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Calidad y Gestión de la Calidad en la Administración Pública en el Perú


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    "…Cuando la contaminación inmoral llega a los extremos a que hemos llegado, la gente de tanto defenderse se acostumbra, y al acostumbrarse nada le parece anormal y hasta defiende el sistema. Del "qué cosa quieres que haga", se pasa al "en otros países es peor". Ya nada causa asco. Es la fuerza de la costumbre."

    Herbert Morote

    Mi interés en el tema de la necesidad de modernizar las relaciones entre el gobierno y el ciudadano, el servicio público y el contribuyente, surgió desde hace mucho tiempo, específicamente por el año 1,987 cuando era un bisoño estudiante de derecho del segundo año fui a la capital para realizar mis prácticas pre graduales y también veía la luz "El Otro Sendero"[1] de Hernando de Soto.[2] Por entonces la capital era incesantemente bombardeada por Sendero Luminoso y los niveles de corrupción y corruptela del primer gobierno del Presidente Alan García, mucho de esto último se plasmaba en una maquinaria burocrática a nivel de ministerios absolutamente elefantiásica.

    Cuando fui a visitar a un tío mío que trabajaba entonces por el Ministerio de Energía y Minas para ver lo de las famosas prácticas recuerdo que fue una experiencia bastante desalentadora debido a que mi tío era nada mas ni nada menos que "asesor del ministro", lo que me generó naturales expectativas de que se iba a producir un encuentro cercano con la majestuosidad de un Ministerio. Grande fue mi sorpresa al ingresar al edificio de San Borja y luego de pasar por pasillos abarrotados de personal vestido de terno y sastre, a cada paso constataba el evidente exceso de personal, finalmente llegué a la oficina de mi tío, que al fin y al cabo no era mas que uno de los tantos –algo de veinte- "asesores del ministro". Todos agolpados de a dos o de tres en escritorios desvencijados.

    Me comentó, al ver mi extrañeza que él tenía suerte dado que en la mayoría de los casos los otros "asesores" no tenían escritorio y dentro de los que tenían un lugar en los escritorios la mayoría simple y llanamente no tenía "chamba", él sí. El asunto era de ripley porque mucho de toda esa marea de personal simple y llanamente se limitaba a leer los periódicos, no podían desarrollar trabajo alguno porque inclusive el asignarles una máquina de escribir y el papel que debía digerir esa máquina significaba un gasto insulso para el Estado. Estando así las cosas me llamó francamente la atención el hecho de que no había espacio para prácticas pero que lo que si podíamos hacer era ver si me daban "trabajo". -"Pero si allí no entra una aguja mas"- pensé. No importa, me dijo mi amoroso pariente, hacemos tu curriculum al toque, lo presentamos y… ¡zaz! lo podríamos lograr…solamente faltaba (cómo no?) el carnet partidario. Obviamente uno de los requisitos era que debía regularizar cuando antes mi situación laboral obteniendo de alguna manera un carnet aprista. Basta tío, -hasta allí nomás- pensé y me fui con una clara imagen de lo que era la burocracia en mi país.

    Posteriormente con la caída del muro de Berlín y el mensaje globalizador que desnudó las malas prácticas en los gobiernos en esta parte de la región y seguramente más lejos en aquellos países detrás de lo que era la llamada cortina de hierro, la estructura que sostenía esas monstruosas burocracias también colapsó, pasando radicalmente de un estado (con minúsculas) de agarrotamiento del aparato estatal, a un gobierno que solamente participaba en aspectos regulatorios mínimos.

    Surge como inquietud la posibilidad de implementar una administración pública que tenga objetivos claros para el logro del bienestar general, que no es otra cosa el principal complejo axiológico hacia donde se deben de direccionar los esfuerzos de todos. Así nos encontramos con el Libro Blanco.

    El Libro Blanco es un instrumento emitido por las Administraciones Públicas de los países que conforman la Unión Europea y que detalla las pautas para lograr el objetivo de una administración pública moderna y acorde a la nueva dinámica que presenta la sociedad.

    Los ejes del Libro Blanco europeo son los siguientes según el instrumento del VII Congreso Internacional del CLAD[3]sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, realizado del 8 al 11 de Octubre del 2002 y cuyo texto ciertamente está plenamente al alcance de todos en la web: "a. Promover la gestión de calidad en las Administraciones públicas. b. Mejorar la atención a los ciudadanos y establecer un sistema integral de comunicación con la Administración. c. Configurar una organización flexible y eficaz. d. Definir una nueva política de dirección y desarrollo de las personas. e. Integrar la Administración Pública en la Sociedad de la Información y del Conocimiento. f. Favorecer la competitividad del sistema económico y hacer sostenible el progreso." Nosotros nos enfocaremos en el primer punto.

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