- Palestina
- Cautiverio en Babilonia (724 – 538 a.C.)
- Palestina colonia persa (538 – 333 a.C.)
- Palestina colonia griega (332-167 a.C.)
- Fuente
Palestina
Provincias de Palestina en el siglo I (Fenicia, Iturea, Galilea, Decápolis, Samaria, Perea, Judea e Idumea)
Geográficamente Palestina, o Canaán, es el nombre que recibe, aproximadamente, el territorio de oeste a este, comprendido entre el mar Mediterráneo y las inmediaciones de la depresión del río Jordán, y de norte a sur, entre algunas zonas del Líbano actual hasta el río Litani y algunas zonas del Néguev, sin incluir el Sinaí.
Políticamente, hasta 1948 la región fue casi siempre parte de algún reino o imperio mayor, y solo excepcionalmente constituyó por sí misma una unidad política independiente.
Históricamente, los hebreos fueron pastores y campesinos monoteístas, descendientes de grupos de lengua semita que emigraron a Egipto, donde fueron esclavizados. Una vez liberados regresaron a Canaán.
La región se caracterizaba por la diversidad étnica y por ser un lugar de paso entre África y Asia. Durante la mayor parte del tiempo la región perteneció a los distintos imperios que dominaran la zona, Egipto, Asiria, Persia, Grecia y Roma.
A la muerte de Salomón el reino hebreo se dividió en los Reinos de Israel al norte y Judá al sur. El primero fue destruido por Salmanasar V, rey del imperio asirio-babilónico en 721 a. C. y el segundo por Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en 587 a. C. Estos imperios al establecer la dominación en estas regiones deportaron a su elite y artesanos a las ciudades importantes de sus imperios.
Luego el rey Ciro II el Grande y sus sucesores fomentaron el retorno de los judíos deportados y controlaron la región como colonias tributarias.
Alejandro Magno conquistó la región en 331 a. C., y durante el llamado período helenístico esta región estuvo bajo el dominio de los lágidas hasta el 197 a. C., y luego de los seléucidas hasta el 142 a. C.
Los judíos se rebelaron encabezados por los macabeos o hasmoneos, y consiguieron gobernar parte del país hasta el 63 a. C. En esa fecha Pompeyo ocupó Judea, conquistó Jerusalén y estableció la dominación romana en Palestina bajo la forma de provincia romana. En los años 70 y 135 los judíos aún rebeldes fueron derrotados y deportados definitivamente.
Cautiverio en Babilonia (724 – 538 a.C.)
Como cautiverio o cautividad del pueblo hebreo en Babilonia se conoce al periodo en que parte del pueblo judío fue forzado a desplazarse desde ciudades palestinas a ciudades asirias. Este desplazamiento sucedió en dos etapas:
En el año 724 a.C., el rey Oseas de Israel volvió a rebelarse contra los asirios, con la ayuda de un rey de Egipto. Esta acción motivó que Salmanasar V rey de Asiria y Babilonia, (727 – 722 a. C.(: marchara contra Samaria, capital del reino de Israel, la sitiara durante tres años, luego la capturara, hiciera prisionero a Oseas y lo deportara a Asiria, llevara cautivos a Asiria a los habitantes de Samaria y de otras ciudades de Israel, y en su reemplazo enviara gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Jamat y de Sefarvaím.
Oseas murió en prisión en Asiria. En esta forma el reino del norte fue aniquilado por las fuerzas asirias.
En el año 589 a. C. siendo rey de Judá Sedecías se negó a pagar el tributo al rey de Babilonia, Nabucodonosor II, motivo por el cual arrasó a Jerusalén, destruyó su Templo y desplazó a la elite judía a vivir cautiva en Babilonia. Otro grupo numeroso se autoexilió a Elefantina, en Egipto.
Así Nabucodonosor II terminó con la independencia de los hebreos. Por su parte el fastuoso Templo de Salomón, el orgullo nacional de los hebreos, fue completamente arrasado.
