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La evolución de la figura de Artigas a través del tiempo (página 2)

Enviado por Laura Anto


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La patria artiguista, seguidores y disidentes

La patria artiguista está inspirada en una filosofía integradora. Esta está enmarcada por los ríos tributarios del Plata y sus afluentes, y abarcaba del territorio misionero, cortado por el alto Uruguay y que teniendo el presente Ibicuy, el Santa María y el Bacacay, incluyendo el alto Paraná, llegaba hasta la Mesopotamia de Entre Ríos y Corrientes, se extendía a la región santafesina, sumaba las sierras de Córdoba y la misma ciudad tan rica en historia y llegaba, por supuesto a la Banda Oriental, sin excluir las lejanas tierrar de Salta y Jujuy como así a la cercana Buenos Aires. El magno proyecto quería abarcar al Paraguay.

¿Quiénes no compartieron el anhelo de patria? Los integrantes de los cenáculos intelectuales, los jóvenes de animadas tertulias porteñas del célebre Café de Marco, tampoco los europeizados integrantes de la Sociedad Patriótica y las logias, ni los ávidos mercaderes del puerto de Buenos Aires y los grandes hacendados de una u otra orilla, que veían con temor la posible pérdida de privilegios.

¿Quiénes sí lo siguieron? Predominantemente hombres sueltos de la campaña (gauchos y changadores), los tapes, misioneros, negros y zambos, incluso tribus de indios mataraces (como los charrúas), y también los campesinos, por entonces no muy numerosos, los artesanos y rústicos comerciantes. A ellos se sumaron los caudillos provinciales y los sacerdotes patriotas, entre los cuales se encontraban personalidades de auténtica valía intelectual. También algunos respetables hombres de fortuna, no faltaban en la Banda Orienta hombres de este perfil, no obstante la mayoría de los fuertes hacendados y comerciantes que en principio apostaron por Artigas pronto desengañados lo abandonaron.

Los primeros en acompañar a Artigas fueron los habitantes de la campaña, luego se le sumaron familias de Montevideo. Quienes realizaron el éxodo oriental lo hicieron voluntariamente.

El historiador Clemente Fregeiro puso el nombre de ÉXODO por el parecido con la Marcha de Moisés y su pueblo en búsqueda de la tierra prometida. Sin embargo los paisanos lo llamaban la REDOTA, como sinónimo de rumbo o camino a seguir.

El respeto que Artigas suscitaba en sus partidarios estaba basado en la confiabilidad de su conducta carente de toda doblez, es su acriollada honradez y también a que su propuesta revolucionaria expresaba los casi instintivos anhelos de libertad y justicia que oscuramente animaban a buena parte del pueblo.

Para quebrantar el poder de Artigas se castigaban a quienes lo apoyaban, se perseguían a quienes trataran con Artigas o lo ayudaran de alguna manera para establecerles desde la pena de muerte hasta la confiscación de bienes, sin excluir la cárcel o trabajos forzados.

El patriciado en un principio se interesó por Artigas para lograr el triunfo frente a Elío, pero pronto lo fueron abandonando al notar su interés de que "los más infelices sean los más privilegiados", eso afectaría sus propios privilegios e intereses.

"En cada natural de ésta (tierra) puede decirse sin hipérbole hay un artiguista", o sea que todos los indios siguen a Artigas, charrúas, minuanes, gaycurúes.

Aspectos personales

Durante cerca de quince años el prócer vivió en el medio rural, y según documentos en él llevó vida de paisano suelto. Si bien tenía un punto de referencia que era Santo Domingo de Soriano, sus correrías por la campaña oriental eran continuas.

Sus actividades de baquero lo llevaron a trabajar al norte del Río Negro donde entró en contacto con la cultura misionera.

Los documentos de la época colonial reflejan una realidad absolutamente diferente en la campaña que en la ciudad.

La cultura universitaria no reconocía otra cultura que la propia y si el prócer carecía de ella se lo consideraba un inculto, un bárbaro.

Como hombre que había pasado tantos años a caballo y a la intemperie para el prócer no debía serle fácil escribir ni aficionarse a la lectura.

