- Tumores
- Enfermedad-Aparato Digestivo
- Enfermedad-Endocrina y Reproductiva
- Enfermedad-Articulaciones
- Enfermedad-Sistema Nervioso Central
El pericardio puede ser un sitio de tumores primarios o metastasicos. Los primarios son pocos frecuentes y pueden clasificarse en mesoteliomas, lo que engloba tumores que antes se clasificaban como fibromas y sarcomas, tumores vasculares como hemangiomas y linfangiomas, quistes pericárdicos, lipomas, y tumores del tejido heterotopicos como quistes bronquiales, teratomas y quistes dermoides. En ocasiones la lesión del pericardio y la restricción concomitante, sea por la masa tumoral o por derrame, puede ser el primer signo de tumor maligno. El derrame pericárdico, que a menudo es sanguinolento, puede descubrirse incluso con tumores pequeños y con un número reducido metástasis.
El pulmón puede ser el tipo de muchos tipos de neoplasias. Los primarios y metastasicos que afectan al pulmón constituyen problemas clínicos comunes. Los tumores benignos como los hamartomas, lipomas y papilomas son pocos frecuentes en comparación con los tumores malignos.
En el estómago la mayor parte de los neoplasmas gástricos son malignos, a diferencia del colon, en que la aseveración inversa es la cierta. Es difícil calcular el porcentaje de linfomas primarios, pues muchos de estos tumores afectan al estómago de forma secundaria. Un cálculo razonable es que el 5% de todos los trastornos gástricos malignos primarios son enfermedad de Hodgkin (HD) y linfoma que no es tipo Hodgkin, en especial este último trastorno, pues el primero rara vez afecta al estómago como sitio primario.
En el intestino grueso, el adenocarcinoma es un problema mundial de la salud de gran importancia. El colon es sitio de otros tumores malignos. El segundo tumor maligno primario en frecuencia es el carcinoma epidermoide o de células escamosas de conducto anal y recto. Los tumores más frecuentes que afectan al intestino grueso son los pólipos, que se encuentran en el 5 a 10% de pacientes asintomáticos mayores de 40 años en la proctosigmoidoscopia sistémica.
En el intestino delgado, existen cuatro tipos de neoplasmas, adenocarcinoma, carcinoides, linfomas y leiomiosarcomas, explican más del 95% de los tumores malignos del intestino delgado. La neoplasia más frecuente del intestino delgado es el carcinoide benigno asintomático, que más a menudo se descubre en el examen postmortem. El tumor más frecuente que se encuentra clínicamente en el intestino delgado es el maligno metastasico (linfoma, melanoma, y carcinoma de mama, riñón, ovario y testículo).
En el conducto raquídeo, las neoplasias que dan lugar a compresión redicular o de la medula espinal pueden ser paravertebrales, extradurales, intradurales o intramedulares. La mayor parte de los tumores, que originan compresión medular extradurales y metastasicos. Muchos de los primeros se originan en el cuerpo vertebral que rodea la medula espinal y comprime las raíces y la medula sin invadirla. Gran número de neoplasias intradurales también provocan síntomas por compresión redicular o medular sin invadir las estructuras nerviosas, pero a diferencia de los tumores extradurales, casi todos son benignos y de crecimiento lento. Las neoplasias intramedulares, que pueden ser benignas o malignas, producen manifestaciones clínicas, tanto por compresión como por invasión de las estructuras medulares.
Tumores
Enfermedad-Aparato Respiratorio
Llamamos tumores pulmonares a una serie de proliferaciones o formaciones de diversos origen que, asentando en el pulmón, originan trastornos respiratorios, circulatorios y de otras clases.
