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Impacto del Trichoderma harzianum A-34 sobre crecimiento, productividad y rendimiento del cultivo del tomate


Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía
  5. Anexos

INTRODUCCION

Nuestro entorno geográfico, así como el desarrollo económico alcanzado en las últimas décadas nos dirige hacia una agricultura cada vez más industrializada, intensiva y siempre a favor de la protección del medio ambiente, por ello el cultivo protegido se define como aquel que se realiza en unas estructuras productivas capaces de crear un microclima en la protección de cultivos, buscan aumentar la producción influyendo favorablemente en el desarrollo de las plantas, la utilización de distintas cubiertas plásticas procura un efecto protector sobre los cultivos al crear un microclima necesario a los mismos. Este efecto se traduce en la consecución de cosechas bien adelantadas o retrasadas sobre su época normal, o bien fuera de ella.

Así mismo al desarrollarse la planta en condiciones controladas se obtienen cosechas de mejor calidad y mayor producción. Incremento de los rendimientos entre 10 y 20 veces logran las casas de cultivo protegido en comparación con los métodos tradicionales aplicados en la agricultura cubana. (http://www.elhabanero.cubaweb.cu/).

En Cuba el cultivo protegido constituye una tecnología promisoria para extender los calendarios de cosecha de las hortalizas tradicionales y asegurar su suministro fresco al turismo, mercado de frontera y población, de igual modo en periodos en que la oferta de la producción proveniente del campo abierto es en resultado limitada. (IIHLD, 2003).

En Cuba antiguamente el cultivo de las hortalizas era una práctica agrícola poco desarrollada, lo cual se aceleró después del triunfo de la Revolución. En este sentido los datos son elocuentes, de 1959 a 1968 aumentó de 24.5 a 65.5 Kg percápita; respectivamente y en la actualidad supera estas cifras. No obstante, todavía no es suficiente, trabajándose por alcanzar las norma internacionales de consumo de hortalizas (Guenco, 2003).

Cuba, un país agrícola que mantuvo durante muchos años la producción de este renglón ha encaminado su estrategia y esfuerzo a buscar soluciones que tributen a una mayor producción de alimentos, las Cooperativas, las granjas estatales y la Agricultura urbana vienen ganado espacio en la economía del país. (Chaveco et al., 2000)

Una de las mayores dificultades que se presentan en los cultivos agrícolas es la acción de plaguicidas en la salud humana y el medio ambiente, que han provocado la búsqueda de alternativas con productos biológicos compatibles con el ambiente y económicamente viable.

El tomate (Lycopersicon esculentum, Mill), constituye una de las hortalizas más cultivadas en este tipo de tecnología en nuestro país y el mundo, y ocupa un lugar preponderante con relación al desarrollo económico y social de la agricultura a nivel mundial, (http://www.diariodecuyo.com.ar/home) es una planta oriunda de las regiones tropicales, nativa de América Tropical, cuyo origen se localiza en la región de los Andes (Chile, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú) y donde se encuentra la mayor variabilidad genética y abundancia de tipo silvestre. México está considerado a nivel mundial como el centro más importante de domesticación del tomate aunque los demás países también lo consumen. Por su alto valor alimenticio y vitamínico, es uno de los cultivos mas difundidos en nuestro país y en el mundo se utilizan para este cultivo las técnicas mas avanzadas como las casas de tapado, teniendo la posibilidad de obtener vegetales en cualquier época del año. (http://www.cidh.org.mx/monografias/tomate,html.2004).

Actualmente, en la agricultura se aplican tratamientos con biopreparados a diversos cultivos, ya que en la fase de trasplante surge la necesidad de proteger la postura sana en la plantación haciéndola fuerte, y vigorosa.

Las necesidades de métodos alternativos de producción agrícola y las ventajas del control biológico han llegado a un renovado interés por el descubrimiento, desarrollo y perfeccionamiento de agentes útiles para este fin (Harman et al., 2004).

Los agentes de control biológico pueden funcionar a través de varios modos de acción como la antibiosis, el micoparasitismo, la competencia y la hipovirulencia.

En los últimos años hay una tendencia mundial a incrementar su producción y empleo, sobre todo para cultivos y alimentos que se consumen directamente y en el tratamiento de grandes áreas que pueden provocar afectaciones importantes al ambiente. En la actualidad el mercado de bioplaguicidas representa alrededor de 100-150 millones de USD al año y se espera que en los próximos años llegue a 200 millones. (File://c:/Windows/tem./productos biológicos.htm.).

Cuba no ha sido ajena al desarrollo de bioplaguicidas y biofertilizantes destacándose que aunque esta línea se desarrolla en el marco de las dificultades económicas por la que atraviesa nuestro país, también es hoy en día una estrategia de los países industrializados y esta enmarcada en dos lineamientos impostergable (Álvarez , 2003).

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