Este cautiverio terminó con la conquista de Babilonia y la destrucción del imperio caldeo por los persas bajo el mando de Ciro el Grande en el año 538 a. C., quien autorizó a los hebreos regresar a su tierra nativa y dio a Jerusalén un estatuto semiautónomo, como resguardo contra el por entonces nuevamente creciente imperio Egipcio.
La deportación afectó a las clases altas laicas, pero no a los campesinos pobres que eran la mayoría de la población.
La liberación por Ciro significó la vuelta de muchos judíos a Palestina, pero la mayoría de ellos se dispersó por otros países, dando a lugar a lo que se conoce con el nombre de diáspora judía en el exterior, numerosa ya en algunos lugares, como Egipto.
Los caldeos tenían interés en impedir que resurgiera en Palestina un poder político fuerte, y por ello, desplazaron a la clase dirigente capaz de liderar una revuelta. El bajo pueblo, por su parte, no se vio mayormente afectado por estos traslados forzosos de población.
La pérdida de su independencia nacional fue un enorme trauma en la mentalidad de los judíos, quienes como defensa psicológica dieron el paso del antiguo Yahvismo nacionalista a la religión moderna del judaísmo e incubaron las primeras esperanzas mesiánicas. Creyeron que Yahveh los estaba poniendo a prueba para después producir un milagroso cambio en las circunstancias, que traería consigo el final de los tiempos y la imposición del reino judío sobre la Tierra.
A pesar de las circunstancias negativas, algunos hebreos fueron capaces de prosperar durante su cautiverio en Babilonia en posiciones de confianza de los caldeos. Después del final del Cautiverio, cuando Ciro el Grande los autorizó a regresar a la tierra de Israel, una importante comunidad judía prefirió quedarse en Babilonia hasta bien entrada la Era Cristiana.
El destierro de parte de los judíos a Babilonia, los unió tanto en esta ciudad como en Judea, y consiguió que su religiosidad se afianzara. Los judíos en Judá y Babilonia no siguieron los pasos de Israel en su religión, e iniciaron una feroz lucha por preservarla de toda contaminación. Los rabinos y escribas redactaron la primera versión de la Torá, tanto en Jerusalén, como durante su largo exilio en Babilonia.
Ediciones de la Torá
Poco a poco, con tenacidad, esfuerzo y sacrificio habituales, la comunidad judía consiguió atenuar las duras condiciones de la deportación.
Palestina colonia persa (538 – 333 a.C.)
Alrededor de 50.000 hebreos, dirigidos por Zerubabel regresaron a Palestina en el año 538, tras el decreto de Ciro el Grande, pero algunos se quedaron en Babilonia.
Un segundo grupo de 5.000, dirigido por Esdras y Nehemías, regresó a Palestina en el año 456 antes de Cristo.
Bajo el dominio persa, los repatriados se asentaron bajo los gobiernos de Zerubabel, Esdras y Nehemías, y luego de Yehud o Judá, en una pequeña porción del territorio de Palestina, Judea con capital Jerusalén.
La vuelta de la élite a su tierra fue recibida con desconfianza por los judíos que habían permanecido en Judá: fue una élite rica que terminó imponiendo sus puntos de vista políticos y religiosos sobre los agricultores y pastores.
En 530 a.C. concluyeron la reconstrucción del nuevo Templo de Jerusalén que había de sustituir al destruido por los babilonios.
El Templo de Jerusalén fue reconstruido, y los hebreos consiguieron mantener un territorio semiindependiente hasta que fueron dominados por los romanos y dispersados definitivamente.
Templo de Salomón
Templo reconstruido después del cautiverio
Palestina colonia griega (332-167 a.C.)
Filipo de Macedonia, (359 – 336 a. C.) ascendió al trono en el año 359 a. C., había conseguido, junto a los griegos, su época de máximo esplendor, pero ahora se hallaba en decadencia.
Murió asesinado en el año 336 a. C. pero ya había convertido a Macedonia en un gran reino. Bajo su dirección las ciudades griegas se habían unido en la llamada "Liga Corintia" y Europa había creado, por vez primera, una estructura política de alcance universal.