Las causas principales son: la proliferación anárquica, de causa desconocida, el tuberculoma, de origen tuberculoso, quiste hidatídico, debido a la tenia equinococo. Los tumores segundarios o metastasicos de pulmón, cuyo origen se halla en las mamas, el riñón, la piel, el testículo, el aparato digestivo, la próstata el tiroides, los huesos u otros órganos. Los tumores tiroideos, a expensas de este órgano. La dilatación aortica provocada por aneurisma; los tumores que se localizan en el mediastino y que son expresión de una enfermedad en general, tales como la adenitis tuberculosa o la leucemia; los tumores propagados al interior del tórax desde territorios y órganos vecinos, los tumores del timo o de las paratiroides; los tumores de origen nervioso , fibroso, adiposo, cartilaginoso, etc. Los síntomas son muy variados según la naturaleza del tumor, su localización, su desarrollo entre otros. En general, pueden producir compresiones y desplazamientos de órganos, adelgazamiento, alteraciones de la voz, dificultad respiratoria, hemorragia, dolores y alteraciones del estado general. Algunos de los procesos existen sin manifestarse durante bastante tiempo.
Enfermedad-Aparato Digestivo
Los tumores en general, y los del aparato digestivo en particular, son procesos neoformativos que pueden asentar en cualquiera de los tejidos del organismo. Aun en el caso de ser benignos pueden dar lugar a graves trastornos oclusivos, compresivos y hemorrágicos, por ejemplo, pudiendo además, degenerar y hacerse malignos. Cuando los tumores son malignos, lo manifiestan por su tendencia a invadir y a dar metástasis o tumores radiosensibles, los cuales pueden ser tratados por lo rayos x y el radio.
Tumores esofágicos, el carcinoma del epitelio esofágico, tanto de las células escamosas como adenocarcinoma, es el tumor más frecuente y más importante del esófago. Los neoplasmas benignos (leiomioma, papiloma y pólipos fibrovasculares) son menos frecuentes. El adenocarcinoma del esófago se origina en 10 a 15% en pacientes con epitelio cilíndrico (Epitelio de Barrett) asociado con esofagitis crónica por reflujo.
Epidemiologia; el cáncer de las células escamosas muestra una frecuencia de 4 por 100 000 en varones (Estados Unidos) y aumenta a 130 por 100 000 en el norte de china. El cáncer esofágico ocurre con mayor frecuencia en aquellos que han sufrido cáncer escamoso de cabeza y cuello, en quienes tienen estenosis por lejía, y en pacientes con acalasia no tratada o tratada en forma inadecuada
Diagnóstico clínico; el síntoma clínico más frecuente de carcinoma es disfagia progresiva durante a un periodo de seis a ocho meses, hasta que puedan ingerirse solo líquidos. La obstrucción es el reflejo de afección circunferencial de la pared del esófago por el tumor. La disfagia puede acompañarse de dolor constante y terebrante, lo que indica afección del mediastino e imposibilidad para operar. El dolor torácico persiste e inexplicado debe siempre investigarse por radiografía de contraste doble de esófago o por endoscopia. Las lesiones más avanzadas se manifiestan por halitosis, pérdida de peso y tos después de beber líquido. Este último síntoma se debe a la obstrucción casi completa de la luz esofágica, con derrame hacia la laringe, o por desarrollo de fistula traqueosofagica.
La sospecha clínica de cáncer de esófago debe conducir de inmediato a esofagograma radiológico cuidadoso con deglución de bario, posiblemente con técnicas de doble contraste. Si hay disfagia el radiólogo debe dar al paciente un bolo de pan empapado en bario o un malvavisco grande para descubrir sitios de posible detención. Al haber síntomas, pero deglución en bario normal, la evaluación adicional debe consistir en endoscopia con biopsia y cepillado de toda lesión sospechosa para examen de tejidos y células exfoliadas. La citología exfoliativa en ocasiones produce un grado mayor de resultados positivos que la biopsia, si las células se toman en forma apropiada y se evalúan en un laboratorio muy competente. Una vez que se identifica el tumor, además de las radiografías del tórax se necesitan ciertos procedimientos para clasificar por fases el trastorno antes de tomar una decisión terapéutica.
