En la obra martiana la relación ética–política deviene momento central de su concepción del mundo y del cosmos humano. Se inserta a su cosmovisión del ser unitario y a la totalidad cultural con que piensa y recrea la realidad.
No es posible revelar la esencia de la relación ética-política en el pensamiento de Martí, al margen de una real comprensión del elan cultural que penetra todo su pensamiento. Es un discurso pleno de humanidad que parte del hombre, la actividad humana y su determinación en la cultura.
En Martí, la política es una zona de la cultura y la cultura misma es consumada expresión humana al servicio del hombre. Al mismo tiempo el connotado sentido cultural del discurso del Maestro y su enfoque sociocultural antropológico en la asunción de la realidad, dimanan de su vocación ética de servicio. Esto significa entonces que la ética en Martí, es mediación central y núcleo fundante de su pensamiento y acción. Y su concepción de la política, como todo quehacer del hombre discurre por cauces ético-morales.
La concepción ética martiana, incluyendo la política es acreedora de una rica tradición cubana que recoge lo mas valioso del pensamiento filosófico, pedagógico y cristiano, en un proceso de creación, continuidad y ruptura, en correspondencia con su evolución ideológica.
Desde sus primeros trabajos la ética y la política convergen en Martí, para concretar una vocación patriótica, en términos de agonía y deber. Una voluntad de redención y ascensión humanas, capaz de lograr hombres con ciencia y con conciencia para el bien de la patria.
En el discurso de Martí se hace viva presencia la voz del fundador y del guía espiritual que hace de la política y la ética una unidad indisoluble. Esta convencido que "todo va acrisolándose por el ejercicio del bien, y convertiéndose en esencia espiritual, presente aunque invisible. Todo es orden en las almas ya libres , cuya acción superior, e influjo directo, sienten confusamente en esta vida las almas irredentas. Edúquese lo superior del hombre para que pueda, con ojos de más luz, entrar en el consuelo, adelantar en el misterio, explorar en la excelsitud del orbe espiritual
Para un hombre de su estirpe, con un pensamiento alumbrado por una rica espiritualidad que ha hecho de la dacion desinteresada una perenne misión, lo ético y lo político fluyen en unidad hasta consagrar un oficio de voluntad de servicio. Sencillamente para el Maestro "pensar es servir," y la "vida (…) misterio sereno de justicia" , es decir, amor, solidaridad, virtud y deber.
Hay en la obra de Martí un rico ideario ético-político, consustancial a un humanismo pedagógico que da primacía a los valores. No es posible olvidar que estamos en presencia de un hombre fundador, cuyo pensamiento y praxis los puso en función de la formación humana del hombre de nuestra América. Toda su obra es formativa, en esencia; siempre lleva un mensaje de perfección humana, para la ascensión del hombre. Como cree en el hombre y concibe lo malo en la naturaleza humana solo como accidente, echó pie a la obra para lograr que se desarrolle y prevalezca todo lo bueno, bello y verdadero que lleva dentro su creciente humanidad.
Martí es un hombre de alma política, pero de la política que funda y despliega humanidad, decoro y dignidad al pueblo. En su concepción, la política verdaderamente humana "requiere del arte, la mesura, el estudio y el buen gusto como ella " . Considera que "el gobierno es un encargo popular: dalo el pueblo; a su satisfacción debe ejercerse; debe consultarse su voluntad, según sus aspiraciones, oír su voz necesitada, no volver nunca el poder recibido contra las confiadas manos que nos lo dieron, y que son únicas dueñas suyas." La creación humana debe presidir a la política, como arte previsor, capaz "(…) de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue (…)"
La visión política martiana, guiada por la eticidad concreta que la ilumina, desde Abdala, El Presidio Político en Cuba, La República Española ante la Revolución Cubana, los trabajos de la etapa de México, Guatemala, Cuba, Venezuela y los Estados Unidos, siempre con vocación patriota e identitaria, ha hecho comino al andar; sin embargo a partir del segundo lustro de la década del 80, con énfasis especial en la década del 90, imbuida en la preparación de la guerra necesaria del decoro y las ideas, se hace mas profunda y trascendente. El ensayo Nuestra América es un manifiesto identitario que resume en unidad los idearios ético-políticos. El antimperialismo, que completa con creces su revelación americana, su latinoamericanismo, no hace mas que concretar sus concepciones políticas en los marcos de un programa cultural desalienador, que inserta a Cuba en la modernidad como nación libre e independiente. Un programa cultural permeado de razón utopica realista, que avala y traduce una politica sustanciada en fundamentos ético- morales.
