Aunque no nos corresponde aquí realizar un tratado sobre la ciencia moderna, quisiéramos incluir algunos elementos que sirvan de base a la reflexión que intentamos presentar. Es un hecho cierto que en la ciencia moderna predomina el modelo de la aplicación técnica. En efecto, la aplicación técnica es la forma social y la verdad social de la ciencia moderna. Según el sociólogo jurídico Boaventura de Sousa Santos (Santos,1991:12-13), el modelo de la aplicación técnica posee características que lo han conducido a una crisis desde hace décadas y que hace necesario el surgimiento de otro modo de pensar y hacer la ciencia, otro modelo que él denomina el modelo edificante de la ciencia. Resumamos algunas de las ideas que sustentan su tesis, y su nuevo planteamiento.
En la ciencia moderna, afirma, la aplicación del knowhow técnico vuelve dispensable y hasta absurda cualquier discusión sobre un knowhow ético. La naturalización técnica de las relaciones sociales oscurece y refuerza los desequilibrios de poder que las constituyen. Así, la aplicación técnica de la ciencia moderna asume como única la definición de la realidad dada por el grupo social dominante y la refuerza. En la aplicación edificante, el científico debe involucrarse en la lucha por el equilibrio de poder en los distintos contextos de aplicación, y para eso, tendrá que tomar partido por uno de aquellos que tienen menos poder. La aplicación edificante procura y refuerza, además, las definiciones emergentes y alternativas de la realidad; para eso, vuelve ilegítimas las formas institucionales y los modos de racionalidad en cada uno de los contextos. Este proceso de ampliación de la comunicación y el equilibrio de las competencias coadyuvarán a la creación de sujetos socialmente competentes. En el modelo de aplicación técnica, el conocimiento es unívoco y su pensamiento es unidimen- sional, quien lo aplica está afuera de la situación existencial en que incide la aplicación y no se afecta por ella. Aquí los saberes locales son normalmente rechazados. La aplicación edificante, por el contrario, siempre tiene lugar en una situación concreta en la cual quien aplica está existencial, ética y socialmente comprometido con el impacto de la aplicación. No obstante sus críticas, Santos afirma que el knowhow técnico es imprescindible, pero el sentido de su uso le es conferido por el knowhow ético que, como tal, tiene prioridad en la argumentación. Así, "es sólo posible a través de esta vía evitar tanto el activismo acéfalo, siempre vulnerable a la frustración y al abandono, como al teoricismo abstracto, en permanente fuga del desarrollo social en las tareas de transformación emancipatoria de la sociedad" (Santos, 1991: 16).
Nosotros pensamos que, aunque buena parte de la Universidad venezolana no ha logrado ni siquiera la tarea de la formación técnica de sus egresados, el esfuerzo modernizador se ha centrado en aplicar el método de aplicación técnico, en vez del edificante. Así, nuestra dinámica interpretativa para el análisis del fracaso de buena parte de nuestras instituciones consiste en pensar que se trata simplemente de un problema de afinamiento de las piezas; es decir, un problema de cómo organizar eficientemente los medios para alcanzar los fines previstos. Se cree que para ello se requiere desarrollar conocimientos y habilidades tanto en "tecnologías duras" ("ingenierías", en sentido tradicional) como en "tecnologías blandas" (gerencia). Esta visión simplista y reduccionista de carácter instrumental -que sobra decirlo, constituye la concepción dominante…pierde de vista la necesidad de abocarnos a la comprensión del sentido social global de nuestras instituciones, lo cual implica entender el devenir histórico de los procesos de transplante"
(Centro de Investigaciones en Sistemología Interpretativa, 2003).
Repensar y reproblematizar una institución como la carcelaria "debe ser una práctica educativa que nos permita tener un sentido de ubicación histórica; que nos permita desplegar el sentido de lo que nos ocurre; que nos permita comprender, aunque sea de modo general, como llegamos a ser eso que somos en el presente" (Fuenmayor, 2001: 20), "…ese presente constituido por la confluencia histórica de infinidad de riachuelos culturales que han desembocado y siguen desembocando en este confuso mundo que habitamos… y que permita la infinita tarea de hacernos dentro de esa comprensión. Porque somos nuestro saber, el cual es inseparable de nuestro hacer" (Fuenmayor, 2001: 18).