Existía el extendido prejuicio de que para ser inteligente era necesario recurrir a los libros, cuando en realidad las fuentes de conocimiento pueden ser también otras. No se admitía que entre los gauchos e indios incultos pudiera encontrarse personas de gran sabiduría.

Leyendo documento no surge que Artigas fuera un intelectual, sino simplemente un hombre perspicaz y de talento natural, diestro en las faenas del campo.

Mientras la mayoría de los restantes y principales próceres de América Latina estudiaban en los mejores colegios, incluso en Europa, Artigas no tuvo otro maestro que a su austera y aldeana familia y a los padres franciscanos de la escuela de primeras letras a la que concurría, también posteriormente a los indios y paisanos.

Artigas no fue militar de carrera, en realidad fue aceptado u posteriormente hizo una buena carrera por sus habilidades de paisano, era un gran baqueano, conoció la pradera de palmo a palmo, se familiarizó con sus problemas y sobre todo comprendió a su gente.

En síntesis, la personalidad del prócer fue producto de la vida silvestre que la mayor parte de su vida llevó.

El historiador Luis Bonativa a través de testimonios recogidos realiza la siguiente descripción:

"Artigas era más bien taciturno que expansivo; cuando nada tenía que decir permanecía en silencio, pero siempre oportuno, discreto y sincero. Tuteaba a los soldados y los hacía objeto de bromas, pero siempre conservando un envidiable equilibrio entre la reserva y la gravedad necesaria a su prestigio y afabilidad".

Artigas rara vez sonreía, sin embargo no era un hombre áspero. Su cultura rural no lo convertía en un gaucho bruto.

Gustaba de jugar a los naipes, tocaba la guitarra, cantaba y hasta bailaba con bastante habilidad. Un enemigo suyo decía que "bebía y comía parcamente".

Artigas contrabandista

Artigas en varios documentos es mencionado como contrabandista de ganado. El hecho que en la actualidad podría ser impactante en la época no lo era, salvo para poderosos hacendados y para la Corona Española, es actividad era considerada como algo normal.

Carlos María Ramírez a fines del siglo XIX escribe: "si Artigas fue contrabandista en su juventud, esta es harina de otro costal. El contrabando era la reacción natural contra el sistema restrictivo de la colonia. El contrabando violaba sin duda las leyes escritas de la dominación española, pero era al mismo tiempo ley social de la época. Fueron contrabandistas todos los que se dedicaban a la industria y al comercio en el Río de la Plata, a fines del siglo XVIII. Artigas siendo joven aplicó sus facultades excepcionales de actividad, vigor, energía, astucia, al servicio de ese comercio ilícito, pero necesario en aquellos tiempos, y fecundos para las colonias".

La vida de Artigas en Paraguay

Tras la derrota Artigas marchó hacia Paraguay dejando atrás el territorio por el que tanto había luchado. Lanceros y lanceras afroamericanos lo acompañaban, al frente iban el joven Ledesma y el veterano Joaquín Lencina (Ansina). Al cruzar el Paraná fueron escoltados por un destacamento paraguayo. También habían sido acompañados por un grupo de gauchos guaraní-hablantes. Los charrúas en cambio quedaron en la margen izquierda del Paraná. Esperaron el regreso de Artigas hasta que fueron masacrados en 1831. Después se mimetizaron como familias paisanas en Tacuarembó o se dispersaron por algunas provincias argentinas.

Es en 1820 que Artigas inicia su asilo político. El Dr. Francia (Supremo Gobernador del Paraguay) dispuso que fuera alojado provisoriamente en un convento. Luego fue enviado al lejano San Isidro Labrador de Curuguaty.

El Supremo Gobernador del Paraguay coincidía con Artigas en la búsqueda de un desarrollo independiente y con justicia social; pero rechazaba la "soberanía particular de los pueblos", federalista, pues su modelo era centralista autoritario.

Artigas permanece 20 años vinculado a la tierra y a las culturas locales en Curuguaty, él disfrutó de su residencia selvática. Construyó allí su casa de piedra y barro alejada del núcleo poblacional, como era su costumbre.

