- Resumen
- Del ecologismo a la ecopolítica
- Ecofilosofía: bases filosóficas de la ecopolítica
- La naturaleza como bien común
- De la racionalidad hedonista a la racionalidad consciente
- Conclusiones
- Bibliografía
RESUMEN
En el contexto del pensamiento político iberoamericano que nos convoca, la Ecopolítica se perfila como una nueva dimensión del ámbito filosófico y la pragmática praxis administrativa y jurídica de la Nación y el Estado. Esto porque tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, existe hoy en día una concepción respecto al orbe revitalizada por una toma de conciencia del Hombre de ver a la Naturaleza como parte sustancial del Bien Común y un medio indispensable para alcanzar la constitución, el pleno desarrollo y la realización de la comunidad política.
El presente planteamiento ecofilosóficopolítico muestra que la pérdida de los valores fundamentales de respeto del Hombre con respecto a la Naturaleza, se debe a una deformación de la realidad en que éste vive y que encuentra sus raíces más profundas en el surgimiento de corrientes filosóficas y teológicas que promueven su supremacía por sobre la Naturaleza y sus componentes a los cuales considera sólo como elementos útiles para beneficio personal y privado, los cuales estarían dispuestos para satisfacer de forma inagotable sus apetencias.
Lo anterior permite postular que la causa del conflicto entre el Hombre y el ambiente no es más que un efecto de la pérdida de valores tales como la virtud, la prudencia, la verdad, el respeto y el sentido de equidad, los cuales han involucrado la desaparición del concepto intrínseco de Bien Común que tiene la Naturaleza.
Esta concepción cambia los esquemas tradicionales de la Filosofía Política moderna en el sentido de un ejercicio de ‘jerarquía y dominación’, por parte del Hombre, y de ‘fin en sí misma‘ por parte de la Naturaleza, por uno más humanitario y que tiene como objetivo crear una sociedad política en armonía con el entorno, que trata a la Naturaleza como condición necesaria para dicho propósito y obtener de este modo un desarrollo sustentable en el tiempo.
En definitiva, se pone de manifiesto que el entorno humano, tanto físico como social, es una realidad en la cual el Hombre debe asumir de manera responsable su accionar. Este deber va más allá de lo circunstancial, para ser plena y conscientemente conducido bajo aspectos éticos, políticos y sociales.
SUMMARY
In the context of the Latin American political thought that it summons to us, the Ecopolitic is outlined like a new dimension of the philosophical scope and pragmatic praxis administrative and legal of the Nation and the State. This because as much in the Old one as in the New World, nowadays exists a conception with respect to the orb revitalized by a taking of conscience of the Man to see the Nature like substantial part of the Common Benefit and indispensable means to reach the contitution, the total development and the accomplishment of the political community.
The present ecophilosophic and political exposition show that the loss of the fundamental values of respect of the Man with respect to Nature, must to a deformation of the reality in which this one lives and that find its deeper roots in the sprouting of philosophical currents and theological that they promote its supremacy by on the Nature and its components to which it only considers as useful elements for personal and deprived benefit, which would be arranged to satisfy with inexhaustible form their hunger.
The previous thing allows to postulate that the cause of the conflict between the Man and the environment is not more than an effect of the loss of values such as the virtue, the prudence, the truth, the respect and the sense of fairness, which have involved the disappearance of the intrinsic concept of Common Benefit that it has the Nature.
This conception changes to the traditional schemes of the modern Political Philosophy in the sense of an exercise of "hierarchy and domination", on the parte of the Man, and of "aim in himself" on the part of the Nature, by one more humanitarian and than must like objective create a political society in harmony with the surroundings, that treat to the nature like condition necessary this purpose and to obtain this way a sustainable development in the time.
Really, it is shown that the human surroundings, physical as as much social, are a reality in which the Man must assume of responsible way his to drive. This to have it goes beyond circumstantial, the total thing and consciously to be lead under ethical, political and social aspects.
