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Siete razones bíblicas acerca del ayuno


  1. Ayuno en tiempos de Crisis
  2. Ayuno para Revelación
  3. Ayuno para re-exanimación
  4. Ayuno para Liberación
  5. El Ayuno como Libertad contra el Juicio
  6. El Ayuno para Sanidad
  7. El Ayuno para Dominio

En la palabra podemos encontrar diferentes tipos de ayuno dependiendo de diferentes propósitos para este. Algunos son ayunos de un día, otros de tres y hasta otros de tres semanas o algunos de 40 días.

Los siguientes siete ayunos no tienen como intención ser una pauta rigurosa a seguir, pero es un ejemplo de como opera Dios a través de él.

Ayuno en tiempos de Crisis

En el Antiguo Testamento encontramos una historia fascinante de Ester, quien sufría al saber que Amán, el Primer Ministro de la región, tenía como propósito la destrucción de la raza Judía de Babilonia. Aman tenía planeado matar al tío de Ester, Mardoqueo (un Judío), colgándolo públicamente.

Ester le comentó a su tío Mardoqueo:"Pide a todos los judíos de Susa que se reúnan. Que se pongan a ayunar por mis intenciones. Que durante tres días enteros no coman ni beban. Por mi parte también yo ayunaré acompañada de mis doncellas. Así preparada iré a presentarme al rey a pesar de la prohibición y, si está escrito que yo muera, moriré" (Ester 4,16-17).

Como resultado del ayuno de tres días, la vida de Mardoqueo fue salvada (Ester Cap. 6 y 7).

Pablo ayuna después de su dramática conversión. "Se levantó Saulo de la tierra, y aunque tenía abiertos los ojos, nada veía. Por lo cual llevándole de la mano le metieron en Damasco. Aquí se mantuvo tres días privado de la vista, y sin comer ni beber. (Hechos 9,8-9).

Ayuno para Revelación

El Segundo ayuno descrito en la Palabra es el ayuno parcial de veintiún días, para que Dios revele el futuro. El profeta Daniel escribe: " En ese tiempo, yo, Daniel, estuve de luto durante tres semanas. No comí alimentos sabrosos; no entraron en mi boca ni carne, ni vino, ni me perfumé durante tres semanas. (Daniel 10,2-3).

El propósito es muy claro al aparecerse Gabriel a Daniel diciéndole: "He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días" (Daniel 10,14).

El ayuno de Daniel de veintiún días fue parcial y fue específicamente para recibir una visión. Dios desea eliminar la cortina que nos impide ver el futuro por venir.

El Ayuno revela la visión de Dios. "Y volvía mi rostro hacia el Señor Dios mío, para dirigirle mis ruegos y súplicas, con ayunos, y vestidos de cilicio, y cubierto de ceniza… y me instruyó, y me habló en los términos siguientes: Daniel, yo he venido ahora a fin de instruirte, y para que conozcas los designios de Dios…23. La orden se me dio desde luego que te pusiste a orar, y yo vengo para mostrártela; porque tú eres un varón de ardientes deseos. Atiende, pues, tú ahora a mis palabras, y entiende la visión". (Daniel 9,3.23).

Ayuno para re-exanimación

En el Antiguo Testamento, Dios pidió a su gente que apartaran un día al año – Día de Expiación – para auto-examinarse en su estado espiritual. "A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahveh". (Levítico 23,27)

¿Como se afligió el salmista? Con ayuno. El escribió: "Yo, en cambio, cuando estaban enfermos, me vestía de saco, me acababa la vida ayunando y rezaba de corazón" (Salmo 35:13).

Separe días específicos para el Señor.

Ayuno para Liberación

El libro de Jueces contiene una historia dramática de cuando Israel se enfrenta en batalla contra la tribu de Benjamín pues habían caído en pecado. Dios convoco a su pueblo a luchar contra esta tribu en particular.

En dos de las batallas, Israel perdió a cerca de 40,000 hombres (Jueces 20:18-25). Sin embargo habían descuidado una parte de sus oraciones durante las primeras batallas. No habían ayunado. La Palabra nos confirma lo que sucedió después: "Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí, en la presencia de Yahveh, y ayunaron aquel día hasta la noche" (Jueces 20,26).