Tumores malignos de los conductos biliares; la causa principal de la morbilidad inicial por estos tumores, es la obstrucción biliar con daño hepatocelular gradual o infección hepatobiliar secundaria a acepción de raros tumores espinocelulares, la neoplasias malignas de conductos biliares son adenocarcinomas con arquitectura escirrosa o papilar.
Diseminación; muchas veces se reduce por meses o años a metástasis de ganglios linfáticos locales o a invasión hepática, antes de que se encuentre una desimanación abdominal o general más amplia.
Epidemiologia; en contrastes con otros carcinomas de la vesícula biliar, la colelitiasis se encuentra en un solo tercio de los pacientes y los hombres son afectados un poco más que las mujeres, el promedio de edad para el diagnóstico es de 70 años. La exposición a los carcinógenos químicos, bencidina, 3.3-diclorobencidina y M-toluenodiamina ha sido implicada en la etiología de algunos casos. Los japoneses y los mexicanos-estadounidenses son afectados con mayor frecuencia que los blancos en los estados unidos. El Oriente, la infestación con Clonorchis sinensis contribuye a una mayor frecuencia del colangiocarcinoma intrahepatico.
Diagnóstico clínico; el paciente típico se presenta con ictericia marcada sin remisiones, dolor ligeros profundo situado en la región abdominal superior y pérdida de peso. El prurito es experimentado por muchos, generalmente después de la ictericia, pero puede precederla en algunos casos. La diarrea, tal vez por esteatorrea, es padecida también por algunos. El dolor, que afecta más de la mitad de los pacientes, no es de intensidad o carácter como para ser confundido con el cólico biliar. En ausencia de cirugía previa rara vez hay fiebre y escalofríos. La hepatomegalia y esplenomegalia se encuentran durante el examen abdominal. La bilirrubina sérica excede 10 mg por 100 ml en la mayor parte de los casos, con un valor medio de alrededor de 18 mg por 100 ml. El ultrasonograma y el gammagramas axiales computarizados muestran dilatación de los conductos intrahepaticos. La colangiografia trasnhepatica o retrograda demuestra el sitio del bloqueo y notable dilatación de los conductos. Solo la constricción benigna del conducto es capaz de crear una imagen radiográfica similar, pero si el paciente no ha sido sometido a cirugía biliar previa, puede descartarse la contrición biliar benigna.
Tumores benignos de los conductos biliares; son raros y se presentan con ictericia obstructiva, el tipo morfológico predominante son los papilomas, localizados en focos múltiples, por lo que resulta difícil de extirpar. En orden decreciente de frecuencia se encuentran los adenomas, tumores localizados. Tratándose de pacientes seleccionados, es preferible la excisión radical de los conductos extrahepáticos, al raspado local o la resección limitada.
Tumores Hepáticos; ocurren varios tumores en el hígado, cada tipo presenta ciertas características distintivas en lo que se refiere a la anatomía patológica, patogenia, presentación clínica, tratamiento y pronostico, y estos aspectos se tratan bajos los encabezados de tumores hepáticos benignos y malignos.
Tumores hepáticos benignos; los adenomas hepatocelulares ocurren casi exclusivamente en mujeres. Son más frecuentes durante los años de reproducción, en especial los terceros y cuartos decenios de la vida. Son más comunes en el lóbulo derecho del hígado, son solitarios en cerca de un tercio de los casos, y a menudo son bastante grandes, la mitad mide 10 cm o más de diámetro. Los adenomas hepatocelulares por lo regular están bien circunscritos y rodeados por una seudocapsula. La superficie del corte muestra zonas estasis biliar, hemorragia y necrosis.
Diseminación; estos tumores consisten en una disposición monótona de hepatocitos normales o ligeramente atípicos sin vías porta o conductos biliares; las células de Kupffer se reduce a un grado notable o no existen y se ven algunas pocas arterias y venas de paredes delgadas.
