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Reflexiones acerca de la necesidad de desarrollar la competencia comunicativa en estudiantes de la carrera de Derecho


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. El subsistema no verbal de la competencia comunicativa
    4. Importancia del componente paralingüístico de la comunicación en el actuar profesional del jurista
    5. Bibliografía elemental

    RESUMEN

    Se realiza una aproximación conceptual a la competencia comunicativa a partir de los criterios de diversos autores que representan diferentes enfoques. Esta competencia ha sido poco tratada en los predios de la formación profesional de los juristas, por lo que su sistematización teórica, aunque es de vital importancia para elevar la calidad de los estudiantes de la carrera de Derecho, no ha tenido la atención requerida. Se analizan los diversos enfoques, estructura y subsistemas que la comprenden. Se destaca la importancia del desarrollo de la competencia comunicativa para el éxito del proceso de interacción profesional en diferentes contextos jurídicos.

    PALABRAS CLAVES: comunicación, competencia comunicativa, formación profesional.

    POSIBLES CLIENTES: profesores, investigadores, juristas, estudiantes de Derecho.

    INTRODUCCIÓN-

    En la contemporaneidad, no se concibe hablar de la formación del profesional sin hacer referencia alguna a la competencia como categoría que nace en el mundo del mercado y se convierte en objeto de atención en la gestión de recursos humanos como respuesta a la formación laboral y a la selección de personal. Actualmente, este término polisémico y controvertido, ha sido asimilado por diversas ciencias y a su alrededor se han esbozado múltiples conceptos que responden a diferentes enfoques. Por ello, su utilización deviene una fuerte polémica entre los especialistas.

    Es frecuente encontrar en los círculos académicos y científicos de todo el mundo autores como Robert Brien y Temer D. Fröhlich, quienes defienden la congruencia entre los términos competencias, capacidades y habilidades, asunto en torno al cual no existe consenso todavía. Sin embargo, se coincide con autores que plantean que cada competencia conjuga habilidades prácticas, conocimientos, actitudes, valores y emociones que se movilizan en función de una determinada actividad para que esta sea realizada con eficiencia y eficacia.

    La complejidad que representa la temática, no solo abarca su concepción e instrumentación, sino que se extiende incluso a su formación. Las competencias no se producen espontáneamente ni de manera inmediata. Requieren de intencionalidad educativa, proporcionada por los sujetos que intervienen en el proceso (bilateralidad) y de una continua sistematización. Se desarrollan en la acción, se construyen paulatinamente a medida que los alumnos se apropian de un conjunto de saberes. Involucran diferentes capacidades para el desempeño profesional y por lo tanto, suponen la puesta en juego de una escala de valores que las dota de sentido dentro de cada contexto específico.

    Dentro de ellas la competencia comunicativa ocupa un lugar importante, sin embargo, no existe un estudio sistemático que sustente teóricamente su vinculación con las disímiles áreas de la ciencia con las que se relaciona. En la actualidad se reconoce como parte de las competencias profesionales. La necesidad de su desarrollo en los profesionales actuales ha "obligado" a su incorporación como exigencia de la educación superior dentro de la formación profesional de todos los estudiantes universitarios, especialmente la de los estudiantes de Derecho.

    DESARROLLO

    La competencia comunicativa se incorpora al pensamiento científico en la década de los sesenta del siglo XX, signado por la autoría lingüística de Noam Chomsky, quien la definió como "capacidades y disposiciones para la interpretación y la actuación". Esta definición se ha enriquecido hasta la actualidad no sólo por lingüistas como él, sino también por profesionales de diversas áreas de la ciencia como la Psicología, la Pedagogía, la Sociología entre otras.

    Desde una perspectiva lingüística, de acuerdo al análisis efectuado por Dalila Aguirre, se considera que además de N. Chomsky se destacan autores como Dell Hymes, para quien la competencia comunicativa comprende la competencia lingüística, la socio-lingüística, la discursiva y la estratégica; Canale y Swain coinciden en que las dimensiones de la competencia comunicativa apuntan hacia el aspecto verbal y pragmático, pues tienen en cuenta el conocimiento de las estructuras lingüísticas, la adecuación de su uso a las exigencias del contexto, la estructuración coherente del discurso y el empleo de estrategias efectivas para iniciar, desarrollar y finalizar la comunicación; Caridad Cancio define la competencia comunicativa como "aquella que comprende lo gramatical, pero también actitudes, valores y motivaciones referentes a la lengua, a sus rasgos y usos, e integra actitudes para la interrelación de la lengua con otros códigos de la conducta comunicativa". Cot, siguiendo los criterios de Canale y Swain, define el concepto de competencia pragmática. Charaudeau propone retomar aspectos tratados por la pragmática, la enunciación y la sociolingüística dentro de una teoría del sujeto y Beltrán la aborda como una habilidad necesaria para la participación. Particular importancia tienen los trabajos de la cubana A. Roméu, quien desde el 2003 hasta el 2005 ha trabajado el enfoque comunicativo como elemento que integra las áreas del desarrollo humano que posibilitan la participación del sujeto en diferentes contextos comunicativos. Hernández y Matos, por su parte se detienen también en este asunto y basan su estudio en el enfoque funcional de la competencia comunicativa.

