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La mujer: bitácora de la familia

Enviado por Felix Larocca


  1. La familia original
  2. Los cambios
  3. Las empresas, en su estructura: prolongación del modelo de la familia
  4. Nuestra tesis
  5. El rol de la fijación
  6. La Etapa Fálica, el Complejo de Edipo y el Colectivismo
  7. En resumen

Fue el filósofo Denis Diderot quien dijo — antes del trascendental descubrimiento que Freud hiciera, en la descripción del Complejo de Edipo — que si se permite a un niño crecer totalmente sin educación: "con el tiempo combinará el razonamiento propio de su edad con las pasiones del hombre adulto, para entonces, estrangular a su padre y acostarse con su madre." Diderot, an American Exemplar? Bien Sûr! http://www.nytimes.com/2013/01/25/opinion/diderot-an-american-exemplar-bien-sur.html?ref=opinion&_r=0

La estructura de la familia forma la institución que goza del arraigo más significativo en la constitución socio natural del ser humano.

De los dos sexos, el sexo femenino — como base constitucional de la formación de grupos donde la familia ejerce primacía — es el más poderoso e importante en los géneros dotados con dimorfismo sexual en toda la Naturaleza.

En el ser humano, el apareamiento entre cónyuges ha evolucionado esencialmente porque la mujer lo requiere para llevar a cabo su función reproductiva en los primeros años de la vida del infante. La familia, entonces, existe asimismo, porque debe de existir, ya que su presencia es inherente en toda sociedad o grupo de nuestro género — Siendo, de esta manera, inmanente, porque adaptativamente, nuestra especie la precisa como estructura básica para su supervivencia, su reproducción y su defensa.

Que a quienes nos tratan de confundir — haciendo alegatos falaces acerca de la superioridad del hombre — nos les agraden estas verdades, no las cambian — porque verdades lo son…

Para nuestra especie, la agrupación familiar es módulo nato, como igualmente lo es para las abejas la construcción de colmenas, para los arácnidos la tejedura de telarañas o para los himenópteros la formación de colonias.

En este respecto, se puede afirmar lo siguiente: que la estructura de la familia para los seres humanos fue elegida por la selección natural como un mecanismo de adaptación biológica especie-específica.

La familia original

La familia tradicional, para las sociedades humanas por todos conocida es la familia nuclear, la cual consiste de: padre, madre e hijos. La familia tradicional cuando incluye en su ámbito todos los parientes cercanos consanguíneos se conoce como la familia extendida.

Como organización, se entiende en círculos sociológicos, que la familia, cuando es estable, es una herramienta de utilidad insuperable… algo que, a su propio detrimento intelectual, muchos procuran ignorar.

Los cambios

La familia moderna, debido a la movilidad humana y a la creciente difusión del divorcio, ha adquirido nuevas características en su significado. Significado que merece ser estudiado, ya que impacta en la salud emocional de los hijos, en la de los esposos y en la economía general de las naciones mismas.

Comencemos, estipulando que para hacer un estudio meticuloso de la constitución y de la función de la familia, es esencial que se la reconozca como la organización primordial o fundamental que sirve de medida y parámetro para la definición y las bases del entendimiento de toda institución o entidad social, política, militar y económica humana.

De esta manera: la familia es el estándar con el que se analiza y se evalúa toda congregación demográfica.

edu.red

Las empresas, en su estructura: prolongación del modelo de la familia

Todos reconocemos que la definición de lo que es en esencia una organización, es tarea complicada y difícil. Por esa misma razón ilustraciones abundan, sin que haya una de aplicación universal que sea satisfactoria — como sucede con el asunto elusivo — de los trastornos del comer.

Interpolando lo aprendido del estudio de la familia, como organización, lograríamos estar sino en la posición de entendernos a nosotros mismos, en la de interpretarla desde el punto de vista psicológico, como también aprehenderemos la peculiaridad de los negocios entre las estructuras conocidas humanas.

Los negocios son grupos que — como grupos que son — son más que la suma de sus componentes individuales, y la función de los grupos requiere que métodos especializados se empleen para lograr su entendimiento.

Este mismo estado de fluidez y de complejidad del problema, es lo que nos impulsa a concluir que las organizaciones en sus fundaciones están sujetas a debate continuo, a reestructura constante y a cambio incesante.