Epidemiologia; en los Estados Unidos se ha calculado que se diagnostican cerca de 300 adenomas hepatocelulares al año, y casi el 90% de ellos se asociaron al uso de contraceptivos bucales. Algunos adenomas han mostrado regresión clara después de suspender dicho medicamento. El riesgo de sufrir este tumor al parecer aumenta constantemente mientras más dure el uso de contraceptivos bucales, y la frecuencia anual se calcula en 3,4 por 100 000 mujeres que han tomado en forma continua durante varios años. Aunque en general no se considera una lesión premaligna, existen casos raros en el que el carcinoma hepatocelular al parecer se originó en un adenoma hepatocelular.
Diagnóstico clínico; la mayoría de los pacientes con adenoma hepatocelular se presentan con signos y síntomas de masa abdominal, infarto tumoral o hemorragia intratumoral (dolor, fiebre, leucocitosis), o rotura del tumor (dolor, hemoperitoneo, colapso circulatorio). Como se desconoce la verdadera frecuencia de estas neoplasias, no puede determinarse la proporción efectiva que se rompe. Sin embargo cerca de un tercio de personas con adenoma hepatocelular se presentan con hemorragia intraabdominal.
Tumores hepáticos malignos; el carcinoma hepatocelular (hepatoma) aumenta en frecuencia pero sigue siendo poco común, esta neoplasia es sobre todo una enfermedad de varones, y suele originarse en el hígado cirrótico. El riesgo al parecer es mayor en la cirrosis asociada con hemacromatosis e infección por virus de la hepatitis B, bajo en la cirrosis biliar primaria y enfermedad de Wilson, e intermedio en la cirrosis alcohólica y criptogena.
Epidemiologia; en los Estados Unidos y Europa Occidental el hepatocarcinoma ocurre en menos de 1% de todas las autopsias y constituye 2,5% o menos de todos los trastornos malignos. En otras partes del mundo como algunas zonas de África, al sur del Sahara, Asia sudoriental, Japón, Oceanía y Grecia, el carcinoma es uno de los trastornos malignos más frecuentes y causa importante de mortalidad global. Los datos epidemiológicos firmes indican que la infección crónica por virus de la hepatitis B predispone al crecimiento hepatocelular. En la mayor parte de los casos el carcinoma hepatocelular se origina en el hígado cirrótico.
Diagnóstico clínico; los síntomas presentes más frecuentes del carcinoma hepatocelular son dolor abdominal, existencia de una masa abdominal y pérdida de peso. El carcinoma puede también presentarse con rotura y hemoperitoneo ictericia obstructiva, desmejoria inexplicada en el paciente con cirrosis, o una variedad de manifestaciones poco frecuentes, como eritrocitosis, hipocalcemia e hipoglucemia. Hay hepatomegalia en cerca de dos tercios de los pacientes. Otros hallazgos físicos que sugieren el trastorno son la existencia de soplo, frote hepático o ascitis sanguinolenta.
Tumores Tiroideos: Nódulo Tiroideo Solitario; casi todos los tumores de tiroides se originan de células glandulares y por tanto son adenomas o carcinomas; la causa fundamental de tumores tiroideos se desconoce. Sin embargo se ha descubierto que dos factores, la exposición a radiación ionizante y la existencia de TSH son importantes para provocar tumores tiroideos.
Epidemiologia de tumores tiroideos benignos y malignos; se dispone de datos similares en lo que se refiere a la exposición a la radiación en el hombre, que es la causa de aumento de la frecuencia de neoplasmas tiroideos, generalmente en EE.UU. una gran parte de pacientes que presentan carcinoma tiroideo tienen antecedentes de radiación administrada a la región superior del tórax 10 a 15 años antes en el tratamiento del "status thymolypaticus", aumento de tamaño de amígdalas y adenoides, acné, trastorno de función de trompas de Eustaquio, hemangiomas faciales, tos ferina y tiña de la cabeza. En pacientes menores de cinco años que reciben por lo menos de 300 a 400 rads de irradiación tiroidea, la frecuencia de carcinoma tiroideo es de cerca del 6% 10 a 20 años después. Los tumores benignos de tiroides son cerca de tres a cuatro veces más frecuente en estos pacientes.