En los primeros dos intentos, los Israelitas trataron de ganar la batalla por sí mismos y perdieron. Después ayunaron, ¡Dios ganó la batalla por ellos! (Jueces 20,35).

El ayuno libera a Daniel de la jaula de los leones "Se volvió luego el rey a su palacio, se acostó sin cenar, no se puso delante de él comida alguna, y además no pudo conciliar el sueño. Al otro día, levantándose el rey muy de mañana, fue a toda prisa al lago de los leones. Y arrimándose a la fosa llamó a Daniel, con voz llorosa, diciendo: ¡Daniel, siervo del Dios vivo!, el Dios tuyo a quien sirves siempre, ¿ha podido acaso librarte de los leones? Y Daniel respondió al rey, diciendo: ¡Oh rey, vive para siempre! Mi Dios envió su ángel, el cual cerró las bocas de los leones, y no me han hecho daño alguno; porque he sido hallado justo delante de él; mas tampoco para contigo, ¡oh rey!, he cometido delito alguno. (Daniel 6,18-22)

El poder de la oración y el ayuno para la liberación de espíritus de mal. "Y además, que esta casta de demonios no se lanza sino mediante la oración y el ayuno". (Mateo 17,21).

El Ayuno como Libertad contra el Juicio

Los principios de Dios acerca de llevar a cabo sus ordenanzas son universales. Hay ejemplos en las escrituras cuando hasta los pecadores eran perdonados porque habían seguido los mandamientos de Dios. El rey Acab, esposo de Jezabel es un perfecto ejemplo. Dios le hizo saber a este hombre qué tan furioso estaba contra el. Y esto fue lo que sucedió: "Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgo sus vestidos y puso un saco sobre el cuerpo, ayunó y se acostó con el saco puesto, y andaba cabizbajo. Yahveh habló a Elías de Tisbé y le dijo: ¿has visto cómo se ha humillado Acab en mi presencia? Por ello no mandaré el castigo durante su vida; en vida de su hijo la desgracia caerá sobre su familia" (1 Reyes 21,27-29). El ayuno levantó juicio contra la vida de Acab.

El Ayuno para Sanidad

Nutricionistas han descubierto que el ayuno es una forma excelente para deshacernos de toxinas contenidas en el cuerpo.

En la Biblia leemos acerca de un Amalecita que ayunó por tres días consecutivos y fue sanado, "Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió y le dieron a beber agua. Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Y luego que comió, volvió en el su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches" (1 Samuel 30,11-12).

Seria muy fácil concluir que fue la comida quien lo sanó, sin embargo, yo pienso fue el ayuno que contribuyó a la recuperación de su salud.

Después del ayuno y la oración, Jesús empieza su ministerio de milagros (Lucas 4, 32-37.38-39.40.41).

32-37: "Y estaban asombrados de su doctrina, porque su modo de predicar era de gran autoridad. Estaba en la sinagoga cierto hombre poseído de un demonio inmundo, el cual gritó con gran voz, diciendo: Déjanos en paz, ¿qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a exterminarnos? Ya sé quién eres, eres el Santo de Dios. Mas Jesús, increpándole, le dijo: Enmudece, y sal de ese hombre. Y el demonio, habiéndole arrojado al suelo en medio de todos, salió de él, sin hacerle daño alguno. Con lo que todos se atemorizaron, y conversando unos con otros decían: ¿Qué es esto? El manda con autoridad y poderío a los espíritus inmundos, y van fuera. Con esto se iba esparciendo la fama de su nombre por todo aquel país".

38-39: "Y saliendo Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. Estaba la suegra de Simón con una fuerte calentura; y le suplicaron por su alivio. Y él arrimándose a la enferma, mandó a la calentura que la dejase; y la dejó libre. Y levantándose entonces de la cama se puso a servirles".

40-41: "Puesto el sol, todos los que tenían enfermos de varias dolencias, se los traían. Y él los curaba con poner sobre cada uno las manos. De muchos salían los demonios gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios; y con amenazas les prohibía decir que sabían que él era el Cristo".

El Ayuno para Dominio

Ayunos bíblicos fueron instituidos por el Señor para establecer el dominio de Dios, El primer Adán perdió dominio cuando comió lo que le había sido prohibido y el Segundo Adán ganó dominio cuando El no comió.

