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Lolita (página 2)

Enviado por Felix Larocca


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La televisión

Después de dedicarse a ser modelo y de protagonizar ya algunos escándalos desastrosos, Paris Hilton decide demostrar sus capacidades dudosas y dedicarse a ser actriz seria. Encuentra su primera oportunidad en la televisión, donde aparece en algunas producciones y consigue incluso tener su programa propio. Sin duda, el año que marca su arranque en la pequeña pantalla es el 2003. Participa en diversas series y todo tipo de programas de la televisión de los Estados Unidos: ET-TV, Cartier Showroom, la ceremonia de los MTV Awards y el Hugh Hefner’s Midsummer Night’s Dream Party, entre otros. Además de estos trabajos, en el currículum de Paris aparecen colaboraciones en producciones como The O.C, Las Vegas, Verónica Mars y The George López Show. Incluso llega a presentar en una ocasión el renombrado Saturday Night Live.

The Simple Life

Uno de los sueños de Paris Hilton se cumple cuando consigue tener su propio programa de televisión, The Simple Life. Se trata de un reality show en el que se interpreta a sí misma y en el que comparte pantalla con la que por aquel entonces es una de sus mejores amigas, Nicole Richie.

La cadena norteamericana FOX logró un hito con este programa, cuya gran aceptación por parte del público le llevó a ser en su primera temporada uno de los de más éxito de la historia. Su planteamiento inicial jugaba con el morbo que despertaba entre los norteamericanos ver como dos chicas de familia rica se desenvolvían trabajando sin dinero en una granja de Altus, en Arkansas.

A todos les encanta ver que el rico trabaje, o aun mejor, que pase trabajos. Nada iguala al concepto germánico del Schadenfreude o del placer morboso derivado del disgusto ajeno.

La primera edición de The Simple Life obtuvo unos resultados tan buenos que sus responsables hicieron que Paris protagonizara dos temporadas más del programa. En la segunda ella y su compañera se las ingeniaban para cruzar el país desde Miami a Beverly Hills sin prácticamente dinero y en la última demostraban como se las apañaban para trabajar en empleos de los más comunes en la América empresarial.

Su incursión en el cine

Uno de los objetivos profesionales de la vida de Paris Hilton era convertirse en actriz, lo que, careciendo de talentos, realmente no ha podido alcanzar. Después de sus experiencias como modelo y en el mundo de la televisión no ha dudado en intentar dar el salto a la gran pantalla haciendo pequeñas apariciones en algunas películas. Títulos como Mamá a la fuerza, Un descerebrado de moda, El gato y Wonderland marcan los inicios de su carrera cinematográfica.

No es hasta el rodaje de la película de terror adolescente La casa de cera cuando tiene la oportunidad de mostrar su exiguo talento interpretativo en un papel protagonista. Este largometraje, dirigido por el catalán afincado en Hollywood Jaume Collet–Serra, ha hecho posible que su rostro sea familiar en los cines de medio mundo y la ha llevado a que su film obtenga algunos de los peores comentarios acerca de una película en amazon.com.

Pero la carrera cinematográfica de Paris Hilton no se queda ahí. A lo largo del mismo 2005, no contenta con sus fracasos a manos de los críticos, combina el rodaje de Bottoms Up con la preparación de otros afanes (nada menos que cuenta con seis proyectos) y tiene previsto el estreno de la comedia National Lampoon’s Pledge This!

Anuncio polémico

Uno de los últimos trabajos de Paris Hilton en el mundo de la publicidad ha sido un anuncio para una famosa cadena de hamburgueserías norteamericana, Carl’s Jr. Este spot ha despertado mucha polémica entre los sectores más conservadores de la sociedad de Estados Unidos por su alto grado de vulgaridad y erotismo explícito. En sus imágenes aparece enfundada en un sugerente traje de baño lavando un carro y de repente muerde una hamburguesa de los que vende la franquicia que ella representa. Acaba con el eslogan de la marca: "Eso es caliente". Diferentes asociaciones de padres y de familia del país expresaron inmediatamente después de su estreno, disgusto moral por su contenido.

La familia

Aunque ella desea ser conocida, y no lo logra, por sus trabajos artísticos, Paris no puede desligarse de su apellido y, por supuesto, de su familia. Hija de Conrad Hilton y nieta del legendario fundador de la cadena hotelera del mismo nombre, la reputación de su familia le ha acompañado desde el momento de su nacimiento.

Paris viaja en la estela de logros ajenos, como tantos hijos banales de ricos insulsos.

A raíz de la fama que Paris ha adquirido desde su adolescencia su madre y su hermana Nicky se han subido al coche de su popularidad y han prestado su imagen para las actividades más variadas. La publicidad y la ignorancia son enfermedades contagiosas. De hecho, su propia madre tiene un programa en la cadena de televisión estadounidense NBC en el que enseña modales a 14 concursantes, I want to be a Hilton.