Tumores tiroideos benignos; el adenoma folicular es el tumor más frecuente. Se compone de epitelio tiroideo de aspecto normal y dispuesto en una estructura folicular. Existe una capsula intacta que rodea estos tumores, y a menudo hay datos de compresión de tejido tiroideo normal adyacente. Los folículos pueden variar de estructuras muy pequeñas con poco coloide (adenoma fetal o adenoma microfolicular) a grandes estructura distendidas (adenoma macrofolicular). El adenoma embrionario es una estructura de aspecto más primitivo que posee muy poco coloide. En ocasiones los tumores pueden componerse de oxifilos (adenoma oxifilo o adenoma de células de Hurthle).
Diagnóstico clínico; los pacientes con estos tumores se presentan con una masa asintomática en el cuello, a veces se descubre durante un examen físico sistemático, y a menudo no esta consiente de su existencia. La neoplasia suele hacerse palpable para el momento en que alcanza 1 cm de diámetro, pero puede ser de 5 a 10 cm sin que lo note el enfermo. Los adenomas foliculares funcionales pueden presentarse con síntomas de hipertiroidismo o sin ellos, en gran medida o según su tamaño. Las lesiones mayores de 3 cm de diámetro tienden a causar tirotoxidad y constituyen cerca del 50% de estos tumores en pacientes de 60 años y más. En una serie numerosa se descubrió tirotoxicosis por T? en 46% de estos pacientes. Con mayor frecuencia el paciente es asintomático, y el gammagrama tiroideo muestra que la única zona que concentra radiactividad es el nódulo mismo.
Tumores tiroideos malignos; el carcinoma papilar es la forma más frecuente de carcinoma tiroideo. Es dos o tres veces más frecuentes en hombres que en mujeres, y ocurre con una frecuencia igual en el tercero a séptimo decenios. Puesto que las formas menos diferenciada de carcinoma aumenta con la edad, el carcinoma papilar es el trastorno tiroideo maligno más frecuente en jóvenes. En la variedad clínicamente manifiesta, los tumores ocultos (que se define como los menores de 1,5 cm de diámetro) se diferencian de los tumores intratiroideos, que son más grandes pero no se extiende hasta la superficie tiroidea. El tumor se clasifica como extratiroideo si se extiende a través de la capsula tiroidea y afecta tejidos adyacentes. Una característica casi patognomónica en cerca de 40% de los carcinomas tiroideos papilares es el llamado cuerpo de psamoma.
Diagnóstico clínico; entre los clínicos, el enfoque de pacientes con nódulo tiroideo solitario es cuestión de gran controversia. Algunos consideran que le carcinoma tiroideo es de gravedad suficiente como para requerir de un método quirúrgico ante todas las lesiones potencialmente carcinomatosas, otros creen que deberá hacer selección considerable antes de la cirugía. Los nódulos de estos pacientes tienen un riesgo de 20 a 25% de ser carcinomatosos. Es importante establecer un estado funcional tiroideo desde el punto de vista de reconocimiento de nódulos "calientes" además de los nódulos que se asocian con tiroiditis de Hashimoto. Luego puede practicarse ultrasonido o gammagrama tiroideo. Los quistes simples deberán aspirarse, para estudiar el líquido por examen citológico, pero esto rara vez proporciona información útil. En el nódulo solido no funcional, se recomienda la citología por aspiración por aguja, biopsia por aguja cortante o exploración quirúrgica. En mujeres y hombres de mayor edad en los cuales otras enfermedades hacen menos deseable la cirugía, puede establecerse el diagnostico por biopsia por aguja o citología de aspiración.