Con el paso del tiempo la noción misma adquiere nuevos significados, nuevos matices y evoluciona, perdiendo la coherencia de algunas de los conceptos arcaicos, los que los nuevos reemplazan.

En círculos psicoanalíticos, existe actualmente una tendencia progresiva de aplicar el uso de metáforas psicológicas basadas en el desarrollo humano para la definición de organizaciones.

Por ejemplo, las organizaciones se conciben como superorganismos vivientes con emociones propias y sujetas al análisis riguroso en sus manifestaciones psicopatológicas — como si fueran verdaderos seres vivos, sean éstos sanos, enfermos o disfuncionales.

Ejemplo

Diferentes individuos, operando como células dentro de una organización como si fuese un organismo, trabajando lado a lado pueden, recibiendo la misma impresión, percibirla de modo diferente.

Una persona puede entender la empresa donde trabajan como repositorio de todo lo que, para ellos, es malevolente y deleznable, proyectando solamente intenciones negativas. Mientras que otro puede percibir la misma situación como un modelo de todo lo que es correcto, y que se consagra exclusivamente a hacer el bien, mientras que una tercera persona la puede construir como algo donde se realiza una función para lograr un objetivo pecuniario, y nada más.

De modo paralelo se comportan quienes a la familia consideran.

Nuestra tesis

Para explicar la familia, nuestra tesis resta en su totalidad en la noción de que las organizaciones se entienden por la psicología de sus miembros como grupo, de acuerdo a inferencias basadas en la estructura y el desarrollo del carácter propio y personal de quien las analiza.

Las metáforas que empleamos, son función de los procesos del desarrollo y son sujetas al impacto de nuestras constituciones psicodinámicas fundamentales cuando son aplicadas al entendimiento y definición de organizaciones y familias.

El concepto de lo qué es el carácter en nuestro entendimiento de toda dinamia

Esta idea importante, dentro de la doctrina del psicoanálisis, fue originalmente desarrollada por Freud en conexión con lo que él llamara el "carácter anal", para denotar una configuración estable de particulares comunes: naturaleza parsimoniosa y ordenada, terqueza natural, que se desarrollan como reacciones de formaciones durante el proceso de entrenamiento de enseñar al niño el uso del sanitario.

Freud predijo, con certeza, que esas configuraciones psíquicas determinarían de por vida las impresiones que esos individuos adquirirían de otros y la forma de sus relaciones con su entorno.

Karl Abraham, discípulo de Freud, extendió al significado del carácter, el impacto del desarrollo a los períodos orales, fálicos y genitales del desarrollo psicosexual. Abraham asimismo definió el carácter "como la suma de las reacciones instintivas de una persona a su entorno social" y familiar.

Fue Abraham quien también asignó peculiaridades distintivas a cada constitución de carácter que es posible en el ser humano.

Más adelante, otros investigadores dieron ímpetus a la idea de que central a la formación y estructura del carácter son las sublimaciones y las reacciones-formaciones.

  • La sublimación preserva los deseos que son característicos de cada etapa del desarrollo, desviándolos hacia nuevas direcciones libres de sus cualidades socialmente inaceptables que originalmente poseyeran. Consecuentemente, el deseo oral de amamantar o morder, puede desplazarse del seno a una pipa.

  • La reacción-formación, lleva a una ordenación diametralmente opuesta a la exhibida en la etapa temprana del desarrollo. De esa manera, un placer infantil que persiste inconscientemente, derivado de jugar con las heces fecales se reemplaza con disgusto asociado hacia las mismas o con la de su representación simbólica.

El rol de la fijación

Algunos individuos, afectados por interferencias traumáticas, se detienen en etapas del desarrollo de las cuales no pueden liberarse, permaneciendo de por vida supeditados a funcionar emocionalmente como si vivieran en épocas inmaduras, demostrando tendencias estancadas a acciones que son contradictorias con su edad cronológica o posición en la vida.

Aquí resumiremos los principales estilos de formación del carácter de acuerdo al psicoanálisis.

Primera Etapa. La Etapa oral: el desarrollo del carácter narcisista

Para el niño en el comienzo de la vida, el seno materno lo es todo. Lo que el niño percibe es impulso y gratificación, nada más. El mundo debe de estar sujeto a la pulsión y a la satisfacción de sus demandas. Lo demás carece de significado. Esta etapa de deseo y satisfacción inmediata, se conoce como la etapa oral o del narcisismo primario.