Su futuro imperio

Paris es una heredera de uno de los imperios hoteleros más importantes del mundo, la cadena Hilton. Valorado en más de 1.300 millones de dólares, se trata de un grupo líder en el ramo que cuenta con establecimientos en las grandes ciudades industriales de países de los cinco continentes.

Como "americana típica", Paris deja mucho de ser deseado. Como mujer no pertenece a su género. En realidad, Paris pertenece a una categoría por sí misma. NP, el narcisismo patológico o Síndrome de Dani.

Ya veremos donde Paris termina al final de su odisea en su solipsismo egotista.

Mientras tanto, haber servido una condena por una infracción menor de leyes de tráfico, le produjo una entrevista por la que le pagaron un millón de dólares — ¿Quién dice que el "crimen" no paga?

Movámonos entonces, a otro aspecto único de la feminidad. Estudiemos un clásico de la literatura mundial.

Lolita, el concepto comercial que del instinto naciera…

A pesar de que fuera creación ficticia de Vladimir Navokov y de que su puesta en circulación causara una barahúnda, esta novela aun vive porque reside en los espacios más primordiales de nuestra constitución mental. Esta novela y sus orígenes se anidan en el pleistoceno, de ahí nace su interés y de ahí surge su importancia.

Se trata de otra situación de las que tantas abundan, y que son copiosas porque su aparición en el arte folklórico es confirmación de esa otra parte de nuestra configuración triangulada.

Somos entonces: herencia, entorno y respuesta emocional. Lolita vive y muere por ser ella. Muere y vive porque necesita ser realizada como módulo nato que vive entre nosotros.

Deseamos lo prohibido. Una monja que fuma, un ser recatadamente inmodesto, un fruto prohibido, una manzana en el Jardín del Edén. En fin, deseamos, lo que consiguiéndolo, nunca nos hará ni satisfechos ni felices. La prohibición es lo que importa como asimismo importa que sea inalcanzable como lo son quienes, por ser poderosos, están a niveles lejanos, o prohibidos para nosotros. Como debiera de ser la esposa del cacique tribal, o nuestra propia madre.

O talvez Paris Hilton, o ¿Lolita?

 

JonBenét Ramsey (1990-1996). "Típica niña de seis años", de acuerdo a sus padres…

Esos hitos que nos limitan y nos guían moralmente, son a los que llamamos tabúes para recordarnos que son prohibiciones morales y tribales. Amén de que por ser valores de origen primitivo representan módulos natos que forman parte de los códigos que nacieran de modo espontáneo y sin necesidad de consenso y que fueron instalados universalmente como Ley Natural.

Esta ley que aun los leguleyos doctos desconocen, se afirma en nuestra conciencia moral en lo que Freud llamara "súperego". Ese elemento importante del desarrollo humano que falta en quienes sufren del narcisismo patológico (NP, o Síndrome de Dino). (Por qué Síndrome de Dino? Léanse mis ponencias al respecto).

Lolita reside hoy en las concursantes de belleza infantiles de entre las cuales la desafortunada JonBenét Patricia Ramsey surgiera como víctima de la pasión avasalladora de mujeres que, como su madre pretendieran nunca envejecer. Decir esa historia sería drama largo e innecesario. Porque, lo que es siempre triste, como describiéramos en La Mala Semilla, es la historia de hijas desleales. Peores son, madres que "matan" — a sus propias hijas.

Aquí nos ocupa el poder singular de la mujer, que el hombre ignora y, que si lo considerara, pudiera utilizar para el bienestar propio, ya que el hombre (aunque no lo admita) por Ley Natural depende de la mujer.

Entonces, Lolita y el pleistoceno

Las cuevas de Lascaux

Es concebible que la mujer no entendiera al hijo varón que de ella saliera. Lo paría, lo criaba y al fin y al cabo, como hijo, se distanciaba de ella por el tabú del incesto, aunque como niño quisiera ser, para ella muy especial. "Yo quiero casarme con mi mamá" es el anhelo prohibido a todos los hijos varones. Anhelo que, Freud descubriera finaliza a los seis años cuando el juicio moral se plasma. (Léase mi artículo La Buena Madre).

La vida como hombre, sin entender las mujeres, es infinitamente difícil, ya que si pudiéramos compartir cómo ellas piensan nos haría fuertes. Pero como nunca tuvimos a mamá exclusivamente, porque no fuéramos como ella — de su sexo, y como igualmente, a papá temiéramos, nunca entendimos totalmente a la mujer.

Freud lo lamentó muchas veces, nunca logrando ese entendimiento de la mente femenina. (Robert Bly, tampoco lo logra. Véase mi artículo: Hombre ¡Emperador Desnudo!).