Enfermedad-Endocrina y Reproductiva
Tumores Virilizantes; los tumores suprarrenales que producen un exceso clínicamente manifiesto de andrógeno, junto con cortisol, ya han sido estudiados. Son algo menos frecuentes los tumores suprarrenales que secretan andrógenos sin cantidades importantes de cortisol. La mayor parte de estas neoplasias son malignas y voluminosas, y han dado metástasis cuando se manifiestan clínicamente. El dato químico frecuente de un tumor virilizante es la eliminación excesiva de 17-cetosteroides; es una de las características uniforme notable del carcinoma suprarrenal.
Diagnóstico clínico; lo esencial de tales tumores en clínica es el virilismo, esta manifestación se limita a niño y mujeres, los varones adultos no suelen reconocer el aumento de la virilizacion, como resultados de dosis muy grandes de andrógenos suprarrenales relativamente débiles.
Tumores Suprarrenales Feminizantes; la feminización como manifestación clínica de tumor suprarrenal es extraordinariamente rara.
Diagnóstico clínico; el signo más frecuente es la ginecomastia, y esta es una de las causas menos frecuentes de esta. El diagnostico se establece observando otros signos de hiperactividad suprarrenal, por ejemplo hipertensión, demostración de un exceso de estrógeno en orina, y de masa suprarrenal por urografía intravenosa o arteriografía. Si se diagnostica el tumor, puede tratarse por extirpación quirúrgica, si esta fracasa, con mitotano. La experiencia es demasiado limitada para poder establecer alguna generalización en cuanto a pronóstico.
Tumores de los testículos; son raros, les corresponde alrededor del 0,7 de todas los formas de canceres de varón. Se presenta en el 0,002% de los hombres y muchas veces son malignos. La mayor frecuencia se observa entre los 30 y 40 años de la vida. Pueden originarse tumores testiculares de cualquiera de los componentes celulares del testículo o de sus precursores embrionario. Los más frecuentes son los tumores germinativos, de ellos los semiomas son más comunes que todos los demás tumores testiculares.
Tumores ováricos; pueden generar signos y síntomas de trastorno de la función ovárica en cualquier grupo de edad. La clasificación estándar de los tumores ováricos incluye los tipos principales siguientes: tumores epiteliales comunes derivados de células epiteliales celomicas, tumores de cordones sexuales que consisten en células de la teca, de la granulosa, de estroma, de Sertoli, de Leydig o sus progenitores; tumores de células lipidas compuestas de otras similares, pero no idénticas, a las de Leydig, luteinicas y de la corteza suprarrenal; tumores de células germen, que incluyen disgerminomas; gonadoblastomas que se componen a células semejantes a germen, de la granulosa y de la Sertoli. Las células de los tumores "epiteliales" comunes, que son los tumores ováricos que ocurren con mucha frecuencia, rara vez secretan hormonas.
Epidemiologia; los tumores ováricos ocurren en todos los grupos de edad, pero en su mayor parte son menos frecuentes en neonatas y niñas, países occidentales. Los tumores ováricos secretores de hormonas esteroides producen manifestaciones francas de seudopubertad en una proporción reducida de niñas con este síndrome. La amenorragia y hemorragia erráticas pueden ocurrir en asociación con tumores durante los años de la reproducción. En posmenopausia el aumento de estrógeno, sea que se secreten en el tumor o se reproduzcan por aromatización de andrógenos secretados por el tumor, estimulan la proliferación del endometrio y a menudo esto se acompaña de sangrado y en ocasiones cambios que sugieren neoplasia del endometrio.
Diagnóstico clínico; las neoplasias ováricas pueden producir el cuadro clínico de enfermedad ovárica, con disminución o aumento de la secreción de hormonas esteroides sexuales. Si bien solo el 5% de tumores ováricos secretan hormonas suficientes como para producir signos y síntomas manifiesto de respuesta en tejido blanco apropiados. Edemas de los signos de aumento de la secreción hormonal, algunos tumores se asocian con manifestaciones clínicas de disminución de la producción hormonal. Los periodos duraderos de amenorrea causados por supresión por hormonas esteroides de gonadotropinas, pueden alternar con periodos de sangrado vaginal excesivo debido a la hiperplasia del endometrio. El aumento de tamaño de ovarios a consecuencia de quistes foliculares múltiples, secreción ovárica excesiva de andrógeno y aumento de tamaño de ovarios se observa en pacientes con ovarios poliquisticos o síndrome de Stein-Leventhal. A veces hay aumento de tamaño de ovarios causados por quistes del endometrio en mujeres con endometriomas.
