. Y quizás sea el más conveniente a una nación. Pero el pueblo no debe ser igual a sus legisladores, pues el respeto a ley se pierde y pronto la anarquía toma su lugar. Sabemos que el pueblo se halla sometido a la explotación, como también sabemos que la mayor parte del pueblo no administra bien el dinero si no que al contrario lo gasta en toda clase de vicios. De esta manera si gobernaran, las naciones caerían en la avaricia. Al verdadero filosofo no le conviene la presunta amistad de un legislador débil y arrastrado por los vicios, porque la amistad que le hace rebosar de encanto es aquella que ama a la mayor de todas las doncellas esta es la "verdad". La prudencia, la templanza y la justicia son virtudes que cuestan cultivar, pero que cultivan con esfuerzo los más sabios. Las leyes merecen respeto, no sometimiento, veneración, no idolatría. Por esta razón no hay que temer que nuestros gobernadores sean verdaderos filósofos. Ya que el poder para gobernar una nación se halla en el saber filosófico. Necesitamos dos clases de filósofos, la primera que gobierne las naciones más poderosas de la tierra. La segunda que eduque al pueblo en la docencia, enseñándole, la política y el verdadero amor por las leyes y la ciencia. El mayor regalo que se puede brindar a los pueblos, es el de la educación, porque de esta manera amaran a sus patrias y respetaran las leyes, cualesquiera que estas sean. Siempre y cuando las mismas protejan y cuiden a los filósofos de la docencia. Estos últimos velaran por todos los docentes de la tierra.

    Cuando hablamos de educar al pueblo es el mismo propósito de servir a la comunidad. Y este se manifiesta en la prosperidad, algunos de nuestros modernos, cuando se refieren a la palabra prosperidad la enseñan como sinónimo de riqueza o abundancia económica. Y no parten de su significación natural o primitiva, pues la prosperidad es el hecho de realizarse como ciudadano dentro de un sistema establecido por una nación, es decir cuando un ciudadano desempeña las labores para las que ha descubierto que nació. De esta manera los ciudadanos no serán aquellos profesionales mediocres que tanto habitan en las naciones de la tierra. Pues las más de las veces observamos, hombres frustrados, los cuales algunas veces hacen lo que hacen por imposición de sus padres, por su entorno social, o simplemente por dinero. Pero es fácil notar que la producción de sus manos, o la atención que deben a los demás a causa de la profesión que abrasaron es totalmente mediocre. Otros hacen lo que hacen por necesidad y esta es una especie de desgracia. Por esta razón deseamos la prosperidad de los ciudadanos. Así los principios, derechos y deberes serán sagrados. Evidentemente el pueblo participara en las decisiones que los pueden afectar, este derecho brindado es ventajoso al material solidó que compone las estructuras políticas. Esto sobre la base de los votos de la democracia, entonces entra en juego, la economía, la política y la cultura de nuestras soberanas patrias. La causa que forma nuestra elocuencia política y respetuosa, la debemos a Dios y a los griegos de la antigüedad. Los que hemos nacido para gobernar, no debemos de resentirnos en contra de nuestras patrias, ya que ninguna casa es edificada si los que la habitan se dividen. Nuestras murallas deben proteger a quienes residen detrás de ellas, pues una vez nosotros y los extranjeros ingresamos adentro de las mismas, estamos judicialmente protegidos. Es conveniente proceder al modo de Alejandro Magno, respetando las creencias de los pueblos que se lleguen a someter, hoy en día es algo mas complejo y la historia ha cambiado, ya una nación no se abalanza sobre otra para someterla , a no ser por tiranía , es decir cuando se gobierna con un derecho que no es legitimo. Tal como lo ilustro el autor del contrato social. De esta manera Por ser algo más complejo, nosotros respetamos las creencias de nuestros ciudadanos, aun cuando poseamos un concepto más evidente y claro. No por ello debemos hacernos dictadores de la moral. El ejemplo es más fuerte y digno que el reproche. Siendo hijo y hermano a la vez y por fortuna libre de sentimientos efímeros como los del noviazgo que las más de las veces se vuelve irracional. Forme una gran filosofa. Por esta razón no reprochamos las creencias de nuestros ciudadanos, pues nuestro ejemplo es mayor. Que filósofo ha escrito acerca de su madre, ciertamente uno muy sabio y ese soy yo, ella se llama Cecilia Naranjo Mojica, la más bella flor que he podido admirar. Nuestra soberanía se forjara exclusivamente en el pueblo del cual emanara el poder publico. Entonces diremos, Nuestra constitución es norma de normas. Pues en nosotros no hay locura como emperadores que somos. Como la demencia que nos cuenta el humanista Erasmo el cual dice: "la demencia, esta de gentil Talle y bien cuidado cutis, es la molicie. Junto a dichas damas observad también a dos dioses menores: komo, genio de los banquetes, y Morfeo genio de los sueños. Ahora comprenderéis como con semejantes auxiliares mi poder es inmenso y ejerzo mi propio imperio sobre los mismos emperadores". Una nación poderosa amparara siempre a la familia pensando en ella como institución básica de la sociedad. Nuestros filósofos forman una familia preciosa, la cual no seria posible sin los pueblos ya que estos forman una gran muchedumbre. Por esta razón le hago el llamado a todos nuestros filósofos y les digo brillad como en la antigüedad, y no pierdan los maravillosos tiempos presentes.