Jesús fue: "llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el Diablo…" (Lucas 4,1-2).

Debemos entender que no fue necesario para Jesús, como hijo de Dios" el tener que ayunar para obtener el poder de Dios en Su vida. Pero como hombre, el sabía que tenía que poner su aspecto carnal en sumisión, de tal manera que el poder de Dios fuera manifiesto en Él. "…Después del ayuno que llevó a cabo, Jesús retornó a Galilea con el poder del Espíritu… ((Lucas 4,14)

También pudo Jesús declarar: "El Espíritu del Señor esta sobre mí…" (Lucas 4,18)

Moisés recibe los Mandamientos después del ayuno. "Y habiendo entrado Moisés en medio de aquella niebla, subió a la cima del monte, en donde estuvo cuarenta días y cuarenta noches". (Éxodo 24,18).

"cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la Alianza que hizo el Señor con vosotros, y me mantuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber". (Deuteronomio 9,9).

"Se mantuvo, pues, allí con el Señor por espacio de cuarenta días y cuarenta noches: todo ese tiempo estuvo sin comer ni beber cosa alguna: y escribió el Señor en las tablas de los diez mandamientos de la alianza". (Éxodo 34,28).

Guía espiritual acerca del ayuno.

Asegúrese que el ayuno es dirigido por Dios."El fariseo, puesto en pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Oh Dios!, yo te doy gracias de que no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces a la semana; pago los diezmos de todo lo que poseo. El publicano, al contrario, puesto allá lejos, ni aun los ojos osaba levantar al cielo; sino que se daba golpes de pecho, diciendo: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador". (Lucas 18,11-13).

Debemos sujetar nuestros cuerpos a la subordinación. "sino que castigo mi cuerpo rebelde y lo esclavizo, no sea que habiendo predicado a los otros, venga yo a ser reprobado". (1 Corintios 9,27).

¿Esta usted ayunando por el Señor? "Y el Señor de los ejércitos me habló y dijo: Responde a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, y diles: Cuando ayunabais y llorabais en el quinto y séptimo mes durante estos setenta años ¿acaso ayunasteis por respeto mío?" (Zacarías 7:5).

El ayuno debe ser parte integral del ministerio, porque nos trae dirección. "Mientras estaban un día ejerciendo las funciones de su ministerio delante del Señor, y ayunando, les dijo el Espíritu Santo: Separadme a Saulo y a Bernabé para la obra a que los tengo destinados. Y después de haberse dispuesto con ayunos y oraciones, les impusieron las manos y los despidieron". (Hechos 13,2-3).

Debemos ayunar por las necesidades de otros. "Partió, pues, Esdras de delante del templo de Dios, y se fue al aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, sumo sacerdote; y entrado allí no comió ni bebió, porque no cesaba de llorar la prevaricación de los que habían venido del cautiverio". (Esdras 10,6).

Entienda el correcto significado del ayuno. "¿Cómo es que hemos ayunado, dicen al Señor y tú no has hecho caso; hemos humillado nuestras almas y te haces el desentendido? Es, responde Dios, porque en el día mismo de vuestro ayuno hacéis todo cuanto se os antoja y apremiáis a todos vuestros deudores. Es porque vosotros ayunáis para seguir los pleitos y contiendas, y herir con puñetazos a otros sin piedad. No ayunéis como hasta hoy día, si queréis que se oigan en lo alto vuestros clamores. El ayuno que yo aprecio, ¿consiste acaso en que un hombre mortifique por un día su alma, o en que traiga su cabeza inclinada o baja de modo que casi forme un círculo, o se tienda sobre el círculo y la ceniza? ¿Por ventura a esto lo llamarás tú ayuno y día aceptable al Señor? ¿Acaso el ayuno que yo estimo no es más bien el que tú deshagas los injustos contratos, que canceles las obligaciones que oprimen, que dejes en libertad a los que han quebrado, y quites todo gravamen? ¿Que partas tu pan con el hambriento, y que a los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, y vistas al que veas desnudo, y no desprecies tu propia carne o a tu prójimo? Si esto haces amanecerá tu luz como la aurora, y llegará presto tu curación, y delante de ti irá siempre tu justicia, y la gloria del Señor te acogerá en su seno. Invocarás entonces al Señor, y te oirá benigno; clamarás y él te dirá: Aquí estoy". (Isaías 58,3-9).