Enfermedad-Articulaciones
Tumores sinoviales; Sinovitis Vellonodular Pigmentada es el termino mas aplicado a menudo a síndrome caracterizado por el crecimiento vellosos o nodulares sobre el revestimiento sinoviales de las articulaciones, bursas y tendones, y a su aspecto histopatológico característico, es decir, la presencia de granulomas inflamatorios con contenido de hemosiderina, cristales de colesterol y células gigantes multinucleadas. La condromatosis sinovial es un padecimiento poco habitual caracterizado por la presencia de focos múltiples de metaplasia cartilaginosa de las membranas sinoviales. Diversos tumores benignos pueden afectar las articulaciones (lipomas, condromas, hemangiomas y xantomas). Los tumores malignos primarios son poco frecuentes.
Enfermedad-Sistema Nervioso Central
Tumores Intracraneales; incluyen las neoplasias tanto benignas como malignas, y otras lesiones inflamatorias crónicas que ocupan espacios (granulomas) y que pueden desarrollarse en el cerebro, meninges o cráneo. Los tumores primarios del sistema nervioso central son la segunda causa de cáncer en los niños, mientras que los tumores primarios del adulto, son más comunes en la enfermedad de Hodgkin. Los tumores intracraneales benignos crecen con lentitud, cursan con pocas mitosis y no tienen necrosis ni proliferación vascular. Pueden originarse de meninges o de tumores neuroectodermicos. Los tumores malignos se caracterizan por crecimientos más rápidos, capacidad de invasión, mitosis frecuente, necrosis, proliferación vascular e hiperplasia endotelial; raras veces dan metástasis fuera del sistema nervioso central. Los neuroectodérmico son los tumores primarios parenquimatosos más comunes del sistema nervioso central, y tienden a infiltrar el cerebro, mientras que las neoplasias metastasicas del cerebro cuando menos en partes están encapsuladas. Los tumores cerebrales producen síntomas generalizados debido a la característica que tienen de expanderse y síntomas locales por compresión directa o infiltración de áreas específicas del sistema nervioso.
Epidemiologia; en Estados Unidos se registran nuevos casos de cáncer primario del sistema nervioso central, muchos enfermos estuvieron en relación directa con el cáncer metastasico del SN, sobretodo del proveniente de los pulmones o las mamas, de melanomas malignos, linfomas y presencia de un grupo de células neoplásicas en la sangre y la medula ósea leucemias. Se calcula que para el adulto promedio, un kilogramo de carga de tumor sistémico es mortal.
Diagnóstico clínico; los síntomas y signos del tumor intracraneal dependen de su tamaño y velocidad de crecimiento. Los hallazgos clínicos característicos provocan manifestaciones progresivas cuya velocidad varía desde un principio brusco, como caso de hemorragia dentro del tumor cerebral o trastornos convulsivos secundarios a estimulación cortical, hasta deterioro mental progresivo muy lento debido al crecimiento también lento del tumor. La cefalea aparece con frecuencia como manifestación general de cualquier neoplasia intracraneal y más a menudo en caso de tumor de crecimiento rápido. El papiledema aparece solo en la cuarta parte de los enfermos con neoplasia intracraneales, por lo que su usencia no excluye el diagnóstico. Las convulsiones generalizadas, junto con las crisis focales, se presentan en el 35% de los enfermos con tumores cerebrales. Los cambios mentales se encuentran entre las manifestaciones clínicas más frecuentes del tumor intracraneal. Las náuseas y el vómito pueden aparecer como consecuencia de la estimulación directa o refleja del centro emético del bulbo raquídeo.
Autor:
Waldemar Piña