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Las primeras ideas filosóficas en Cuba, necesidad de su conocimiento para el futuro ingeniero


Partes: 1, 2

     

    1. El ingeniero en el presente: visión y perfil
    2. El pensamiento filosófico cubano y latinoamericano
    3. Martí y Marx, raíces de la revolución socialista de Cuba
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía consultada o parcialmente transcripta

    Introducción

    Durante varios siglos la Filosofía de la Ciencia y mucho más tarde la Filosofía de la Tecnología, junto a la Sociología y la Historia, se han esforzado por aclarar aspectos claves de la actividad científico técnica, sobre todo de los procesos de conocimiento involucrados en ellos. Temas como el de la racionalidad científica, la verdad y el error, los métodos de investigación, la estructura de los temas contemporáneos, los criterios del progreso científico, ente otros; junto a otros más sociológicos como la influencia de los valores (morales, políticos, etc.) en la ciencia el comportamiento de las comunidades científicas, las políticas científico tecnológicas hasta otros más recientes como el papel del género en la ciencia, por sólo colocar algunos ejemplos, han sido cuidadosa y polémicamente elaborados desde la Filosofía y otras disciplinas sociales.

    La tecnología moderna apoyada en el desarrollo científico (Tecnociencia) ejerce una influencia extraordinaria en la vida social en todos sus ámbitos: económico político, militar, cultural. La Revolución Científica del Siglo XVII, y la Revolución Industrial iniciada en el Siglo XVIII fueron procesos relativamente independientes. La fecundación recíproca y sistemática entre ciencia y tecnología es, sobre todo, un fenómeno que se materializa a partir de la segunda mitad del siglo y se acentúa notablemente en el siglo actual. El tránsito que vivimos del siglo XX al siglo XXI es un período profundamente marcado por el desarrollo científico y tecnológico.

    La mayor parte del mundo, sin embargo, apenas tiene participación en la definición y ejecución de los cursos científico técnicos. Se ha dicho que la ciencia mundial está aún más concentrada que la riqueza mundial. América Latina, por ejemplo, tiene muy poca participación en ciencia y tecnología: más del 2% de los científicos e ingenieros que realizan tareas de investigación y desarrollo en el planeta y algo más del 1% de los recursos que se invierten con ese fin. Sobre todo desde los años sesenta se viene insistiendo en que la salida del subdesarrollo obliga a crear capacidades en ciencia y tecnología; pero los discursos han desbordado a las realizaciones prácticas.

    Dentro de ese panorama la posición de Cuba es muy singular: en relación a sus recursos económicos el país ha hecho un esfuerzo extraordinario en ciencia y tecnología lo cual expresa una voluntad política muy definida. Cuba sigue apostando al desarrollo científico y tecnológico como vehículo del desarrollo social. La ambición por satisfacer las necesidades humanas básicas

    (en salud, alimentación, etc.) y la necesidad de articular de modo beneficioso la economía cubana a la economía internacional, son los móviles del desarrollo científico y tecnológico cubano que descansa en un esfuerzo educacional sostenido por casi 50 años.

    El asunto de la comunidad científica requiere una observación adicional desde el Tercer Mundo. Las comunidades de la periferia de la ciencia se caracterizan por la inferioridad numérica (casi nunca hay lo que se suele llamar "masas críticas", es decir, el número de personas que permitan articular un trabajo colectivo); a esto se suma que las revistas, libros y otras publicaciones se gestan en los países del "Centro" y el arbitraje de lo que se va a publicar se realiza según los criterios de esos países. Así, lo que se juzga como relevante, lo que se premia, las invitaciones a congresos,, becas, etc. se definen con criterios del "Centro". Alguien ha dicho que la ciencia es la más tradicional de las empresas modernas.

    Puede ocurrir que un trabajo sea relevante a nivel local (una innovación técnica, el caso de una fuente de energía) pero signifique poco en relación a las prioridades del "centro". En ese caso el científico encontrará escasas posibilidades de publicar, recibir honores, etc. Esto conduce a las personas a frustraciones y es parte de los estímulos a la fuga de cerebros que las potencias desarrolladas cultivan con toda intención.

    II. DESARROLLO

    El ingeniero en el presente: visión y perfil

    La palabra "ingeniero" tiene su raíz en el latín: "ingenium". Por "ingenium" se entiende las disposiciones naturales de un ser humano o las cualidades innatas de una cosa. A esta primera acepción siguen "inteligencia", "talento", "genio". Sólo en la quinta acepción, "ingenium" designa tanto "invención" como "inspiración". De "ingenium" deriva "ingeniosus": el que tiene talento. A mediados del siglo XVI, "ingenioso" se aplicará a quien tiene habilidad para la invención o la construcción. En realidad, esta última extensión está implícita en la palabra originaria "ingenium", formada por la partícula in más el verbo gigno o geno que quiere decir engendrar.

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