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La Ciudad Indiana, de Juan Agustín García


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    Cuando lo literario, entiéndase este término cuando el modo de hacérnoslo saber es hasta estético,  se inmiscuye con la historia, suelen surgir libros por cierto interesantes. Podemos mencionar algunos: Los tres ciclos chaqueños, Guido Miranda; Muerte y transfiguración de Martín Fierro, de Ezequiel Martínez Estrada, y el que más nos interesa en este caso: La Ciudad Indiana, de Juan Agustín García… Esto dice Juan Agustín García en su libro cumbre, La Ciudad Indiana: "La modesta aldea sudamericana comprueba la relativa verdad de la teoría de Marx. En esa agrupación sin capitales y comercio, que ignora la mercadería, no hay más valores que los creados por el trabajo productor. La tierra es un don casi gratuito, como el aire, el agua, el calor, las fecundas fuerzas naturales. Por sí sola no tiene valor; en cambio es necesario que la violente el esfuerzo humano para que se transforme en riqueza".

    Por cierto, los primeros habitantes se habían dispuesto de una manera concreta en el terreno en el que iría a desarrollarse esa ciudad, así pues, a una manera de resistir posicionados en el espacio, correspondió un modo de posicionarse en el espíritu de todos y cada uno; el paganismo y el cristianismo fueron adosándose hasta tornarse, estas dos entidades totalmente opuestas, en una sola, en las primeras familias rioplatenses y por ende en las que las sucedieran: … "El admirable desarrollo de la conciencia cristiana sufrió una interrupción en el medio americano. La sociedad colonial carecía de ideales. Sus dioses y sus santos se diferenciaban de los que fueron el consuelo del pasado, como las esculturas jesuíticas de las obras de arte primitivos. En medio de toda su rudeza la Edad Media fue desinteresada, noble y fecunda…"

    …"La noción del deber espontáneamente cumplido, base de todo orden social, se deforma en el alma criolla coloreada por el negro, que solo puede concebirla con arreglo a su experiencia, el mandato del amo, sancionado con el látigo, el insulto, la absoluta depresión moral. Su religión, impregnada de paganismo, llena de supersticiones equivalentes de los antiguos dioses, sin su gracia y poesía, se corrompe al contacto del fetichismo africano, y el mandinga negro comparte las infernales tareas con el demonio católico, usurpando su influencia. Es el trastorno de todas las ideas normales. El contagio se extiende libremente, penetra por todos los intersticios como una atmósfera mefítica, enervando los mejores estímulos, inculcando su moral esclava, con su tabla especial de valores que coloca en primer termino todo lo contrario de lo que se estima en los pueblos sanos y bien constituidos"

    Y más adelante nos comunica que…"El desprecio del trabajo es el sentimiento predominante. El concepto feudal de la vida no es adecuado al medio americano que requiere condiciones de actividad y energías especiales. Lo coloca en una situación peligrosa para su moralidad. Si la riqueza es el bien único que trae por si sola la felicidad, todos los medios serán buenos para adquirirla"

    En lo sucesivo a aquellos prístinos años,  se puede repasar la fría pero elocuente historia de la economía de un país, la cual nació desde la creación de la Ciudad Indiana,  lo que se podría decir es más o menos lo siguiente: que "a pesar de la liberalización de 1778, las exportaciones libres implicaban importaciones libres. Careciendo el Litoral de actividades desarrolladas para satisfacer la demanda expansiva y estando la producción  del interior también escasamente desarrollada y a grandes distancias, los productos importados conquistaron rápidamente  el mercado de la región. Así "la elevación de ingresos y la importancia  que iban adquiriendo, las ocupaciones comerciales y urbanas provocó el crecimiento  de la población de las ciudades del Litoral. Tal es el caso principalmente de la ciudad de Buenos Aires que hacia 1850 tenia una población vecina de cien mil habitantes. Tomando el Litoral en conjunto, la población urbana debía representar alrededor del 25 % mientras que el 75% de aquella vivía en zonas rurales".

    …"El proceso de transformación y de crecimiento de la economía del Litoral, con ser notable, estuvo limitado en toda la etapa de transición. A tal punto que la región  siguió siendo escasamente poblada y las condiciones de vida, particularmente de las poblaciones más alejadas de los centros urbanos continuó siendo muy primitiva".

    Tal vez el principal motivo e indicio del pensamiento americano, para decirlo de una manera abarcativa,  era la conquista de una tierra vacía y  virgen,  la soledad y el privilegio en la cual se encontraba no solo eso sino que también el desamparo de las protecciones que en Europa eran comunes. El hombre americano se había parado como un organismo vivo rastrero, los más altos y celestiales ideales de justicia convivirían con los más bajos y viles.

    Ese modo de concebir el mundo, que hoy encontramos entre los hipócritas y los casos de doble personalidad son sino un eco de aquellos días y aquellas llanuras…Tal es así que Alberdi en el  décimo capitulo de La Guerra del Paraguay escribe: "Ningún emigrado dejará la América del Norte o la Australia, por los países del Plata, a pesar de la inmensa superioridad de éstos últimos, si su vida ha de estar a merced de los asesinos y su propiedad a la discreción de  los ladrones".

    …Esa argumentación no era del todo errada, ya ciertos viajeros como  Moussy y Parish ya habían hablado de la situación por estos lares, es decir de tierras vacías en donde el estancamiento y barbarie  era grande. Por aquí no se habían desarrollado las condiciones tecnológicas propicias, las cuales serian imprescindibles, más que nada desde la segunda mitad de ese siglo en lo que atañe a la industria frigorífica; ni mucho menos se había logrado conseguir buenos capitales ni mano de obra para llevar a cabo el desarrollo de toda una zona.

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