Pobre hombres, por no poder captar hechos esenciales para vivir. Y aunque algunos entienden a ambos, papá y mamá en sus equilibrios esenciales. Lo que sucede a quienes así lo hacen, es que ellos, a menudo, resultan confusos por las complejidades de lo que, finalmente, entienden.

No es fácil… Yo lo sé. Comprender a la mujer es labor interminable y gratificante. Pero, para hacerlo hay que abandonar los prejuicios masculinos. Algo que pocos se permiten. Allá ellos.

Lolita y su importancia

Lolita nació en el pleistoceno, cuando en las noches oscuras y cálidas de la selva comprendería que el hombre era merodeador y husmeador. Que miraba a las hembras, y aún a las hembritas, de manera especial — que el hombre era simple, porque lo que buscaba, era precisamente lo que las hembras poseían. El estuche donde su semilla germinaría para el futuro de la especie. No para el deleite de la mujer, que así se concibiera, como tantos hombres débiles se sacrifican soñando, sino simplemente, para la propagación de nuestro género.

Lolita es eminentemente masculina, porque intuye que, si el hombre es más muscular y corpulento que ella, los olores de sus feromonas lo debilitan, lo enloquecen y lo rinden prolijo.

En ese poder natural y biológico reside la diferencia final.

Lolita comprende. De manera intuitiva, que la testosterona del varón se origina de y en la mujer que lo tuvo. Ella discierne lo que nosotros sabemos, que el varón es más varón, por ser menos hembra.

Lolita por ser tan universal comparte su lugar merecido con las publicaciones famosas de Lewis Carroll, cuyo romance escondido por Alice Lydell se transforma en cuentos de niños.

Lolita, la novela

Lolita, es una novela del escritor Vladimir Nabokov. La primera edición se publicó en París en 1955, fue prohibida en Francia e Inglaterra y hasta tres años más tarde no pudo publicarse en los Estados Unidos.

De todas las novelas que escribió Vladimir Nabokov, Lolita aparece como la más completa y fascinante a la vez, siendo así por razones variadas. Después de su etapa rusa y su exilio en Berlín (años oscuros en los que trató de ganarse la vida escribiendo y dando clases en escuelas pequeñas), Nabokov y su mujer Vera deciden emprender el viaje a Estados Unidos, en donde tiene que ajustarse a la nueva vida de un país extraño, al que acabará retratando irónicamente en la novela que le dará popularidad — y que asimismo le proporcionará dinero en cantidades adecuadas como para vivir en un hotelito suizo los años finales de su vida.

Como en toda historia, real o ficticia, hubo un origen, y en el caso de esta novela es El Hechicero, una novelette en donde un hombre de mediana edad se enamora de una niña joven en el París de la época. Muchas fuentes hablan igualmente de un oscuro autor alemán que publicó en esos años una novela corta sobre el mismo tema: la atracción malsana que ejercen las ninfuelas. De todas maneras, Nabokov retomó todo ese material y lo transmutó en una obra de arte: porque su Lolita es ante todo un artefacto lingüístico, una proeza verbal, que hizo que un famoso crítico dijera de ella que era un conjunto de anagramas. A lo largo del libro podemos comprobar que hay varios niveles de lectura, y que al lado del relato erótico está el retrato de una sociedad autocomplaciente y que acoge el kitsch con toda su vulgaridad.

El lector que comience a leer la novela pensando que se trata de las aventuras de un pedófilo en un tiempo en que esto no constituía un problema como lo es ahora, se dará cuenta enseguida de que la personalidad enfermiza del protagonista Humbert Humbert se impone enseguida, y arrastra consigo todo lo demás.

La novela originalmente, habiendo sido publicada por una editorial de productos eróticos francesa, fue tachada de pornográfica, pero como suele suceder en la vida de Nabokov, al final éste se salió con la suya, y el hecho de que el director de cine Stanley Kubrick decidiera llevarla al cine, supuso su éxito definitivo. El guión fue escrito por el propio Nabokov, pero como siempre sucederá con las adaptaciones de sus novelas, la película queda muy por debajo de la obra literaria. Kubrick y luego Adrian Lyne pueden contar las acciones, crear ciertas atmósferas, pero es difícil que acierten con el traslado de esos juegos de lenguaje que es el corazón de Lolita, la novela.

En resumen

Lolita, como todos los eventos artísticos y como todos los desarrollos de importancia en nuestras vidas tiene su origen en nuestro pasado tribal, vive en nuestra herencia estética, se incuba en el inconsciente colectivo y renace en el arte y lo cultural.

Y es que la mujer de la especie más inteligente que habita nuestra Tierra, está dotada por la Naturaleza de atributos únicos que la hacen especial.

La Lolita de Navokov lo entiende y lo comunica elegantemente. Paris Hilton ni lo capta, ni puede lograr tan siquiera captarlo, y ¿la Mala Semilla? la pobrecita, no es tan siquiera mujer…

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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