Pero para no incurrir en la misma práctica del uso de modelos explicativos foráneos sin, al menos, una contextualización básica, habría que advertir que el pensamiento foucaultiano se desarrolló en sociedades industrializadas como lo fueron las europeas y la nuestra nunca lo ha sido. No obstante, es mucho lo que se puede tomar de su pensamiento. Por ejemplo Zaffaroni, comentando la obra de Foucault, nos enseña que su epistemología institucional es casi indiscutible y explica en buena medida la naturaleza de las respuestas a la deslegitimación en nuestro margen latinoamericano, así como también algunas contradicciones positivas entre un saber generado por agencias centrales y disfuncional para las periféricas y, muy especialmente, resalta el hecho de que Foucault sugiere la posibilidad de pensar (repensar) la "colonia" ("neocolonia" y "margen") con el paradigma de la "institución de secuestro"10 (Zaffaroni, 1993: 47). Foucault invita constantemente a esa re-problematización de la ciencia porque, para él, el intelectual juega su oficio específico a través de los análisis que lleva a cabo en los terrenos que le son propios, en fin, participando en la formación de una voluntad política (desempeñando su papel de ciudadano). El análisis foucaultiano puede ser útil cada vez que el individuo sienta que es víctima de la función disciplinaria, que visualice la redes de poder que se tejen a su alrededor. El problema político o esencial para el intelectual, explica Foucault, "no es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia, o de hacer de tal suerte que su práctica científica esté acompañada de una ideología justa. Es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad"11.
En este sentido, se pudieran postular en Venezuela una serie de preguntas que, aunque de difícil respuesta, pueden iniciar una discusión de fondo sobre el problema penitenciario. Es necesario indagar sobre cómo se administran los ilegalismos hoy, si la cárcel tiene efectivamente que ver con las tácticas emprendidas por el poder para normalizar, diferenciar y disciplinar a los individuos; qué tanta participación tienen las leyes en su efectividad, cómo son, actúan y se refuerzan esos dispositivos de control, qué tanto logran alcanzar la pasividad tanto de los individuos considerados desviados como de los que no lo son. Es evidente no sólo que los fines declarados de la prisión no parecen convencer; los principios desde donde parte la actividad rehabilitadora, sus métodos y resultados, han fracasado, pero más aún, la naturaleza misma de la noción rehabilitadora es extremadamente difícil por las implicaciones filosóficas y éticas que conllevan.
Sin permiso de la "urgencia carcelaria" y sin ánimos de conducirnos al nihilismo, al desánimo activista o a la desesperación, este trabajo ha querido, hacer una invitación a la repregunta, al cuestionamiento, a la re-problematización del tratamiento mismo del tema carcelario y de su teórica razón social (política) de ser. Volverla a poner en cuestión es una iniciativa académica que suele ser poco usual, y a veces, desestimada por no ofrecer "soluciones prácticas" a "tan urgente y grave problema". Estoy conciente de que no sólo estoy proponiendo un parto, sino el aborto de una tesis dominante que se ha engendrado, con semilla fuerte, en el vientre de nuestra academia. Invito a mis colegas a trabajar en este colectivo parto.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Baratta, A. (1986). Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal. Ed. Siglo XXI. Boueiri/Sulbarán, J. (2000). "El conflicto ideológico de la cárcel". Encuentro Criminológico; Año 1, No. 1: 15-19.
Boueiri, S. (2002). "¿Reformando la pena?: Cambios políticos y las nuevas (viejas) contradicciones legislativas en Venezuela", en Capítulo Criminológico; Maracaibo, Vol. 30, No.2: 83-114.
Cárcova, C. (1998). La opacidad del Derecho. Ed. Trotta, S.A, Madrid.
Centro de Investigaciones en Sistemología Interpretativa. (2003). (Tríptico mimeografiado de ofertas de postgrados), Universidad de Los Andes, Mérida. Contreras/López, H. (2000) "El sentido histórico de la prisión rehabilitadora en Venezuela (II): Una interpretación foucaultiana de su devenir", en Capítulo
Criminológico; Maracaibo, Vol. 28, No. 2: 63-87.
Chiossone, T. (1980). Formación Jurídica de Venezuela en la Colonia y la República.
Ed. Universidad Central de Venezuela, Caracas.
Dávila/Miliani, M. (2000). Una interpretación histórica de la protección de la infancia abandonada en Venezuela. Centro de Sistemología Interpretativa de la Universidad de los Andes, Mérida: Venezuela.
Fuenmayor, R. (2001). Venezuela: su enfermedad y su crisis actual, en Libro Homenaje a Humberto J. La Roche. Colección Libro Homenaje Nº 3. Tribunal Supremo de Justicia, Caracas.
Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar. Ed. Siglo XXI, Madrid.
(1978). La verdad y las formas jurídicas. Ed. Gedisa S.A., Barcelona: España. (1991) Saber y Verdad. Madrid: Ed. de la Piqueta.
Jordan/Hidalgo, R. (1996). "Objetivos institucionales, definición de roles y procesos
de comunicación: una comparación entre las cárceles de Mérida, Venezuela y Albuquerque, New Mexico, USA", en Control y Justicia Penal en Venezuela, compilado por Luis G. Gabaldón y Christopher Birkbeck. Universidad de los Andes, Mérida: Venezuela, pp. 259-291.