Surgió entonces un hombre, que como Ciro, cambió el ámbito político y cultural del mundo antiguo. Este hombre fue el macedonio Alejandro Magno.
Alejandro Magno (336 – 439 a.C.) con una clarividente fijación de objetivos, accedió al poder a los veinte años de edad y murió a los 33. En sólo 13 años creó un mundo nuevo.
Para vengar las desventuras que, desde los días de Maratón, había venido causando el pueblo persa a los griegos, se propuso como primer objetivo derrotar al imperio persa. Para ello agrupó todas las fuerzas griegas bajo su mando.
En la primavera del año 334 a.C., emprendió la marcha hacia Oriente. Tras cruzar victoriosamente Asia Menor, en vez de proseguir su avance hacia el corazón del imperio persa, giró hacia el sur, y se apoderó de Fenicia y Palestina.
En el año 331 se ciñó en Egipto la doble corona de los faraones, fundó la ciudad de Alejandría, que en épocas posteriores sería el centro más importante de la diáspora judía, y controló toda la costa del Mediterráneo oriental.
Alejandría
Alejandro Magno
Cumplido su primer objetivo Alejandro se propuso otro aún más ambicioso, dominar el mundo entero. Emprendió la ruta del norte, cruzó el Tigris y el Éufrates, derrotó a Darío III, entró sin combatir en Babilonia y se apoderó de Susa, Persépolis y Ecbátana.
En el 333 a.C derrotó a Persia y conquistó Judea.
Logró avanzar al frente de sus tropas, hasta las faldas del Himalaya, pero en el año 324 a. C. tuvo que regresar a Susa. Aquí determinó que 10.000 hombres de su ejército se casaran con mujeres iraníes, para mezclar indisolublemente el reino macedónico con el imperio persa. Él mismo tomó por esposa a una hija del último rey persa Darío III. Murió al año siguiente en Babilonia.
Después de la muerte de Alejandro, sus generales se repartieron los territorios que había conquistado.
Palestina se convirtió en la frontera entre el Imperio Seléucida y Egipto ptolemaico, y llegó a ser parte del imperio seléucida.
El Imperio seléucida (312-63 a. C.) fue un imperio helenístico, organizado por Seleuco, general sucesor de Alejandro Magno. El Imperio seléucida se centró en Oriente Próximo, y en el apogeo de su poder incluía Anatolia central, el Levante, Mesopotamia, Persia, la actual Turkmenistán, Pamir y algunas zonas de Pakistán. Fue un centro de cultura helenística donde se mantuvo la preeminencia de las costumbres griegas y donde una élite macedónica grecoparlante dominó las áreas urbanas.
Imperio Seléucida
Imperio Ptolemaico
Seleuco. Como sátrapa de Babilonia Seleuco, antiguo soldado de la entera confianza de Alejandro se convirtió en punto de partida de la era Seléucida. Dentro de los territorios de Seleuco quedaron las provincias orientales del imperio de Alejandro.
Antíoco, su hijo se apoderó de Siria y en el año 305 a. C. se concedió el título de rey, iniciando así la dinastía Seléucida. En el año 300 a. C. fundó, para su residencia, la ciudad de Antioquía, junto al Orontes. Tanto en Antioquía como en otras ciudades por él fundadas hizo asentar colonias judías. A su muerte, el reino abarcaba Siria, Mesopotamia, Armenia, toda Asia Menor, Tracia y Macedonia.
Seleuco IV Filopátor (187-175 a. C.), sucesor de Antíoco III atendió con sus rentas personales a los gastos necesarios para el servicio de los sacrificios. Pero luego forzado por la miserable situación financiera en que se encontraba, quiso apoderarse de los tesoros del templo. Hecho que desmejoró sus buenas relaciones con el pueblo judío.
La Dinastía Ptolemaica fue aquella fundada por Ptolomeo I Sóter, también general sucesor de Alejandro Magno. Esta dinastía gobernó en Egipto durante el período Helenístico desde la muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C., fecha en que se convirtió en provincia romana. También se la conoce con el nombre de dinastía Lágida, pues Lagos se llamaba el padre (o presunto padre) de Ptolomeo I.
