- Breve bosquejo de la Inter, Trans, Multi (Poli) Disciplinariedad
- Interdisciplinariedad
- Transdisciplinariedad
- Inter-trans-disciplinariedad
Breve bosquejo de la Inter, Trans, Multi (Poli) Disciplinariedad
Estos enfoques, muchos de ellos surgidos al margen de las especializaciones provocan a quienes se atrevan a poner en escena la inter-trans-multi-disciplinariedad como paquete tecnológico para una comprensión compleja del mundo y del conocimiento. Los paradigmas de la complejidad están obligando a las disciplinas insularizadas a aprehender lenguas, teorías y métodos de otras disciplinas con los cuales amplían sus perspectivas al agregarle información y complejidad a su objeto de estudio, el cual, al mismo tiempo deja de ser un objeto para constituirse en un sistema objeto autopoiético y auto-eco-organizador, es decir, en un sistema cerrado en su organización y abierto a la información.
Esto no significa el acabarse de las disciplinas especializadas, al contrario, las fortalecen al darles los instrumentos de complejidad, complementariedad, solidaridad y cooperación que existen entre ellas y al mismo tiempo les permiten una apertura hacia la mirada compleja de que es capaz nuestro hipercomplejo cerebro. Si la genética nos propone que la hibridación y la selección de ciertos caracteres-propiedades permite mejores individuos y cualidades nuevas, ¿por qué en las disciplinas la hibridación no puede dar iguales resultados?
Interdisciplinariedad
Es preciso anotar que en nuestra época de transición y cambios paradigmáticos existen dos conceptos, dos semánticas de interdisciplinariedad: el del paradigma clásico y el de los nuevos paradigmas. El paradigma clásico sigue entendiéndola no a partir de una base epistemológica y de unidad del conocimiento, sino a partir de la necesidad de solucionar problemas complejos y prácticos que requieren un enfoque global, es decir, de un nuevo tipo de conocimiento, que él mismo no ha podido crear, pues sobrepasa sus posturas epistemológicas y sus logros. El análisis y la solución de problemas complejos al tiempo que muestran al conocimiento clásico sus límites, también avizora sus horizontes, pues los límites clásicos son el punto de donde parten los planteamientos de la complejidad.
La interdisciplinariedad clásica no hace otra cosa que reunir expertos unidisciplinarios, cada uno de los cuales realiza el diagnóstico y presenta su informe de acuerdo a su cerramiento disciplinario. Aquí no hay diálogo entre las disciplinas, no se produce una lengua franca y cada especialidad hace lo suyo, sin preocuparse de lo que hacen y piensan las demás. El informe interdisciplinario de este tipo es entregado a las instituciones ejecutoras del proyecto, donde es estudiado por los tecnoburócratas, que solo leen lo que entienden, es decir, lo que su lenguaje burocrático les permite entender, que generalmente son los elementos simples de la rentabilidad y aprueban y ponen en ejecución un proyecto que destruye el medio ambiente, desplaza pobladores, crea crisis de todo orden y al cabo de los años se llega a la conclusión de que la rentabilidad del proyecto no alcanza a reparar un diez por ciento de los daños causados a la población (vegetal, animal y humana) y al deterioro medioambiental local y global.
Cuando el proyecto es de orden académico (un seminario, una investigación) y se realiza en las universidades, ocurre algo similar. El geógrafo describe la fisiografía, el biólogo algunos tipos de vida, el sociólogo los problemas sociales actuales, el historiador hace un recuento de los datos escritos que encuentra en los archivos, y así, cada especialista. En este caso se hace investigación, a veces muy costosa, que aunque produce nuevos datos, no genera nuevo conocimiento, pues no es capaz de articular, de sistemizar, de complejizar los conocimientos disciplinarios. El saber así mostrado o elaborado es un sistema cerrado organizacional e informativamente. De esta manera se hace yuxtaposición de conocimientos, suma de monólogos, diálogo entre sordos, manifestación de docta ignorancia. Cada participante sale convencido que hizo lo que le correspondía, satisfecho de su deber y orgulloso de su saber, pues ignora su autismo, no se dio cuenta que hablaba o escribía para sí mismo.
Esta interdisciplinariedad es mecánica como el paradigma clásico en el cual se sustenta. Sólo trata de reunir especialistas y no de conjuntar el conocimiento. Por lo tanto también es multi o poli-disciplinariedad, lo que quiere decir, ateniéndonos a la semántica de los prefijos que solo trata de problemas de cantidad: muchos, varios y no de cualidad, es decir, que produzcan un nuevo tipo de conocimiento. En otras palabras, reproducen el esquema universitario que es multi y/o polidisciplinario. Vilar nos convalida:
Las universidades tradicionales ya son organizaciones pluridisciplinarias, o sea: que sus Facultades ofrecen, en un espacio limitado, todas o casi todas las disciplinas científicas, literarias, filosóficas, artísticas, esto es: su pluralidad es casi completa, pero su proximidad física está al mismo tiempo acompañada no solo por ignorancias recíprocas sino también por desprecios (al estilo de cuando Machado alude a quienes desprecia(n) cuanto ignora(n): los de ciencias desprecian a los de letras o viceversa, los matemáticos infravaloran a los sociólogos, etc.).