Newmark Diaz, H. (2004). "Foucault y Deleuze, una reseña política de sus obras", en Oscar Mejia Quintana (Dir. de la investigación) El posestructuralismo en la filosofìa polìtica francesa contemporanea. Presupuestos, Críticas y Proyecciones. Bogota: Universidad Nacional de Colombia, pp. 81-124.
Suárez, N. (comp.) (1977). Programas Políticos Venezolanos de la Primera Mitad del Siglo XX. Tomo I. Universidad Católica Andrés Bello, Caracas.
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). (2001). I Simposio Internacional sobre
Políticas Penitenciarias. Puerto Ordaz.
Velásquez, R . (1993). Aspectos de la evolución política de Venezuela en el último medio siglo, en Venezuela Moderna. Medio siglo de historia 1926-1976. Ed. Grijalbo, S.A, Caracas.
Venezuela (1.961). Constitución de la República de Venezuela. Caracas: Gaceta
Oficial, 23/01/1.961, No. 662, Extraordinario.
(2.000a). Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente mediante el cual se establece el Régimen de Transición del Poder Público. Caracas: Gaceta Oficial, 28/03/2.000, No. 36.920.
(2.000b). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas: Gaceta Oficial, 24/03/2.000, No. 5.453, Extraordinario.
Zaffaroni, E. (1993). En busca de las penas perdidas. Ed. Temis S.A, Bogotá.
NOTAS:
1 Entendemos aquí este derecho en su sentido más amplio y que excede la mera existencia humana. Nos referimos al derecho a la vida relacionada a su calidad y a su ejercicio abundante.
2 "¿Qué clase de ser humano puede salir de ese ambiente?, ninguno. La cárcel animaliza al ser humano, convirtiéndolo en despojo, en rastros de lo que en algún momento fue un ser humano… La reeducación para la reinserción social es el eslogan máximo del positivismo criminológico, pero no cuenta en la actualidad con ningún fundamento teórico válido que la sustente, por tanto, el marco teórico en que se sustenta nuestro sistema penitenciario pasa a ser una negación del ser humano" (Yépez, Mirna en UCAB 2001: 89).
3 La banca tenía el privilegio de emitir billetes de Banco que le permitían prestar a un interés teórico del
9% y uno real del 27%, ya que sus operaciones de crédito eran hechas con billetes respaldados por la tercera parte de su valor oro.
4 En la gran propiedad coexisten las más diversas categorías de explotados; el peón raso, que casi siempre trabaja a destajo, antes que a jornal; el conuquero (que en el Oriente del país es el propietario independiente de su parcela allí donde la alambrada latifundista no se la ha arrebatado); el colono, que trabaja en parte como peón y en parte como arrendatario de una pequeña parcela cuyo canon paga en frutos de su cosecha; el medianero; el pequeño arrendatario independiente (en Suárez, 1977: 250).
5 El sector propiamente obrero o proletario sólo existe en escasas fábricas, en las explotaciones petroleras y en los campamentos auríferos de Guayana, en las empresas de pesquería y en los centrales azucareros.
6 El hacinamiento carcelario, por las características propias de la cárcel y de las personas que se encuentran presas, violenta aún más la convivencia interpersonal y propicia la agresividad y violencia (Marcos Martínez en UCAB, 2001: 36).
7 Con las transformaciones a que daría lugar la revolución mercantil en el mundo moderno y el advenimiento de los Estados nacionales, la verdad pasa a establecerla el poder de un tercero que está "sobre" las partes. La sociedad se militariza y el delito pasa a ser un daño al soberano. Así van surgiendo -o generalizándose- las que Foucault llama "instituciones de secuestro" (la prisión, el manicomio, el asilo, el hospital, la escuela, etc.) y la policía (Zaffaroni, 1993: 46).
8 Entrevista con Madeleine Chapsal. La Quinzaine Littéraire, número 5, mayo de 1996, p. 34, en Michel
Foucault. Saber y Verdad. Madrid: Ediciones de La Piqueta.
9 El poder de diferenciar, normalizar y discriminar a los individuos parece justificar, y legitimar, la acción de las instituciones de secuestro. Así, apoyado en un saber especializado, se diferencian los sanos de los enfermos, los locos de los cuerdos, los delincuentes de los cumplidores de la ley, y se aplican las medidas para proteger a la sociedad sin mayor asombro ni resistencia de sus miembros.
10 Las "instituciones de secuestro" generan una epistemología: la criminología, la psiquiatría, la clínica, la pedagogía, los especialistas en "toxicodependencia" y, lo que es muy importante, cada institución genera su propio saber al amparo de su micropoder (Zaffaroni, 1993: 46).
11 Verité et pouvoir. Entrevista con M. Fontana en rev. L´Arc, nº 70 especial. Págs. 16-26.
Autor:
Prof. Sonia Boueiri Bassil
Universidad de Los Andes Mérida – Venezuela
Enviado por:
Carla Santaella
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |