Algunas transformaciones psiquicas en el hombre y en la mujer en la sexta década de la vida
Enviado por jose cukier
- El espacio para el nieto, ¿develamiento instintivo?
- Generacion intrapsiquica de un espacio para la muerte-
- El camino a la sabiduría
- El problema del envejecimiento
- Perspectiva temporal
- Causas preparadas filogenéticamente
- El envejecimiento desde la perspectiva tópica
En esta presentación me ocupare de desarrolar por lo menos tres fantasías que se hacen dominantes en el psiquismo tanto masculino como femenino n, en la sexta década de la vida-
ESTAS SON: LA FANTASIA DEL NIETO-EL ESPACIO PSIQUICO DE LA MUERTE Y LA PREOCUPACION POR EL ENVEJECIMIENTO-
1-Generación intrapsíquica de un espacio para el nieto-La observación clínica de pacientes senescentes, demuestra con llamativa frecuencia, la aparición de un espacio mental en el cual se desarrolla la fantasía de tener un nieto que va cobrando fuerza hasta convertirse en un deseo, a veces imperativo.
En ésta comunicación me propongo justificar metapsicológicamente ésta posición y proponer además el siguiente interrogante: dentro de los esquemas congénitos adquiridos por vía filogenética, Freud,(1918b), que conforman el núcleo del inconciente, ¿podríamos incluir un esquema hereditario referido a una pulsión, deseo y relación del abuelo con el nieto? Un esquema que puede encontrar su plasmación en la exterioridad, pero aunque así no fuere, se genera intrapsíquicamente y por proyección busca apoyatura en un objeto contingente.
Aparece en la senesencia una lógica en la cual se renuncia al narcisismo omnipotente, reconociendo necesidades y limitaciones. Es lógica porque requiere de la anterior para aparecer, respetando una secuencia evolutiva. En "Tres ensayos sobre teoría sexual", (1905d,) Freud, refiriéndose al desarrollo temporal dice que "[…] la secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales […] parece filogenéticamente establecidas […]". Se instalan vínculos y nuevas relaciones intergeneracionales. Es el padre que se retira dando lugar a los jóvenes y les aporta su experiencia, o el espacio intrapsíquico para dar cabida a los nietos, complementándose las necesidades de la lógica infantil con la lógica a la que retorna el senescente.
En "Más allá del principio del placer", (1920g,? Freud supone al cuerpo, constituído por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra manera, muere por sus propios residuos tóxicos; éstos a su vez, son tróficos para los grupos diferentes. Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y que crean complejidades. En éstas, circula energía, y la reproducción se mantiene, creando ejemplares similares, a la orden de la pulsión de conservación de la especie.
Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos. En los vínculos entre personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la protección de las fronteras comunitarias; la perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los intrusos. Todo ello, asegura la cohesión libidinal, cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores complejidades. En fin, que siguiendo éste modelo aparece en el abuelo la necesidad de dar y requiere del nieto que necesita recibir, complementándose ambas lógicas. -¿Es la creación del espacio mental para el nieto, de naturaleza instintiva propia de la especie?
En tanto conjunto de contenidos heredados, lo inconsciente puede ser entendido como un saber, una preparación para entender, en que el empuje pulsional promueve un esfuerzo para que el aparato psíquico relacione a las vivencias y sus residuos (las huellas mnémicas) según ciertos conceptos, juicios y razonamientos.
Tal vez estos esquemas, este saber preexistente, pueda equipararse con una Gestalt que deriva de las lógicas con que opera el proceso anímico. Freud se refirió a lo inconsciente como "una actividad mental primitiva", y por ello como un modo de procesar, de reordenar y distingue, pues, dos tipos de saber: el de la información de origen instintivo, que predetermina desenlaces psíquicos individuales, y otro, adquirido, correspondiente a formas de pensamiento en que la herencia podría ser cultural. Freud sostuvo que existe una relación entre las vivencias individuales y las matrices filogenéticas. Esta relación es de complementariedad. El factor constitucional tiene que aguardar a que ciertas viviencias lo pongan en vigor; el accidental necesita apuntalarse en la constitución para volverse eficaz. En la mayoría de los casos es posible imaginar una "serie complementaria", según se la llama, en la cual las intensidades decrecientes de un factor son compensadas por las crecientes del otro, pero no hay fundamento alguno para negar la existencia de casos extremos en los cabos de la serie.
Lo que tenemos aquí, dice Freud, no es sino una de las tan a menudo mencionadas relaciones de complementariedad; en verdad, es la más extraña de todas las que hemos conocido.