Cuando menos hay indiferencia, falta de interés cultural por las demás disciplinas, incluso las próximas. En vez de enriquecerse intelectualmente promoviendo confluencias de unos conocimientos con otros, así como ósmosis entre sensibilidades diversas, las organizaciones pluridisciplinarias que son las universidades no resultan más que conjuntos de "mini-fundios" dedicados unilateralmente a tales o cuales "monocultivos" desde los que, como consecuencia natural, no brotan (salvo contadísimas excepciones) más que "plantas raquíticas", o escolásticas reproducciones de saberes antiguos, inoperantes en el presente y para el futuro.
En la multi- y poli-disciplinariedad, que es la interdisciplinariedad del paradigma clásico no se produce conocimiento global, complejo, sino conocimiento fragmentado, insularizado, cada disciplina pasa junto a la otra sin tocarla ni mancharla, cada especialista conserva su pureza, su ortodoxia, su exclusivo punto de vista egocéntrico.
Los nuevos paradigmas piensan y ejercen la interdisciplinariedad de otra manera; veamos lo que plantea Morin:
"Volvamos sobre los términos de interdisciplinariedad, de multi o polidisciplinariedad y de transdisciplinariedad que no han sido definidos porque son polisémicos y etéreos. Por ejemplo, la interdisciplinaridad puede significar pura y simplemente que diferentes disciplinas se sientan en una misma mesa, en una misma asamblea, como las diferentes naciones se reunen en la ONU sin poder hacer otra cosa que afirmar sus propios derechos nacionales y sus propias soberanías en relación a las usurpaciones del vecino.
Pero interdisciplinariedad puede también querer decir intercambio y cooperación, lo que hace que la interdisciplinariedad puede devenir en alguna cosa orgánica. La polidisciplinariedad constituye una asociación de disciplinas en virtud de un proyecto o de un objeto que les es común; mientras que las disciplinas son llamadas como técnicas especializadas para resolver tal o cual problema, en otros momentos, por el contrario, están en profunda interacción para tratar de concebir este objeto y este proyecto, como en el ejemplo de la hominización. En lo que concierne a la transdiciplinariedad, se trata a menudo de esquemas cognitivos que pueden atravesar las disciplinas a veces con una virulencia tal que las coloca en dificultades. De hecho, son complejas cuestiones de inter, de poli y de transdisciplinariedad que han operado y jugado un rol fecundo en la historia de las ciencias; se deben retener las nociones claras que están implicadas en ellas, es decir, la cooperación, y mejor, articulación, objeto común, y mejor, proyecto común."
Transdisciplinariedad
En el caso de las ciencias sociales los historiadores se pavonean en los archivos, los antropólogos en su trabajo de campo, los sociólogos en sus interminables encuestas, los sicólogos en la patogénesis de su mirada, los lingüístas en los textos, los cuantitativos en las cifras, los cualitativos en su hermenéutica y así, cada quien en lo suyo, plantando su bandera y sus cercas epistemológicas para alejar a los intrusos y resguardarse en su pureza disciplinaria. De alguna manera, castillos y feudos, pero esta vez no resguardados por fosos y setos, sino por la intolerancia y el principio de autoridad, también heredados de la Edad Media.
La inter- y la transdisciplinariedad son otra cosa y producen un nuevo conocimiento, por lo menos un conocimiento integrado, unificado, mucho más propicio para la solución de problemas globales y complejos. Trans-disciplinariedad significa que un sistema objeto puede ser abordado por varias disciplinas que se intersectan unas a otras con sus saberes, discursos y explicaciones. Un ejemplo puede verse en el estudio de un ecosistema, donde geología, geografía, climatología, edafología, física, química, biología, demografía, etología, sociología, etc., convergen hacia la descripción no de un objeto, sino de un sistema complejo, de un problema global, de un proyecto que necesariamente es trans-disciplinario, que los conocimientos y discursos de ese estudio son transversales porque los elementos que constituyen el sistema y las relaciones sistema-entorno son complejas y requieren para su descripción una ciencia compleja o de la conjunción de varias ciencias en relaciones inter y trans-disciplinarias.
Lo social humano, sea cual fuere el problema que se quiera tratar, necesita inter-trans-diciplinariedad del más alto grado, pues se nos presenta en una forma tan compleja que necesita explicaciones físico-químicas, biológicas, antroposociales, lingüísticas, cognitivas y noéticas, es decir, su comprensión y explicación requiere del sumum de los conocimientos de todas las ciencias y aún estamos en la prehistoria del conocimiento de lo humano.
Hacia la inter-trans-disciplinariedad de lo humano como diálogo de perspectivas, Ibáñez propone un bucle generativo y regenerativo que recorra en espiral todas las ciencias:
Inter-trans-disciplinariedad
En fin, -agrega Morin- no es solo la idea de inter y de transdis-ciplinariedad lo que es importante. Debemos "ecologizar" las disciplinas, es decir, tomar en cuenta todo lo que es contextual comprendiendo las condiciones culturales y sociales, es decir, ver en qué medio ellas nacen, plantean el problema, se esclerosan, se metamorfosean. Es necesario también lo meta-disciplinario, el término "meta" en el sentido de superar y conservar. No se puede quebrar aquello que ha sido creado por las disciplinas; no se puede quebrar todo encierro, hay en ello el problema de la disciplina, el de la ciencia como el problema de la vida: es necesario que una disciplina sea a la vez abierta y cerrada.
En conclusión, ¿para qué servirán todos los saberes parcelarios sino para ser confrontados para formar una configuración respondiendo a nuestras demandas, a nuestras necesidades y a nuestros interrogantes cognitivos?
Hace falta pensar también que aquello que está más allá de la disciplina es necesario para la disciplina, para que ella no sea automatizada y finalmente esterilizada, lo que nos reenvía a un imperativo cognitivo formulado hace ya tres siglos por Blas Pascal, justificándolas mientras tenía un punto de vista metadisciplinario: "…siendo las cosas causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas entretejiéndose por un lazo natural e insensible que liga las más lejanas y las más diferentes, yo considero imposible conocer las partes sin conocer el todo, tanto como conocer el todo sin conocer particularmente las partes." Él invitaba, de cierto modo, a un conocimiento en movimiento, a un conocimiento en una nave que progresa yendo de las partes al todo y del todo a las partes, lo que es nuestra ambición común."
Respecto a las disciplinas sociales he estado pensando tres momentos para poner en acción la interdisciplinariedad, siempre y cuando traten de salir del paradigma clásico y estén operando actualizadas:
1. El programa mínimo que consiste en conjugar (poner a jugar juntas) las diversas disciplinas sociales, lo que significa que un evento o un sistema social y/o cultural sea percibido-descrito desde las posibilidades perceptuales y cognitivas que ofrecen la historia, la antropología, la sicología, la lingüística, la sociología, etc.,
2. Que por ser las acciones y eventos sociales una actividad humana se les mire como emergencias que devienen de lo físico y lo biológico, dado que los sistemas sociales necesariamente mantienen memorias e informaciones físicas y biológicas, y
3. Que se realice la apreciación del observador para lo cual se integran al conocimiento de lo social las ciencias cognitivas y constructivistas que explican las maneras posibles en que un observador puede llegar a configurar su conocimiento.
En estas operaciones se reconstituye y configura un pensamiento complejo capaz de pensar y describir lo humano y lo cultural como emergencias físicas, biológicas, sociales, antropológicas, psíquicas, lingüísticas y noológicas, para lo cual una disciplina insularizada se muestra incapaz. Esto también implica unir teorías y prácticas, la reflexión y el hacer, entendiendo como teorías la obtención de una cada vez mayor información necesaria para reflexionar y accionar nuestra relación con el mundo que es la práctica, la cual a su vez nos permite captar información para transformar y renovar las teorías.
En la academia ocurre un divorcio entre el mundo teórico y el mundo de la praxis, casi que una división técnica del trabajo con profesores especializados en una y otra actividad, todo ello en desmedro de la unidad teoría/praxis, inseparable en la solución de los problemas de la vida. Nuestros estudiantes y egresados tienen que vivir el mundo de la vida que es muy complejo y realizar trabajos e investigaciones con elementos que no obtuvieron en el mundo académico. Nuestros egresados en ciencias sociales se quejan de ello y exigen que en la reforma académica se construya un mundo poli, inter y transinterdisciplinar que les permita, por lo menos, entenderse en la interdisciplinariedad de la mesa de especialistas.
Preparamos profesionales para la vida, es decir, para la práctica. Esta no es simplista como nuestras enseñanzas y nuestras teorías y métodos académicos del viejo paradigma. Nuestros egresados han hallado la complejidad en su práctica: la producción, los servicios, la sociedad en general son complejas y lo que les damos como instrumental para aprehender el universo son teorías deterministas, de causalidad lineal, de verdades establecidas y con este bagaje se enfrentan a problemas complejos que resuelven con el sentido común. La universidad está alejada de la realidad y de la sociedad, se ha constituido como un gueto, ni siquiera se relaciona con otras universidades para intercambiar saberes, como si tuviéramos resueltos todos los problemas del mundo y del conocimiento.
La academia se muestra acomodada y conservadora en el viejo paradigma jugándose sus verdades y estableciendo su autoridad y se resiente de incomodidad por tenérselas que ver con lo novedoso, la incertidumbre, la entropía de sus conocimientos. Es necesario que quienes manejan el poder no se alejen del saber y propongan cambios acordes con el desarrollo actual y que no se reforme todo para que todo siga igual.
Autor:
Susell Gómez González
Karina Riveron Hernández