Ptolomeo I estableció la capital de este reino en Alejandría, un pequeño pueblo en aquella época que se transformó en el principal centro comercial e intelectual de la antigüedad.
Esta dinastía adoptó desde el principio las costumbres egipcias y fue una constante enemiga de la dinastía macedonia seléucida.
En algunos momentos de su historia, la dinastía ptoloméica o toloméica, dominó Cirenaica al noreste de la actual Libia, así como el sur de Canaán y Chipre.
Su último gobernante fue la célebre Cleopatra. Tras su muerte y la de su hijo, Cesarión, la dinastía concluyó y Egipto fue anexado por Augusto al Imperio romano.
Moneda de Seleuco I
Ptolomeo I Sóter
Durante este tiempo el judaísmo fue influenciado por la filosofía helenística, en especial la diáspora judía en Alejandría.
Ptolomeo. Tras la muerte de Alejandro Magno, Palestina quedó bajo control de Ptolomeo, sátrapa de Egipto hijo de Lagos, general jefe de la guardia personal de Alejandro, y luego de su dinastía Lágida. Durante este periodo la influencia de la cultura griega comienza a aparecer en Palestina, aunque nunca supuso un peligro para su religiosidad yahvista.
Ptolomeo II Filadelfo (283-246 a. C.) helenizó las ciudades existentes y creó otras nuevas, dando a Palestina una peculiar fisonomía. El punto de apoyo más sólido del dominio lágida en Palestina fue la antigua ciudad portuaria de Akkó, llamada en adelante Ptolemaida en honor del rey. La antigua capital de los ammonitas de Transjordania, Rabat Ammón, pasó a llamarse Filadelfia, en recuerdo del nombre de la reina.
Antíoco III Megas (223-187 a. C.). Conquistó el poder en Antioquía. En el año 224, consiguió arrebatar Palestina a los Ptolomeos e incorporarla a sus dominios seléucidas. Los palestinos apoyaron la invasión deseosos de sacudirse el yugo egipcio.
Para la población palestina este cambio significó un giro político y religioso. Los Ptolomeos se mostraron benévolos con los judíos y sus instituciones. La población judía de Palestina recibió con alborozo el cambio de dominio de los Ptolomeos a los Seléucidas.
En Alejandría los judíos constituían una notable parte de la población y eran muchos los judíos que se alistaban en el ejército. A pesar de ello, Antíoco III fue un hábil político, que supo ganarse la benevolencia de sus nuevos súbditos mediante donaciones para el culto y la suavización de las cargas impositivas.
El helenismo. Alejandro Magno, los Ptolomeos y los primeros Seléucidas no atentaron contra la libertad religiosa de los judíos, sino que incluso le dispensaron un trato favorable.
Con ello comenzaron a desdibujarse las fronteras entre judaísmo y paganismo y las concepciones paganas de la vida a influir con creciente fuerza en la mentalidad judía.
La irrupción de Alejandro Magno en Oriente había puesto en marcha el movimiento cultural y religioso conocido en la historia por helenismo. A través del idioma griego, convertido en lengua universal y unitaria, los países orientales se vieron inundados por la filosofía, la literatura, la arquitectura y las costumbres griegas. Esta influencia desembocó también en el ámbito religioso, en una mezcla de cultos griegos y orientales.
La contraposición entre la religión revelada judía y el evangelio del disfrute ilimitado de la vida que predicaba el helenismo, constituyó un ataque del helenismo al judaísmo. La resistencia judía, se llevó a cabo inicialmente con armas espirituales. La situación cambió cuando accedió al poder, el año 175 a. C., Antíoco IV.
Fuente
http://es.wikipedia.org/wiki/Palestina_(regi%C3%B3n)
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_jud%C3%ADos_en_la_Tierra_de_Israel
http://www.historiarte.net/israel/griega.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Magno
http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_sel%C3%A9ucida
Autor:
Rafael Bolívar Grimaldos