INTRODUCCIÓN
Recientemente hemos sido testigos del mea culpa de dos de los mayores contaminantes ambientales del planeta: USA e Inglaterra. Los primeros con Al Gore y su película documental "La verdad incómoda" o "incomoda", presentando las consecuencias climáticas de las emisiones de gases a la atmósfera –siendo ellos mismos los que a la fecha aún no suscriben el Protocolo de Kyoto que permite restringirlas para disminuir el efecto invernadero- y por los segundos, el Informe respecto del calentamiento global. Si bien es cierto que lo que se nos muestra en ambos casos es absolutamente real, no es menos cierto que es lo mismo que nosotros sabemos y hemos venido diciendo desde hace bastante tiempo.1
El quiebre o crisis ambiental está sucediendo de forma acelerada y obviamente, sin antecedentes con respecto al tiempo a partir de la intervención humana: lluvia ácida, aguas contaminadas, destrucción de la capa de ozono, cambios climáticos ‘inexplicables’, acumulación de desechos tóxicos –incluidos los nucleares- y desertificación acelerada, son sólo algunos de los problemas que el Hombre debe enfrentar producto de su propia acción. Si examinamos cuidadosamente la evolución del mundo, concluiremos que siendo los últimos en aparecer en su superficie, seremos aparentemente, los primeros en desaparecer si mantenemos la actual situación.
El planeta no nos necesita, la evolución así lo confirma porque hasta las especies prehistóricas dominantes fueron convertidas en combustible fósil muy probablemente por acción de grandes cataclismos que modificaron sustancialmente la corteza terrestre y el entorno existente entonces, un hecho que podría repetirse nuevamente y ahora acelerado por la intervención señalada precedentemente. Debemos comprender que somos nosotros quienes lo necesitamos a él –para poder existir– y necesitamos de él –para poder subsistir. Hay que mantener el equilibrio con la Naturaleza y el ambiente o nos veremos sometidos a lo inevitable: desastres naturales que pueden arrasar con todos los seres vivientes.
Para poder comprender los alcances de lo postulado, es necesario conocer previamente el objeto que sirve de sustrato a los elementos en estudio. La palabra Ecología proviene del griego oikos, que significa casa y logía, que se refiere a estudio, razón o conocimiento, por lo que la acepción del término sería "el estudio o conocimiento de la casa" siendo ésta el planeta Tierra.
Henry David Thoreau, un naturalista-trascendentalista de Nueva Inglaterra, habría sido quien la utilizó hacia mediados del siglo XIX para referirse a las relaciones entre los seres vivos, pero se acepta generalmente que el biólogo alemán Ernst Haeckel, discípulo de Darwin, en 1866 fue quien definió a la ecología como "el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la naturaleza", esto es, el estudio de las complejas interrelaciones que existían entre los elementos inanimados pero vivientes -hoy conocidos como recursos naturales renovables- y los animados, a lo que Darwin se refería como las condiciones de lucha por la existencia y sobrevivencia.
Por su parte, Charles Elton se refirió a ella como la "Historia natural científica que se ocupa de la sociología y economía de los animales"; Frederick Clements, la definió como "La ciencia de la comunidad"; y Eugene Odum, a quien se le considera el padre de la ecología, como "El estudio de la estructura y función de la naturaleza". Más tarde, en 1931, H.G. Wells, J. Huxley y G.P. Wells, en "The Science of Life" definieron a la ecología como "la economía de la naturaleza".
Parece entonces evidente que esta ciencia debería ser la base de toda actividad económica que fuese respetuosa con los ecosistemas y en consecuencia, cualquier otra que transforme los equilibrios naturales debe ser calificada de contraria a una economía humana. Es esta precisamente la definición sociológica donde se justifica con más claridad la acción política del ecologismo y en donde vemos claramente que no se trata de una ciencia o disciplina que se aboca exclusivamente a "lo natural", sino que es parte integral o más bien holística (totalizadora e integradora) con "lo social", específicamente con relación a las actividades del Hombre en el entorno en el cual se encuentra inmerso y formando parte de él.
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