El ayuno nos guía hacia el arrepentimiento. "Ceñíos de cilicio y llorad vosotros, ¡oh sacerdotes!; prorrumpid en tristes clamores, ¡oh ministros del altar!; venid a postraros sobre el cilicio, ¡oh ministros de mi Dios!, porque han desaparecido de la casa de vuestro Dios el sacrificio y la libación. Predicad el santo ayuno, convocad al pueblo, congregad los ancianos y a todos los oradores del país en la casa de vuestro Dios, y levantad al Señor vuestros clamores. (Joel 1,13-14).

Nuestro ayuno debe ser de gozo. "Ello dice el Señor de los ejércitos: El ayuno del mes cuarto, y el ayuno del mes quinto, y el ayuno del mes séptimo, y el ayuno del mes décimo, se convertirán para la casa de Judá en días de gozo y de alegría, y en festividades solemnes; sólo con que vosotros améis la verdad y la paz. (Zacarías 8,19).

El ayuno acompaña nuestra súplica. "No obstante, David rogó al Señor por el niño, y ayunó con rigor extremado; y retirándose aparte se estuvo postrado en tierra" (2 Samuel 12,16).

Dios oye a aquellos que ayunan y oran. "Al oír yo semejantes palabras, me senté, y comencé a lamentarme, y lloré durante muchos días, ayunaba y hacía oración en presencia del Dios del cielo, y decía: Te suplico, Señor Dios del cielo, el fuerte, grande y terrible, que guardas el pacto y la misericordia con aquellos que te aman y observan tus mandamientos. Escúchenme tus oídos, y ábranse hacia mí tus ojos, y oye la oración que yo, siervo tuyo, estoy haciendo en tu presencia de noche y de día por los hijos de Israel, tus siervos, confesando los pecados de los hijos de Israel, con que te han ofendido; yo y la casa de mi padre hemos pecado. La vanidad de los ídolos nos sedujo, y no hemos observado tus mandamientos, y ceremonias, y preceptos, que diste a Moisés, tu siervo". (Nehemías 1,4-7).

Una mujer que ayunaba fue quien profetizó acerca de la redención de Cristo. "Y se había mantenido viuda hasta los ochenta y cuatro de su edad, no saliendo del templo, y sirviendo en él a Dios día y noche con ayunos y oraciones. Esta, pues, sobreviniendo a la misma hora, alababa igualmente al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención de Israel. (Lucas 2,37-38).

El ayuno debe llevarse con el propósito correcto. "Venido el día se juntaron algunos judíos, e hicieron voto con juramento e imprecación, de no comer ni beber hasta haber matado a Pablo". (Hechos 23,12-13).

La oración y el ayuno nos liberan de demonios. "Y Jesús amenazó al demonio, y salió del muchacho, el cual quedó curado desde aquel momento. Entonces los discípulos hablaron aparte a Jesús, y le dijeron: ¿Por qué no hemos podido nosotros echarle? Les respondió Jesús: Porque tenéis poca fe. Pues ciertamente os aseguro que si tuviereis fe tan grande como un granito de mostaza, podréis decir a ese monte: Trasládate de aquí allá, y se trasladará; y nada os será imposible. Y además, que esta casta de demonios no se lanza sino mediante la oración y el ayuno". (Mateo 17,17-21).

El ayuno es la clave para obtener resultados en oración a Dios. "A lo que respondió Cornelio. Cuatro días hace hoy, que yo estaba orando en mi casa a las tres de la tarde, cuando he aquí que se me puso delante un personaje vestido de blanco, y me dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída benignamente, y se ha hecho mención de tus limosnas en la presencia de Dios. (Hechos 10,30-31).

Los cristianos pueden crecer como árboles de secoya; levantarse más allá de las dificultades de la vida hasta que los problemas sean sólo problemas; pero Dios es más grande que los problemas y más que suficiente para cada necesidad.