Los lanceros afroorientales en cambio reciben tierras en las proximidades de Asunción, parajes hoy llamados Camba Cúa y Laurelty, donde siembran y crían ganado lechero, manteniendo su comunidad y su cultura.

En 1840 muere el Dr. Francia y se produce una fuerte convulsión política en Paraguay. Artigas y Ansina son detenidos y engrillados, por considerarlos peligrosos. Pero luego con el ascenso de Carlos Antonio López fueron liberados y Artigas es invitado a volver a Asunción como asesor de Defensa. En 1844 una comitiva va a Curuguaty a buscar a Artigas. Él aceptó acercarse a la capital y mantener un diálogo permanente con el Presidente, pero no aceptó vivir en Asunción. Artigas se despide del pueblo de Camba Cúa y se marcha a vivir a Yvyray.

Tomando sus últimos mates bajo el frondoso yvyrapytá en compañía de su hermano negro, Ansina, líder de los movimientos libertarios afroamericanos, quien lo acompañó en el momento de su muerte.

Ansina luego de la muerte de Artigas fue a vivir a Guarambaré, ya ciego y anciano, vivió sus últimos 10 años de vida junto a la familia de Ledesma. Ledesma era otra afrooriental mucho más joven que Ansina que también había peleado junto con Artigas. Varias veces la figura de Ledesma fue confundida con la de Ansina, tanto sus restos como su historia.

En Curuguaty Artigas era recordado con veneración por los indios cuyos bisabuelos en vida del Prócer le habían llamado "Overava Karaí", el Señor que Resplandece. Los indígenas de Curuguaty consideraban un lugar sagrado al lugar donde había vivido el Overava Karaí (Artigas).

La leyenda negra

Artigas observó como perdía poder político en los últimos hechos armados en la resistencia contra la invasión portuguesa.

Desde ese momento todos los motivos de pasión personal y colectiva que la lucha había engendrado servirían para nutrir los juicios de la leyenda negra antiartiguista.

La clase culta del Río de la Plata no perdonaría por largo tiempo al "caudillo tumultario".

La imprenta era utilizada como herramienta para desprestigiar al líder.

Don Antonio Díaz afirmó a la prensa en Buenos Aires que "había sido gobernada por un caudillo inepto, que no tenía más sentimiento que la ambición".

En la Asamblea Constituyente argentina de 1826, al discutirse la forma de gobierno que debían adoptar las Provincias Unidas, resonó el nombre de Artigas. Gorriti dijo que Artigas "no entendía lo que ella quería decir".

Excelente valoración del carácter y personalidad de artigas redactada por Bartolomé Mitre (quien luego contribuye a imponer la "leyenda negra") en 1841:

"Artigas era verdaderamente un hombre de hierro. Cuando concebía un proyecto no había nada que lo detuviera en su ejecución, su voluntad poderosa era del temple de su alma y el que posee esta palanca puede reposar tranquilo sobre el logro de sus empresas. Original en sus pensamientos como en sus maneras, su individualidad marcada hería de un modo profundo la mente del pueblo. Atractivo pero silencioso, hablaba muy poco y sus órdenes más terminantes se expresaban por el lenguaje mudo que pedía la vida o la muerte de los gladiadores. Sereno y fecundo en arbitrios, siempre se mostró superior al peligro."

Carlos de Alvear, apasionado enemigo de Artigas, interpreta la enorme significación del caudillo sobre los hombres del pueblo:

"Artigas fue el primero que entre nosotros conoció el partido que se podía sacar de la brutal imbecilidad de las clases bajas, haciéndolas servir en apoyo de su poder, para esclavizar las clases superiores y ejercer su poder sin más ley que su brutal voluntad."

Bibliografía

"Artigas y su auténtico perfil" Mario Cayota

"El caudillo y el dictador" Ana Ribeiro

"Colección de clásicos uruguayos" Pivel Devoto

"Artigas. El resplandor desconocido" Gonzalo Abella

 

 

Autor:

Laura Antognazza

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