Y entonces formulo mi interrogante ¿No habrá también una determinación instintiva que permanece latente y hace su aparición en la senescencia activado por una moción temporal. Que puede o no encontrase con la vivencia, con el nieto de la realidad exterior?. Freud, (1918b,) p.110, dice que el factor hereditario es admisible, "[…] cuando el psicoanálisis, obedeciendo al correc-to itinerario de instancias, cae sobre la pista de lo heredado tras irrumpir por el estrato de lo adquirido individualmente […]". ¿Podemos admitir como imperativos categóricos, como impresiones de la cultura, el deseo del nieto?, y en éste caso ¿ésta razón adquirida no será la expresión de la pulsión de autoconservación? Freud,(1918b), sostiene que el instinto tiene su influencia sobre los componentes de la vida sexual. Pero en todo caso el imperativo es el procesamiento del fragmento de la conservación de la especie integrante de Eros.
Comenzando como espacio psíquico se manifiesta luego con mayor vitalidad, (¿una pulsión?) y necesita de un objeto en la realidad para satisfacerse. O bien puede transmudarse en creatividad o sublimación, acorde a la disposición de cada cual.
Surgen los nietos intelectuales, (políticos, artísticos, científicos). Asi como al nacer aparece una pulsión de dormir, Freud, (1904b), ¿con el comienzo de la noción de finitud aparecería el deseo del nieto? O quizá el estrechamiento pulsional adquiere otra cualidad y la llamamos pulsión por el nieto, que denuncia a veces por su caracter pasional, que las fuentes no están agotadas. Es más, dice Freud, (1910c,) p. 124, que "[…] durante los primeros años de cumplidos los cincuenta […] no es raro que en el hombre la libido aventure todavía un enérgico empuje […] estratos todavía más profundos de su contenido anímico se vuelven otra vez activos […] en la oscuridad de la vejez que se aproxima […] su intelecto (se refiere a Leonardo), ya se había remontado hasta los supremos logros de una cosmovisión que dejaba atrás a su época […]". Esta cita es para sustentar la posibilidad del advenimiento una nueva cosmovisión en la senesencia, que incluye la necesidad religiosa, el sentimiento oceánico, y la necesidad del nieto. Este se incluye en una representación grupo más complejas y abarcativa, que exige el desarrollo de ciertas funciones intrapsíquicas, que se refieren a un operador que conduce al yo de un tipo de configuración social más simple a otra más elaborada. Este es el papel de los iniciadores. Más bien podríamos inclinarnos a pensar que el proceso psíquico generado por el instinto, se desarrolla de manera independiente a la vivencia, y que el esfuerzo exige un reordenamiento de los estratos mnémicos y con ello el desarrollo de nuevas lógicas que serán conquistadas por el yo, (1920g.)
El espacio para el nieto, ¿develamiento instintivo?
Con el desarrollo, cada estrato mnémico reordena a los anteriores de un modo más complejo, en una teoría basada en la contrucción, Los criterios lógicos que imponen el reordenamiento pueden atribuirse en parte al instinto y en parte a la construcción.
Es consecuencia de una elaboración de traumas imbricada con las actividades derivadas del empuje pulsional.
El vínculo con el nieto se presenta primero como relación intrapsíquica del yo con las representaciones, y sólo luego con personas del medio. En nuestro caso, puede expresarse como la simpatía o la "adopción" de nietos sustitutos, o el despla-zamiento en derivados como por ejemplo los animales domésticos.
Se trata de representaciones preconscientes, que tienen el valor de una transacción entre los deseos edípicos revertidos, del narcisismo y de la conservación de la especie. Luego, por proyección, busca plasmarse en el mundo. Otros niños ajenos, pueden operar como una suerte de "iniciadores". De la misma manera que nuestros años infantiles, en que jugabamos con muñecos que sustituían el deseo de tener niños, estos nietos iniciadores nos encaminan hacia el nieto propio. El concepto de los inciadores Freud lo mencionó fragmentariamente en varios trabajos, (1905e, 1908e, 1910h, 1918a, 1928b.)
Este iniciador al nieto, ofrece una transacción entre la necesi-dad y la frustración de la realidad. Los remanentes de libido genital despertada, invisten la representación del objeto, para luego buscarlos en la exterioridad.
Generacion intrapsiquica de un espacio para la muerte–
En su trabajo de la escisión del yo…", (1940e [1938]), que fué terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[…] como se sabe solo la muerte es gratis […]", p.275, referencia al territorio final de la vida individual.
El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice;"[…] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello […]", p.302, El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra.", p. 303. Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo,honesto silencio.
Se inicia, en la tercera edad el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte. De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada. Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello.
El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituído las huellas mnémicas.
Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico.
Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital.
Los vínculos con el mundo se procesan según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a), parecida a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo sin límite.
La unión con el ello es proyectada en el exterior. Se genera una exterioridad temporo espacial Por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida. Al abrigo de un superyo amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar. Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos.
El camino a la sabiduría
La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este descubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande.
Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (1969) Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo. Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino a la sabiduría. Esta implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales.
El problema del envejecimiento
En primer lugar veamos el concepto de tercera edad desde la perspectiva psico- dinámica, sustentándolo en algunas de las teorías psicoanalíticas como, la de la temporalidad, de la evolución libidinal, del narcisismo, de la constitución de la interioridad psíquica, del principio placer-displacer y de las fuentes pulsionales, entre otros.
Veamos una somera revisión del concepto sustentándolo en algunas citas Freudianas. Freud, (1905a), postulaba que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos, y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento.
Alcanzar la tercera edad es una viscisitud libidinal en cuanto a su producción, aumento y disminución, distribución y desplazamiento, Freud, (1895b, 1905d, 1921c). Con la edad la libido no disminuye sino, al contrario aumenta, (1895b), çp. 102. En éste artículo, Freud lo afirma aldecir que en el varón "[…] en la época de su potencia declinante y su libido creciente […]"; y tambien en "Leonardo…" donde dice que "[…] despues de cumplidos los cincuenta […] no es raro que en el hombre la enérgico empuje […]", Freud, (1910c), p. 124, (my italics).
Es una fatalidad del desarrollo temporal, Freud, (1905d). Se vincula con el progresivo retiro de la libido de los objetos de amor, Freud, (1914c). En las "Conferencias…(1916-17), dice que con el correr de los años -"influencia crónica"-, se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo.
Es la adherencia libidinal a objetos perdidos, inferencia lícita a partir de lo dicho en "La transitoriedad", (1916a), p. 311; "[…] todavía somos jóvenes y capaces de vida cuando se sustituyen los objetos perdidos por otros nuevos, […]."
Es un agotamiento de la fuente pulsional. Freud, (1923b), compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rije y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que,al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere. Es la liberación y transporte del pasado a un presente esperando el porvenir, Freud, (1937c).
Una acumulación de pérdidas con la edad y al "[…] agotamiento de la capacidad receptiva – una suerte de entropía psíquica- […]", Freud, (1937c), p.244. Una etapa del desarrollo (¿post-genital?), Gagey, J. (1992).
Un enriquecimiento de la personalidad con la maduración como los quesos y los vinos), H. Péquignot,(1981).
Es no disponer de viejos ante sí, solo de su memoria; tener jóvenes que tienen proyectos de los cuales no disponemos y cuya realización será una incógnita para nosotros.
Perspectiva temporal
Desde la perspectiva temporal, la tercera edad es el lugar de integración del saber y la constitución de la historia; el instante de síntesis del pasado con un proyecto que va dejando de ser tal, por obra de un pensamiento fundado en la historia., pero generando nuevos acordes a la etapa vital. El yo registra e intenta armonizar la idea de lo probable con el sentimiento de posibilidad, incorpora la vivencia, lo fortuito. Esto genera sorpresa con relación al acontecimiento pasado.
A cada instante éste pasado sufre reorganizaciones que dan por terminadas las ideas de verdad. La reorganización consiguiente se manifiesta como una revelación, un dato nuevo que asegura, o no, una más acabada significación.
La toma de conciencia posterior exige una reelaboración que conduce a una puesta al día.
Así visto, en la tercera edad se constituye, paradojalmente una actualización progresiva e incierta.
El aparato psíquico se despliega y vive en el espacio a través del ritmo temporal generado por los encuentros. El paso del tiempo es marcado por las pequeñas ausencias, separaciones, pérdidas y duelos que dan vida a la interioridad.
El errar aprendiendo y aceptando el paso del tiempo; ligando y vertebrando el transitar y la ausencia, forma parte de la aventura de la vida.
La mudanza de la incertidumbre a la verdad y su inversa, se constituyen sobre los ejes de la relación placer /displacer, incertidumbre /verdad apoyados en el tiempo que les va dando mate-rialización.
Recordemos la "Carta a Romain Rolland…Freud, (1936a); "[…] Una se comportó como si […] se viera obligada a creer en algo cuya realidad le parecía incierta […] y ahora ya no le asom-
brará a usted que el recuerdo de la vivencia en la Acrópolis me frecuentara desde que ancia-no yo mismo […]", p. 214, 221, (my italics).