    Desde una perspectiva estrictamente pedagógica pueden citarse autores como Emilio Ortiz y Forgas. El primero, concibe la competencia comunicativa como "la capacidad del maestro para establecer una comunicación efectiva y eficientemente óptima -con sus alumnos- al desarrollar en su personalidad un estilo de comunicación flexible y lograr resultados educativos deseados". Además, describe tres etapas para el desarrollo de competencias comunicativas y elabora un conjunto de exigencias dirigidas a la personalidad del maestro para ser competente comunicativamente e influir de manera positiva en el desarrollo de estas en los educandos. El segundo, Forgas, señala que "el talento comunicativo requiere de un determinado nivel de desarrollo de la inteligencia para saber, saber hacer y saber actuar, que no es bajo, ni necesariamente excepcional". Por otra parte, Parra y Mas consideran que la competencia comunicativa pedagógica incluye los procesos lingüísticos, psicolingüísticos y sociolingüísticos. Reconocen el componente subjetivo de la misma y se pronuncian por evitar que el carácter reduccionista de la Lingüística trascienda a la competencia comunicativa.

    Desde el punto de vista de la Psicología se destacan los trabajos de D. Zaldívar, quien define la competencia comunicativa como "el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, valores y comportamientos que nos capacitan para la producción, recepción e interpretación de mensajes de diferentes tipos y a través de diferentes canales, que facilitan y promueven el inicio, mantenimiento y fin de relaciones interpersonales positivas". A. M. Fernández aborda la competencia comunicativa como un factor de la eficiencia profesional del educador y señala que la presencia de una orientación psicológica favorable a la relación humana y el dominio de un saber profesional de habilidades, procedimientos y técnicas facilitan la eficiencia en el proceso de comunicación interpersonal.

    Actualmente, ante las demandas de la sociedad cubana, resulta imposible ignorar que los alumnos de Derecho necesitan convertirse en comunicadores de excelencia, capaces de construir y emitir mensajes comprensibles y coherentes con las situaciones comunicativas diversas en las que deberán interactuar a su egreso, al propio tiempo en que puedan interpretar con facilidad los que reciben. Para lo cual se apela al enfoque comunicativo, cuya esencia se materializa en el desarrollo de la competencia comunicativa en los estudiantes. Algunos autores la dividen en: lingüística, socio-lingüística, discursiva y estratégica, lo que se tendrá en cuenta para la realización de la investigación que se presenta.

    Desde esta perspectiva la competencia comunicativa se concibe como un sistema dentro del cual se manifiesta la unidad entre comunicación verbal y no verbal, considerados a partir de este momento como subsistemas. La interdependencia de ambos subsistemas en el ámbito metodológico, presupone un equilibrio en el que dialécticamente interactúen evitándose las incongruencias que pueden existir entre ellos. Si el mensaje verbal no está en consonancia con lo que se expresa de forma no verbal, la comunicación tiende a confundir, ofrece dudas, contradicciones, desconfianza, por lo que ambas formas deben tener una absoluta identificación y acuerdo. El subsistema no verbal adquiere gran valor, debido a que su empleo frecuentemente inconsciente, puede llevar a una falta de sintonía entre los sujetos que intentan comunicarse.

    El desempeño laboral del jurista se realiza preferentemente mediante la comunicación oral (verbal-no verbal), sobre todo asociada al uso de la palabra hablada, en la que el empleo correcto de la lengua y el uso racional de la voz ocupan un lugar especial. En este sentido, palabra y signos no verbales imprimen a cada jurista un sello exclusivo que puede favorecer o no su realización profesional. No obstante, debe señalarse que el subsistema verbal ha sido mejor atendido en los estudiantes de la carrera, contrario sensu el subsistema no verbal. Este último comprendido en la diversidad de sus componentes, se manifiesta en conjunto con la palabra e impacta fuertemente a los interlocutores-perceptores, y en ocasiones llega a sustituir al verbal. El empleo consciente y armónico de los elementos de ambos subsistemas en consonancia con el contexto y situación comunicativa, unido a una adecuada percepción de los mismos, evidencia un comunicador competente.

    En la exploración realizada por la autora en las obras de diversos estudiosos de la materia, no se advierten antecedentes investigativos que se concreten en la formación de la competencia comunicativa del jurista en los centros de educación superior del país, en esta dirección es justo reconocer los siguientes aspectos:

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