    Un estado verdaderamente apto para gobernar y ejercer toda la fuerza de su poder, es aquel que por la dignidad de sus resortes garantiza la libertad de conciencia. Pues sabemos que cada persona posee una conciencia que más de las veces le hace inclinar por sus propias convicciones. Estas la mayor parte del tiempo se ven atrofiadas, ya que influye mas la sociedad en la conciencia de los hombres. De esta manera cuando son llevadas a cabo, no se desarrollan con una integridad mayor, pues las mismas son totalmente maquilladas. Si esto acontece la mayor parte del tiempo en todas las sociedades, seria aun mas perjudicial para cualquier estado terrestre, el querer esclavizar la conciencia de un particular a la fuerza de una conciencia mayor o masiva es decir en conjunto. La historia nos ha demostrado matemáticamente y con cálculos evidentes, que los pocos hombres que realmente escudriñan su propia conciencia han llegado a ser estrellas vislumbrantes en el amplio cielo social, pues nada ha de concebirse fuera de un ente social. Ya que todo se haya formado por conjuntos, no por una unidad. De hecho el universo es un conjunto de partes que forma un todo, mas el todo no forma las partes, el todo es un efecto resultante del conjunto de las partes. Un estado de poder, debe respetar el pensamiento de sus ciudadanos y a la vez permitir que los mismos puedan formar medios masivos de comunicación. Si los ciudadanos se sienten agredidos en algún aspecto de su integridad como seres, deberán entregar a las autoridades un pliego de peticiones en el cual manifiesten la pronta resolución de sus solicitudes, siempre y cuando se respeten las autoridades como representación de la ley civil. A los legisladores les corresponde garantizar los derechos fundamentales. Aquellos legisladores que no lo hagan, no son dignos de tanta dignidad y lo mas conveniente es remplazarlos por aquellos que sean dignos de representar tan magnifico poder. Algunos consideran la legislación, como uno de los tantos oficios existentes, a mi parecer se equivocan, ya que no la han considerado en su imagen verdadera. Esta imagen, es la sabiduría que los hombres pueden alcanzar cuando se hacen una representación física de la virtud. De esta manera tratan por todos los medios de hacerse justos. Ya que siempre se trata, pues como hombres nunca llegaremos a ser justos, quizás como seres. Y esto en el aspecto de la plenitud. De lo cual poco se, debido al gran conocimiento de la divinidad sobre tales materias. A los estados les corresponde garantizar la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. Para ello el estado habrá de solicitar el juicio de los filósofos políticos, en todo aquello que se refiera a la educación de los pueblos. De esta manera la educación alcanzara mayor profundidad. Porque es evidente que no se encontrara lejos del juicio de los verdaderos filósofos un compromiso tan genuino por la educación. Los estados racionalistas de la tierra que valoran la ciencia y la tecnología son los mas aptos para liderar. Por lo cual, se debe enseñar a los maestros de los filósofos políticos, cuando es conveniente denunciar a sus alumnos ante el estado. No sea que dogmatizándonos y confiándonos en varios de ellos hagan lo mismo del testimonio de Giordano Bruno el cual nos cuenta lo siguiente: "así, a veces algunos corruptores de las leyes, la fe y la religión, queriendo parecer sabios, han infectado muchos pueblos, convirtiéndolos en mas bárbaros y malvados de lo que antes eran, en despreciadores del bien obrar y en muy bien inclinados a todo vicio y pillería" Los maestros de los filósofos políticos serán los encargados de aprobar si sus alumnos se hayan aptos para gobernar o si habrán de esperar algún tiempo recibiendo nuevamente algunas enseñanzas, pero a los usurpadores que lo hacen por alcanzar poder para sus propios fines, se han de denunciar. La nación que desee ser la mas poderosa para gobernarse a si misma y a sus vez gobernar a otras de una manera indirecta habrá de formar los filósofos mas racionalistas de la historia. Los cuales manden los pueblos y a su vez los eduquen.

    Las cosas que son desarrolladas por una inteligencia mayor a la común, merecen alabanza. Por esta razón cuando un pueblo protesta de una manera pacifica pero inteligente, recibe toda la atención posible de los países extranjeros. Un pueblo sensato no acude a la violencia, porque es plenamente consciente que la diplomacia traspasa las fronteras de su patria y llega a otras, las cuales observando que si el gobierno de aquel pueblo que clama justicia, no soluciona los conflictos. Ellos tendrán que intervenir a través de una visión mundial, de esta manera aquella nación al verse rodeada por las expectativas extranjeras se esforzara por hallar soluciones eficaces. Así toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Solo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho .la estructura interna y el funcionamiento de los sindicatos y organizaciones sociales y gremiales se sujetaran al orden legal y a los principios democráticos.

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