Por la vía del recuerdo, el texto habla de la relación de Freud con la duda. Esta se debe a la incertidumbre que su realidad cultural le posibilitaba. Luego, cuando viaja, a Grecia la experiencia le permite verificar aquello que la cultura enseña y asi reducir la eventualidad.
Lo que antes era proyecto, pensamiento, es legalizado por el envejecimiento que le permite la verificación a través de la experiencia. Luego, viejo, ya no puede viajar y certificar lo que la cultura enseña.
La perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.
Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio van dejando marcas. Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:
Causas preparadas filogenéticamente
I.a. Causas de la especie. Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[…] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscarla en la historia primordial de la especie […]", y agrega que "[…] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales […] parece filogenéticamente establecidas […] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo […]", p. 241. La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).
I.b. Factores hereditarios. En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.
II Causas vinculadas con el contexto.
Para éstas causas a citaremos una defensa escasamente desarrollada por Freud.
Nos referimos a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias….(1916- 17, conf.24), y dice que "[…] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas […]", p. 353, (my italics).
Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow, Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo.
Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales. Posiblemente éstas, estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación.
En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los poductos de su propio metabolismo.
En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefini-damente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas dificiles de procesar, particulramnete de cicatrices originadas en heridas narcisistas.
La viscosidad de la libido (1905d, p.221-2; 1915f, p.259; 1916-17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149-50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación
(Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit). Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".
Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo. De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.
El envejecimiento desde la perspectiva tópica
La libido despliega un movimiento signado por la creación de agregados de complejización creciente que Thanatos desorganiza. Lo singular de una fase del desarrollo no es solo la investidura de una zona, sino también el despliegue de una organización mental.
La estructuración del psiquismo tiene, clásicamente, su colofón en la genitalidad. Culminaría con la carga pulsional de la función genital y la elección de objetos no narcisistas.
Quiere la teoría clásica que más allá de ésta organización pulsional no exista otra que ofrezca apoyatura en un salto progresivo. La vida psíquica se construye con una progresiva apertura hacia los otros. Para
alteridad así descubierta, se continúa más allá de la genitalidad con el intercambio de palabras que van anudando relaciones distintas. Así como la estructuración mental se apuntala en relación con el cuerpo y sus funciones, las representaciones mentales creadas y catectizadas en el curso de la mentalización, con capacidad de dar apoyatura y producir efectos específicos, es por lo menos concebible. Sustenta la posibilidad de una fase más allá de la genital, ¿la postgenital?, que deviene con el envejecimiento; Paul-Laurent Assoun, (1983), p. 172. Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[…] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan […]". (diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l).
Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente, excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación de la erogeneidad global del cuerpo. Algunas zonas se hacen más erógenas que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles.
En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[…] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona […] trabajo espléndidamente todo el día […] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía […]", (my italics). (Schur. op.cit. p.469). La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por tal motivo es que la exitación somática -no sexual- es pasible de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c). El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud, (1937c) el "[…] domeñamiento de la pulsiones […] fracasa y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[…] el poder incontrastable del factor cuantitativo […]", p. 229. En el "Esquema…, Freud, (1940a), sostiene que "[…] este proceso no siempre se consuma de manera impecable […] han preexistido
fijaciones de la libido a estados de fases más tempranas, cuya aspiración independiente de la meta sexual normal, es designada perversión […]", p. 153. Estamos en el capítulo de las perversiones seniles.
La tarea de la libido es volver inocua la pulsión destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[…]. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder […]", reud, (1924c), p. 169. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a).
Cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático.
Este es un determinante capital en el envejecimiento. "[…] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo […]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte. La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los traumas, Freud, (1892), "[…] Los traumas psíquicos […] desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección […]", p. 174.
Thanatos, como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando. La agresividad, diferente de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación, da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza. La incipiente defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de vida y muerte se separan.
El fin se preanuncia con una suerte de "agonía libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979). Ciertamente que la observación corriente de la economía psíquica subraya una retracción libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo y movilización sobre el Yo y el cuerpo. Pero cabría plantearse si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los redes de intercambios (apegos) que plantea la vida. La posibilidad de intercambios tiene una vulnerabilidad depen-diente de las series complementarias de cada quién y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables, Freud, (1916-17, 1920g).
Pero si pensamos que somos escencialmente deseantes y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es de orden económico sino de sentido .
Entonces la decadencia de los intercambios en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos. La única necesidad es la de la muerte. En definitiva, el envejecimiento es el trayecto en el que se da la mutación de las identificaciones. En el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos. Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo, por el narcisismo envuelto de su omnipotencia infantil. Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino. Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto. Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella).
Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida. Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar.
Epopeya dolorosa y fascinante.
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Autor:
DR. JOSE CUKIER