La voluntad es totalmente independiente del conocimiento. La voluntad no es un resultado del conocimiento ni está asociada con él, es un impulso ciego, una fuerza telúrica que opera en todo lo que tiene vida; una fuerza soterrada que no está mezclada con los conceptos, que no sabría cómo defender conscientemente la vida, pero que representa inequívocamente la voluntad de vivir.[6]
La voluntad no está guiada por la razón, es un principio independiente, universal, absolutamente original y constitutivo del mundo. Esa voluntad omnicomprensiva a través del principio de individuación se constituye en millones de partes, que como mónadas están presentes en las más pequeñas partículas de todo lo que existe, pero siempre como voluntad, como universal, totalizadora, como una fuerza jalonadora de la vida.[7]
El mundo es totalmente resultado y expresión de la voluntad. Pero el mundo es (era) además, y a la vez, algo distinto. Es (era) representación, (era) mi representación y tu representación, (era) la representación de cada uno de nosotros y la representación que el mundo tiene (tenía) de sí mismo, y ello en virtud del intelecto cognoscitivo que la voluntad se ha (Había) creado de sí, como una lámpara, en los grados superiores de su objetivación.[8]
Nietzsche objeta ante esta concepción de voluntad de Schopenhauer en Más allá del bien y del mal diciendo: Seamos pues, más cautos, seamos afilosóficos, digamos: en toda volición hay, en primer término, una pluralidad de sentimientos, a saber, el sentimiento del estado de que nos alejamos, el sentimiento del estado a que tendemos, el sentimiento de esos mismos alejarse y tender, y, además, un sentimiento muscular concomitante que, por una especie de hábito, entra en juego tan pronto como realizamos una volición, aunque no pongamos en movimiento brazos y piernas.[9]
La voluntad es, pues, un estado complejo en donde se presentan fuerzas que tienen distintas direcciones. Pensamiento y voluntad son para Nietzsche inescindibles: hay siempre un pensamiento que dirige la volición y no puede separar el pensamiento para que quede sólo la voluntad. La voluntad es también un sentimiento y un afecto. Nietzsche piensa que el error fundamental de Schopenhauer es concebir la voluntad como deseo, instinto, apetito y negarla como querer. Desde luego para Schopenhauer la voluntad no puede querer, no hay deliberación, es un instinto ciego.[10]
En la Voluntad de poder, Nietzsche tomará una posición más radical: no existe en absoluto voluntad, y por lo tanto, no hay voluntades fuertes ni débiles. Lo que se entenderá por voluntad fuerte sería una estructuración de las pulsiones bajo el comando de una sola; a contrario sensu, por voluntad débil se entendería la dispersión de las pulsiones, lo cual repercutiría en una personalidad caótica o inestable. Para Nietzsche no hay voluntad.
En cambio, acuña el concepto voluntad de poder, Nietzsche señala cómo su concepto, la voluntad de poder es la forma primitiva de pasión, y todas las otras pasiones son solamente configuraciones de aquella[11]Lo que Nietzsche quiere señalar es que la voluntad de poder es una fuerza instintiva, configuradora de la personalidad. Para un escritor, por ejemplo, la voluntad de poder que organiza toda su vida es la de escribir, y en torno a ella se estructuran todas las experiencias vitales y en ella adquieren su sentido y alcance.
La voluntad de poder no es una fuerza externa, un acopio de deseos, fines u objetivos, sino una ordenación inmanente en torno a un proyecto vital. Los grandes creadores serán aquellos individuos que tienen una gran voluntad de poder. Poder en este contexto, significa una pulsión humana general que mueve al médico a ser mejor en su profesión; al filósofo a pensar cada vez con más profundidad; al músico a ser más virtuoso, etc. El individuo que tiene voluntad de poder se sobrepuja, busca alcanzar todos los hitos de su proyecto de vida por ambicioso que sea. La voluntad de poder se estructura en el egoísmo creador y constituye un aporte fundamental de Nietzsche al pensamiento contemporáneo.[12]
En el caso de Salomón Ibn Gabirol el concepto de voluntad es presentado en su obra "El libro de la fuente de vida", esta obra pertenece a la literatura medieval y algunos críticos ubican a Gabirol" dentro de la filosofía judía medieval como uno de los teólogos dados a la filosofía junto a Isaac Ben Salomón Israelí (845 – 945 aprox., natural de Egipto) Saadia (892 – 942), y, Moisés Maimonides de Córdoba (1135 – 1204).
Nuestro autor nacido en Málaga, España, hacia 1021/1022, muerto en Valencia hacia el 1058 o 1070, nos permite acercarnos a su obra con gran inquietud y descubrir en ella un itinerario intelectual cuyo fin es la búsqueda de la sabiduría.
En este sentido, el título de la obra que nos ocupa es muy apropiado, pues, creo que, justamente la vida misma con todo lo que implica es la fuente en la que se da el punto de partida hacia esa anhelada sabiduría.
Como se afirma en la introducción al libro respecto a la coacción que sentía Gabirol, creo que este hecho es el que justifica la reflexión profunda como un modo de asumir una realidad que de otra manera podría ser asfixiante; la filosofía, por tanto, más que una excusa, se convierte en una compañera que, al estilo de Boecio, consuela y da sentido a la existencia en cuanto hace posible la búsqueda de la sabiduría como una construcción en la que es determinante la experiencia de vivir.
Este libro se compone de cinco tratados. El primero trata de lo que debe establecerse previamente para designar la materia universal y la forma universal, y para designar la materia y la forma en las sustancias compuestas. El segundo, de la sustancia que mantiene la corporeidad del mundo. El tercero, de la realidad de las sustancias simples. El cuarto, del conocimiento de la materia y de la forma en las sustancias simples. El quinto, de la materia y de la forma universales. 23.
El libro de la fuente de la vida es un diálogo entre un discípulo y su maestro cuyo objetivo principal es buscar sobre todo el conocimiento y se considera que lo más necesario en materia de conocimiento es conocerse a sí mismo. La voluntad es en esta obra una de las principales categorías pero no la única. Ya que se ha mencionado lo que se ha entendido por voluntad en términos generales y a grandes rasgos lo que significa y se designa por ella en filosofía, y teniendo en cuenta los aportes de Schopenhauer y Nietzsche, es claro que Nietzsche no estaría de acuerdo con el concepto de Gabirol que guarda una relación más clara con lo que por ella ha entendido Schopenhauer.
Leyendo a Gabirol se descubre que la voluntad según la entendió Schopenhauer no es un concepto de su creación. Ya en Gabirol la voluntad es la fuerza divina que confiere el ser a todas las cosas y las mueve, por lo tanto, no es posible que algo se haga sin ella, para Gabirol el movimiento por el que todas las cosas son producidas está ligado a la voluntad, ella mueve cada forma que subsiste en la materia y la conduce hasta el último límite de la materia, puesto que la voluntad lo penetra todo y lo contiene todo y la forma la sigue y está sometida a ella. Todo lo que es está contenido en la voluntad y todo depende de ella, porque por ella todas las formas de lo que existe son informadas en la materia y están impresas en ella de una manera igual. La voluntad retiene y hace permanecer en sus límites y en sus fronteras las cosas que están en la materia. Es la creadora de la materia y de la forma y es ella la que las mueve. Gabirol considera que es imposible describir la voluntad pero afirma que está más o menos descrita cuando se dice que es una fuerza divina que crea la materia y la forma y las une, que está difundida desde lo más alto a lo más bajo, como el alma lo está en el cuerpo; que ella misma mueve todas las cosas y las ordena. En síntesis, en Gabirol la voluntad es la fuerza del creador. Quizá el principal atributo del creador que no ejerce sobre él ninguna coacción sino que justamente es lo que lo hace ser absolutamente libre en sus determinaciones, es algo que le es inherente y que se identifica de modo perfecto con su ser. Esa voluntad como atributo divino que por participación reciben las criaturas es lo que posibilita el fruto del conocimiento que para Gabirol es la liberación de la muerte y la unión con la fuente de vida. (Ver p. 406)
BIBLIOGRAFÍA
NIETZSCHE, FRIEDRICH. La voluntad de poderío. Madrid, Edaf, 1981
SALOMÓN IBN GABIROL, El Libro de la Fuente de Vida. Editorial Sirio, S..A. Málaga – España, 1990.
BOTERO URIBE, DARÍO, La voluntad de poder de Nietzsche. Ecoe Ediciones. Universidad Nacional de Colombia. Santa Fe de Bogotá, D.C., enero de 2000.
MANN, THOMAS: Schopenhauer, Nietzsche, Freud. Barcelona, Editorial Bruguera, 1984
NIETZSCHE, FRIEDRICH: Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza Editorial, 1980
Enciclopedia de la Religión Católica. Tomo VIII. Dalmau y Jover, S.A. Barcelona 1956.
Enciclopedia universal Ilustrada. Europeo – americana. Tomo LXIX. Editorial Espasa – Calpe, S.A. Madrid, 1958.
Autor:
Edison Tamayo Castaño
[1] Enciclopedia de la Religión Católica. Tomo VIII. Dalmau y Jover, S.A. Barcelona 1956. p. 731.
[2] Enciclopedia universal Ilustrada. Europeo €“ americana. Tomo LXIX. Editorial Espasa €“ Calpe, S.A. Madrid, 1958. pp. 195 €“ 196.
[3] Enciclopedia de la Religión Católica. Tomo VIII. Dalmau y Jover, S.A. Barcelona 1956. p. 731.
[4] Ibidem.
[5] Mann, Thomas: Schopenhauer, Nietzsche, Freud. Barcelona, Editorial Bruguera, 1984, p. 35.
[6] Botero Uribe, Darío, La voluntad de poder de Nietzsche. Ecoe Ediciones. Universidad Nacional de Colombia. Santa Fe de Bogotá, D.C., enero de 2000. pp, 72-73.
[7] Ibidem. P. 73.
[8] Mann, Thomas: Schopenhauer, Nietzsche, Freud. Ed. Cit, p. 35.
[9] Nietzsche, Friedrich: Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza Editorial, 1980, p. 22.
[10] Botero Uribe, Darío, La voluntad de poder de Nietzsche. Ed. Cit, p. 74.
[11] Nietzsche, Friedrich. La voluntad de poderío. Madrid, Edad, 1981, p. 31.
[12] Botero Uribe, Darío, La voluntad de poder de Nietzsche. Ed. Cit, p. 75.
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