El término "valor" hace relación al concepto mismo de la persona; está relacionado con sus conductas, ideas, sentimientos, etc. Desde los inicios de la socialización comienza el proceso (siempre inacabado) de la formación de los valores. Son valores requeridos para la vida en la sociedad actual: la tolerancia, la igualdad, la solidaridad, la libertad, el respeto por la naturaleza, la paz, la amistad, el trabajo, etc. Educar en valores es creer en el destino y proyección de cada ser humano para respetarlo y elevarlo a su máxima proyección. Solo en libertad se pueden asumir los valores, por eso, parte del trabajo de la pedagogía en valores será lograr ese ambiente social y escolar que desde la propia valoración proyecte al individuo hacia una relación libre y madura con los otros, con las cosas y con la naturaleza.
La escuela, como formadora de valores debe ocuparse de la formación de personas integrales y no restringirse a instruir o a desarrollar el conocimiento. Un individuo responsable, en un marco pluralista, solo es posible desde una educación que contribuya a formar individuos que busquen los valores esenciales del ser humano (convivencia pacifica, respeto por los demás y por sí mismo, búsqueda de intereses comunes, justicia social).
Estas perspectivas y tendencias sociales justifican y urgen la realidad de que en el currículum escolar están presentes los valores y las actitudes en dos momentos:
Dentro del área curricular de los contenidos generales actitudinales.
En los ejes transversales que deben ingresar cada área.
El currículum se ha entendido como "proyecto orientado al desarrollo de los procesos intelectuales y afectivos". Este proceso educativo, que el currículum fundamenta y orienta, se construye sobre principios, valores, concepciones, explicaciones y procedimientos. Cuando el currículum desea promover unos determinados valores. (en el caso del currículum dominicano), contempla valores de tres tipos: universales (o del genero humano); histórico – sociales (de la identidad nacional) e instrumentales (de la práctica social).
El aprendizaje de actitudes se nutre del desarrollo e internalización de motivaciones, percepciones y cogniciones duraderas. Se produce por imitación u oposiciones de las actitudes que se observan, y también a través del proceso de reflexión – acción que se incorpora el proceso de enseñanza aprendizaje.
En el documento de la SEE (1992 denominado por qué y para qué de la transformación curricular se proyecta un entramado de ideas tendentes a favorecer en el estudiante la capacidad de aceptarse a sí mismo y desarrollar la identidad personal y social, como un medio de relacionarse con los demás con base en el respeto, con disposición a la participación y al dialogo. En ese sentido la educación debe contribuir a "fortalecer la convivencia democrática y a desarrollar la competencias, valores y actitudes para participar activamente en una sociedad pluralista, con sentido de solidaridad, de respeto mutuo y de justicia social. Para posibilitar esta perspectiva la transformación curricular, que duró 10 años y las fases sucesivas instauradas como se observa en el currículo dominicano, pretenden fomentar los valores sociales y humanos, mediante la participación y la búsqueda del consenso; internalizar los valores de la democracia y desarrollar actitudes democráticas, mediante estrategias participativas y de interacción con el entorno. Es en esa tesitura que el currículo promueve la formación de sujetos con criticidad, responsabilidad, autonomía, sentido de justicia, solidaridad y respeto mutuo. Esto muestra, que el dominicano en su concepción, es altamente humanista y pretende formar, individuos altamente humanizados, humanamente desarrollados, para la sociedad que los acogerá. Existe en esa perspectiva que el saber transmitido en las áreas de conocimiento llámese matemáticas, ciencias sociales, lengua española, ciencias naturales, formación integral y humana, debe estar encaminada hacia una mejoría de la calidad humana del hombre. Es que toda disciplina necesita esa orientación y debe renovarse cada día para así todas esas cosas que vemos como lejanas, para un futuro, nos demos cuenta de que el mañana es hoy y que necesitamos un hombre nuevo para un mundo nuevo y dispuesto a abrir nuevos caminos donde el hombre sea el eje central.
Para Trianes la educación en valores es la educación idónea para formar personas con un sólido sistema que oriente sus juicios morales, metas, expectativas, objetivos en las relaciones interpersonales en la vida en conformidad con las directrices éticas vigentes en las sociedades democráticas. Dice Trianes que ser persona requiere tomar conciencia de los valores que orientan la conducta, tener control sobre los propios resultados de su conducta, planificar la propia vida, tener confianza en sí mismo, tener criterios éticos y tener una conducta de reflexión cuando se toman decisiones. Ser persona en fin, dice la autora, tiene que ver con el auto conocimiento, la auto regulación y el auto control. Todas ellos nuclean la parte humana del sujeto y se construyen en una actividad educativa que incluye valores.
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