El método Clínico y la investigación en la psicología del niño
Enviado por José Emmanuel Saldaña Letepichia
Cuando la pregunta planteada disgusta al niño, o, de una manera general, no provoca ningún trabajo de adaptación, el niño contesta no importa qué y no importa cómo, sin tratar de distraerse o de constituir un mito. . El método clínico se vincula a toda la obra de Piaget en psicología Clásico en medicina psiquiátrica o en psicopatología, método que define una psicología clínica, es decir, esencialmente individual, casuística, cualesquiera que fueran, por otra parte, las generalizaciones que decidiéramos hacer a partir de los casos analizados.
La originalidad de Piaget consiste en haber adaptado este método a una investigación de carácter experimental. En uno de sus libros señala que el método clínico permite superar el método de pura observación, y sin caer en los inconvenientes del test, alcanzar las principales ventajas de la experimentación.
El objetivo clínico fue elegido para destacar la oposición con el método de los test, considerado como el método objetivo por excelencia para el estudio de la inteligencia. Más tarde a una evolución, Piaget iba a preferir la expresión "método crítico" que consiste en conversar libremente con el sujeto; en lugar de limitarse a preguntas fijas y estandarizadas, y conserva, todas las ventajas de una charla adaptada a cada niño y destinada a permitirle a éste el máximo posible de toma de conciencia y de formulación de sus propias actitudes mentales.
Consiste en someter al niño a pruebas organizadas de tal modo, que satisfagan las dos condiciones siguientes: una parte, la pregunta es idéntica para todos los sujetos son referidas a una escala, lo cual permite compararlas cualitativa o cuantitativamente. Las ventajas de este método son indiscutibles para el diagnóstico individual de los niños. Y en psicología general las estadísticas obtenidas proporcionan con frecuencia informaciones de utilidad.
El defecto esencial del test, en las investigaciones que nos ocupan estriba en que falsea la orientación espiritual del niño a quién se interroga, o por lo menos, tiene el peligro de falsearla. El arte del clínico no consiste en conseguir que haya una respuesta, sino en hacer hablar libremente y en descubrir las tendencias espontáneas, en vez de canalizarlas y ponerles diques. Una primera regla de nuestro método: Cuando se emprende una investigación sobre tal grupo de explicaciones de niños. Importa para dirigir la Investigación, partir de alguna pregunta espontánea formuladas por niños de la misma edad o más jóvenes, y aplicar la forma misma de estas preguntas a las que nos proponemos plantear a los niños que sirvan de sujetos. Importa, sobre todo, cuando se pretende obtener alguna conclusión de los resultados de una investigación.
El método de la investigación pura no sólo es laborioso y parece no poder garantizar la calidad de los resultados más que en detrimento de su cantidad, sino que además, parece contener ciertos inconvenientes sistemáticos, de los que vamos a exponer los dos principales:
? En primer término, el egocentrismo intelectual del niño constituye un serlo obstáculo para quien desee conocerle por pura observación, sin preguntar de ningún modo al niño observado. El niño está en la sociedad de los adultos y entonces pregunta sin cesar, sin dar sus propias explicaciones, las calla, sobre todo, porque, siente suyas sus explicaciones le parecen las más naturales y hasta las únicas posibles. Cuantos pensamientos informulables no permanecen incognoscibles cuando nos limitamos a observar al niño sin hablarle? Entendemos por pensamientos informulables las actitudes del espíritu los esquemas sincréticos, visuales o motores, todos estos pre-enlaces que se siente existir en cuanto se habla con un niño.
? El segundo. Emplearemos a este efecto un tercer método que pretende reunir los recursos del test y de la observación directa, evitando sus respectivos inconvenientes; es éste método del examen clínico, medio de diagnóstico. No se dispone de test diferenciales para los diversos síndromes mórbidos. Pero el clínico puede, a la vez: 1) conversar con el enfermo siguiéndole en sus mismas respuestas de manera que no pierda nada de lo que pueda surgir en relación con las ideas delirantes. 2) Conducirlo suavemente hacia las zonas críticas (su nacimiento, su raza, su fortuna, sus títulos militares, políticos, sus talentos, su vida mística, etc), sin saber naturalmente donde aflorará la idea delirante. De este modo, el examen clínico participa de la experiencia en el sentido de que el psiquíatra se plantea problemas, forma hipótesis, hace variar las condiciones que entran en juego, y, finalmente, comprueba cada una de sus hipótesis al contacto de las reacciones provocadas por la conversación. El examen clínico participa también de la observación directa.
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