Naturalmente, el niño se pone furioso cuando algo impide o interfiere con su gratificación. Aunque el mundo que lo opone es el mudo de realidades que no pueden permitir a nadie gratificación instintiva ilimitada. El niño aún no acepta o reconoce que el mundo no gira en su alrededor. Como para él no hay desarrollo de la razón o el entendimiento, amor, a menudo, ambivalente o puro odio son los afectos posibles como respuestas. Para este tipo de individuo, las cosas deben de ir sólo a su manera y nada más.

Muchos seres humanos crueles e irascibles funcionan fijados en esta etapa.

El narcisismo

El narcisismo primario, no debe de ser confundido con el secundario, que procura atraer energía libidinosa hacia el ego, haciéndose deseable. El narcisismo primario deniega la existencia de otros o de sus necesidades. No puede dar, sino solamente acaparar.

El narcisismo secundario es el resultado de la adaptación sofisticada de un mundo de mutualidad y de concesiones recíprocas. Este es un narcisismo adaptativo.

La segunda etapa: La etapa anal y el carácter obsesivo

El mundo del carácter narcisista se estructura alrededor de impulsos. La normas sociales, las reglas de grupo y los roles definidos, los medios principales con que toda sociedad controla el comportamiento de sus miembros, y a través la realidad social del grupo se perciben como ajenos y arbitrarios.

Lo que señala el desarrollo de la próxima etapa es que el niño comienza a comprender la operación y función de las reglas, sin que necesariamente comprenda su significado o la utilidad que éstas sirven.

La interacción con esas nociones, conceptos y parámetros, incomprendidos como son, cuando son conflictivos crea un estado de ansiedad acentuado. Este estado de ansiedad sólo permite ser reducido si uno se somete a las reglas establecidas, incorporándolas como compulsiones, como obligaciones que deben de ser ejecutados, sin titubeos o dudas. Los individuos en esta etapa movidos a escapar el peligro que les aguarda si dan rienda suelta a sus impulsos en un mundo indefinido y extraño, requieren y demandan reglas y dictámenes estrictos para dirigir sus acciones. La tensión que caracteriza este estado es, entre la ansiedad que deriva de existir en un mundo incomprensible e incomprendido y la necesidad de aplicar compulsivamente su adherencia a los reglamentos de ese mundo.

Si personas y organizaciones en la etapa narcisista pueden perder contacto con la realidad, lo opuesto puede ser dicho que caracteriza esta nueva etapa del desarrollo, que se asocia clínicamente con el carácter anal, cuyas características primordiales son orden, rigidez y parquedad.

Control es la marca de distinción de este tipo de carácter obsesivo, control éste que, a menudo interfiere, con la libertad de proceder sin los obstáculos que ellos, erigen sin necesidad, para reducir las ansiedades que resultan de la falta de preceptos y reglas de naturalezas rígidas y draconianas.

A menudo nos encontramos con personas que son compulsivamente prolijas y ordenadas, como si no ser así representara un peligro extremo. Uno ve esa persona tan profundamente controlada, como alguien sin capacidad de goce o placer en nada. Persona que, a menudo, trata los demás con el mismo tipo de control. Estas son personas que acumulan y esconden sin ton ni son, porque lo que atesoran son boberías tontas, como si lo que acopian son cosas importantes y de valor. La magnitud de lo atesorado tornándose en el elemento de la mayor importancia.

A este respecto anticipamos al lector que en la nueva edición de DSM-5 debida a aparecer en el 2013, acapara se considera una patología.

Para leer más:

http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=dsm-5-update&print=true

Los impulsos negativos y destructivos del carácter obsesivo poseen una cualidad sado-masoquista, su satisfacción derivando del sufrimiento y humillación que pueden infligir en otros o que otros, a ellos también, pueden infligirle. Esto es diferente de la rabia ciega del carácter narcisista.

Mientras que el carácter narcisista puede desear la aniquilación de quienquiera quien sea que obstruya su satisfacción propia, el carácter obsesivo puede en realidad disfrutar la experiencia del dolor prolongado. La violencia y el sufrimiento en otros pudiendo serle fascinantes.