El primer requisito es estar plantado junto a corrientes de agua. Es ahí donde las raíces pueden descender profundo hacia el río de la vida y traer fruto en el tiempo indicado; donde durante las pruebas podemos vivir sin marchitarnos, y nos gozamos al estar en la presencia de Dios. Pero para que los creyentes se gocen en Dios y anden en su abundancia diariamente, deben tener un pastor que los guíe a las aguas y viva con ellos junto al río de la vida. Esto implica una vida de oración personal. El gozarse en Dios, significa primero, conocerlo a través de la oración. Y el conocerlo en oración implica tiempo en comunión, constante y específico con el Espíritu Santo.

En los primeros días de mi experiencia cristiana sentí la necesidad de leer la palabra de Dios y orar cada día. No me era difícil orar por una hora o más antes de empezar mi día, porque el Espíritu Santo me apartaba a orar. Desde entonces he aprendido el valor de reconocer el llamado del Espíritu a la oración y a obedecer ese llamado, porque Él sabe las cosas a que nos enfrentaremos cada día.

Al paso de los años, la presencia del Espíritu se hizo más constante, y aprendí a hablar con Él cada día. Mis raíces se profundizaban cada vez más en la Palabra, y el sustento de la Palabra enriquecía mi predicación. La predicación enriquecía a mi gente, y pronto ellos estaban pasando más tiempo en oración.

El Espíritu Santo todavía está llamando a pastores para que se aparten a orar y sean espiritualmente refrescados. ¡Escuchen y obedezcan! Podemos estar ocupados cada día con muchas cosas y decirnos a nosotros mismos que no podemos dedicar una hora en oración porque nuestro horario está lleno; pero podemos sacar el tiempo y pasar más tiempo haciendo esas cosas que estimamos más importantes. La oración es la disciplina más importante en la vida de un pastor. El ejercicio de la oración habla por nosotros. No podemos ayudar a alguien si no hemos recibido una palabra de sabiduría específica para las necesidades de esa persona. La gente no puede ser conducida a una vida más profunda con Dios si el pastor mismo no la ha experimentado. Y 5 minutos de oración no producirá el flujo de la presencia de Dios necesario para el ministerio diario o una vida más profunda, especialmente en el mundo de hoy lleno de necesidades, decisiones, y confusión.

El segundo requisito de un pastor es guiar a la iglesia a ser una iglesia de oración. No quiero decir orar 1 ó 2 minutos durante el servicio de adoración; sino desarrollar el hábito de la oración ferviente en los miembros de la iglesia. Cuando buscamos a Dios con fervor, Él se acerca a nosotros. Cuando nos unimos en adoración, la presencia de Dios debe estar allí con nosotros. Cuando su presencia esté entre nosotros, simplemente nuestras luchas serán liberadas. Tendremos gran gozo en nuestro corazón. Si no hay gozo, ¿a qué vendría la gente a la iglesia? Pero es cuando oramos que el Espíritu de Dios viene, y el gozo viene con su Espíritu.

Cuando la gente experimenta la presencia de Dios, la liberación de sus espíritus es seguida por gran gozo, su iglesia atrae a los pecadores, a la gente herida, y a aquellos que tienen grandes necesidades.

La oración poderosa lanzará fuera al demonio y romperá cadenas. Mucha gente que se apartó de Dios está volviendo a la iglesia, pero únicamente después de que su vida ha sido destruida y arruinada. Ellos están buscando una iglesia que los haga sentirse bienvenidos y orarán por liberación para romper las cadenas de su pasado. A pesar de que a todos les gusta un hermoso programa, es la iglesia en oración lo que traerá a estas personas de vuelta a Dios.

La iglesia que usted y yo pastoreamos será esa clase de iglesia si la vida de oración del pastor está llena con el poder de Dios. Nuestras iglesias deben ser el lugar donde la gente enferma puede ser sanada, las vidas quebrantadas por el pecado pueden ser cambiadas, y donde la gente pueda encontrar soluciones del Señor a sus problemas.

Que a partir de hoy, el ayuno se convierta en parte vital de tu caminar cristiano, porque consolidará grandemente tu unión con el Señor; la presencia de Dios se hará más cercana cada día, y tu vida de oración adquirirá una gran potencia. Podrás recibir el Poder de Dios para el servicio en que Él te haya colocado y los dones y carismas que requieras para tal fin.

 

 

Autor:

Jorge Alberto Vilches Sanchez