Resumen
Al considerarse la infección por VIH/SIDA un problema de salud, al cobrar cada vez mayor cantidad de víctimas, se realiza breve revisión del comportamiento de la infección durante los últimos siete años en las diferentes latitudes y se reflexiona sobre la situación que vive la persona enferma, por las barreras existentes y la estigmatización que les hace sufrir una doble condena: la enfermedad y el rechazo de la sociedad. Se identificaron los dilemas de la ética asociados al paciente con VIH/SIDA haciendo énfasis en la autonomía, la justicia y la beneficencia y los conflictos que se ciernen tanto en el paciente enfermo como en la familia, el personal facultativo de atención y la sociedad y se concluye en el contraste existente con la situación de la atención primaria de salud en Cuba, donde según las características del marco geo psicosocial y el contexto histórico concreto en que se desenvuelve el país, implica el cumplimiento de dichos principios según el rol que desempeñe cada una de las personas que se involucran. Todo esto convoca a la reflexión en cuanto a la necesidad de ampliar la educación, información y comunicación sobre el VIH/SIDA; para así además, ampliar la percepción del riesgo, la forma de prevención y las características de la enfermedad, para hacer posible la eliminación de la estigmatización del individuo enfermo, viabilizar la disminución de obstáculos para su integración a la sociedad y el mejoramiento de su calidad de vida al disminuir también los elementos que afectan su integridad personal.
Introducción
El VIH SIDA constituye un problema de salud en muchos países y cada vez cobra mayor cantidad de víctimas. En Asia oriental tuvo un crecimiento de aproximadamente 50% entre 2002 y 2004, sobre todo por el rápido crecimiento que afecta a China. Europa oriental y Asia central, presentaron un incremento de 40% más de personas viviendo con el VIH con relación a 2002. La región de mayor afectación es el África subsahariana. Allí la cifra de personas que viven con el VIH, representan 64% de todas las personas que viven con él y posee, 76% de las mujeres que sufren los efectos del mismo. A la región de África austral corresponde la tercera parte de todas las defunciones por SIDA. La epidemia posee comportamiento en desigual manera en los diferentes países del continente africano. El comportamiento estadístico en los lugares donde se presenta un descenso es solamente aparente, pues no es más que el reflejo de las muertes que ocurren. Los datos nacionales sobre el VIH, no muestran la realidad de la epidemia en el África.
Al analizar la afectación según el sexo, se observa que cerca de la mitad de personas que viven con el VIH son mujeres. En África subsahariana, 76% de las personas de15 a 24 años de edad que viven con ese germen son muchachas (1,2)
Según informaciones de la Organización de Naciones Unidas, 33,2 millones de personas sufrían de SIDA en diciembre de 2007 y más de 16,3 millones habían muerto de esa afección; de ellos, 14 millones en África. (3).
Posible disminución de la prevalencia de esa infección. En África subsahariana
Al revisar el Caribe, se encuentra la segunda tasa más alta del mundo y el SIDA constituye en esa región, la principal causa de muerte entre adultos de 15 a 44 años. (2)
Al analizar estas tendencias, cabe reflexionar sobre la necesidad de mayor protección a las mujeres así como mayor información sobre el SIDA, pues se destaca la desigualdad en función del sexo y el VIH. Ahora bien: ¿De qué manera puede hacerse un trabajo meritorio que ofrezca los resultados que se desean si en cada región existe una situación y comportamiento diferente y este se relaciona con sus costumbres, mitos y leyendas? He ahí la importancia de analizar los aspectos éticos que se relacionan con el VIH/SIDA, porque es necesario enfocar la epidemia con estrategias que rompan las barreras existentes con relación a la persona enferma. El paciente con SIDA y el comportamiento de él y de sus familiares, amistades y del personal de salud que le atiende y la sociedad, conlleva a situaciones generalmente difíciles, ya que incluso los familiares llegan a rechazarlos y por ende al ocultarse la realidad, aumenta el riesgo de evolución más tórpida para el paciente y las posibilidades de contaminación con aquellos que desconocen su convivencia con el VIH.
El enfermo con SIDA sufre estigmatización ya sea por miedo o perjuicio y ese individuo es un miembro de una comunidad en la que sufre y padece una doble condena física y moral. Por tanto el VIH/SIDA y los dilemas asociados a él constituyen un problema de salud y a valorar entre los problemas de la ciencia. (4).
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