Para ventilar sus impulsos destructivos los caracteres obsesivos poseen mecanismos cuyas consecuencias son menos anti-sociales que las del narcisista. Éstas consisten en su subordinación total a rutinas mecánicas y a comportamientos basados en la repetición compulsiva. La repetición compulsiva, por su parte, representa una fuerza muy primitiva en la vida instintiva, una fuerza conservativa que procura la reducción de los estímulos y el retorno a una vida de inercia total.

Con esa adherencia mecánica a sus rutinas los caracteres obsesivos tratan de alcanzar un estado de seguridad relativa y de indiferencia paralizante para responder a las demandas de un mundo complejo y desconcertante, un estado que puede entenderse como suicidio institucionalizado como modo de supervivencia individual.

Organización, productividad y el carácter obsesivo: El estado del orden impersonal 

El carácter narcisista puede hallar un lugar en las organizaciones, pero se adapta a las mismas de manera titubeante y tentativa. No puede decirse lo mismo del carácter obsesivo que se encuentra a sí mismo en su elemento dentro del mundo de las organizaciones de cierto tipo. Las reglas del trabajo, las rutinas establecidas, los horarios, las cuentas, los récord, la regularidad de lo previsible, que son la esencia de la burocracia, ofrecen un medio sumamente controlado, que en esencia constituye la idea del obsesivo de toda organización.

Movido por la ansiedad agobiante, los caracteres obsesivos encuentran conforte en la estructura rígida. Ellos se sienten mejor cuando aplican reglas predeterminadas para establecer el orden. Pero, la cantidad de energía psíquica que malgastan para lograr ese orden, es prodigiosa en su magnitud. Ellos se vanaglorian en descubrir errores insignificantes en cualquier récord, o en exponer una desviación inconsecuente de cualquier regla. En su deseo e interés de mantener el precepto y la consistencia, los caracteres obsesivos veneran la precedencia y la tradición, viendo cualquier desviación de éstos como catástrofe potencial.

En consecuencia, ellos oponen y resisten cambio e innovación con una tenacidad que es característica de su tipo de personalidad. Asimismo, los caracteres obsesivos encuentran muy difícil laborar con los caracteres impulsivos narcisistas. Creatividad, emoción e interacción espontánea son fenómenos profundamente amenazantes, engendrando ansiedades agudas, la que procuran reducir y neutralizar creando nuevas reglas impersonales y elaboradas.

Los rasgos que caracterizan esta personalidad son valiosos para cualquier organización, aunque a veces su rigidez y falta de espontaneidad obstruya el progreso, ya que los cambios los amenazan sobremanera. Son organizadores naturales, frugales, minuciosos y exigentes. Pero carecen de toda flexibilidad y no saben cuando ceder y ser maleables. En su esencia son los burócratas por excelencia, desprovistos de toda creatividad, fantasía o imaginación.

No debe de ser malinterpretado que los caracteres obsesivos carecen de todo narcisismo. Todos poseemos anhelos narcisistas. Mientras que nuestro narcisismo se usa para que seamos más aceptables y por los demás deseados, el narcisista puro niega la existencia de los demás, tratando de ubicarse en el centro del universo donde vive.

En esencia, mientras que el carácter obsesivo atenta el control de su entorno, el narcisista le niega toda importancia que no sea la propia gratificación.

La Etapa Fálica, el Complejo de Edipo y el Colectivismo

La etapa anal se sucede por la etapa fálica, que anuncia el comienzo del Complejo de Edipo. La etapa fálica se caracteriza por la preponderancia erótica de los órganos genitales, el descubrimiento de las diferencias anatómicas entre los sexos y el desarrollo divergente en el sentido psicológico entre las hembras y los varones. Algunas de las características de la etapa fálica se tornan parte del carácter sólo después de pasar a través de cambios dramáticos, que resultan luego de la resolución del Complejo de Edipo y el comienzo del desarrollo moral del niño.

Durante la resolución ardua del Complejo de Edipo el niño aprehende la noción de que él o ella no son la figura o el objeto más importante para la madre, sino que ella (la madre) posee una vida propia para sí y que la relación afectiva entre los padres, con frecuencia, excluye la de los padres con los hijos. Con ello el desarrollo sexual infantil concluye, la mayor parte de los deseos sexuales infantiles se extinguen o se reprimen culminando en la etapa de la Latencia.

