- Abstract
- Introducción
- La identidad
- La "fotografía" sola no alcanza
- El cambio constante
- Ser con los otros, en los otros, mediante los otros
- Subjetividad y diversidad
- Autoidentidad y alteridad
- Cambio real, aparente y falso
- La autoimagen
- Insatisfacción, cambio y negación de la autoidentidad
- Del cambio superficial al profundo
- Subjetividad y homogeneidad
- Las políticas de identidad
- Conclusión
Abstract
El autor trata la problemática de la identidad en clases con futuros Profesores de Enseñanza Primaria y de Historia (Nivel Medio) de Argentina, durante 2010, y lo hace con lenguaje directo no exento de personal estilo. La primera parte trata de la identidad a nivel subjetivo, en tanto la segunda avanza sobre la identidad de los otros genéricos, finalmente avanza críticamente contra la utilización subalterna de términos como memoria e historia al interior de las actuales políticas identitarias uniformizadoras en el marco del populismo en Argentina y América latina.
PALABRAS CLAVE
Identidad, memoria, manipulación, populismo, clientelismo, políticas identitarias.
Introducción
Existen temas de conversación y de estudio que en contextos y coyunturas determinadas pueden reconocerse fácilmente debido a su difusión generalizada en la vida cotidiana, tanto en las relaciones interpersonales como en la enseñanza y los medios de comunicación de toda clase. Tanto así que cualquier persona medianamente instruida puede intentar recordar cuáles eran aquellos temas, asuntos y hasta palabras que estuvieron de moda o que pueden ser fácilmente asociadas con alguna etapa de su vida o referenciadas con fechas o acontecimientos del pasado.
Generalmente aluden a acontecimientos históricos importantes en el momento de producirse; otras veces son términos emblemáticos referidos a valores y fines de una sociedad concreta, o de toda la humanidad; también existen nombres de personas famosas cuya sola mención o evocación remite a una idea, un concepto o una imagen o a varias relacionadas entre si; a menudo son títulos de libros, de películas, de canciones, etc.
Tan sólo por poner algunos ejemplos, ¿quién que hoy pertenezca a la generación de mayores de 60 años de edad en Argentina no recuerda aquellos tiempos cuando se hablaba de ser auténticos, cuando se comentaba sobre Mayo del 68, el Instituto Di Tella, las Revistas Gente, Siete Días y la antológica Isidoro Cañones, El miedo a la libertad, el psicodrama, Frantz Fanon, Marcusse, El Hombre Nuevo, la bossa nova, Vinicius, Toquinho y María Creuza en La Fusa, etc, etc. Esas palabras y esas frases pueblan la evocación de finales de los 60´s y comienzos de los 70´s, en ambientes culturales de clase media universitaria, en Buenos Aires, Punta del Este y Mar del Plata, especialmente. Y cada una se vincula a su vez con otras palabras y otras imágenes, como por ejemplo la botella de whisky y el balde de hielo junto a Vinicius, o los boliches y los pasitos de moda con Música en libertad y las chicas hermosas de las mencionadas revistas con fotografías.
Los imaginarios sociales se nutren de palabras asociadas principalmente a hechos, valores, anhelos, actividades, traumas sociales, así como también a imágenes de época difundidas por las industrias culturales y todo ello referenciando y remitiendo a los itinerarios vitales de quienes contemporáneamente fueron protagonistas, actores secundarios, testigos -o menos aún-, hayan estado o no en esos lugares. Es que los lugares y los hechos aludidos por las palabras están en uno, en la imaginación y en la memoria.
Las palabras, los temas, las teorías que antaño estuvieron en boga no viven por si solas ni eternamente, sino que requieren el hálito de vida simbólica que le insuflan quienes las piensan, las pronuncian, las leen o las escuchan de otros. Ese combustible vital representado por el entusiasmo, la fe, la pasión por la idea y el amor -sin el cual todo está condenado a perecer-, lo ponen los hombres o no lo ponen. En este último caso por muchas razones posibles: por ejemplo porque ellos lo han perdido, porque se vuelve muy oneroso, porque no rinde los frutos esperados, porque daña la máquina (humana), etc, etc, como sucedió con tanta utopía condensada en palabras alrededor de los años mencionados más arriba.
De modo que si para algunos -muchos o pocos no importa demasiado- ciertos temas, significantes y símbolos del pasado pudieran tener una enorme vitalidad, para otros contemporáneos suyos bien pudieran ser absolutamente inocuos.
Por cierto, quienes fracasan son los hombres, no las palabras. Generalmente, cuando éstas dejan de brillar hacen mutis por el foro más o menos rápidamente. Pero cuando los fracasos humanos están demasiado llenos de dolor y de resentimiento obsesivos, así como de culpas irremisibles; cuando ciertos hombres han pervertido el vínculo moral entre el contenido de ciertas palabras otrora memorables y la fe en sus virtudes; cuando al transcurrir el tiempo las palabras, las formas y los envases de ciertas ideas ya no pueden germinar nuevamente porque sus principios activos han muerto, o están enfermos o infectados, entonces, cual vectores contaminantes otros hombres posteriores las eludirán y muchos hasta llegarán a abominarlas.
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