La républica soñada "con todos y el bien de todos", prefigura la utopía martiana, en términos ético-políticos, como forma de organización social capaz de realizar el ser cubano en todas sus mediaciones.
La guerra misma, en la concepción martiana no es en sí misma, un fin; sino un medio, para realizar un proceso humano de emancipación. No es una guerra de venganza y odio desinferesado, contra el español, sino contra un sistema colonial que asfixia a su pueblo e impide el progreso de la nación, pues como bien afirma Martí" (…) los espa ñoles buenos, los españoles trabajadores los españoles rebeldes, esos no tendran nada que temer de sus hijos, no tendran nada que temer de un pueblo que no se lanza a la guerra para la satisfacción de un odio que no siente, sino para el desestanco de su persona y para la conquista de la justicia"
El propio concepto de justicia, como sol del mundo moral, en la determinación lucista, en Martí, integra en síntesis las aristas ética y política.
La guerra de Martí, como acertadamente la define Márximo Gómez, es una revolución de ideas, que continúa la Gesta gloriosa del 68, en sus propósitos esenciales, y al mismo tiempo la supera en alcance y proyección social, en correspondencia con nuevas realidades y contextos.
Es una revolución, cuya alma organizativa, el Partido Revolucionario Cubano, según Martí "(…) es el ímpetu tierno, de heroico amor, por donde los corazones abrazados, bajo la guia de la mente fuerte y justa, vuelven, con la lección sabida, a los días de aurora de nuestra redención. Se trata de un partido para la guerra y el bien de la república, que antes de esta, proclama su "redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana" . Un partido, que resumiendo críticamente las experiencias de la guerra grande, en sus éxitos y fracasos; las realidades y vicios de las repúblicas de Nuestra América y las acechanzas de los Estados Unidos, devienen autoconciencia crítica de una nación en revolución, que se resiste a ser y a no reproducir el espíritu de las repúblicas hermanas del continente. Una organización político-cultural que sintetiza una conciencia histórica en pos de la unidad, el equibrio de fuerzas y factores, la libertad y la independencia total, por una república, donde impere " (…) el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre "
El Partido Revolucionario Cubano encarna el espíritu de la revolución de Martí y discurre como obra ético-moral para realizar la independencia de la patria. Es una empresa que si bien proclama la guerra inevitable, esta mediada por objetivos socioculturales en función del hombre. Persigue ante todo, " ordenar la revolución del decoro, el sacrificio y la cultura- enfatiza el manifiesto de montecristi -de modo que no quede el decoro de un solo hombre lastimado, ni el sacrificio parezca inútil a un solo cubano, ni la revolución inferior a la cultura del país, no a la extranjeriza y desautorizada cultura que se enajena el respeto de los hombres viriles por la ineficacia de sus resultados y el contraste lastimoso entre la poquedad real y la arrogancia de sus estériles poseedores, sino el profundo conocimiento de la labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad:- esos son los deberes, y los intentos, de la revolución. Ella se regirá de modo que la guerra pujante y capaz dé pronto casa firme a la nueva república."
La revolución de Martí no solo sintetiza las experiencias revolucionarias de Cuba y América. Esta avalada por una concreta eticidad que media su concepción del hombre y su espiritualidad, encarnada en valores para la nueva sociedad que intenta fundar.
Los valores son inmanentes a toda la obra de José Martí, sin excluir la relación ético-política de su pensamiento. Es que el Maestro de América en perenne búsqueda de la ascensión del hombre, encuentra en ellos los medios necesarios por antonomasia. El discurso martiano- particularmente el ético-político- está permeado da un excelso numen formativo, que lo convierte en programa pedagógico de acción comunicativa. Un programa que más que decir- y dice mucho-, suscita y convoca, a través de un conjunto de valores que operan como axiologia de la acción.
Autor:
Dr. Rigoberto Pupo Pupo