Durante la etapa fálica, es común que los niños sean fascinados con narrativos épicos, mitos relatando gestas heroicas, la gestas con dragones, armas mágicas, príncipes valientes y la liberación de princesas, etc. Poder y control aparecen como preocupaciones mayores en la fantasía del niño, y en muchas sociedades este poderío se asocia con la posesión del pene. Más adelante en sus vidas, los elementos fálicos reaparecen en personas con ambición desmedida, preocupados de modo intenso con el dominio y el control que pueden ejercer sobre los demás, el logro de objetivos grandiosos y con la implementación de visiones ambiciosas.

Es durante este período de latencia total o parcial que se desarrollan las fuerzas psíquicas que más adelante actuarán como inhibidores en la vida sexual, reduciendo su dirección como si fueran represas. Las fuerzas psíquicas aquí descritas son, aversión, vergüenza, y demandas morales y estéticas.

Estas fuerzas no detienen los impulsos libidinales, sino que canalizan esa misma energía del ámbito instintivo a otras áreas donde se expresan como la sublimación. La sublimación misma siendo responsable por muchos de los logros estéticos, artísticos y culturales de los que disfrutamos y compartimos.

Ahí es donde predomina este período de la latencia.

Dos eventos importantes emergen en esta coyuntura. Primero, los niños interiorizan la autoridad de la sociedad encarnada en el padre transformándola en una nueva agencia, el súper-ego, aceptando que la vida está colmada de reglas, inhibiciones y restricciones sociales y que ellos no requieren fuerzas o amenazas externas para implementarlas, sino que ellos mismos se las imponen a sí mismos. Segundo, los niños descubren que la vida contiene para ellos una promesa. Los varones pueden convertirse en hombres, como sus papás, pudiendo descubrir una relación amorosa con alguien como su madre. Las hembras, en la configuración tradicional, pueden volverse mujeres como sus madres, gozando del amor de un hombre como sus padres, y procreando sus propios hijos. Para los jóvenes de los dos sexos, aspirar a ser adultos significa que están dispuestos a abandonar su inmadurez bajo órdenes del súper-ego, a cambio de de la promesa de que sus deseos serán satisfechos cuando sean adultos.

A l esquema susodicho se presentan las excepciones que asigna el homoeroticismo, el que se estudia separadamente.

Crecer envuelve este acto de fe y de idealización del mundo del adulto. De esta manera, se aprende la autodisciplina y se contienen nuestra naturaleza impulsiva, nuestros deseos instintivos y nuestros sentimientos inmaduros.

En un nivel descubrimos, por ejemplo en el colegio, un mundo amplio y extenso, uno mucho más vasto del entorno reducido y pequeño de la familia en el cual los dramas edípicos se representaran. Este es un mundo con prohibiciones y restricciones, pero que asimismo recompensa a quienes lo acatan. En otro nivel, nosotros no sólo descubrimos este mundo, sino que lo construimos por vía de nuestras acciones y porque en éste creemos. Estas actividades superiores son las características que delinean esta fase.

La psicoanalista Jane Loevinger llama a ésta, la etapa del conformismo, porque provee al individuo con una espontaneidad que nace del seguimiento y la obediencia de las pautas sociales y aceptadas.

El individuo se identifica con los miembros de su grupo y vive comportándose como ser maduro entre ellos.

En resumen

  • La madre y el padre son necesarios para el desarrollo harmonioso de los seres humanos

  • Cuando la madre o el padre, por necesidad deben de adoptar ambos roles para el bienestar de sus hijos, ambos papeles se desempeñan deficientemente

  • Las estructuras psicodinámicas de los hijos determinan sus tendencias evolutivas, como asimismo aplica a la de padres inmaduros y/o ausentes

  • Por extensión psicosocial, los negocios y las empresas son agregados orgánicos — productos del desarrollo personal — de seres cuyos comportamientos y proclividades afectan su éxito final.

Detrás de todas estas transacciones, siempre encontramos la influencia y el rol de la madre como bitácora.

Imagen

Alma Mater por Daniel Chester French.

 

 

Autor:

Felix Larocca